domingo, 18 de mayo de 2025

 


MÍ PRIMERA COMUNIÓN

 

Tito Ortiz.-

 

Estamos en el mes de las comuniones, como queda patente cada domingo a las puertas de las iglesias, donde niños y niñas arropados por una legión de familiares, toman la sagrada forma por primera vez y, me asombra lo que veo tan distinto a los años en que yo la tomé. Ahora la primera comunión se ha convertido en una fiesta social a la altura de una boda, y en ocasiones, hasta algo más. Lo primero que me llama la atención es, ver a señoras con largos vestidos de fiesta, como si de fin de año se tratara, algo que el protocolo dice que no es correcto, pero parece que la cosa se impone.

También llama mí atención el número de comensales a la mesa, en restaurantes que confiesan tener las reservas desde el año anterior, con un menú de, Coktail de entrada, tres platos, postres, bebidas de todas clases, tarta protocolaria, y después, baile con barra libre, algo que en mis tiempos era del todo impensable, por muy adinerada que fuera la familia del que ha recibido la Eucaristía por vez primera. Por eso me pregunto si esto de hacer la primera comunión también se nos habrá ido un poco de las manos.

Conste que no lo censuro, solo que en comparación con lo que pasaba en mis tiempos, se me antoja una exageración. Pero bien lo sabe Dios que, si esto es lo que hay que hacer en la actualidad, no seré yo quien le ponga pegas. Que cada cual haga de su capa un sayo, que está en todo su derecho.

EN AYUNAS

Yo vine al mundo a principios de los cincuenta y, fui bautizado en Santa Ana, donde mis padres habían contraído matrimonio un año antes. Así que allí fui bautizado en una ceremonia íntima, a la que mi madre no asistió, por estar convaleciente aún del parto como buena primeriza y, porque en aquellos tiempos, era de natural la costumbre que, el bautizo se celebrara con la presencia del padre, los padrinos y un número reducido de familiares, que no invitados, como también ocurre ahora. Allí también fui confirmado por el padre Nicolás, después de asistir a varias sesiones preparatorias a tal efecto, en cuyo acto litúrgico me sorprendió que me dijera: Y para que te acuerdes del Papa de Roma…Toma, dándome una especie de caricia en la mejilla.

Mi preparación para tomar la primera comunión fue durante todo un curso, primero en el colegio y después en la propia iglesia, que en esta ocasión fue la de San Andrés, en la calle de Elvira, que era la que correspondía a mí colegio del Zenete. El día anterior fui confesado y además prometí bajo pecado mortal, no ingerir alimento alguno durante toda la noche y hasta después de comulgar. Yo era un niño de apariencia enclenque, blanquecino, que todavía tomaba cucharadas diarias de Calcio 20, así que el sacrificio fue grande, pero lo cumplí, a pesar de que algunos de mis compañeros, cayeran redondos al suelo durante la misa, debido al ayuno impuesto por la iglesia, pero las órdenes entonces eran esas y yo las cumplí a rajatabla.

Finalizada la ceremonia, mis padres se apresuraron todo lo que pudieron por, llevarme a la plaza de Bibarrambla, y en compañía de mi abuela Juana y mi hermano Falo, nos tomamos un chocolate con churros, antes de que a mí me diera un bitango, merced al ayuno forzoso desde el día anterior, y ahí finalizaron todos los fastos concernientes a mi primara comunión, que no discernían mucho de los de mis compañeros de la época.

FOTO DE ESTUDIO

Acto seguido y siguiendo la costumbre de entonces, nos dirigimos a la calle Ancha de La Virgen a, “Foto Hergo”, donde mi tío Ñoño había apalabrado con el dueño una sesión de fotos para la posteridad. Allí durante un buen rato, junto a un pedestal de escayola, me hicieron varias instantáneas de las que días después se eligió la que más me favorecía, dado mi estado famélico.

Como yo me había resistido a vestir para la ocasión de marinerito, como era lo habitual, me compraron el traje en “Almacenes Los Muñecos”. Un esmoquin blanco con pajarita a juego, un misal de comunión con las pastas de nácar y un centenar de recordatorios para las propinillas, junto a un rosario y cruz a juego, eran todos los complementos.

Del estudio fotográfico tuvimos que salir corriendo, bueno eso hubiera querido yo, mejor a toda la prisa que yo me podía dar, porque los zapatos de comunión me estaban matando, y yo tenía la sensación de que llevaba los pies metidos en dos copas de coñac. El asunto fue que mi tía Sensi que trabajaba en una fabrica de calzado que había en el Cañaveral, se empeñó en regalármelos, así que un buen día se presentó en casa con unos cartones para tomarme las medidas. Descalzo me dibujó los pies a modo de plantillas, pero faltaban algunos meses para la comunión. Se conoce que en ese tiempo mis pies crecieron, sin tener oportunidad de probármelos antes, puesto que me los llevó el mismo día cuando me estaban vistiendo. Ya para ponérmelos, tuvieron que usar un calzador y mucha fuerza, pero conforme fueron pasando las horas, ellos iban notando que yo andaba raro, pero me decían… ¡No te preocupes que eso es hasta que los domes! La única forma de domarlos fue tirándolos a la basura en cuanto llegamos a casa, mientras mí abuela me daba unas friegas de alcohol en los pies, para recuperar la circulación, mientras sonaba Juanito Valderrama en los discos dedicados.

En fin, yo no digo que lo mío sea lo normal, pero que en el término medio está la virtud… Estoy seguro.

domingo, 11 de mayo de 2025

 


ESTO ES UN NO PARAR

 

Tito Ortiz.-

 

Comenzó 2025 con la fiesta de La Toma de Granada, siguió con Los reyes Magos, San Cecilio, Carnaval, La Cuaresma, Semana Santa, El Día de La Cruz y, héteme aquí, dispuesto a Celebrar El Corpus -a la vuelta de la esquina- sin olvidar El Cinco a Las Cinco, cuyo cumpleaños de Lorca, viene precedido de una serie de actos ya comenzados que, en esta edición prometen mayor brillo y esplendor a la memoria del poeta que puso a Granada en el mapa del mundo.

Si a todo esto añadimos la gran cantidad de conciertos, exposiciones, conferencias y presentaciones de libros, entremetidos en el mismo calendario, la actividad cultural de nuestra ciudad mantiene una oferta difícil de superar en su entorno. Es por ello que, se me antoja la posibilidad optimista de que seamos una buena candidatura para la Capitalidad Cultural de 2031, incluyendo en el dosier alguno de nuestros pesos pesados como por ejemplo, el Festival Internacional de Música y Danza, o nuestro folklore único y auténtico del Sacromonte, con los bailes rituales de la boda gitana, sin escatimar esfuerzos para presumir de que fue esta ciudad la que en 1922, con la flor y nata de la intelectualidad de la ápoca, incluso a nivel internacional, puso al Flamenco en un pedestal, organizando el Primer Concurso de Cante Jondo de toda la historia.

A Granada le sobra historia, patrimonio monumental y creativos de todas las artes, para sustentar una candidatura tan sólida y rica en variedad, suficiente para que al jurado que tenga que decidir la capitalidad, le tengan que suministrar algunas grageas de Okal, o en su defecto, Calmante Vitaminado. Lo que se encuentra aquí no existe en otro lugar y las excelencias de la belleza de nuestra tierra viene siendo cantada desde hace siglos, por viajeros de todo el mundo que, al descubrirnos, quedaron prendados para siempre.

A LEER

Hace dos días que podemos disfrutar en La Carrera y Puerta Real de la edición 43 de nuestra Feria del Libro, y hace cien años se dio la feliz coincidencia de que, en tres ciudades tan distantes entre sí como Barcelona, Salamanca y Sevilla, nacían tres niñas que, con el tiempo, se convertirían en tres de las más destacadas autoras de nuestra literatura. Así, esta edición de la Feria del Libro de Granada quiere rendir homenaje, a través de las figuras de Ana María Matute, Carmen Martín Gaite y Julia Uceda, al valioso legado de las mujeres que han hecho de la literatura española un territorio más rico y plural. No fueron tiempos fáciles los que enfrentaron estas autoras. Sin embargo, con su coraje pudieron colocarse en la vanguardia creativa, siguiendo la estela de las escritoras del 27 y antes que ellas de Carolina Coronado, Gertrudis Gómez de Avellaneda o Emilia Pardo Bazán, así como de otras que compartieron generación con nuestras homenajeadas, como Gloria Fuertes, Francisca Aguirre o Josefina Aldecoa, entre otras.

La exposición de la Feria, patrocinada por la Fundación Caja Rural Granada, se centra en el legado de las autoras españolas de los años 50. Además, se ha programado un ciclo documental específico sobre escritoras y editoras, que incluye el estreno de “Mujer, papel y tijera”. El habitual programa “Lecturas Violetas”, promovido por el Área de Igualdad del Ayuntamiento de Granada y pionero en las ferias españolas, se refuerza este año con una treintena de actos que tendrán lugar en los distintos pabellones de la Feria, así como en espacios como el Instituto Andaluz de la Mujer o la Biblioteca Provincial de Granada. También contaremos con la participación del Teatro de la Abadía, que, gracias al Instituto Cervantes, realizará una lectura dramatizada de una obra de Carmen Martín Gaite.

Tenemos una feria del Libro de primer orden que debe servirnos de apoyo a nuestra candidatura.

CONSTANTIA

Consistencia, constancia, estabilidad son las principales traducciones de "constantia" al español. También puede ser la cualidad de estar con alguien sin moverse, pero todo el significado le cuadra a la Asociación Musical San Isidro de Armilla, que ha recuperado catorce marchas importantísimas en su último disco que lleva ese título y, en el que ha grabado por primera vez, obras de Elías Santiago, José Peña, Erik Luque, Daniel Albarrán, Cristóbal López, Pablo Ojeda, Manuel Jesús Castro, o nuestro admirado, Miguel Sánchez Ruzafa, con una marcha para el recuerdo titulada: “Y Te Bajaron Los Ängeles”.

La Calidad – más que acreditada- de esta banda que dirige, José Melchor Perelló, hacen que sus interpretaciones sean reconocidas, no solo en nuestra provincia, sino fuera de ella, como lo demuestran sus muy acreditados conciertos llevados a cabo en la ciudad de La Giralda. Esta Asociación Musical, junto con otras formaciones de nuestra tierra cuya calidad musical está más que contrastada, donde incluimos la más que centenaria Banda Municipal de Granada, bajo la dirección de Ángel López Carreño, pienso que también deberían formar parte de esas actividades de cara a 2031, dado su reconocimiento y prestigio. Granada ha sido cuna de grandes bandas de música entre las que yo destaco las desaparecidas del Hospicio, del Ave María, de la Fábrica de Pólvoras o La Provincial de Pepe Ripoll.

Esta ciudad tiene tanto que aportar a una candidatura cultural, que un año se me antoja poco tiempo, para poder desarrollar todo un programa atractivo de primera calidad, a la altura de la difusión mundial de tan magno acontecimiento. Y no quiero olvidarme de Los Coros y Danzas, porque ellos mantienen la llama viva de nuestro folklore más ancestral, único en el mundo, en el que también habría que llevar de la mano a nuestros troveros. Debemos ser muy ambiciosos y ofrecer al mundo todo lo que tenemos, que además es nuestro propio e intransferible.

domingo, 4 de mayo de 2025

 


UNA ALCALAREÑA DEL REALEJO

 

Tito Ortiz.-

 

Con el título, “Memoria de una vida” y hasta el 23 de mayo, podemos ver en el Centro Cultural Gran Capitán, una exposición de Dolores Montijano. Fue al inicio de los años setenta del siglo pasado, que hacía yo mis primeras armas como crítico de arte en las páginas del Diario Patria, y la revista madrileña, “Crítica de Arte”, cuando me topé con su obra. En aquellos años, su pintura femenina, era como un halo de luz nueva, entre tanto bodegón y paisaje academicista con aroma varonil. La Granada pictórica, recibe desde entonces una aportación personalísima, de una artista que supo conjugar, desde sus enseñanzas, la verdadera misión del artista, que debe dejar para la posteridad, un sello indeleble en toda su obra. Lo que en aquellos años era toda una novedad, se ha convertido con el paso de los años, en un lenguaje plástico de indudable valor, con la valentía de la experimentación por bandera. Una mujer que conjugó a la perfección, la creación consecuente con los tiempos, cuya evolución la llevó a plasmar en sus cuadros, la inquietud de una juventud creadora ignorante del calendario.

Dolores Montijano, no solo es una adelantada a su tiempo, es una precursora del arte venidero, sin barreras que impidan la libertad creativa, dejando un poso de sabiduría y buen hacer en lo realizado. Es muy difícil para mí, etiquetarla, y mucho menos, encasillarla en un estilo determinado, que pudiera salvar la posición del crítico, pero seguramente, mermaría la proyección de su hacer. Ante un estilo tan personal, el que admira se rinde, y yo lo hice ante ella hace ya muchos años, contemplando su creación.

GRANADA SIEMPRE

Esta mujer de ojos grandes e infinitos apareció por nuestra ciudad para quedarse, y lo hizo en el barrio “greñúo” del Realejo. Para proyectarse al infinito, había nacido en Alcalá La Real, en aquellos años en que sus paisanos venían al médico y a comprar a Granada. Aquí estudió, también lo hizo en Híspalis, pero cuando vino, ya traía en su mochila, el París de Picasso, que algo influye en su obra, y desde el final de los años cuarenta, decenas de exposiciones por toda España, América, Japón, Francia, Alemania, o Rusia. No en vano, su obra está repartida por múltiples colecciones particulares, incluyendo los museos de Arte Contemporáneo, de Madrid; el Ermitage, San Petersburgo; La Galería de Arte Moderno de Santo Domingo, en la República Dominicana, o el de Grabado Contemporáneo Español, en Marbella.

Diversos premios y medallas jalonan una trayectoria, Montijano, fue alérgica – lo ha sido siempre – a los focos, el papel cuché y las cámaras. Ella vive su creatividad como un celibato, disfruta en la soledad de su estudio, y solo sale a los medios, si es obligada, por muy fuerte que sea la ovación. De no ser así, no habría conseguido ese puesto de honor que, con todo merecimiento, ocupa entre las pintoras de los siglos XX y XXI. En 1973 la Fundación Rodríguez Acosta, amplió su labor de fomento artístico con la creación del, Centro de Experimentación de Artes Gráficas, a cuyo taller de grabado acudieron numerosísimos artistas nacionales y extranjeros y en el que se realizaron, hasta 1979, importantes trabajos de investigación y estampaciones de tiradas numeradas y limitadas, así como cuidadas ediciones de bibliofilia. De entre los artistas de éste histórico taller granadino, junto con la japonesa, Teiko Mori, destaca Dolores Montijano, con un tratamiento personal del grabado, y brillante es su intervención en la confección de diversas carpetas, con variada motivación, que no hacen más que engrandecer el currículum de la artista, que demuestra una versatilidad más de su técnica, ésta vez en la plancha o en la piedra, aunque reconocida es su variedad de texturas, en las que su valentía le lleva a emplear, todo tipo de materiales, a los que poder sacar partido estético y artístico.

SUS CUADROS HABLAN

Recuerdo con emoción, la primera vez que me enfrenté a su pintura, cuando comprobé ante sus cuadros que, tanto en la técnica como en la motivación plástica de lo allí representado, había una genialidad artística de mujer fuera de lo común, abierta a la modernidad, con un lenguaje moderno y proyectado al futuro, con una personalidad única, sin parecerse a nadie, y eso en aquellos años, siendo mujer, ya era la “releche”. La valentía de su creatividad, se abría paso en un mundo mayoritariamente masculino, con una dicción plástica bien diferenciada, orientada al futuro cromático, con valentía y decisión. Dolores Montijano, era en esa Granada aún por despegar en la pintura femenina, junto con María Trinidad Ximénez de Cisneros, “Manini”, la avanzadilla en la futura pintura con nombre de mujer que marcaría toda una época en Granada, poniéndola en el mapa de la actualidad pictórica internacional, pese al silencio que esta ciudad suele ejercer, sobre tan loables e imprescindibles iniciativas, aportaciones indudables al arte moderno con nombre de mujer.

Viendo esta exposición que les recomiendo, he vuelto a rejuvenecer viendo obras como, “Marte” que por aquellos años ochenta fue un aldabonazo de la abstracción más atrevida. Y que decir de la esbeltez “modigliana” de las “Cinco Damas de La Cuadra Dorada”, todo un prodigio de la creación “montijana” al servicio de la más rabiosa vanguardia plástica con proyección de futuro académico-docente. Tampoco quiero olvidarme de, “El Delantal de Bernarda Alba” que, nos introduce en el universo lorquiano más trágico, o de la vaporosidad de su “Retrato de Ancestros” que pudiera conducirnos al mundo onírico del granadino Manolo Rivera y sus telas metálicas, o a las arpilleras de Millares con todo su desgarro.

Enhorabuena a la familia Córdoba por el regalo de esta muestra para Granada.