domingo, 26 de enero de 2025

 


MIGUEL QUIRÓS

 

Tito Ortiz.-

 

He de confesar que, en esto de la música moderna me quedé anclado en los años sesenta del siglo pasado. Ahora hay muchos músicos que tocan de oído, pero entonces, se requería una formación más sólida para actuar en un conjunto “Músico Vocal “de la época. En los recuerdos de mi infancia y juventud están -por ejemplo- “Edwuard y Los Wyundis”, granadinos hasta los tuétanos que, durante dos décadas hicieron la música de su tiempo, como correspondía a su juventud, pero con una base de conocimientos, que hoy echo de menos en otras formaciones.

A principios de 1961 Los Windys son los hermanos Sánchez Medina, Carlos (guitarra), Fermín (bajo y contrabajo), Álvaro (trompeta) y Javier (piano). A ellos se les une Francisco Guardia en la batería y un muchacho de Jaén que estudia en la universidad granadina, Eduardo López-Huertas, como cantante. En realidad, varios de ellos son universitarios y proceden de la tuna. El sexteto comienza a actuar en distintos locales de la ciudad, haciendo sobre todo música melódica, al estilo de las orquestinas de la época. En 1962 tocan en la inauguración de los Jardines Neptuno, de mi amigo Garrido, y se convierten en el conjunto más famoso de su ciudad. Álvaro y Carlos marchan a Madrid y abandonan el grupo para ser sustituidos por Miguel Quirós (saxo y clarinete) y el guitarrista Pepín Martín. Con esta formación renovada se les presenta la ocasión de actuar en TVE. Así comienza una proyección nacional, que no tendría mayor recorrido, dado su apego al terruño, que sin salir de aquí les permitía compaginar otras actividades. Memorables eran sus actuaciones cada tarde de domingo, en el hotel Nevada Palace de la calle Ganivet, o en Corpus en la Caseta de La Renfe en el Paseo del Salón, sin olvidar el Real Aeroclub de la Acera del Casino.

QUIRÓS PAREJO

Pero aquel chico que entró de saxo y clarinete en Los Windys, estaba llamado, dada su formación académica. A otras aventuras musicales de mayor calado a nivel nacional e internacional. Miguel Quirós Parejo, entró en el conservatorio de Granada siendo casi un niño, siguiendo en el Conservatorio Superior de Música de Navarra, el Conservatorio Superior de Música de Córdoba, el Conservatorio Superior de Música de Sevilla y el Real Conservatorio Superior de Música de Madrid, consiguiendo en todos ellos las más altas calificaciones, así como premios extraordinarios en las disciplinas de Música de Cámara y Oboe. Muy joven, ganó el certamen de vientos organizado por Juventudes Musicales, lo que lanzó su carrera. En 1960, accedió a la banda municipal de música de Granada y, siete años más tarde, se integró en la plantilla de la banda sinfónica municipal de Sevilla, formación de la que ocupó el puesto de subdirector. Asimismo, en el terreno orquestal, cabe destacar su pertenencia como oboe solista a la Orquesta Bética de Cámara de Sevilla, la Orquesta de Cámara Reina Sofía o la Orquesta Sinfónica de Madrid, colaborando frecuentemente con formaciones como la Orquesta Nacional de España, la Orquesta Filarmónica de Madrid o la Orquesta Sinfónica de RadioTelevisión Española. Esto le ha llevado a realizar conciertos por toda Europa —en prestigiosas citas musicales de ámbito nacional e internacional—, así como a efectuar multitud de registros discográficos, para Radio Nacional de España, Televisión Española y Canal Sur.

Como granadino y buen músico, junto a Dámaso García Alonso, Ramón Jurado, José Luís Kastiyo y Jesús López Cobos -entre otros- fundó aquí Juventudes Musicales, producto de las inquietudes vertidas en unas reuniones informales que los mencionados, llevaban a cabo para esta tarea en un kiosco de prensa de Puerta Real.

TRAYECTORIA CUM LAUDE

De trato sencillo, afable y cariñoso, su currículum alcanza cotas de excelencia en lo musical y lo personal. A lo largo de su trayectoria, ha fundado conjuntos como la Joven Orquesta de Cámara de Granada, en 1989, o la Orquesta Sinfónica del Conservatorio Superior de Música de Granada, en 1990; de ambas formaciones fue su primer director titular. Al año siguiente, participó en el Festival Europeo de Orquestas Jóvenes "Eurochestries", que en aquella edición se organizó en Málaga. Asimismo, en 1994 realizó una gira de conciertos por Alemania, al frente de la Orquesta Sinfónica del Conservatorio Superior de Música de Granada y, en 2001, fue invitado a dirigir la Joven Orquesta de Castilla-La Mancha.

En el ámbito pedagógico, destaca la labor realizada a través de numerosas clases magistrales impartidas por toda España, así como profesor de oboe en el Conservatorio Superior de Música "Manuel Castillo" de Sevilla, el Conservatorio Superior de Málaga y el Real Conservatorio Superior de Música "Victoria Eugenia" de Granada. En este último centro, fue director durante una década, comprendida entre los años 1992 y 2002. Pero lo mejor de Miguel Quirós es, encontrárselo paseando por el centro de Granada, tener la oportunidad de estrechar su mano, darle un abrazo y, gozar durante un rato de su presencia y conversación, siempre atinada en lo cultural y musical. Es un músico excepcional, que ha dedicado toda su vida profesional a engrandecer el pentagrama, del que no hay que olvidar su faceta de compositor, menos conocida, pero complementaria a toda su actividad docente e interpretativa. De su valía como solista, no me resisto a contarles una anécdota vivida en primera persona por este cronista. Cuando se inauguró Canal Sur en Granada, hubo algunos granadinos que, en ese momento, estaban en el extranjero por razones profesionales Uno de ellos era Miguel Ángel Gómez Martínez y en cuanto llegó a España, fui a entregarle una placa de Fajalauza en agradecimiento por su mensaje inaugural a la cadena andaluza. Gómez Martínez estaba en el teatro Cervantes de Málaga, ensayando un concierto dedicado a Falla. Cuando le hice entrega del recuerdo, me dijo: No te vayas que vas a saludar a otro amigo de Granada. Por la puerta entraba Miguel Quirós, que iba a participar en el concierto como artista invitado. Doble satisfacción para este cronista.

domingo, 19 de enero de 2025

 


LAS CALDERERÍAS

 

Tito Ortiz.-

 

En la frontera natural que separa el Albayzín de la Granada moderna, hay dos calles muy antiguas, de antes de la reconquista, que deben su nombre al gremio de artesanos que las poblaban. Aquí los caldereros que trabajaban el metal, tenían sus talleres y fraguas junto a sus viviendas. La Calderería Nueva comprende el acceso desde la calle de Elvira, hasta la placeta de San Gregorio Bético y, en aquellos años cincuenta del siglo pasado, aunque ya no había ni rastro de los antiguos caldereros, estaba poblada por una serie de tiendas al paso de los vecinos, que incluían las viviendas de los tenderos.

Al inicio de la cuesta, recuerdo en la esquina de la izquierda, la panadería de Ana que, si al salir de ella tomabas dirección a la calle de Elvira, podías refrescarte en el famoso Pilar de El Toro, que, por aquellos años, fue trasladado a la Plaza de Santa Ana, donde hoy luce para las fotos de turistas y viandantes. Este pilar daba también su nombre a la Droguería existente al inicio de la calle y, a la posada que existía enfrente. Siguiendo la cuesta, que ahora llaman la calle de las teterías, estaba la tienda de confecciones de María, con artículos para todos los bolsillos y una joyería relojería, con precios asequibles a la vecindad. A mitad de la Calderería Nueva, Pepico exponía invadiendo la calle, una batea enorme con papas nuevas y de la sierra. Algo más arriba y a la izquierda estaba Félix, que vendía galletas María, embutidos y leche del día, de vaca y cabra de Puleva en botella de cristal, el mismo envase que se utilizaba para los batidos de chocolate o vainilla, y que luego había que llevar vacíos para que te dieran los nuevos rellenos.

Pasando el transformador de la luz que daba al callejón del Correo Viejo estaba la carbonera que, como su propio nombre indica, vendía carbón, cisco, picón y petróleo por litros para las modernas hornillas. Enfrente estaba “Manolico”, con los canastos de fruta y verdura en la puerta, ayudado por su mujer, a la que dios solo le concedió la virtud de traer niñas al mundo, con las ganas que tenía Manuel de tener un futbolista. Siguiendo en ascenso y en la esquina de la Cuesta Marañas había una acreditada pastelería, cuya familia progresó con el tiempo y pudo bajar a La Gran Vía para inaugurar la cafetería Olimpia. Enfrente estaba Garzón, con los sacos de legumbres en la puerta y los bacalaos colgados del techo. En el mostrador nunca faltaba una caja redonda de madera, repleta de arenques. En la puerta de al lado, la pastelería “La mallorquina”, y enfrente “El Vesubio” la tienda de caramelos al peso, junto al maní a granel y las pipas con sal. La Calderería Nueva finalizaba al entrar en la placeta de san Gregorio con la churrería de la familia Ferrer que, cuando finalizaba de hacer los “tejeringos”, comenzaba a freír las patatas más ricas de los contornos.

CALDERERÍA VIEJA

Esta calle comienza en la placeta de San Gil, con la entrada al patio de Los Hospitalícos de Agustinos Recoletos, lugar en el que Don Andrés Manjón y más tarde su sobrino, dejaban el burro en el que bajaban del Sacromonte, mientras hacían sus gestiones por el centro. A la derecha la relojería de Pepe, la barbería de Paco, la aparadora que ponía cremalleras, cosía bolsos, reparaba las carreras en las medias de seda y de cristal, y reponía los botones metálicos de los uniformes. Siguiendo el ascenso, la perfumería que vendía colonia a granel, la imprenta papelería de “Pepín” y Pepe el de las papas fritas. Y de esta forma llegamos a mitad de la calle con la placeta del Corpus Crhisti y la puerta tapiada de lo que siglos atrás fue entrada principal al convento. Y avanzando en la Calderería Vieja, Antonio “El Jorobao” que alquilaba tebeos, los cambiaba y vendía a escondidas preservativos de estraperlo. Frente a él, otro Antonio, éste venido de Diezma arreglaba zapatos y, en su mismo local, cada año por cuaresma, se repartían los hábitos de la Hermandad de La Aurora, donde su sobrino era mayordomo. En el portal de al lado, Antonio el tapicero, rellenando de crin los asientos de sillas y butacas. Enfrente el bar de los hermanos, frente a la casa de La Parra, una corrala de vecinos con un patio enorme, donde José García Osuna, propietario de “Casa Ninguno”, mataba los cerdos cuyos manjares vendía al otro lado de la calle, con aquellos excelentes “chicharrones” de imborrable recuerdo. Con el tiempo, agrandó el negocio y lo trasladó al final de la calle, en la confluencia de las dos Caldererías, en cuyos escaparates y por estos días, con motivo de la olla de san Antón, revestía a los cerdos con trajes castizos, alrededor de una lumbre de papel de celofán rojo, donde aparentemente cocía en un perol todos los ingredientes de tan rico manjar granatensis. Pasados los años, fui a entrevistarlo a su flamante supermercado del barrio de Los Pajaritos, recordamos juntos aquellos años cincuenta y sesenta, cuando estaba iniciando el negocio en Las Caldererías y me enseñó la extraordinaria colección de gorros militares que tenía en su despacho. Junto al patio de La Para, estaba la “Mamamía” una mujer que se dedicaba a criar los hijos de otras mujeres que no podían atenderlos. Al otro lado de Calderería Vieja, estaba Manolo el de las novelas, que las alquilaba o cambiaba. Eran todas del FBI o de Marcial La Fuente Estefanía, también vendía hilos, encajes, botones, agujas y alfileres, imperdibles y presillas. Aquellas gentes humildes y sencillas de las dos caldererías, conformaban la frontera natural entre el Albayzín y Granada.

domingo, 12 de enero de 2025

 


MIGUEL: UN LUJO DE GRANADA

 

Tito Ortiz.-

 

Conocí a Miguel Rodríguez-Acosta y Carlström, en el taller de barnizado que mi padre tenía, en la calle Cuartelillo del campo del Príncipe, junto al hospital militar. Hasta allí bajaba en compañía de su decoradora, a la que mi padre temía como una vara verde, por su severidad y exigencia en los trabajos que le encargaba, sobre todo, a la hora de elegir la tonalidad exacta del barniz a emplear, ya fuera en una centenaria mandolina, un vargueño de taracea o, una nueva librería para el Carmen de La Fundación. Lo de lanzar el barniz a pistola era pecado, ni tan siquiera a brocha, los muebles había que barnizarlos a mano, con muñequilla de algodón y con goma laca, nada de emplear tapa poros, ni otros barnices modernos. Solo una vez, permitió cambiar la delicadeza de los barnices históricos hechos por mi padre, hacia uno más resistente. Fue cuando tuvimos que barnizar la baranda torneada exterior de su carmen albaycinero. Ahí sí pudo convencerla mi progenitor de que, lo interesante para mantenerla bien barnizada a la intemperie, era utilizar el mismo barniz que empleábamos en las cubiertas de madera de los yates. Hubo acuerdo y un resultado excelente.

A todas esas conversaciones, Miguel asistía con la educación exquisita que siempre le caracterizó, el tono de voz adecuado y, la cercanía afable de quién pudiendo, nunca se dio la importancia que le correspondía por formación y posición, ante un humilde barnizador que, dicho sea de paso, era un artista en lo suyo, de lo contrario, nunca hubiera trabajado para don Miguel, como él le llamaba.

A partir de ahí, y ya ejerciendo el periodismo, tuve la oportunidad de entrevistarlo en varias ocasiones. La última fue para Canal Sur TV en la sede de La Fundación y en presencia de Enrique Gámez. Hablamos del importante mecenazgo que allí se realizaba, becando a jóvenes artistas durante meses, cuyos trabajos eran exhibidos en una exposición final de curso. De la acreditada medalla de la Fundación, una presea codiciada por muchos y, entregada a personajes insignes de la cultura y las bellas artes. Del legado de Gómez Moreno y las visitas guiadas.

BANCO DE GRANADA

 

A mediados de los años setenta, cuando Miguel Ángel Revilla Uceda me llamaba a la redacción de Patria, yo ya sabía que algo bueno se cocía en las actividades culturales que se llevaban a cabo, en el auditorio y sala de exposiciones del Banco de Granada en la Gran Vía, con la inspiración de Miguel. Allí asistí a grandes conciertos y no menos importantes exposiciones. Por mencionar alguna, recuerdo con especial cariño la protagonizada por el grupo “El Paso”, que Miguel consiguió reunirlos en Granada, tras años de separación. El Paso fue un colectivo de artistas fundado en febrero de 1957 en Madrid, siendo el grupo de mayor relevancia en la configuración y definición de la vanguardia española de posguerra. La procedencia de sus componentes era diversa, siendo Manolo Millares nacido en Las Palmas de Gran Canaria, Antonio Saura en Huesca, Rafael Canogar en Toledo, Pablo Serrano en Crivillén (Teruel), Manuel Rivera en Granada, Antonio Suárez en Gijón (Asturias), Juana Francés en Alicante, Manuel Viola en Zaragoza y el crítico José Ayllón en Tarragona. Solamente eran de Madrid Luis Feito y Manolo Conde. Se produce así una confluencia en la que se ve un paralelismo con la procedencia dispar y su encuentro en Madrid de los componentes de la llamada Generación del 98. Juana Francés fue la única mujer artista de El Paso.

Asistimos a aquella presentación, Pepe Ladrón de Guevara por Ideal, y yo por Patria y la Hoja del Lunes, y todavía no contengo la emoción de estrechar la mano de aquellos iconos de las artes, a excepción de manolo Millares que ya había muerto, pero que estuvo representado por su viuda. Verlos a todos reunidos en Granada, y poder escuchar la voz rota de Viola, hablando de aquellos años cincuenta en Madrid, es un placer inolvidable y, todo gracias a Miguel Rodríguez- Acosta, que nunca escatimó esfuerzos para traer a Granada, lo más granado de las artes y la cultura.

TALLER DE GRABADO

Otro hito importante en el mecenazgo de Miguel con Granada, fue la creación del taller de grabado de la Fundación, por el que pasaron los mejores profesores internacionales, y que nos permitió ver la sorprendente creatividad de artistas locales como, Manini Gómez de Cisneros o Dolores Montijano, además de la japonesa Teiko Mori, artista de proyección mundial, entre otros muchos. Miguel siempre utilizó sus contactos en el mundo de las bellas artes, para hacerlos verter sobre Granada, en ocasiones, descuidando su faceta como pintor, grabador e ilustrador. Aquí pudimos ver antes que, en otros sitios, exposiciones de Daniel Vázquez Díaz, Picasso, Marc Chagall, Manuel Ángeles Ortiz, entre otros muchos–. Desde los años ochenta se amplió la temática de estas exposiciones también al arte histórico, siempre bajo la premisa de la calidad estética y científica, con los excelentes resultados obtenidos, por ejemplo, en las muestras dedicadas a Ramón Pérez de Ayala y las artes plásticas, Gitanos: pinturas y esculturas españolas, o Paisajes de Granada de Joaquín Sorolla, entre otras. En no pocas ocasiones estas exposiciones han sido exhibidas, además de en Granada, en Madrid o en otras ciudades españolas, y a veces han itinerado fuera de España, como en el caso de las dedicadas a El arte de la ilustración –Londres, Amsterdam, Santiago de Chile, Mar del Plata– o a Manuel de Falla –Múnich, París, Lisboa, Copenhague.

Necesitaría más páginas de este mi periódico para seguir hablando de Miguel, pero mejor dejar que hable su obra en Granada, que con el tiempo deberá reconocer a quién tanto ha hecho por ponerla en el mapa del arte y la cultura. A fin de cuentas, Miguel es… irreemplazable. Granada acaba de contraer una deuda histórica con él.

domingo, 5 de enero de 2025

 


ADIÓS BISIESTO

 

Tito Ortiz.-

 

Dije hace muchos años y, lo mantengo gracias a los trienios de experiencia cumulados, que los años bisiestos traen un cenizo más que comprobado. El “malarate” de contar con un día más en febrero, no trae más que desgracias con un cúmulo de mala suerte, tan solo comparable con las siete plagas de Egipto. No hay más que echar un vistazo a todo lo negativo que ha ocurrido en el año que, por fin se ha ido, para comprobar lo nefasto de su discurrir en el que abundan la mala suerte y un “marramo” de altura superior. Basta con echar un vistazo a, la larga lista de los que han muerto en los últimos doce meses, para darse cuenta de la mala leche con la que nos ha tratado 2024, de infausto recuerdo.

A Ucrania, Israel, Palestina y Líbano, se unen -por ejemplo- nuestra aciaga Dana, la vuelta de Donald Trump a la Casa Blanca, las malévolas intenciones de Putin, la ambigüedad de China, la célula durmiente – cada vez más despierta- de Corea del Norte, la ingobernabilidad de Corea del Sur, la resistencia de Maduro en Venezuela o, el aumento sistemático de la pobreza, que arroja cifras vergonzantes para todos los políticos, de las personas que duermen en la calle, sin tener que llevarse a la boca. En los campamentos de refugiados mueren los niños por congelación, junto con el rebrote de enfermedades epidémicas que ya habíamos dado por extinguidas. El mundo está del revés y, lo peor es que, lo estamos haciendo nosotros sin tener en cuenta la herencia que estamos dejando a nuestros nietos, porque a base de tanta desgracia que abre los telediarios y las páginas de los periódicos, nos hemos inmunizado de tal forma que, nuestra capacidad de asombro ha desaparecido, y con ella, nuestra capacidad de respuesta.

ANDANDO POR CASA

Por aquí no van mejor las cosas. Granada sigue en vía muerta para muchas cosas y, algunas no progresan adecuadamente, pues no hay más que ver el asunto de los raíles. Tenemos el único metro del mundo que se para en los semáforos, y del tren ya ni hablamos o mejor sí. Les cuento: El pasado sábado 21 de diciembre iba yo en el AVE de las 15,06 a Madrid, cuando de repente, entre las estaciones de Antequera y Antequera AVE, el tren se detuvo en mitad del campo, como en tierra de nadie, y comenzaron a pasar los minutos. A la media hora, llamé por teléfono a Renfe y un señor muy amable me dijo que no me preocupara, que lo que estaba pasando es que el tren tenía un problema en la megafonía. Yo deduje que también se habían quedado mudas las personas de servicio en el mismo, porque por allí no apareció nadie que nos dijera el motivo de estar parados en barbecho. Pasados cuarenta y dos minutos, el tren se puso de nuevo en marcha sin que nadie se dirigiera a nosotros. Así que como no me había quedado satisfecho, con la explicación que me dieron al teléfono, tiré de agenda y me puse en contacto con un amigo que me dijo la verdad del asunto. Mí tren se había parado en mitad de la nada casi tres cuartos de hora, porque tenía que darle paso a otro que venía de Málaga. Hasta en eso nos ganan los malagueños, cuando hay que parar un AVE, detienen en un páramo al de Granada, ellos van de bulla. Había que escuchar en el vagón a los pasajeros que tenían que enlazar con otros trenes en Madrid. Juraban en arameo y me parece poco.

El mundo está del revés y, a nosotros, nos toca siempre la cruz de la moneda. Las noticias que nos rodean son tan aciagas y, nuestras vidas tan justas para llegar a final de mes que, ya hemos instituido al pobre con nómina. Es decir, persona que tiene trabajo, pero entre el alquiler y la comida, tiene que elegir si pone la calefacción o, por el contrario, se echa tres mantas encima en el salón de su casa para ver la tele. Lo que vemos y leemos es tan kaskiano que, el otro día, después de leer el periódico, me puse como loco por la casa buscando mis gafas. Del salón a la cocina, del dormitorio al despacho, hasta bajé al garaje por si me las había dejado en el coche, pero cual no sería mi sorpresa, cuando entré en el baño y al mirarme en el espejo para maldecir mi sino y mi memoria, me di cuenta de que las llevaba puestas.

LA CABEZA EN OTRO SITIO

El asunto no es baladí. La vida normal de alguien medianamente pensante, se convierte en toda una suerte de ver el mundo al revés. El ejemplo de las gafas perdidas sobre la nariz, se puede aplicar a otros muchos que nos ocurren con frecuencia, cuando no estamos en lo que estamos. Buscar las llaves y no encontrarlas está a la orden del día. Lo mismo que pasarse la estación en la que te deberías haberte apeado del metro o, cruzar una calle por sitio indebido, con la mirada en el teléfono móvil mientras chateas. El mundo está del revés y nosotros lo estamos haciendo así. Hay algunos que incluso, ya se han apeado de él. En un pueblo del cinturón, la directoria de un colegio de primaria, les ha prohibido a los niños jugar al fútbol en el recreo porque -según ella- eso fomenta el machismo. La señora ignora que mi nieto, que juega con los alevines del Granada, tiene compañeras en su equipo. También desconoce que, España es campeona del mundo de fútbol femenino. Y en Cataluña, una minoría está en contra de los toros, aunque la ley permite las corridas, pero mantienen los toros embolados que, causan más muertos que los que mueren en el ruedo. El mundo está del revés.