AGROAGRESIÓN
Tito Ortiz.-
Vaya por delante que, el primero que se solidariza con los agricultores y sus justas reivindicaciones, soy yo. El primero en comprender la insoportable situación del campo en todas sus actividades, soy yo, y el que se solidariza con ellos para que políticos y magnates les hagan caso, también soy yo, aunque algunos ejemplos de la tractorada granadina, dejaron mucho que desear, hasta el punto de que, los mismos granadinos y granadinas que por la mañana, desde los balcones y las aceras aplaudían la manifestación, por la tarde maldecían en arameo a ganaderos y agricultores con el mismo ímpetu mañanero. En toda España se están manifestando los hombres y mujeres del campo, y en ningún sitio se han prolongado las movilizaciones hasta la media noche, y mucho menos, se han puesto en riesgo vidas humanas, y eso fue lo que ocurrió aquí la semana pasada.
Si se pide permiso para manifestarse oficialmente con trescientos cincuenta tractores, no es necesario que sin autorización ni previsión, se doble esa cantidad, ni salirse del recorrido, cuando el impacto mediático y social ya se ha conseguido. Si se obtiene un permiso para la ocupación de la vía pública desde primeras horas de la mañana, hasta las dos de la tarde, es una aberración de los organizadores que, a las diez de la noche todavía no hayan abandonado la ciudad. Si se pacta la exclusiva ocupación de una de las dos calles de la autovía, para permitir que por la otra circulen las criaturas que van a su trabajo o donde les plazca, no hay que ocupar los dos carriles y en ambos sentidos, para sembrar el caos más absoluto, impidiendo que algunos trabajadores no pudieran llegar al tajo, porque estuvieron hasta cuatro horas retenidos contra su voluntad, en la autovía o en la circunvalación. Lo mismo les ocurrió a los que iban al hospital, incluidas algunas urgencias.
De lo visto en Granada, hay que buscar a los culpables y ponerlos a disposición judicial. Fue muy sorprendente observar como a medida que avanzaba la tarde, los bares y cafeterías cercanos al recorrido oficial de la manifestación, se iban llenando de buenas gentes, que al rato rebozaban de alegría en sus cuerpos, y que henchidos por el éxito de crítica y público, llegaron incluso a enfrentarse con la policía, por un atropello que afortunadamente no tuvo mayor trascendencia, pero claro, es que ya a esas horas, algunos estaban en la fase de exaltación de la amistad. En mi opinión, a esas horas, en concreto, ocho después de la hora autorizada para que hubiera terminado la manifestación, la cosa pasaba de castaño oscuro.Había gente que no podía llegar a su domicilio, del que había salido de madrugada para no coger el atasco, que de todas formas sufrió.
Insisto en que estoy del lado de los agricultores y ganaderos, y que me tienen a su lado para abanderar estas justas reivindicaciones, que los hacen trabajar en régimen de semi-esclavitud, pero la manifestación de Granada se les fue de las manos y, el que paga los productos un quinientos por cien más caros soy yo.