jueves, 16 de octubre de 2014
¡ESCOLTA NOI!
ESCOLTA NOI
Tito Ortiz.-
Sabido es que, cualquier nacionalismo es nacido de mentes abecerradas, atrincheradas en lo propio, cegatas al exterior del otro en cuya diversidad se contiene el progreso, y la riqueza intelectual. El miedo a lo diferente, -propio de enanos mentales- es el mejor caldo de cultivo nacionalista a las finas hierbas, con una reducción a lo jíbaro neandertal, cuya corriente se ha transformado en moda muy ponible, en la actual Cataluña que habla inglés mejor que español. Parte de los sardaneros se quejan de no sé qué agravio del gobierno central con respecto a ellos, que siempre son el sol en cuyo derredor gira la vida y todo. El victivismo mediático es utilizado desde la Fuente de Canaletas, para pedir más, incluso frontera y pasaporte. Lo que ningún Artur Mas ha explicado a los suyos, es que si el resto de España no consumiera el 85% de lo que ellos producen, lo tendrían muy crudo para terminar La Sagrada Familia. Bastaría con que el resto de los españoles cerráramos el grifo de lo que consumimos hecho por ellos, para que los independentistas catalanes se pensaran de qué iban a comer. Si no fuera por España, por muchos brindis en inglés hacia Europa que su presidente haga, Cataluña lo tiene muy crudo para salir adelante con sueños de independencia, a no ser de que sea capaz de comerse todo lo que produce. Los escoceses, -juiciosos ellos- reconocieron a tiempo, que no eran capaces de beberse solos, todo el whisky que producen, y han recapacitado a tiempo. Artur, “El empecinado independentista”, cuya lengua Alá confunda, no sólo está llevando a su pueblo a una frustración, en un momento que no tocaba, pues parece que empezamos a sacar la cabeza de la crisis y deberíamos estar todos a otra cosa, sino que, sospecho se está fraguando ante él, un futuro político tan apasionante, como el que la historia le ha deparado al ex lehendakari, Juan José Ibarreche, todo un estadista, que pasará a la historia por demostrar al mundo que, bajo la chapela, sólo se le atisbó, un hermoso adoquín por sesera, incompatible a todas luces con la vida inteligente. Nacionalista y cateto, es algo indivisible. Aquel individuo que más próximo a un primate, saca pecho de sus limitaciones internas, y cuando el mundo no las comparte, opta por pararlo y apearse de el, incapaz de admitir que el ajedrez es también un deporte, pese al levantamiento de piedras, ese es uno que desde la intolerancia nos pretenderá someter, o echarnos. Lean sino al gran, Sabino Policarpo Arana, inventor del racismo y la xenofobia, y eso que sólo vivió 38 años, que sino, hubiera acabado con todos nosotros antes de nacer: Lo que se dice, todo un progresista... vamos.
Pues los del “pan tumaca”, moderados en las formas, pero no en el fondo, pretenden sacar de la historia al millón de andaluces y extremeños que desde la posguerra a nuestros días han hecho posible la grandeza de esa tierra, y sin exigirles ocho apellidos como los vascos, si miran con lupa la limpieza de sangre, que debe estar como mínimo en dos generaciones, o tres, si son pequeñas. Tampoco es cuestión baladí observar aterrados, que muchos de los recalcitrantes nacionalistas, que no dudan en ceñirse al cuerpo la señera, son hijos de emigrados de otros puntos de las españas. Siempre pongo el ejemplo del honorable, José Luís Carod-Rovira, otrora presidente de Esquerra Republicana de Cataluña, hoy desaparecido de la escena política, por conveniencia de imagen, nacido de un Guardia Civil mañico. Quién se lo iba a decir al del benemérito instituto. Los hijos a veces se nos tuercen de una manera sonrojante, a mí el primero. Pero en éste devenir catalán, sin venir a cuento, en un momento “dulce” de la recuperación económica, cuando los esfuerzos deberían estar dirigidos a luchar contra el paro y la pobreza galopante, pues... que quieren que les diga, que un sector del pueblo catalán pida la independencia, es que me parece una grosería fuera de lugar y tiempo. Deberíamos estar todos a otra cosa que nos llevara a adelgazar las listas del paro, engordar un poquito las nóminas, de tal manera que los comedores sociales y los atendidos por Cáritas, no sean los únicos que crecen en éste país. Me parece éste un asunto inoportuno, planteado en un momento que no tocaba, y lo que es peor en democracia, sin haber agotado las vías del diálogo o reformado la Constitución, que ya va siendo hora de meterle mano. Y hablando de meter mano y adelgazar el déficit público, no deberían demorar más sus señorías, el decreto por el que desaparezcan instituciones inútiles para la ciudadanía, que nos cuestan un riñón y que sólo enriquecen al cementerio de elefantes de sus componentes. Hablo de cerrar para siempre los diferentes consejos consultivos, cuya pírrica memoria anual, enrojece a cualquier persona inteligente, no así sus sueldos, a todas luces vergonzantes en época de vacas flacas como es ésta. Hablo de cerrar los distintos consejos audiovisuales, que en nada inciden en la sociedad, solo en la buena nómina de sus componentes. Hablo de cerrar las diputaciones, duplicadoras del gasto y cobijo de amistades, dependiendo del partido que gobierne, y hablo finalmente de cerrar el Senado, como ejemplo preclaro y palmario de la ineficacia social, sin que el alto sueldo de sus señorías, se vea reflejado en beneficio de los ciudadanos. ¿Se me entiende?
miércoles, 15 de octubre de 2014
ENFURRUÑADO
ENFURRUÑADO
Tito Ortiz.-
Estaba yo enfurruñado con la clase política, ensimismado en mis pensamientos, harto de corrupción e ineptitud, ya sea por acción o por omisión, y en esto llegó como a zarandearme, el capitán Poldark. Aparecido como fantasma en la noche de difuntos, con el nombre del fundador del pesoe, heredero de los indignados del 15-M, tamizado por Stéphane Hessel, con pinta de no haber cogido un amocafre en la vida, utilizando un lenguaje entendible. De tal guisa que no es extraño, que a las primeras de cambio, Pablo Iglesias haya arrastrado tras de sí, y sin mucho esfuerzo, millón y medio de votos en europeas, que ha metido sin dudar a la remanguillé en la buchaca, y ahora sea seguido por las redes sociales, como el mesías prometido, que expulsará a los mercaderes del templo a golpes de látigo mediático. El coletudo líder, barbilampiño en la arena política al uso, rompe moldes y les canta las cuarenta a sus señorías, desde la legitimidad que nace de tener las manos limpias, y no haberlas metido en el cajón del pan, entre otras cosas, porque nunca lo ha tenido a mano, que así es muy fácil presumir de honestidad. Lo meritorio es tener el cajón abierto al lado, y que pasen los años sin que se te ocurra meter la mano dentro. Ahora, si en toda tu vida no has tenido el cajón cerca, el mérito es mucho menor, porque no has tenido oportunidad de ser tentado, como Cristo en el desierto después de ayunar cuarenta días con sus cuarenta noches, y esto no es de Sabina, lo digo para los modernos.
Como analista político en el ejercicio de la profesión, observador social, y periodista en activo, juro ante dios y ante los hombres, que ver de la noche a la mañana, millón y medio de indignados tras un solo líder, como su dios único y verdadero, es algo que me preocupa, y me ocupa mentalmente hasta el cansancio, porque no vaya a ser que, como las ratas que siguieron al flautista de Hamelin, acabemos todos ahogados en el limbo político de la progresía fina e inexperta, y ya no nos queden fuerzas ni para nuevas acampadas. Sabed modernas criaturas, que nada me haría más feliz que poder pasarme a vuestro bando, pero la herencia genética de una saga familiar masacrada por votar libremente a la república, que después recibió varios tiros en la tapia del cementerio, me impide salirme de la senda, pese a que en la torre de la pólvora, haya miserables a los que con gusto escupiría en la cara, y les quemaría el carnet de socialista, del que no son dignos, por sus actitudes predemocráticas. Lo bueno es que sólo son dos, pero su cáncer ha creado metástasis. De éste y otros ejemplos, se nutre el ayatolá Iglesias, pues nadie puede pensar que sus votos provienen de la derecha, ni van a provenir, por mucho que el opus quiera castigar con la boca pequeña a Rajoy, por no haber dejado que Gallardón nos devuelva a las cavernas con su proyecto de ley, nacido de una mentira para sumar votos, los mismos que se intenta desde el poder no perder, guardando la dichosa ley hasta que pasen las elecciones.
Enfurruñado sigo, sin saber para donde tirar. Si coger el palustre y echar mas mezcla a los ladrillos, o por el contrario, aventar en la era el trigo trillado para separar la parva. No sé si, como don Quijote, ponerme en vigilia por la noche, al raso en el patio de la posada, a velar las armas, ceñirme luego el Yelmo de Mambrino, a y lomos de mi Triumph, salir veloz hacia los molinos combatiendo a los gigantes. No sé si acercarme al senado, y en su puerta, gritarle a la bestia de Granada, o bajar a la costa, y retorcer la veleta de los vientos, aquella a la que Federico decía:
Aire del Norte,
¡oso blanco del viento!
Llegas sobre mi carne
tembloroso de auroras
boreales,
con tu capa de espectros
capitanes,
y riyéndote a gritos
del Dante.
¡Oh pulidor de estrellas!
Pero vienes
demasiado tarde.
Mi almario está musgoso
y he perdido la llave.
Ya lo dice el cante flamenco, que siempre tiene una letra para cada historia:
Yo voy tirando piedras por la calle, y al que le dé, que perdone. Tengo mi cabecita loca... de tantas cavilaciones.
miércoles, 8 de octubre de 2014
EL TONTÓDROMO
EL TONTÓDROMO
Tito Ortiz.-
Sepan aquellos que no estén al corriente, que pese a menesterosos historiadores, que han oído campanas y no saben dónde, “El Tontódromo” granadino, comprende la longitud exacta que va, desde la puerta principal del edificio de Correos,- en el kilómetro cero de la malafollá granaína - hasta los plátanos de sombra del Campillo, junto a cuya fuente, se escucha aún la voz melodiosa de la animadora vocalista de la orquesta del café, “Alameda”, a las puertas del Teatro Cervantes. Así que en saliendo de Correos, se gira a la izquierda, se baja lo que el vulgo conoce como, Acera del Casino, se pasa por la pecera del Centro Artístico, Literario y Científico de Granada, por la puerta del Isabel La Católica, por las ventanas abalconadas del Real Aeroclub y se llega a la plaza frente a la tertulia “El Rinconcillo”, y esos metros exclusivamente, eran los que tenían las chicas y chicos granadinos para cruzarse calle arriba, calle abajo, hasta cansarse, ponerse ojitos, giñarse, sonreirse, en fin, para tontear dejando a las claras quién te gustaba, y quién podía ser el candidato o la candidata a pretendiente/a, que es la dignidad mínima del escalafón, que culmina con el casamiento por todo lo alto, incluido el traje de Almacenes “Los Muñecos”.
Yo no llegué a tiempo de escuchar, la vieja orquestina en el Hotel Colón, reconvertido inmediatamente en los Almacenes “La Paz”, pero si se educaron mis oídos con, José Luís y su Guitarra, cantando Mariquillla Bonita o, la cumbia del barrio de San Antón. Aunque comencé a bailar en la discoteca del hotel Casa Blanca, con las canciones de Adamo, ya me había curtido en casa, escuchando en el pick-up de mi tío Ñoño al gran Beni Moré, a Nac King Kol, o Renato Carosone, Torcuato y Los Cuatro, Los Cinco Latinos, y Marino Marini. Soy un producto musical de aquella época, en la que primaba en la música internacional, una cosa que al parecer hoy día no está de moda: Tener buena voz, educación musical y saber cantar. Hoy, a juzgar por lo que trasciende en televisión, resulta más efectivo que tener hermosa voz y cantar como los ángeles, presentarse embutido en un vestido de mujer y con barba de varios días. Esto es lo que de verdad se premia ahora en los grandes festivales de la canción. Si cantan o no, si saben lo que es un Fa sostenido, o por donde se sale al escenario, eso es lo de menos. Lo que importa es que sea un bicho raro, y si tiene tres piernas y dos cabezas, mejor aún, para el circo mediático. Que cante de verdad, sabiendo lo que dice y hace, eso, carece de toda importancia.
Por eso el tontódromo ya no existe. Porque las relaciones ahora no se hacen, cruzándose por la calle con mirada embelesada. Ahora lo que prima es entrar en las redes sociales y mandarte un wasap. Coger el móvil y mensajearte con el candidato a todo trapo, con un lenguaje ortográfico de pena, donde el idioma es masacrado hasta la muerte. Antes las salidas con los amigos y amigas, se convertían en reuniones interminables junto a los toneles del “Cortijo Las Cruces “ de la calle Recogidas, en torno a unos vinos, mientras Manolito Orellana, descolgaba la guitarra de la mugrienta pared, y atacaba las rumbas de Los Payos, con sus pantalones de campana y sus picos del cuello de la camisa, hasta la mitad del pecho. En eso que, alguien sacaba un paquete de “Sissi”, tabaco que cada cigarrillo venía de un color distinto, aunque siempre había un valiente que arrojaba sobre la mesa uno de “Habanos”, para que alguna despistada se lo llevara a la boca, y a la primera ganchada, echara los quirios junto con la primera papilla, era como la tapa “escondida” del San Remo, en la calle, Puente de Castañeda. Pero nos divertíamos así, con inocentadas de andar por casa. Ahora lo moderno es, -ya que se han agotado los geroglíficos del castellano hablado y escrito-, reducirlo todo a un emitocono para colmo de la síntesis parlante. Alguien te manda una cara amarilla realmente deplorable, que dependiendo de si sonríe o llora, debes interpretar que lo mandado por ti, es bueno o malo, y san selerín del monte. Ah, y no hace falta que nos juntemos físicamente en algún lugar agradable, o en plaza pública al uso. No, no, que barbaridad. Ahora lo que hay que hacer es que, cada uno en su casa, a ser posible encerrado bajo llave en su habitación, nos conectemos en lo que se ha dado en llamar, un party line. O sea, que con el ordenador y la West Camp, nos vemos el careto y hacemos una reunión virtual, en la que no nos olemos – eso que nos ahorramos – teniendo en cuenta que los modernos tiran poco de ducha, porque nos han salido todos/as muy ecologistas y por lo tanto, ahorradores/as de agua. Es la panacea de la comunicación moderna. Como una tormenta de ideas, al más puro estilo del marketing básico norteamericano, sin rozarnos, y cada uno bebiendo de lo suyo y fumándose su tabaco sin tener que invitar. Vamos un chollo, paradigma actual de la intercomunicación humana en régimen de aislamiento, o sea, un caso para mí admirado profesor, José María López Sánchez, de quién tanto aprendí en el pabellón psiquiátrico del clínico, a las órdenes de Carlos Ruiz Ogara. ¡¡¡ ¿Qué hemos hecho con nuestras vidas, dios?!!!
ME ENCONTRARÉIS ABORDO, LIGERO DE EQUIPAJE
ME ENCONTRARÉIS ABORDO, LIGERO DE EQUIPAJE
Tito Ortiz.-
Si por aquellas cosas de la vida, has notado ya, que tus articulaciones pronostican el tiempo mejor que los meteorólogos, date por acabado. Has entrado en esa fase de la vida, en la que debes prepararte a bien morir. No le des más vueltas y cuanto antes lo asumas, mejor para ti. No te resistas, o tu cabeza irá por un lado y tu triste osamenta por otro, dando un espectáculo dantesco. Acércate con precaución al andén señalado, y aguarda tu tren ligero de equipaje, que parará a tus pies, mientras la parca con su guadaña te saluda desde el estribo. No intentes hacer todo lo que tenías pendiente a lo largo de tu vida, porque aparte de ser agotador, té estressará hasta límites insospechados, acelerando si cabe, el fin de tu existencia. Ten en cuenta que has pasado, de ser considerado por todos un hipocondríaco, a estar enfermo de verdad. Lo tuyo es lamentable. Que cerca estás ya de la sala del adiós, con sus discos dedicados y su crematorio adyacente. Para yacer... ¿comprendes?. Y aunque no te sirva de consuelo, recuerda aquello de... Mal de muchos, consuelo de tontos. Porque, tus secretos están seguros con tus amigos, ya que ellos, tampoco los recuerdan. ¿Dónde están las llaves?, y ¿Las gafas?. Puedes pasar sin sexo..., ¡¡pero no sin tus gafas!!.
¡Que poco té queda muchacho!, Apenas tres telediarios. ¿Desde cuando tus vecinos no protestan por una fiesta tuya? Ahí tienes la prueba. Estás más acabado, que Falete en un restaurante vegetariano. Lo tuyo ya es irrecuperable. Con lo que tú has sido, y en lo que te estás quedando. Yo que tú, para que luego no te metan en la primera caja de arenques a mano, me iría sin prisa pero sin pausa, a la funeraria del Moral, a la calle san Jerónimo, y les pediría el muestrario de las últimas tendencias en ataúdes, para escogerlo a tu gusto y que luego no te metan en el primero que se les ocurra. Que hay cuñadas, escúchame bien: Que hay cuñadas que te encasquetan en el más barato, con tal de que el seguro les devuelva unos euros para pasarlo pipa a tu costa, una vez que estés incinerado y ya no puedas ser oído en el mundo de los vivos. Y con un poco de suerte, en el de los muertos tampoco.
Todo esto comienza el día en que la ropa que te compras, ya no pasa de moda. Ahí está la señal, ese es el principio del fin. Estás más acabado que Sabina en un autoclave. Lo haces de una manera inconsciente, y así, sin darte cuenta te vas preparando una bonita mortaja en tonos adecuados a tu edad y clase social. Olvidas lo que significa lujuria, para dar la bienvenida a la gula, sobre todo si es la del norte con su ajito y guindilla. Te importa un pepino tu currículum, es más, no recuerdas cual es y que contiene, para lo que te va a servir ya. Hay una cosa buena: Por fin tus neuronas activas, son una cantidad manejable, y no esa desproporción de antaño. ¡Que barbaridad!. Ésta si es ya una cantidad razonable. Llegado éste momento hay sólo que saber lo justo para pasar el día, que esa es la inteligencia correcta. No te metas en camisa de once varas. Si estás a punto de espicharlas. ¿Te vas a preocupar ahora, hombre de dios?. Asume que tu vida ha sido una idiotez, que no ha servido para nada, que aunque naciste en una dictadura militar con un general bajito del Ferrol, mueres ahora con otra dictadura. La de la economía, esa que deciden unos señores dentro de un edifico europeo inteligente, que visten de Armani, unos trajes que tu no podrías costearte en toda tu vida, o en varias. Individuos que deciden que tipo de sueldo y de prestaciones sociales te corresponden, independientemente de tu formación y capacitación, de tu familia o de tu perro. No te meten en la cárcel por tus ideas, pero te dejan en el paro, te echan de tu piso, y te obligan a ir a los contenedores de los supermercados, para no morir de inanición. Te aseguro que después de tantos años, todavía no he decidido, cual de las dos dictaduras es peor, y sobre todo, cual de ellas tiene las peores consecuencias para la humanidad y, las futuras generaciones. ¿Qué sabrán los banqueros del Gobierno, que son los primeros en ser rescatados, y si sobra alguna migaja, para el pueblo, tarde, mal y nunca?.
No consigo recordar quién me mandó éste email. A cambio, espero que tu olvides ahora mismo que has leído éste artículo, no vayas a ser la excepción. Una generación perdida, es y debe ser siempre, una generación perdida. Seriedad... leñe. Murámonos todos de una vez, y a su debido tiempo. Debemos hacerlo antes de pasar a ser pensionistas, entre otras cosas, porque cuando nos toque cobrar la pensión, ya no habrá dinero para pagárnosla. Vamos a ser la primera generación sin derecho a pensión, pese haber cotizado cuarenta años. Que nadie pueda decir nunca, que fuimos incorregibles. ¡Señores! Seriedad. La campana de La Vela da el toque de ánimas... es la hora de morir.
LAS VACACIONES, ¿BIEN O EN FAMILIA?
LAS VACACIONES: ¿BIEN, O EN FAMILIA?
Tito Ortiz.-
La pérfida intención de Andrés Cárdenas, que desde éstas mismas páginas se empeña año tras año, en hacernos creer, que el estado ideal del hombre es pasar las vacaciones con la familia en la costa de Granada, a ser posible en las proximidades de un chiringuito, es hora de que sea desenmascarada. Que el afamado periodista, se nos muestre feliz de compartir un tinto de verano con, Orfer en La Herradura. Un espeto plateado con, Pepe Ladrón de Guevara en la Costa Tropical, o un vermut Zinzano, con Mayor Zaragoza, desde su balconada al mar, no debe confundirnos. Cárdenas es un topo infiltrado por la parte oscura del gobierno, para que dentro de ésta crisis, los pobres de espíritu veamos un poco de luz al final del túnel... de La Gorgoracha, si no hemos vomitado antes, en los caracolillos de Vélez, de Benaudalla, claro. Es imposible – y no sé a quienes pretende engañar – que un individuo ataviado de chanclas, bañador, camisa de cuadros de manga corta y sombrero de paja de los chinos, intente hacernos creer, que cualquier punto de la playa granadina, es un trocito de paraíso, donde la temperatura no pasa de 22 grados. Por la noche te tapas con un cobertor de, “Los Vázquez “ de la calle Hileras, y la paella sabe mucho mejor porque, a la hora de cocer el arroz, le echan dos piedras cogidas del rebalaje, de madrugada a la luz de la Luna en cuarto creciente, mientras tu suegra y tus cuñadas entonan el “jaguaibombai”, embutidas en biquinis a punto de estallar, con pareos y pay pay’s del todo a cien. Menos mal que es de noche.
Lejos de que las vacaciones sean la panacea del amor, como nos hace creer el autor de “ El Cántaro Roto”, la realidad es que desde que comienzas a rellenar el coche, a base de colchones inflables, mujeres, niños, suegras, cuñadas y botijos, cuando enristras para la playa, tu ya juras en arameo entre dientes, sabedor de que el infierno no ha hecho más que empezar, y todavía quedan treinta días por delante, en los que tu serás el esclavo, convertido en mayordomo y asistente de toda la saga. Mientras todos/as descansan a la pata la llana, a ti te tocará madrugar para ir a por los churritos, porque lo suficiente de que estén en la playa, para que les apetezca desayunar unos churritos, hombre, ¿y quién va a ir a por ellos?, pues tú que eres el esclavo vacacional a tiempo completo. A eso de media mañana, cuando te disponías a leer el periódico tranquilo, tu parienta se acercará melosa acariciándote la oreja, con un papel, en el que constan todos los alimentos y complementos, que sin dilación debes traer inmediatamente del supermercado, si es que quieres comer a medio día. Mientras todos/as se bañan en la playa, tu descargas la compra del super y la colocas. Aprietas un poco el paso, para que te dé tiempo de tomarte algo en el chiringuito, ese lugar que por lo visto es la casa veraniega del señor Cárdenas. Cuando por fin te haces con un hueco en la barra para apoyar el codo, te dan una cerveza caliente, un jurel frito y frío, espolvoreado de arena de la playa, porque hace rato se levantó el poniente, que es un señor con tanta malafollá como yo... o más. Aunque siempre me he preguntado, ¿de donde sale la arena de las playas granadinas?, cuando los chinos más pequeños que tenemos son como pelotas de ping pong. Cuando rellenas la pipa y vas a encenderla, para pedir la segunda cerveza, rogando por caridad que ésta sí esté fría, aparece una de tus encantadoras cuñadas, ordenándote que recojas tú las sombrillas y todos los aparejos de la playa, porque ellas tienen que ducharse antes de hacer la comida. Cuando logras subir las tumbonas y todo el atrezzo al quinto piso sin ascensor, tocas a la puerta pidiendo la muerte, pero una voz femenina desde la cocina te ordena que pongas la mesa inmediatamente, que los niños tienen hambre. Tu por lo visto no. A la tarde, cuando pensabas disfrutar de una siesta ejemplarizante, te toca vigilar a los pequeños durante el baño y juegos de agua. Tu suegra, con la misma voz de Tejero cuando entró en el Congreso, te dice con retintí, que: sería muy conveniente que a los niños no les pasara nada. Tú en cambio, si deseas que a ella le pase... el AVE, como mínimo.
Llega la noche. Mientras todos/as salen a pasear antes de cenar, tu recoges el apartamento, rellenas el frigorífico de bebidas, y preparas la cena para cuando lleguen. Por favor que no vaya a faltar el yogur de “Abejorronchos en su tinta,” que tanto le gusta a “mamá”, y su cuchara del dibujito en la pala, que si no, menudo disgusto se llevaría... la pobre. Cuando se van a dormir, recoges la mesa, friegas los platos, y te sales a fumar a la terraza frente al mar. Miras al cielo, ves la luna que aparece por el horizonte, marcando de plata las aguas mediterráneas, sueltas la primera bocanada de humo, llenas los pulmones, suspiras, y te preguntas que has hecho tú para merecer esto, cuando lo que pretendías era, pasar unas vacaciones en familia. En ese momento de cansancio y hastío, cuando Morfeo se acerca para abrazarte, tu fiel amigo te pone la mano en la pierna, recordándote con el cariño más entrañable, que no lo has sacado en todo el día, y que está reventando por coger un arbolito y humedecerlo. Sacas fuerzas de donde no hay, té bajas los cinco pisos hasta la calle y mientras él va haciendo sus “cositas”, tu le cuentas lo bello que es vivir en la costa de vacaciones - según Andrés Cárdenas - y en ese instante, sin poder reprimirte, le ordenas al chucho: ¡Busca a Cárdenas! Corre, busca, busca.