miércoles, 26 de diciembre de 2018
EL FÚTBOL COMO PASIÓN
EL FÚTBOL COMO PASIÓN
Tito Ortiz.-
Los locales no tienen alma. La ponen quienes los habitan, los dirigen y visitan. Por eso, el café Fútbol de la placeta de Mariana Pineda. No es un local más. Es un pedazo de historia de la Granada entre siglos, cuyo carácter ha sido forjado por la pasión impuesta de Antonio, y su inseparable Conchita. El café servido es excelente desde que abrió sus puertas, hace ya muchos decenios. Pero su chocolate y sus churros, han cosechado una fama que ha traspasado fronteras, hasta el punto de que ilustres visitantes a la ciudad de la Alhambra, tenían en su agenda la obligada visita a conocer tan singular establecimiento, junto con los monumentos y museos. El Fútbol cambiaba de clientela, a medida que las horas del reloj avanzaban. Antes del amanecer, haciendo cola en la puerta a la espera de que los empleados dieran los últimos toques para abrir las puertas, la Granada nocturna aguardaba el momento entre risas y chascarrillos, protagonizados por meretrices, insignes del hampa local, barrenderos, regadores, y trabajadores de la pescadería y la tercena, aguardando ese sorbo caliente para empezar la jornada laboral, con el cuerpo entonado. Y toda esa granada tan distinta y diversa, convivía cada madrugada en son de paz y concordia, gracias al carácter, mano izquierda, educación y seriedad de Antonio, que desde la esquina de la barra, junto a la caja, controlaba a un personal tan distante como el que ya buscaba la cama, y el que se iba a trabajar. El fútbol fue su pasión, y le dolían especialmente los colores de su Granada, y su Real Madrid, de los que siempre se confesó forofo fiel. Sabía de lo que hablaba. Pocas personas he visto yo tras de una barra, que argumenten con conocimiento y experiencia, el devenir del deporte rey y sus protagonistas. La conversación sosegada y llena de sabiduría, le hacía protagonista de la tertulia, que en no pocas ocasiones, mi compadre Luís Cerón y yo, compartimos en la tranquilidad de la tarde, con un Antonio Suárez Navas, de charla rigurosa y afable, mientras la clientela optaba por la terraza, dejándonos la barra expedita para nuestros sesudos análisis deportivos, desde la amistad y el buen humor. Antonio ha dirigido con brillantez, uno de los establecimientos más acreditados y peculiares de la ciudad, con la fauna más diversa como clientela, que solo él propició que pudieran convivir sin encontronazos. Desde la limpiadora de Correos más humilde, al rentista más adinerado, pasando por los tótems de la política y la cultura, el café Fútbol acoge cada día a lo más granado de esta ciudad y sus visitantes, ofreciendo buenas viandas y, mejor servicio, siguiendo las directrices de Antonio, catedrático de la universidad de la vida, que es esa que, pasa al otro lado de la barra, y de la que tanto se aprende, a poco que prestes atención. Antonio ha sido el hombre con el que hablar de cualquier tema, pero si se abordaba el fútbol, sus vastos conocimientos, quedaban patentes, junto a una memoria privilegiada, para recordar alineaciones, presidentes, ascensos y descensos y arbitrajes olvidables con nombres y apellidos. Antonio ha sido un hombre de empresa, con su Granada corriéndole por las venas, que dedicó su vida a dar trabajo, atender a los clientes, venerar a a los amigos, querer al Granada y al Real Madrid, marido ejemplar siempre junto a Cochita y, padre modelo a seguir, cuyos hijos han sido permeables a sus consejos y enseñanzas. Se me ha ido un amigo con el que charlar en la esquina de la barra, pero en mi corazón tendrá siempre el cobijo y la lealtad de quién lo sigue admirando, hasta que sea yo el que diga… hasta luego.
FAGOCITÁNDONOS
FAGOCITÁNDONOS
Tito Ortiz.-
Dios omnipotente y sumo hacedor creó Granada, a su imagen y semejanza, como una extensión más del paraíso, pero después, para compensar, nos colocó a los granadinos en ella, y por si faltaba algo, nos salpicó de malafollá, porque la felicidad completa no existe, o no debe existir. Con Europa ha pasado lo mismo. Tras la segunda guerra mundial, hubo un puñado de valientes que quisieron hacer posible el sueño milenario de una Europa unida, sin fronteras ni pasaporte. Una Europa en la que los españoles soñábamos con estar, y que por fin pudimos disfrutar, de ella y de su moneda única. Pero la felicidad era tan grande, que este invento de la unión había que boicotearlo, y para ello no ha hecho falta una agresión externa de Corea del Norte, Estados Unidos o Rusia. Nosotros, los europeos, sin ayuda de nadie, nos estamos encargando de destruir el mayor sueño de la historia, la utopía conseguida, el gran ejemplo de democracia y libertad envidiado por el resto del mundo. Pues eso nos lo estamos cargando nosotros, los europeos, sin necesidad de entrar en conflictos con nadie, hasta el punto, de que Reino Unido ha sido el primero en levantar la mano y ha dicho: Hasta aquí hemos llegado. Ahí os quedáis con vuestro euro, con vuestra libertad y democracia, con vuestra economía y desidia. Los británicos se van de Europa antes de que el castillo se derrumbe del todo, y los coja debajo, como nos va a ocurrir a nosotros. Y todo por la ineptitud de nuestros eurodiputados, que lejos de agarrar el toro por los cuernos del presente y el futuro, se dedican a mirar para otro lado, sin atajar los problemas actuales, como la inmigración y la crisis económica, que está empobreciendo a los europeos, obligándolos a la protesta en las calles, al viejo estilo de las barricadas. Nuestros representantes en Bruselas, consienten desde hace treinta años, que el Mediterráneo se haya convertido en una fosa común, y los centros de acogida en tierra, insuficientes para soportar el trasvase humano de África a Europa. Y lejos de abordar esto en origen, miran para otro lado, permitiendo un caldo de cultivo excelente para el renacer de la extrema derecha, que pronto nos pasará a cuchillo. Solo es cuestión de tiempo. Mientras, nuestros eurodiputados están a lo “importante”. O sea, nos suben la gasolina, los impuestos, mantienen sueldos y pensiones de indigencia social, nos asustan con prohibir la circulación de los coches diésel, que tanto se ocuparon de promocionar y de que compráramos, y pretenden solucionar el problema de los vertidos al mar poniendo fecha de caducidad a las cucharillas de plástico y las pajitas, algo a todas luces irrisorio para el daño que estamos haciendo a nuestros mares, pero que por lo visto es el producto de una mala siesta en el parlamento europeo, y al despertar, a su señoría se le encendió la bombilla, y ¡Zas! Eureka, ya lo tiene. Un Nobel de ecología para el, y todos los lerdos que lo siguen. El mundo se desmorona bajo nuestros pies, y los sesudos eurodiputados, arriesgan su vida prometiendo que, en 2021 ya no tendremos pajitas y cucharillas de plástico. ¿Se puede ser más necio? Bueno pues ahí están todos cobrando sueldos millonarios, con dietas escalofriantes, escoltas y secretarias, coches blindados, viajes en business class, pensiones insultantes. Todavía no saben qué hacer con los plásticos de los invernaderos de nuestras costas, que sospechosamente salen ardiendo cada cierto tiempo donde los almacenan, pero lo de las cucharillas y pajitas, eso… eso ya está hecho. Y nosotros sin tener con que calentarnos.
martes, 18 de diciembre de 2018
MURIÓ DE ÉXITO
MURIÓ DE ÉXITO
Tito Ortiz.-
Parece una tontería, pero no lo es. No todo el mundo está preparado para tener éxito en la vida. Depende mucho de la formación, la moral, la ética, la capacidad de reacción ante lo anhelado durante años y que, de pronto, se te pone en la palma de la mano. Y ahí es donde hay que ver a la persona, y su capacidad para asimilar las mieles del triunfo sin que lo arrastre la corriente de la fama, los focos y el dinero. Y Antonio José – desgraciadamente - no tuvo esa capacidad. No supo digerir la fama, no supo manejar los dineros y no supo distinguir nunca, quién lo quería bien, y quién por los jayeres. Lo conocí en la década de los setenta del siglo pasado, casado con la bailaora, Amparo Cazalla, mujer artista, noble y discreta, que supo conducir la vida de Antonio José con maestría, mientras éste cantaba por derecho, sentado en una silla, con regusto y acompañamientos de lujo como los de su primer disco, a cargo de, Paco Cepero y Enrique de Melchor, poco después de haber conseguido el primer premio en el acreditado concurso de Mairena del Alcor. Reclamado en peñas y festivales, Antonio José Cortés Pantoja, se fue labrando un camino en el flamenco serio, que le abriría con el tiempo las puertas a otros estilos más ligeros, pero con mayor repercusión mediática y recompensa económica. Lo presenté en decenas de ocasiones, lo entrevisté otras muchas desde las extintas, Radio 80, Antena 3 de Radio o Radio Cadena Flamenca, hasta Canal Sur Radio y TV. Confieso que en las distancias cortas, en los tiempos muertos de grabación, en maquillaje, camerinos o tras las bambalinas, Antonio José te ganaba con facilidad. Ese trato cercano y cordial, esa sonrisa siempre a punto, esa eterna timidez y sencillez en el trato lo hicieron grande a mis ojos, como artista y como persona.
Pero llegó el éxito, y con el, un naufragio personal y anímico, de quién no estaba preparado para estar en el pico de la ola. Se le cayó encima “La Puerta de Toledo” piedra a piedra, y comenzaron declaraciones en papel cuché tan desafortunadas, como: mis hijos comen en mi casa lo mismo que come el rey. Siguieron las adicciones, las amistades peligrosas, y en lugar de reaccionar, “Chiquetete” se refugió en quienes lo manejaban a su antojo, cosechando más éxitos como artista, pero más fracasos en lo personal. Chiquete ha sido un cantaor por derecho, que tras demostrar sus aptitudes cabales, tuvo la valentía de recrearse en una nueva vertiente, más comercial y provechosa, de la que él mismo no supo aprovecharse, pero que sirvió para que otros siguiendo su estela, se hicieran ricos y famosos. Solo porque pudieron con el toro del éxito, porque cuando éste llegó estaban preparados para no perder la cabeza, y subirse a ese tren que aún hoy los mantiene como estrellas. Hace dos días que Chiquetete ha muerto, sin que haya conseguido salir de ese laberinto voraz en el que se metió hace años, y que ha desdibujado la imagen final de un artista como la copa de un pino, con una personalidad arrolladora e irrepetible, que solo la historia con el paso del tiempo pondrá en su sitio. Antonio José Cortés Pantoja, aquel niño algecireño que con solo ocho años se fue a Sevilla para descubrir el embrujo de “El Tardón “, hace solo unas horas que ha vuelto a reencontrarse con su amigo del alma, Manuel Molina, el que con su inseparable Lole, cantaba a un sol que vence tinieblas por campiñas lejanas, donde el aire huele a pan nuevo.
martes, 11 de diciembre de 2018
SI HUBIERAN IDO A VOTAR...
SI HUBIERAN IDO A VOTAR…
Tito Ortiz.-
La tragedia andaluza -para unos- resultante de los votos escrutados en la noche del día dos de diciembre, no tiene un solo motivo, es algo así como el dicho famoso de: Entre todos la mataron y ella sola se murió. La abstención más alta de toda la democracia en Andalucía no fue casual. Por ejemplo, si todos los miles de estudiantes que al día siguiente se manifestaron contra la entrada de Vox en el Parlamento andaluz, hubieran ido a votar, el resultado no hubiera sido el que fue. Es muy bonito tirarse todo el domingo día dos de “birras “y “petas”, y a la mañana siguiente, cuando se te ha pasado el colocón, convocar por las redes sociales a los colegas, para tomar las calles sin autorización, rompiendo escaparates, quemando contenedores y acampando en las plazas. Los remordimientos de conciencia por no haber ido a votar se expían de otra manera. Militando en la izquierda de verdad, no de postureo, yendo a depositar el voto. No arrodillándose delante de la foto del Ché Guevara, ni con el pañuelo palestino al cuello. Ya está bien de gestos para Instagram, la militancia necesita obras y juventud madura que no esté superprotegida por los papás, que ya se han resignado a que no se vayan de casa. Si hubieran ido a votar, ahora no estaríamos enfrascados en este circo que nos llevará al caos y la desesperanza.
Susana Díaz no comprende, por qué medio millón de votantes socialistas andaluces, se quedaron en casa, dándole la espalda a su proyecto. Yo se lo voy a explicar sin necesidad de que tome rabillos de pasas. Se trata de medio millón de andaluces de memoria privilegiada, que no olvidan como quiso asaltar la secretaría federal de los socialistas españoles en la calle Ferraz, para arrebatarle a Pedro Sánchez su puesto, y a continuación, postularse como candidata a la presidencia del gobierno español, abandonando así su “querida“ Andalucía camino de la ambición política que siempre la ha caracterizado, cuyo destino le ha dado la espalda porque… Roma no paga traidores. No en vano, el partido socialista andaluz está fragmentado desde entonces, y el nacional, otro tanto. A ella que se le “llena la boca” de querer Andalucía, se le ha olvidado que hubo un tiempo en el que llegamos a importarle tres pepinos, y lo único que quería era su éxito personal de Despeñaperros para arriba.
Y ya para finalizar, el colmo de los despropósitos fue tener que aguantar al líder de los populares andaluces, junto al aznariano Casado, festejar los resultados de la noche electoral como un gran éxito de su partido. Una formación política que dicen las urnas perdió siete diputados, ¿Qué tiene que celebrar? Un partido que tiene a parte de su cúpula en la cárcel por corrupción da el espectáculo dantesco de festejar el resultado de las elecciones andaluzas. ¿Cabe mayor desatino y despropósito en sus dirigentes? Andalucía no se merece esta clase política que, se debate entra la corrupción, la ineptitud y la estupidez más absoluta. El caso más flagrante es el de la unión desatinada de Izquierda hundida y Podemos, llamada Adelante Andalucía, que ha perdido tres diputados, con lo cual se comprueba que no los han votado ni los suyos, pero aún así, insisten en querer gobernar, en ser la llave. ¿La llave de qué? Del enfrentamiento en las barricadas que ha propugnado Pablo Iglesias, para frenar a los fachas de Vox, proclamando la que él ha llamado, Alerta Antifascista. Menos protestar y más ir a votar, que es el deber ciudadano de todo demócrata. Lo tenemos bien merecido.
domingo, 9 de diciembre de 2018
NAVIDAD EN LA GRANADA DE MIS RECUERDOS
NAVIDAD EN LA GRANADA DE MIS RECUERDOS
Tito Ortiz.-
Bajábamos del Albayzín a Granada, buscando los elementos necesarios para montar el portalico de Belén. Durante todo el año, pero sobre todo con la vuelta al cole, mis hermanos y yo nos afanamos en ir haciendo figuras de barro, cogido de la margen izquierda del Dauro. Con nuestras torpes manos dábamos forma a la masa, que dependiendo de la zona del río donde la hubiéramos cogido, tenía un color de barro rojizo amarronado, o también podía salirte de un gris marengo casi negro. No teníamos horno, así que con aquel Sol de Otoño que apenas calentaba, sobre un papel de periódico, las dejábamos secar en la ventana, a la espera de que una vez duras, se dejaran pintar convenientemente. Luego vendrían los colores a la acuarela, los remates, y una vez listas, comprobar con tristeza en el escaparate de Mariscal, que sus figuras no tenían nada que ver con las nuestras, porque las suyas si que eran figuras de barro en condiciones, para un belén o para lo que fuera. Porque sus bandoleros, gitanas, caballos y jacas eran de un postín de señorío nato. Yo me quedaba embelesado en el escaparate, espachurrando la cara contra el cristal, pensando cuando mis figuras se parecerían a las suyas, y cuando mis casas hechas con planchas de corcho, y pintadas con lo primero que había por casa, se parecerían a las suyas.
Los comienzos de esta familia de artesanos son de la mano del barrista Antonio Jiménez Rada, nacido en Granada, en 1873, que se inició en el taller de la Calle Gracia, 6, perteneciente a la Familia Román. Después de varios años trabajando en Granada y casado con Encarnación Mariscal, Rada marcha a Sevilla, estableciéndose en Triana, en la Calle San Jacinto. Estuvo allí al mando de un acomodado taller con varios empleados en pintura y barro. De este taller trianero salieron numerosas figuras de belén y barros costumbristas herederos del gusto romántico. Durante esta época en Sevilla tendrá como principales discípulos y aprendices a sus hijos Francisco Jiménez Mariscal y José Jiménez Mariscal. En su etapa en Sevilla, y como mayor galardón se le otorgó la medalla de oro de la Exposición Iberoamericana en 1929. A mediados de los años treinta coincidiendo con el ascenso de la República, Rada abandona Sevilla y vuelve a su ciudad natal, su primogénito, Francisco emigraría a Brasil, y sus dos hijos José Jiménez Mariscal y Josefa Jiménez Mariscal, retomarán el taller situado en la Calle Gracia, 6, volviendo a salir infinidad de figuras religiosas y populares. Rada también participaba en obras de mayor envergadura, como la colaboración con su primo, el escultor Torres Rada, para labrar el águila que corona la esquina de Gran Vía con reyes católicos. Antonio Jiménez Rada murió tras varios años alejados del oficio a causa de su demencia senil, el 10 de diciembre de 1949.Parte de su obra se puede apreciar en el Museo Casa de los Tiros de Granada. Visita que yo siempre recomiendo.
La labor del maestro fue continuada por sus hijos, José y Josefa. José trabajaba con su padre hasta comienzos de los años cincuenta, realizando unas figuras muy finas y delicadas, decoradas con pigmentación al huevo. Por algún tiempo el taller adoptará la firma de RADA E HIJO, durante esta época, se formarán barristas como José Lozano López. Una vez fallecido su padre Antonio JIMÉNEZ Rada, José Jiménez MARISCAL continúa la estela familiar. Su obra, de notable calidad y fama y su labor docente en la escuela social Bermúdez de Castro, hacen de él la personalidad destacada del barrismo granadino del s.XX, de su taller saldrán toreros, majos, majas, y escenas populares, en formatos de los 15 hasta los 100 centímetros. Durante los años 80 y 90, resurgen nuevos talleres en Granada de discípulos de la familia Jiménez Rada y Mariscal, el ya mencionado José Lozano, y Manuel Collado García, como discípulo de José Jiménez Mariscal, y alumno suyo en la escuela Bermúdez de Castro. Mi amigo Manuel Ocón Rojas, tiene en su colección particular, lo mejor que salió de las manos de Collado, desde las figuras clásicas para un belén, a las utilizadas en la representación de la Pasión. Figuras únicas e inimitables que, con el fallecimiento del artista, adquieren un valor incalculable.
En septiembre de 1995, José Jiménez Mariscal muere y prosiguen hasta nuestros días, el arte de su hijo, Jesús Jiménez Mariscal y sus nietos. Herederos del buen hacer, continúan con el taller de Barristas siguiendo las mismas técnicas aprendidas de su abuelo y su padre, aplicando óleos sobre las figuras, tinturas al huevo o al aceite, y se rescata la técnica del estofado. Se retoma el modelado de figuras costumbristas y se comienza a elaborar nuevas figuras para la elaboración del Nacimiento Tradicional. Los barros de mariscal, como popularmente le llamamos los granadinos, son un arte único, que puede admirarse hasta en el palacio de La Zarzuela. Sus nacimientos no tienen comparación, y desde el siglo XIX, con su trabajo, han puesto a Granada en un mapa particular y único, el del belenismo mundial. Los niños del Albayzín siempre los tuvimos como el referente a seguir, aunque para mi fue cosa imposible.
Pero había que montar el belén en mi casa, a coste cero, y eso pasaba por que todo fuera realizado a lo Juan Palomo. La máquina de coser Alfa, a la que se le escondía el cabezal basculante, quedaba convertida desde el ocho de Diciembre al siete de enero, en la mesa repisa necesaria para exponer el misterio. Listas las figuras de barro, algunas con caras, gestos y posturas, más propias de la casa del terror, resuelto el portal, el molino y el castillo de Herodes, más el pozo, con el corcho ya referenciado, había que poner el musgo como base, asunto éste que requería de toda una tarde, en la que en compañía de otros, nos atrevíamos a bajar por el callejón de Santa Ana, a la margen izquierda del Dauro y arrancar de los filos y pegados a las piedras los trozos necesario del musgo que, cuidadosamente transportábamos en un cubo de zinc, hasta colocarlos estratégicamente en el portalico. Para realizar las distintas alturas, veredas y caminos, además de las cuevas, nos íbamos a la estación del ferrocarril, y allí cogíamos de la escombrera, los restos del carbón calcinado, que, junto con la carbonilla, daban un aspecto de realismo al belén, difícil de conseguir en aquellos entonces, de manera gratis. Puesto que el nacimiento se ponía en el rincón del comedor donde estorbara menos durante tantos días, para dar el efecto de la noche, comprábamos en Costales, metro y medio de papel de embalar, de color azul azafata, que pegábamos a la pared con una masilla de harina, y sobre el que yo dibujaba con una tiza y poco acierto, la estrella de oriente que guiaba a los reyes, una media luna y un puñado de estrellas menores repartidas por aquella pared empapelada de noche oscura. Con los años fui perfeccionando la técnica, y las estrellas ya las recortaba de papel de aluminio y las pegaba en el papel con Pegamento y medio. Como no podía comprar el artilugio bomba que me permitiera dotar de agua natural el río, me acercaba hasta Cristamol, en la calle Álvaro de Bazán, y les pedía unos restos de los cristales que iban a tirar, que, colocados con cierto gracejo en el cauce del belén, daban por sus reflejos el aspecto de agua. Como no había dinero para comprar luces, yo le pedía al padre Marcelino de los hospitalicos tres cabos de vela, que, colocados a la distancia precisa sobre las figuras y las casas, al apagar la luz del comedor, daban cierta imagen de nocturnidad, durante unos instantes, aunque visto ahora desde la distancia, lo que de verdad daba la impresión era de una escena espeluznante de película de terror, por la fealdad de las figuras y todo lo allí expuesto. Mi belén era tan horroroso, que ganaba mucho con las luces del comedor encendidas, o al menos, daba menos miedo. Si apagabas la luz de la casa y encendías las tres velas, seamos sinceros… era de infarto.
Por aquellos días, ya las calles de Granada se hacían eco del sonido de unos villancicos y de los balidos de ovejas adiestradas para callejear sin miedo a perderlas. Los Hermanos Obreros de María, salían cada tarde de su internado en la calle San Juan de Los Reyes, revestidos los niños de pastorcillos, con zambombas, panderetas y carrañacas, envueltos por un rebaño de ovejas, anunciando con su cantar de villancicos, la representación del belén viviente más famoso de la comarca. A su paso, paraban en la puerta de los comercios granadinos para recoger alguna limosna, con la colaboración también de algunos viandantes. Un belén que representaba con diálogos perfectos, desde la llegada de José y María a la posada, el alumbramiento, la adoración de los magos y la posterior huida a Egipto, con animales como, pollos, pavos, borregos, burros, y todos los actuantes caracterizados de la época. Papeles que llevaban a cabo los niños internos, entre los que se encontraba mi compadre, el cantaor de Haza Grande, Ángel Rodríguez “Chanquete”, con la colaboración de la única mujer en el papel de María. No hay que olvidar que el internado era solo para chicos. Se trataba de mi vecina y amiga Rosarito, que vivía en el Callejón del Señor, número 15, en la Calderería albayzinera, que desde hace un año representa su papel en el tablao de la Gloria.
Con un cerco de tela metálica, para evitar su estampida, en la plaza de la Trinidad, los pavos con sus glugluteos, anunciaban que estaban listos para ser la cena de nochebuena. Los chiquillos nos acercábamos para disfrutar del espectáculo, y nos animábamos a imitar su peculiar sonido, al que ellos respondían, alcanzando el concierto cotas de hilaridad, hasta que el pavero con su vara nos obligaba a poner pies en polvorosa, mientras intentaba aplacar a la piara que nosotros habíamos enloquecido. Los que compraban el pavo para llevárselo a casa y tener la cena de noche buena, eran unos valientes, porque al pavo había que mantenerlo en sitio adecuado hasta el día 24, y luego venía lo peor. ¿Quién mata el pavo?, sobre todo teniendo en cuenta que los niños ya le habíamos cogido cariño al animal, le habíamos dado de comer, de beber, y hasta le habíamos puesto nombre. El drama era importante. Al animal había que sacrificarlo fuera del alcance de la vista de los más pequeños, y en no pocas ocasiones, mi admirado Miranda por aquellos días navideños, sacaba chistes en mi periódico Ideal de escenas grotescas con el pavo en familia. Recuerdo una en la que todos reunidos a la mesa, con las manos juntas rezaban… Bendice señor estos alimentos que vamos a tomar… mientras que el cabeza de familia, con un gran cuchillo en la mano, corría por el comedor detrás del pavo que pedía el indulto. Afortunadamente, el correr de los años ya nos permite, comprar el pavo envasado al vacío, sin necesidad de hacer amistad con el previamente, ni ponerle nombre. Sienta mejor al estómago un pavo anónimo.
En la plaza de Bibarrambla y en los soportales de Correos, zambombas y carrañacas se amontonan en el suelo, junto a un brazado de carrizos de repuesto, porque lo suyo es que después de probar el sonido de la zambomba elegida, el vendedor te regale un par de carrizos de repuesto, porque la noche buena es larga y bien pudiera ocurrir, que, en el fragor de la batalla, el que lleva puesto se parta. Ya se sabe aquello famoso de ahora la toco yo, no me toca a mí, yo la pedí antes. Mi abuela no se peleaba por tocarla, cogía la escoba de barrer con recia caña, abría la puerta del piso, y frotando la parte distal contra la madera, conseguía un sonido igual o mejor que el de la mejor zambomba. ¡De las que berrean! Pregonaba el hombre, que nos aconsejaba como mantener el pellejo terso cuando lleváramos un rato de villancicos hilvanados y la piel o cedía o se mojaba por las gotas que caían de las manos para frotar. La dejabas descansar un rato junto a la lumbre, o le restregabas un ajo y aquello era mano de santo. El pellejo recobraba su tersura sonora como por arte de magia y vuelta a los villancicos. A los niños nos compraban unas más pequeñitas que tenían el carrizo fijo y gordo, así no se nos escapaba ni lo sacábamos por nuestra impericia. Las carrañacas también tenían su truco para tocarlas bien. Aquellas tablas dentadas con hermosas puntillas clavadas que albergaban en su interior dos o tres pedazos de hojalata, requerían de fuerza y destreza para acompañar a compás los cantos vecinales, no exentos de cierta picardía.
En el portal de belén hay un viejo haciendo botas, se le escapó la lezna, y se pinchó las pelotas.
En el portal de belén hay un viejo haciendo gachas, se le escapó la sartén y acudieron las muchachas.
En aquel Albayzín de postguerra, mi tío cantaba con fuerza un villancico republicano: San José como era carpintero, sacaba muchas virutas, y todo el dinero que ganaba, se lo gastaba en putas. Allí todos mas rojos que el carmín, pero celebrando el nacimiento del niño Dios, como el primero. Y entre aguardiente de garrafa comprado en las bodegas de Manolillo frente a los hospitalicos, y los mantecados que hacía Paca, la mujer de Pepe el Músico, que como molde para la masa utilizaba un vaso de chato de vino, la noche tomaba unos visos espectaculares de diversión para grandes y pequeños, porque a los niños también nos ponían a tono. Nos ofrecían un dedal de menta o de ponche, de lo que más nos gustara, y claro, inmediatamente nos poníamos afinados con el personal. Que juerga. Hoy terminarían todos en comisaría, bien por los cánticos inapropiados o por darle alcohol a los niños, cosa que era costumbre, porque en mi casa nunca faltó una botella de Quina Santa Catalina, que menuda cucharada sopera nos daba mi madre antes de comer, para que no dejáramos ni una miga en el plato. En aquellos tiempos era todo normal y recomendado, hoy terminarían en la cárcel.
Los tres reyes bajo un templete en Bibarrambla eran habituales en aquellos días de navidad. Sus pobres vestimentas, sus capas raídas, sus barbas y pelucas de estropajo, sus coronas de hojalata, daban un aspecto muy cutre a la escena, pero los niños queríamos verlos, y nuestros padres nos obligaban a hacernos una foto con ellos, asunto ese que nos hacía enmudecer, poner cara de circunstancias y pasar un mal rato, sino no nos poníamos a llorar sin consuelo los mas pequeños, ante la insistencia de sus padres para que, sentados en las rodillas de alguno de aquellos reyes disfrazados, el fotógrafo inmortalizara el momento en el que en plena niñez, los reyes magos nos dieron un mal rato, cuando nos acercamos a darle la carta con nuestras pretensiones. Algunos aguantábamos el tipo, pero al escuchar el estruendo de aquel flash adosado a la vieja máquina de carrete en blanco y negro, que necesitaba una batería colgada al hombro para soltar aquel fogonazo blanquecino que te dejaba ciego por unos instantes, aquello nos parecía el relámpago de una terrible tormenta, cerrábamos los ojos y empezaba el llanto de un gran susto. Menos mal que al principio de la plaza, en el acceso por la calle Príncipe, estaba aquel fotógrafo de guardapolvos gris, con su máquina de madera sobre un trípode, que tenía adosado como un gran túnel de tela negra, por donde él metía la cabeza y miraba una y otra vez, hasta conseguir que te mantuvieras inhiesto sobre aquel enorme caballo de cartón, casi de tamaño natural. En el momento preciso, quitaba una especie de tapón metálico unido a una cadenita, volvía a ponerlo protegiendo el objetivo y la foto estaba lista. Por mi casa está todavía. Mí padre me sujeta por la espalda sin que se le vea la mano, aunque el jinete permanece agarrado con fuerza a la corbata de su progenitor, solo por si acaso el caballo decidiera echar a andar.
La noche buena empezaba un poco más tarde de comer a medio día, cuando los vecinos con unos mantecados y unos polvorones en un plato de duralex, y una botella de aguardiente con una copa pequeña de aquellas que tenían una rayita roja cercana al borde en la otra, iban pasando de puerta en puerta para desearte feliz navidad y obligarte a comerte un polvorón del gancho, llamados así por aclamación popular, ya que al ponértelo en la boca, aquel bloque de yeso se te pegaba al cielo de la boca, y como no hicieras el gancho con el dedo, allí palmabas sin respiración. Momento que el vecino aprovechaba para llenarte la copita de matarratas de garrafón con aroma a anís del trepador, para que pudieras tragarte aquella masa asesina, y poder respirar. Un villancico por aquí, otro por allá, y cuando querías acordar ya era la hora de cenar. Mesa con manjares que iban desde un boniato asado, a un pollo para treinta, y a comer sin demora porque había que asistir a la Misa del Gallo. Mi madre nos empezaba a recomponer, como a eso de las once y media de la noche. Nos ponía el mejor abrigo heredado de los mayores, lustraba los zapatos de Segarra, y una vez todos listos y bien “embufandados” para no coger frío, bajábamos por el callejón de Los Hospitalicos hasta la Iglesia de los agustinos recoletos, donde cada año escuchábamos la misa del gallo a las doce en punto de la noche. Una misa de gran gala, con toda la iglesia encendida, repleta de incienso hasta la asfixia, con Fray Francisco al armonio, luciendo aquella solemne voz de bajo profundo a lo Justino Díaz. La misa del gallo era la única a la que asistíamos sin rechistar, seguramente por los efluvios del alcohol ingestado durante el día, que hacía que casi todos los fieles tuvieran un esbozo de sonrisa angelical en sus rostros, y algunos, hasta un ligero balanceo cuando la liturgia preconciliar de entonces, les obligaba a ponerse en pie. Una misa en latín y de espaldas a los fieles, te permitía asistir un poco piripi porque el oficiante estaba a lo suyo y no tenía ojos en la nunca. Cosa distinta era cuando algún vecino en “ajopollo” decidía comulgar, por muchos pellizcos que la parienta le daba en el brazo tirando de el para que volviera a sentarse en el banco. De un traspiés salía al pasillo central, se ponía en cola, recomponía la figura, inhiesto el esqueleto, mirada legionaria al santa sanctórum, hasta llegar al reclinatorio para recibir la comunión. En abriendo la boca para recibir la sagrada forma de manos del sacerdote, algunos curas tuvieron que recibir asistencia sanitaria por dedos tostados, de la altísima graduación que salía de aquellas fauces, pero si el señor nos quiere, y más en noche buena, que no nos perdonará el señor.
Al día siguiente, primer día de pascua, mi madre nos llevaba a los almacenes, El 95, en la plaza de bibarrambla, en cuyos escaparates, estaban los juguetes de nuestros sueños. Desde la Mariquita Pérez, a los camiones de bomberos de hojalata, a los que había que darle cuerda para que andaran. De las espadas al estilo mosquetero, al revolver de Gary Cooper. Bicicletas y diábolos, cuerdas para saltar a la comba con asideros de madera y cascabeles en los puños, indios, caowois, aros de madera. (Explicar). Y justo al lado, aquel escaparate estrechito repleto de artículos de broma. Desde cerillas que explotaban al encenderlas, petardos para camuflarlos en el interior de los cigarrillos. Aún recuerdo la que me dio mi padre, el día de los santos inocentes que le puse uno. A simuladores de dedos cortados, o mierdas extraordinariamente reales. El día que le pusimos una debajo del sillón a don Cristóbal, nuestro maestro en la placeta de Ramírez, cuando entró en clase y vio el pastel, pidió que saliera el responsable y al encontrarse con el más absoluto silencio. Nos puso en fila y uno a uno fuimos pasando por sus dominios, recibiendo los efectos escalofriantes, de aquella rama de palmera seca que utilizaba con normalidad, contra las travesuras, o cuando no te sabías la lección, lo mismo daba. Dos días sin poder sentarte y, no dijeras nada en casa, porque entonces te caía otra que no era menor. También se vendían allí, chacolines, caretas, y otros monstruos sin clasificar, con tal de hacer reír. Vacaciones, chicharrones, una vieja con calzones. Nunca supe que quería decir aquello con respecto a la vieja, pero nosotros lo cantábamos a voz en grito. La Navidad en Granada era así.
martes, 4 de diciembre de 2018
CRISPACIÓN OPORTUNISTA
CRISPACIÓN OPORTUNISTA
Tito Ortiz.-
El bochornoso espectáculo que algunas de sus señorías, nos están ofreciendo en el Congreso de los diputados en los últimos quince días, no es casual ni improvisado. Se ha tratado de cronificar la crispación política para incidir en la opinión pública con motivo de las elecciones andaluzas, y así tener un altavoz diario en los informativos, para rociar de grosería, insultos y desfachatez un proceso que se merecía más respeto por toda la clase política, si lo que de verdad importaba era, enviar un mensaje claro y contundente a la ciudadanía andaluza, de sus respectivos programas para solucionar el caos que – según algunos – reina en la comunidad. Algo bueno ha salido, del clima intencionadamente agresivo de algunos próceres distinguidos. Los hemos podido ver sin careta, renegando de anteriores compañeros de viaje, o arremetiendo con vehemencia y grosería, con tal de ocupar el anhelado sillón que les espera en el Hospital de las Cinco Llagas. En esta campaña, hemos visto movimientos no programados, cuyas marionetas dejaban ver a las claras quienes manejaban sus hilos. Médicos de atención primaria que tenían motivos suficientes para manifestarse, pero que lo podían haber hecho a primeros de mes, o a partir de mañana. Algunos taxistas, que se han convertido en el brazo armado de la derecha que llama con fuerza a la puerta. Jueces y fiscales en huelga, coincidiendo sospechosamente con la campaña andaluza. Y así podría seguir desgranando una serie de movimientos de colectivos, que han tenido todo el año para manifestarse, pero -que casualidad- han elegido las dos últimas semanas para hacerlo, cuando Andalucía se estaba jugando el futuro para los próximos cuatro años. El espectáculo ha sido realmente deprimente, dejando ver a las claras, la catadura moral y la bajeza política de muchos de los representantes del pueblo. España tiene ahora mismo en sus distintos parlamentos, la clase política menos preparada y más grosera de toda la democracia. Da la sensación de que hemos iniciado un camino sin retorno hacia la autodestrucción, propiciando un clima de crispación ciudadana, que solo nos llevará al caos. O nos tomamos en serio lo de la regeneración política, o estamos llamando a voces a un nuevo Tejero, que esta vez no fracasará. La noche del domingo, las urnas hablaron, tarde, pero hablaron. Tras el clamoroso batacazo de los socialistas, le ha seguido una seria bajada de los populares, que, no obstante, aliándose con Ciudadanos y Vox podrían gobernar con el menor número de escaños de su historia. También cabe la posibilidad de que Susana Díaz pudiera gobernar con Teresa, si Ciudadanos se abstuviera en la votación de investidura. En cualquier caso, lo que está claro es que, los cimientos andaluces se han removido, con un desencanto de los ciudadanos que han dado la espalda a los dos partidos mayoritarios, enfrascados en acusaciones y disputas, que su electorado ha castigado de manera clara y contundente. Hay mucho ciudadano desencantado con los políticos, que el pasado domingo optaron por no ir a votar, aumentando peligrosamente la abstención. Y es posible que todavía no hayamos terminado, porque si Ciudadanos – como argumentó en campaña – no pacta con Vox, la solución sería unas nuevas elecciones, pero eso no tranquiliza a nadie y menos a los políticos. Existe para Andalucía, un antes y un después de estas elecciones, que no han dejado contento a nadie, salvo a los representantes de Vox, que han demostrado tener un sitio entre el electorado, irrumpiendo en un panorama en el que nadie creía excepto ellos mismos. Vivimos tiempos de cambio, y de intranquilidad ciudadana. La crispación política que arrastramos desde hace años no podía traer nada mejor.
lunes, 26 de noviembre de 2018
ADIÓS, CAMPAÑA, ADIÓS
ADIÓS, CAMPAÑA, ADIÓS
Tito Ortiz.-
A tan solo tres días de que, los partidos con representación parlamentaria dejen de aburrirnos con los mensajes de siempre, con las ideas de siempre y con los mismos argumentos plagados de promesas incumplidas sistemáticamente, uno tiene la sensación de que el sistema ha tocado fondo, y que la regeneración política es una utopía para este milenio. El candidato de la derecha se ha mudado a Andalucía durante una quincena, para librarla del yugo socialista – según él – y hemos tenido que escuchar con pavor, como su candidato, Moreno Bonilla, decía a los cuatro vientos y sin parpadear, que, si hay algún partido capaz de acabar con la corrupción política, ese es el suyo, el partido popular. Y eso lo dice con el cadáver político, aún caliente, de la señora Cospedal en sus conversaciones con Villarejo, investigando a Javier Arenas, por ejemplo, compañero y eterno candidato a todo en el pp. Un partido que si no mal recuerdo, tiene a tres de sus exministros en la cárcel por corrupción, sentenciados en firme, junto a una decena de cargos de confianza e intermedios, cumpliendo condena por lo mismo. No se puede tener un rostro más duro.
Pero es que todo va para atrás en esta Andalucía, maltratada históricamente por la clase política. Esta campaña nos ha permitido ver por la tele, como los servicios de seguridad del partido socialista en un mitin de la presidenta, impedían su trabajo a los periodistas, cuando trataban de comprobar quién era la mujer que interrumpió un mitin de Susana Díaz, y fue expulsada del recinto con poca delicadeza. Hecho que motivó a uno de los del pinganillo, amenazar a un cámara y arrebatarle la credencial, al más puro estilo fascista de Donal Trump. Parece que, a este nuevo socialismo andaluz, no le gustan las voces discrepantes, y lo solucionan matando al mensajero de manera expedita y en directo, con lo que el socialismo entero le debe a la prensa española y andaluza en particular, desde la clandestinidad hasta ahora. Socialistas comportándose como la rancia derecha, al más puro estilo dictatorial, cuando los periodistas lo único que intentan es llevar a cabo su trabajo: Informar.
Es esta campaña a las andaluzas, la primera que transcurre sin historia y sin que los partidos mayoritarios aporten nada nuevo que ilusione al electorado, y como muestra un botón: El líder de Ciudadanos, a mitad de recorrido y admitiendo que no tendrá mayoría, lo que dice mucho de la confianza que tiene en su partido y programa de gobierno, ya ha invitado a su contrincante de la derecha para formar gobierno de coalición, con la intención de que el psoe no gobierne. Se ha olvidado en tan solo unos días, que si los socialistas están gobernando es gracias a el y su formación. Admitiendo que, con tal de tocar bola, le dan lo mismo las izquierdas que las derechas. Eso si es tener buenas tragaderas. Como las de Izquierda Unida, laminada por Podemos hasta el punto de que pronto veremos esa Izquierda hundida y desaparecida, bajo el manto de los de Pablo Iglesias. Mientras, los partidos emergentes, que no tienen derecho a minutos gratis en los medios, al carecer de representación parlamentaria, se las ven y se las desean para hacer llegar su mensaje renovador e ilusionante a los ciudadanos, todo un ejemplo de que todo está legislado para que sigan los de siempre, si no hay una reacción del electorado inteligente, que sepa buscar más allá de la mediocridad conocida. A fin de cuentas, el lunes todos habrán ganado, y todos seremos un poco más pobres.
martes, 20 de noviembre de 2018
SOÑAR ES GRATIS
SOÑAR ES GRATIS
Tito Ortiz.-
Tenemos que sacar ganas y fuerzas, ilusión y esperanza, como sea, para ir el día dos de diciembre a votar con ánimo de que las cosas van a cambiar, de que nuestro voto sirve para algo. Para empezar – y muy importante – hay que votar. Esto no se soluciona quedándonos en casa o yéndonos de finde por ahí, y luego protestando por lo mal que está todo. Si queremos que las cosas cambien, que nuestra Andalucía sea tenida en cuenta, que la derecha no nos ponga de ejemplo nacional del retraso en las escuelas y el aumento de las filas del paro, hay que cambiar la actitud. Yo sé que cuesta mucho. Que la mayoría estamos desencantados con la clase política, que no pierde oportunidad para frustrarnos, y lo que es peor, para hundirnos en la depresión y la duda de a que partido votar, porque al final te da igual, el pato lo seguimos pagando los mismos y los de siempre: Nosotros: Pero la única oportunidad de revertir esa situación de apatía política, y de comprobar que somos nosotros los que podemos recuperar nuestro protagonismo y ser los dueños de nuestro futuro, pasa porque nadie se quede en casa y vaya a votar en conciencia. Sé que los programas electorales de los partidos están para no cumplirlos, y esa es la triste realidad, pero surgen movimientos emergentes, sin ataduras a lo ya conocido, libres de corrupción y sin vicios, que merecen una oportunidad, ante un panorama que no debemos consentir que sea… más de lo mismo.
Debemos de autoconvencernos definitivamente, de que Andalucía es rica. Primero porque lo es, y segundo, porque los andaluces así lo hemos demostrado a lo largo de la historia. Nadie debe menospreciarnos como ciudadanos de segunda clase y, por ende, tutelarnos de manera paternalista, con falsas promesas de salir del hoyo. Somos suficientes y eficientes como para hacerlo nosotros solitos, sin que nadie con mensajes de Despeñaperros para arriba, se nos presenten como salvadores de la patria andaluza, esa que menosprecian y ningunean durante el tiempo que no están en campaña, porque lo único que quieren de nosotros es, nuestros votos, y después, si te vi no me acuerdo. Hasta las próximas elecciones. Debemos de una vez por todas, ser responsables, leernos los programas electorales y exigir su cumplimiento. Ya está bien de que las promesas vuelen al día siguiente de haber votado. Una provincia como la nuestra que, hace años que ya perdió el tren, no puede seguir consintiendo que le tomen el pelo. Subir el salario mínimo, las pensiones y blindarlas, no pueden ser asuntos que soñamos para un futuro, el nuestro ya fue ayer. Debemos aspirar a vivir dignamente de nuestros ingresos, impidiendo a toda costa que sigan proliferando los pobres con nómina, esos que teniendo trabajo no llegan fin de mes, y para hacerlo, tienen que recurrir a comedores sociales y a bancos de alimentos. La injusticia social en Andalucía ha alcanzado en los últimos años, cotas insospechadas de calamidad e indigencia ante nuestras narices, y eso está en nuestras manos conseguirlo el día dos de diciembre, si nuestro voto es responsable y solidario. La inercia del voto acostumbrado, sin análisis ni examen de lo realizado, sin pedir cuentas de lo prometido, adocena y pervierte a los políticos, a la vez que lleva el desencanto y la frustración a la base social de los sustenta. Esa cadena hay que romperla, permitiendo a lo nuevo, demostrar que otra política es posible, en la que quepan la ilusión y la justicia social, con la solidaridad entre todos.
martes, 13 de noviembre de 2018
HIPOASQUEADOS
HIPOASQUEADOS
Tito Ortiz.-
Saben aquellos que me conocen, que llevo varios años muerto, pero que no me resisto – de vez en cuando – a bajar por aquí y, dar una vuelta para comprobar personalmente, como va esto llamado España y sus contornos. Tengo que admitir que, si no estuviera muerto, desearía estarlo con todas mis fuerzas, porque lo de este país no tiene nombre. Asqueados como estábamos desde hace lustros de, algunos personajillos de la clase política, su desvergüenza y sus desmanes, compruebo con pavor que, hasta el Tribunal Supremo se apunta a protagonizar sainetes impresentables, dejando tras sus decisiones, un reguero de descrédito al más puro estilo de república bananera. Y no hablo solo de haber fallado a favor de los bancos – que también – sino de la forma en que se han sucedido los acontecimientos, el reparto de porcentajes y los cambios de bando a última hora. Siento vergüenza de aquellos en los que el ciudadano de a pie, tiene puestas todas sus esperanzas, masacradas por uno de los poderes, y por el capital. Millones de españoles hipotecados, están ahora” hipoasqueados” del estado y sus instituciones. ¿A quién debemos pedir amparo? Tal vez a Santa Rita, abogada de los imposibles. No veo otra salida, y eso teniendo en cuenta que yo soy creyente. Los que no lo son, solo tienen el cubo de la Alhambra o El Tajo del Pollero, porque la calle de Elvira, donde en otros tiempos habitaban las manolas, está tomada por la droga y la prostitución, haciendo que los vecinos de bien sean amenazados y maltratados. Lo de la desconexión ferroviaria es una realidad tan contundente desde hace años, que yo espero sinceramente, que lo próximo sea ver como unas máquinas, van levantando las vías del tren, para que por aquí no vuelva a pasar en la vida… eterna, donde yo estoy. Aquí hay repartidores de butano, que, durante su trabajo por las calles de Granada, van fumando porros, con la naturalidad con que el teniente Koyak saboreaba un chupachups. Un padre casi adolescente, la emprende a golpes contra médicos y enfermeras ante la muerte de su hijo, en lo que va teniendo tintes de horrorosa actualidad. El serial de Juana Rivas se cronifica de tal forma, que ya apenas es noticia. De como está la clase política, hablan por si solos los proyectos de los partidos emergentes como, Adelante Andalucía. Una propuesta es la creación de empleo estable y de calidad. A mí esto me suena de algo, como si lo hubiera oído antes. Otra, la puesta en marcha de una oficina anticorrupción. Vamos para tirarse de los pelos, poner la zorra a guardar las gallinas. Y ante momento tan desalentador, la nieve cae en nuestra sierra, antes de que las infraestructuras estén preparadas, con lo que muchas estaciones se nos han adelantado en su apertura de temporada. Ponemos un circo y nos crecen los enanos. Somos tan previsibles en todo, que hasta los fenómenos positivos se nos escapan de las manos, por eso hay quién piensa darle utilidad a los setenta y siete kilómetros de vías construidos, pero de AVE, ni hablamos. Y para ir concluyendo este racimo de despropósitos, con las togas de nuevo como protagonistas, Estrasburgo nos saca los colores hasta con carácter retroactivo. El Tribunal Europeo de Derechos Humanos, sentencia que la hermanita de la caridad, Arnaldo Otegui y sus secuaces, no tuvieron un juicio justo, esto ya es para romperse el traje. ¿Quién me habrá mandado a mí, venir desde el otro mundo? Con lo a gusto que estoy yo muerto. Es que no escarmiento. Será que estoy hipoasqueado… eso va a ser.
martes, 6 de noviembre de 2018
RENTISTA GRANATENSIS
RENTISTA GRANATENSIS
Tito Ortiz.-
Existe en esta tierra nuestra, un modelo de rentista que nada tiene que ver con el de otras latitudes, aunque el dinero esté en el mismo sitio y venga de idéntico lugar. El rentista granatensis no trabaja, vive de lo que le producen sus pisos alquilados, sus tierras, y de la miseria que el banco le pasa anualmente por tener el dinero inmovilizado, para no arriesgar ni un euro. Mi profesión me ha permitido vivir durante años en varias provincias españolas, pero por no apartarnos mucho de aquí, les hablaré del rentista hispalense y del malacitano. El rentista malagueño viste de traje y corbata, y a eso de las diez de la mañana, se sienta en la cafetería Lepanto, de calle Larios, desayuna como un señor una pieza salada y otra dulce, zumo de naranja y café con leche. Mientras le sirven, cruza enfrente al portal junto a la farmacia y compra “El Sur”, para leer fundamentalmente los deportes, después se pasa por el banco para que el propio director le diga como van sus acciones en la bolsa, y con eso su jornada laboral ha terminado.
El rentista hispalense viste de punta en blanco, todo de marca, lleva el pelo engominado, jersey echado por los hombros, con las mangas sobre el pecho, zapatos castellanos color corinto de los que llevan dos borlitos dándote al paso sobre los dedos, limpios y relucientes, ah, y huele a colonia cara desde que entra por calle Sierpes. Compra lotería junto a la tienda de abanicos, el ABC, y se mete en la cafetería La Campana. Naranja exprimida al instante, medias noches de fiambre caro, café con leche y botella de agua con gas porque la noche ha sido flamenca. Mientras ojea el periódico sin atención, con su smartphone último modelo, entra en la cuenta corriente, ve lo que ha ganado ese día, y a la hora del aperitivo, lo encontraremos en la barra del bar interior de hotel Alfonso XIII, saboreando una copita de manzanilla con unas almendritas fritas, esperando el momento de la comida. Hoy come en la finca.
El rentista granatensis, viste con la ropa de hace treinta años, se echa a la calle, sin peinar, con los zapatos en color mate a base de no limpiarlos y una lluvia de caspa sobre los hombros de, un chaquetón heredado de papá, en un color que por el paso de los años ya no sabemos si es gris marengo o azul marino. Las coderas del chaquetón brillan de apoyarlas en las barras, los puños y el cuello de la camisa están desgastados y tienen viso. Pide un café con leche en vaso, – que así le entra más – media tostada de mantequilla, y se aposta en la barra a esperar que el IDEAL quede libre. Cuando va por la mitad del vaso de café, le dice al camarero que le vierta leche fría que está muy caliente. No es verdad. Lo que quiere es beberse café y medio por el mismo precio, y además se está ahorrando comprar el periódico. Argumentando que se ha quedado sin batería, le pide al camarero el teléfono para llamar a casa, y le dice a la parienta, que si con medio kilo de boquerones, habrá para todos, hoy que vienen sus cuatro hijos a comer, con sus nueras y nietos. Que va para el mercado de san Agustín y quiere tenerlo claro, que luego se tira mucha comida. Granada es la tercera provincia de España con más capital inmovilizado en los bancos, procedente de los rentistas. Para que arriesgar… si yo con poco me apaño. ¡Viva Graná!
martes, 30 de octubre de 2018
MELCHOR
MELCHOR
Tito Ortiz.-
Antes, cuando era director de éste periódico, tenía una agenda más apretada que las tuercas de un submarino, de manera que era difícil tener cinco minutos con él, para charlar aunque fuera del tiempo, y cuando coincidíamos por la calle, cada treinta segundos alguien nos interrumpía para saludarle, en plena vía pública, y sin el menor pudor, intentaban exponer cualquier tipo de idea, sugerencia o injerencia, sin considerar que nos habían cortado – sin educación - en una conversación de dos amigos, dos colegas, que siempre nos hemos admirado y profesado lealtad y amistad. Afortunadamente, esa Granada que antes se agolpaba en su derredor, con la jubilación del veterano periodista, le permite pasear en el más puro anonimato, asunto éste que, ambos aprovechamos para charlar en la calle sin que nadie nos interrumpa. Al parecer nos hemos convertido en transparentes. Los que antes nos abordaban sin el menor recato, pasan ahora por nuestro lado rozándonos el hombro, sin advertir que somos los mismos, solo que sin cargo y, disfrutando de poder darnos un abrazo y charlar de lo divino y lo humano, sin que nadie aproveche para hacer saltar por los aires el clímax de una conversación, para protagonizar la inoportunidad de la suya propia. Pero ni Juan ni Juanillo. Nada estorba a la charla que quién pasa al lado, salude cortés y siga su camino. En cualquier caso, asumido que nadie nos ve, a la intemperie, aunque estamos en mitad de Recogidas, a la altura del Palacio de Los Patos, cada mañana, a eso de la hora del ángelus, cuando él sube la calle paseando, tranquilo, con las manos atrás, mirando a todo y todos, yo bajo ya de haberle tomado el pulso a la ciudad, camino a la estación del metro, y es ahí donde se produce el encuentro. Como si estuviéramos leyendo el periódico de nuestros amores, este que el lector sostiene sobre sus manos, la mesa o el mostrador, tras preguntarnos por la salud, nuestros médicos y próximas citas en los hospitales para revisiones oportunas, vamos abriendo la conversación por la primera página del Ideal, y sección a sección, desgranamos nuestra opinión ante los acontecimientos de toda índole, hasta llegar a la contraportada, con el artículo del maestro Alcántara, al que ambos profesamos sincera admiración. Somos amigos desde los años setenta, hemos visto mucho, y escrito también. Conocemos al personal, a la ciudad y sus gentes, y utilizamos unas claves para el análisis, que no están al alcance de todos. Melchor Saiz-Pardo, con quién hablo, después de seguir mi trayectoria durante mucho tiempo en Patria y, La Hoja del Lunes, el año del golpe de estado “tejeriano”, me invitó a escribir en la sección de opinión de Ideal, y desde entonces, nuestra amistad y admiración mutuas fueron creciendo. Menos en deportes, he escrito en todas las secciones de este periódico de nuestras entretelas, y al que queremos como a alguien de la familia. Bueno, en mi caso, confieso que, por Ideal, siento más que por algún miembro de mi familia. Que nadie se rasgue las vestiduras, pero lo que es…Es. Sirva esta reflexión, para agradecer a todos los que antes nos interrumpían sin piedad, en mitad de nuestra íntima conversación sobre la acera, que ahora agachen la cabeza al vernos y sigan su camino, permitiendo que dos viejos periodistas granadinos, que además son amigos de toda la vida, charlen sin sobresaltos de su vida y obra en mitad de Recogidas. Eso es calidad de vida, y lo demás son tonterías. Tras el abrazo postrero, Melchor sigue despacio subiendo la calle, mientras yo la bajo, con el deseo de tropezármelo a la mañana siguiente.
martes, 23 de octubre de 2018
GRANADA SE CAE
GRANADA SE CAE
Tito Ortiz.-
Aunque el pasado jueves, mi compañera Sarai en éstas mismas páginas ya lo contó con todo lujo de detalles, a poco observador que uno sea y pasee habitualmente por Granada, se da cuenta de que es una ciudad que se está cayendo desde hace tiempo, y que cada vez con mayor frecuencia, se detectan edificios abandonados o en ruina, seguramente porque ponerlos en condiciones – como diría un granaíno – cuesta mas el collar que el perro. Tenemos que admitir que rehabilitar un edificio vale más que hacerlo nuevo, y encima, si está catalogado y le tienes que conservar la fachada, ya es para tirarse de los pelos. A veces estas casas se convierten en un caramelo envenenado, porque son el resultado de una herencia. De aquel tío abuelo tuyo que nunca conociste y que para que no lo olvides, deja escrito en el testamento que te deja a la hora de su muerte la casa en la calle… Si hombre, esa calle tan estrechita en el Albayzín, el Realejo, o el centro urbano donde no pasas con tu novia de la mano, porque no entráis a la vez, o sea, que la obra hay que hacerla transportando los materiales en burro, ahora que ni Francisco Tejero “Saleri”, los tiene a mano, y que se han convertido en una especie a proteger, por lo que los burros, ya no pueden cargar peso, ni se les puede arrear con la vara, para que aprieten el paso con los serones llenos de arena, vamos que los burros tienen un convenio colectivo y unos derechos adquiridos, que como se te ocurra levantarles la voz, acuden al defensor del burro, y se te cae el pelo. Por eso las casas viejas, por muy nobles que sean, se caen con riesgo para la ciudadanía. Los dueños se preguntan, que mal le han hecho ellos a la vida para que, les haya tocado en herencia una casa en Granada, ciudad en la que todo se vuelve inconvenientes cuando tratas de repellar una fachada, o echarle un zócalo al patio.
Que en los últimos tres años se hayan sumado 18 edificios más en ruina en Granada, se me antojan pocos. Yo paseo por la ciudad y sus barrios históricos, y puedo asegurar sin pestañear, que esa cifra no alcanza ni el 20% de las casas que de verdad están en riesgo de caerse en Granada. Otra cosa es que no haya inspectores suficientes para llevar a cabo una labor más exhaustiva del asunto. Recordemos que se caen con frecuencia casas, que no estaban declaradas en ruina, lo que deja en evidencia, que nunca un técnico apareció por allí para advertir del peligro inminente de derrumbe. El dato de que el 56% de los edificios granadinos tienen más de cincuenta años, no debe llevarnos a engaño. La Alhambra va a cumplir pronto mil años, y está hecha un primor. No podemos tomar como vida de un edificio la mitad de un siglo, cuando en la propia Gran Vía de Colón, los hay con más de cien años, y siguen en pie con cierta gallardía, incluso. El apartado que hay que adjuntar al estudio es, el del ese propietario de casa en Granada, que, sin verle rendimiento a la inversión de una rehabilitación de su propiedad, espera que sola se caiga al suelo, aún a riesgo de que los cascotes hieran a alguien, y con un poco de suerte, hasta los servicios públicos se encargan de mandar una pala y un camión para recoger los escombros, sin que a el le cueste un duro. Una mañana, leerá la noticia en el Ideal de la cafetería, mientras lo mancha con los dedos de aceite de media integral de la parte de abajo, que es más barata.
martes, 16 de octubre de 2018
MATAR AL MENSAJERO
MATAR AL MENSAJERO
Tito Ortiz.-
Esto de contar noticias, sobre todo, investigarlas y marchar en busca de la verdad para ponerla al servicio de la ciudadanía, se ha convertido en una profesión de alto riesgo. Contar la verdad se paga con la muerte. Así de claro y de escalofriante, ante la pasividad de gobiernos y de una parte de la sociedad que mira para otro lado, cuando el muerto es un profesional de la información, que, de acuerdo con su código deontológico, lo único que pretende es que cierto sector de los aparatos políticos y sociales, no campen por sus respetos, masacrando la verdad y la vida. Antes parecía que eso de matar a un periodista, era asunto de los cárteles de la droga, principalmente en Hispanoamérica, pero a base de no afrontar el hecho asesino con toda la justicia y todas sus consecuencias, el asunto ya nos llega muy cerca. En los últimos meses, se han asesinado en Europa, la vieja Europa, la que da lecciones de libertad y democracia al mundo, al menos siete periodistas. El año pasado fueron asesinados en el mundo 65 periodistas, cifra equivalente a la violencia machista en España, y eso por lo visto no tiene importancia. Hombres y mujeres que han sido eliminados porque su trabajo dejaba entrever, la maldad de gobiernos y mafias, que se enriquecen a costa de los ciudadanos. Una sociedad que permite que tan execrable cifra pase desapercibida, es una sociedad que no se merece que, parte de sus hijos luchen por la verdad y su general conocimiento. En los últimos tres lustros, mil treinta y cinco periodistas, han perdido la vida en el ejercicio de su trabajo. Más de un sesenta por ciento de esos asesinatos están por esclarecer, lo cual ya dice bastante de lo que le importamos a la justicia, y a quienes nos mandan matar para callarnos la boca. Nadie mueve un dedo por parar esta carrera sin freno hacia la muerte, por el solo hecho de ejercer nuestra profesión.
Viktoria Marinova, 30 años. Acababa de emitir un reportaje sobre un caso de corrupción en torno a los fondos de la Unión Europea. Su cuerpo apareció en un parque de su ciudad, Ruse, violada, estrangulada y apaleada. Investigaba la corrupción con fondos europeos a cerca de asignaciones para infraestructuras. Y aquí no ha pasado nada. Esto no ha sucedido al otro lado del mundo, ha ocurrido en nuestra casa, y nadie mueve un dedo. Lo mismo ha pasado con Ján Kuciak, 27 años. Informaba sobre: corrupción, evasión fiscal. Fue asesinado a tiros en su casa de Velka Maca, cerca de Bratislava, junto a su novia. Daphne Caruana Galizia, 53 años. Informaba sobre la corrupción y el lavado de dinero en Malta y publicó numerosos artículos basados en los llamados Panama Papers. Fue asesinada con un coche bomba activado a distancia en su domicilio de Bidnija, Malta. Justo donde veranea muchos que se lo pueden permitir. Una buena parte de los asesinatos de periodistas quedan impunes, también en Europa. Dimitri Popkov, 42 años. Acostumbraba a publicar noticias sobre corrupción y abuso de poder en las páginas de su propio diario, Ton-M. Fue disparado cinco veces por un desconocido. Su cuerpo fue hallado en su jardín de Minusinsk. Las autoridades abrieron una investigación que no ha dado ningún fruto hoy en día. Nicolai Andrushchenko, 73 años. Murió seis semanas después de haber recibido una brutal paliza de manos de un grupo de desconocidos. El crimen nunca fue esclarecido. Era uno de los fundadores del diario Novy Petersburg y estaba especializado en informaciones locales, crimen y derechos humanos. Podría seguir… pero ¿servirá para algo?
martes, 9 de octubre de 2018
TOGAS QUE HUELEN A ALCANFOR
TOGAS QUE HUELEN A ALCANFOR
Tito Ortiz.-
He visto y oído en televisión a un juez llamar “hijaputa” a una víctima de violencia de género. También he oído a la Ministra de Justicia - antes reputada fiscal – llamar “maricón” a su compañero el Ministro de Interior - antes reputado juez – al que, en público, colma de besos, abrazos y sonrisas de oreja a oreja. Una mujer declarada de alto riesgo por los profesionales, perdió la vida a manos de su pareja la semana pasada, porque el juez, pese a tener todos los informes policiales y forenses sobre su mesa, él, solito, sin encomendarse ni a Dios ni al Diablo, consideró que ese riesgo no existía y no le brindó la protección debida, de tal manera que esa mujer ya no existe. Espero que su señoría, duerma a pierna suelta por las noches, con la satisfacción del deber cumplido. Igualmente, por decisión de un juez, la mujer que hace diez días fue asesinada por su pareja, compartía aún piso con el que después sería su asesino. En que basó su señoría la aberrante decisión, nunca lo sabremos, pero el sigue vivo, y otra mujer enterrada por que un juez no considero riesgo vivir bajo el mismo techo del maltratador. Y es que parece que, para algunas individualidades de la judicatura, los tiempos no avanzan, y nada hay que aprender de la experiencia. Ana Orantes, la granadina que se atrevió a ser la primera en, hablar de malos tratos en Canal Sur, que a la postre le costaría la vida, fue asesinada por su expareja el 17 de diciembre de 1997 en la casa que compartía con él en Cúllar Vega, por decisión judicial, pese a estar separada. Ese lumbreras que sentenció tal desatino, también pasará a la historia, con alguna vida de más en su conciencia.
Resulta aterrador, comprobar como las mujeres víctimas de violencia de género, no solo tienen que huir de sus maltratadores, sino también, de algunas individualidades de la carrera judicial que bien las insultan, o las desamparan hasta el extremo de que esas decisiones cuestan vidas. Y no puede dejar el señor juez de firmar una orden de alejamiento, a todas luces necesaria, menos para él, claro, porque la víctima se haya mudado a la misma calle del que pronto sería su asesino. Con más motivo hay dictar esa orden de alejamiento. Y si luego resulta que el asesino se la salta y termina matándola, al menos su señoría dormirá tranquilo porque hizo lo que debía. ¿Duerme tranquilo ahora, sabiendo que, al no firmar esa orden, ella yace bajo tierra, y él tiene algo de responsabilidad en ello? Yo no podría pegar ojo con ese ataúd sobre mi conciencia. La mujer maltratada por violencia machista necesita que el sistema la proteja en bloque, para que nunca llegue a pensar, que, huyendo de su maltratador, todavía le queda que salvar el obstáculo del juez asignado. Y lo peor es que ya no se trata de jueces próximos a la jubilación, que pudieran estar menos sensibilizados con la violencia machista. Con ellos ocurre lo mismo que con los asesinos, que son personas jóvenes, a los que esta sociedad ha procurado educar en valores e igualdad, pero que, por lo visto, el mensaje no es permeable a todas las mentes, y a las pruebas me remito. Cuando ahora, en un instituto, un chico le reprocha a la chica con quién sale el largo de su falda, y nadie dice nada, es muy posible que, en pocos años, tengamos en el a un joven togado, poco concienciado con el terrorismo machista. Por muy nueva que sea la toga, me temo que huele a alcanfor.
martes, 2 de octubre de 2018
CURRICULUM VITAE
CURRICULUM VITAE
Tito Ortiz.-
Juro ante dios y ante los hombres, que soy poseedor de tres licenciaturas, un doctorado y dos másters, cursados a fuego lento con sacrificio y penurias económicas de mis allegados en, la Universidad Rey Juan Carlos. Querido/a lector/a, ¿piensa usted que me darán trabajo en Tanzania? Los antecedentes de esta Universidad son tan preocupantes, que uno no se explica como la fiscalía no actúa de oficio, como no es precintada por la Unidad de Delitos Monetarios, y como no son puestos a disposición de los jueces, los que, durante décadas, han convertido un centro de enseñanza superior, en una máquina de hacer dinero y regalar títulos oficiales, para deshonra de Europa y sus contornos. Si entro a la consulta de un médico, abogado, o dentista, y observo en la pared que el título es de esa Universidad, ya pueden echarme un galgo, porque me pongo en mi casa en menos que tarda en persignarse un cura loco. El daño y el desprestigio causado a la institución, sólo podremos valorarlo con el paso de los cursos, pero grave, lo que se dice grave, es y mucho. Tiene más prestigio ahora, cursar estudios por correspondencia en la Academia CCC, que estar matriculado en “la Juancarlos”. Que, por cierto, si le faltaba algo al rey emérito, era esta guinda a su pastel, aunque solo sea por lucir el nombre y la firma en las titulaciones. S.M. pone un circo y le crecen los enanos, y mira que lleva escondido meses, pero a perro flaco todo son pulgas. Septiembre ha muerto, y Juan Carlos permanece oculto, como no queriendo saber nada de lo que se habla en los mentideros, mientras las decisiones judiciales sobre el caso Corina le son favorables. La historia se repite. En el caso de la Infanta en Palma de Mallorca ya vimos como la fiscalía se convertía en la mejor defensa. España es así, hay que asumirlo si no quieres morir de un berrinche. Es octubre y aquí no pasa nada, los niños han vuelto al cole, la tele anuncia coleccionables para todos los gustos, que van desde libros con la historia de griegos y romanos, a bichos aprisionados en metacrilato transparente. Los políticos se echan en cara sus curriculum vitae, en una competición para ver quién faltó más a clase, y, sin embargo, luce un gran título colgado en la pared. Lo único que tienen en común todos, es que por lo que he podido averiguar, efectivamente todos sin excepción pagaron las tasas, faltaría más, sino ¿dónde está el negocio? Lo trágico es que mientras el país está pendiente de la titulitis de nuestros políticos, en Cataluña sigue sin funcionar la legislatura, con un parlamento que solo piensa en donde va a colocar el próximo lazo amarillo, y que hace ya mucho tiempo se olvidó de gobernar despreciando a los ciudadanos. Ha muerto septiembre, lo mismo que murió hace años la capacidad de los distintos gobiernos europeos, para afrontar el fenómeno de la inmigración, y de su inoperancia e ineptitud, surge el recrudecimiento de la extrema derecha europea, que, sin prisa, pero sin pausa, va consiguiendo elección tras elección, representantes políticos legitimados por las urnas, para ir urdiendo la caza del inmigrante, al más puro estilo hitleriano. Las esvásticas y las botas acharoladas vuelven a pisar nuestras calles, cada vez con más fuerza, en un “nuevo amanecer”, del que nos arrepentiremos todos más pronto que tarde, gracias a esta clase política a la que hemos votado para que resuelva estos problemas, pero que, sin embargo, están ocupados en ver las notas de los expedientes de sus contrarios, olvidando que, para ser político, lo único que hace falta, es que te voten.
martes, 25 de septiembre de 2018
RUIDO DE SABLES... OXIDADOS
RUIDO DE SABLES…OXIDADOS
Aquellos que nacimos en la dictadura y vivimos la transición política, nunca nos acabamos de acostumbrar al llamado, “ruido de sables”, que fue como la prensa calificó a los militares que, nunca aceptaron la venida de la democracia, y que en su empeño inmovilista e involucionista, llegaron a protagonizar intentos como la “Operación Galaxia”, el golpe de estado del 23 de febrero de 1981, el asalto al Banco central en Barcelona, y otros con menor repercusión mediática o abortados por los servicios de inteligencia, que nunca vieron la luz, pero que están registrados a buen recaudo. Nostálgicos del antiguo régimen los hubo, los hay y los habrá, sobre todo porque para ellos acabaron multitud de prebendas, entre otros, los economatos, que tan buena vida les proporcionaba a los suyos, mientras la población carecía de lo más elemental.
Dije y mantengo, que el afán del Gobierno por sacar el cadáver del dictador a toda prisa de su tumba, cuando el país vive una situación económica, social y política tan convulsa, con la amenaza del secesionismo catalán y la provisionalidad del ejecutivo, no me parecía adecuada a las circunstancias, porque considero que ahora mismo, deberían ser otras las prioridades de quienes nos gobiernan. Pero de ahí, a que se formen colas en el Valle de Los Caídos, o más de un centenar de militares salga al paso con un manifiesto en defensa de las “virtudes”, de un señor que protagonizó un golpe de Estado en 1936, sembró España de cadáveres de personas que defendían un Gobierno legalmente salido de las urnas, y que no le tembló el pulso cuando a pocos meses de su fallecimiento, firmó sentencias de muerte de su puño y letra, me parece que es asunto merecedor de mejor reflexión, y sobre todo, debe impedirse que unos pocos rehagan la historia, confundiendo a una mayoría de españoles que no vivieron aquellos años, y que pudieran pensar que los que traicionaron la libertad, son los que la defienden a toda costa.
No es de recibo que, 29 generales, un almirante, 105 coroneles, 15 tenientes coroneles, 12 comandantes, 2 capitanes, 11 capitanes de navío, 1 capitán de fragata y un sargento primero, protagonicen un manifiesto público, ensalzando las bondades del “soldado de España”, y su derecho a permanecer presidiendo un lugar, donde yacen los que murieron construyéndole tan descomunal mausoleo, entre otras cosas, - ya que pretenden darnos lecciones erróneas de historia- porque fue el propio generalísimo quién nunca mostró deseo de ser enterrado donde se encuentra. En esto, también ocurre a ojos del observador político imparcial, que toma cuerpo la famosa frase de que, en ocasiones, fueron peor los franquistas, que el propio Franco. Es verdad que todos tenemos derecho a expresar libremente nuestras ideas, para eso nos dimos una Democracia, faltaría más. Pero parece mentira, que tras los esfuerzos de tanta gente generosa que cedió durante la transición, para recobrar la paz y la libertad, no hayamos sido capaces en cuarenta y tres años, de convivir sin sobresaltos unos y otros, enterrando el hacha de guerra y la revancha intelectual que, pretende reescribir la historia para no iniciados, confundiendo a una sociedad que, ni vivió aquellos tristes años, y lo que es peor, ni le interesa saber lo que ocurrió. Esto último si que debería preocuparnos. Estamos criando una juventud acéfala, sin conocimiento ni conciencia de su propia historia, que piensa que este país fue siempre libre y democrático, cuando la sombra del involucionismo político, está acechando detrás de la puerta, con medallas y sables oxidados.
martes, 18 de septiembre de 2018
NOS EXTINGUIMOS
NOS EXTINGUIMOS
Tito Ortiz.-
Cada día que pasa lo tengo más claro. Los europeos, tal y como nos vemos hoy, somos una especie a extinguir. Al ritmo que llegan las pateras a nuestras costas, repletas de menores y embarazadas, nos quedan dos telediarios para desaparecer de la faz de la tierra. La natalidad ha descendido entre nosotros, por aquello de la paternidad responsable, de darle a los hijos todo lo que no tuvimos sus progenitores, y claro, eso pasa por olvidarse de las ventajas del carné de familia numerosa, y optar por la parejita ya, cometiendo un exceso que raya en la irresponsabilidad. La incorporación de la mujer al mundo laboral, y la necesidad de realizarse en igualdad con respecto al ahombre, también ha retardado o, anulado, el acceso a la gestación de nuestras mujeres. Frente a este descenso, está la libre procreación, sistemática y programada en origen, de quienes arriban a nuestras costas, con la sola intención de que en veinte años – que ya dice el tango que no es nada – coexistan entre nosotros españoles de pleno derecho, con el aspecto físico de las pinturas que en mis tiempos tenían las huchas petitorias del Día del Domund. Esto no sería nada grave sino, todo lo contrario, si habláramos de plena integración de aquellos que nos vienen para quedarse, pero la realidad nos dice que, la radicalización es algo genético, y que desde el islam y otros lugares, lo único que se pretende, camuflándolo de migración, es una reconquista en toda regla, que acabará convirtiéndonos primero a nosotros en esclavos, y después en una raza testimonial que será estudiada en las escuelas por eso/as nuevos/as europeos/as, como la civilización a la que vinieron a derrotar, en algo tan sencillo como una barca inflable de los chinos.
Si estas criaturas que mueren a decenas en el Mediterráneo queriendo llegar aquí, tuvieran un sistema político que les permitiera vivir en paz y libertad, y tomar dos comidas diarias, no arriesgarían sus vidas y sus ahorros para llegar tiritando a Motril con cara de asustados. La emigración, o la resolvemos en origen, o nos comerá a todos. Que nadie piense que, por darle dinero al desgobierno marroquí, para que cierre las fronteras, esto se va a resolver. Con ese dinero pasa como con el de los fondos reservados que, en época de Franco, se utilizaba para untar a la policía francesa, y que nos dieran algunas migajas de información sobre los comandos etarras que se movían por Francia como Pedro por su casa. Al final, algunos comisarios e individualidades de la policía gala, tenían chalets y coches de lujo, que no se los podían permitir ni sus ministros, pero la policía española no hacía más que dar palos de ciego, buscando a los comandos asesinos, que una vez pasada la frontera, desaparecían como por arte de magia, cuando estaban chiquiteando en los bares de San Juan de Luz, o Bayona, a ojos de todo el mundo, en plena calle y con una sonrisa de oreja a oreja, tras haber sembrado la muerte y el terror en España. De 1974 a 1977, esa fue la moneda corriente en la investigación. Bolsas llenas de Galerías Preciados con el dinero de todos, entregadas en el topo, a su paso por el Puente de Santiago, a algunos componentes de la policía francesa, que se reían en nuestra cara, dándonos información vieja e inútil, mientras su nivel de vida subía como la espuma en comparación con el de compañeros de su misma promoción y escala. La emigración hay que frenarla en la calle donde viven los que llegan en patera, lo demás es perder el tiempo, el dinero y la historia. Cada vez somos menos. Y si no, al tiempo.
martes, 11 de septiembre de 2018
ELECTROENCEFALOGRAMA PLANO
ELECTROENFALOGRAMA PLANO
Tito Ortiz.-
Este Gobierno que llegó al poder para un cuarto de hora, y que se aferra a la legislatura como una lapa, no muestra signos vitales. Por el contrario, se empecina en sacar al general de su tumba como si no hubiera un mañana, mientras el país se desangra perdiendo las ganas de vivir. En estas vacaciones, para que no nos diéramos cuenta, nos han subido la gasolina, asustado a los que tenemos un coche diésel, incrementado la factura de la electricidad, se han disparado los alquileres sin que nadie ponga pie en pared. Las frutas y verduras han subido de precio, los muertos en las carreteras han alcanzado cifras tercermundistas, para culminar con un ascenso en el número de parados, que nos lleva al inicio de la crisis. Y hablando de crisis, ahora que ya vamos conociendo el árbol genealógico de la mayoría de los líderes independentistas en Cataluña, comprobamos con pavor, que pertenecen a la segunda generación, de aquellos que en su día emigraron, buscando un sustento mejor, porque por aquí pintaban bastos. Mientras en las calles llegan a las manos por quitar o poner lazos amarillos, el turismo ha descendido en cifras tan considerables, que harían reflexionar al más pintado, pero lo que toca es que hoy en la Diada, se dé el pistoletazo de salida, para el recrudecimiento de las acciones que, esa mitad de catalanes quiere imponer por la fuerza a la otra mitad. Nadie se ha sentado en una mesa con la promesa de no levantarse, hasta alcanzar un acuerdo de mínimos, que devuelva la tranquilidad a la sociedad catalana, y desde el sosiego, confeccionar una hoja de ruta en la que la libertad, la Constitución, El Estatut y la democracia, vayan cogidos de la mano para solucionar un problema enquistado, por la inoperancia y terquedad de todas las partes. Avanza septiembre y los españoles tenemos la sensación de estar viviendo el día de la marmota, solo que cada día nuevo es peor que el anterior. Cuando los políticos no son capaces de resolver los problemas que, el ejercicio de la política les plantea, llegado es el momento de mandarlos a todos a casa y, que sean las urnas las que hablen de nuevo. Está claro que hemos llegado a un callejón sin salida que no satisface a nadie. Enrocarse en semejante postura, lo único que nos lleva es al enfrentamiento y al aumento de la violencia verbal y física. Y lo triste es que esta situación la protagonizan los hijos de los charnegos, que para no ser sospechosos ante los separatistas, por un efecto pendular, se vuelven más extremistas, que los propios catalanes de ocho apellidos, lo que da una lectura antropológica digna del genial Quevedo. Aquellos que en Cataluña han simulado ser más catalanes que los propios catalanes, son los que hoy van a las barricadas defendiendo la independencia. El caso más clamoroso, digno de estudio psiquiátrico es el del super líder independentista, Josep-Lluís Carod Rovira, que es hijo de un Guardia Civil aragonés. Patético, no. Lo siguiente. Pues la mayoría de los que hoy claman en plena Diada por ser un estado independiente, que son algo así como la mitad de los censados, no son catalanes de toda la vida. Son hijos de andaluces y castellanos en su mayoría, acomplejados de sus raíces, que se echan a la calle poniendo lazos amarillos por doquier, liderando un process que, avergüenza a sus padres y abuelos, que fueron muy generosos al perdonar tantas cosas durante la transición, para que ellos se nos reconviertan ahora, en dinamitadores de la Unión Europea. Que Dios los perdone, porque yo no lo haré.
martes, 4 de septiembre de 2018
STOP AL TOP
STOP AL TOP
Tito Ortiz.-
Invaden nuestras aceras, paseos y avenidas, echando sobre sus mantas toda clase de artículos falsificados. Un asunto que, si a un comerciante se le ocurre hacerlo en su tienda, se cae con todo el equipo. No pagan impuestos de ningún tipo, mientras los establecimientos están acorralados por sus obligaciones fiscales, de ahí que cada vez sean más los que cierran, aburridos de unos políticos que sean del color que sean, no les dan soluciones a sus problemas, como el de la venta ilegal del top manta. Estos salvajes que agreden a los turistas y hasta a la mismísima policía, que no tienen Dios, ni patria ni rey, deben ser inmediatamente deportados a su país de origen, y que allí, echen las mantas al suelo con todas sus falsificaciones a ver de que comen. Están muy crecidos ante la inoperancia de las autoridades, hasta el punto de que les tiran cal viva y mierda a nuestras policías en la frontera, y todo tiene bisos de normalidad, son solo noticias para darle color a los informativos de tv, cuando en realidad estamos hablando de un problema muy serio, en el que como en tantas ocasiones he escrito, Andalucía se ha convertido en el gendarme de Europa, mientras el viejo continente mira para otro lado, o algunas individualidades como en Italia, hartos ya de tragar con un sistema obsoleto y sin porvenir, que no resuelve el problema de la migración, optan por rayar en la deshumanización política, y se niegan a seguir acogiendo a más emigrantes en su territorio, aunque el Mediterráneo se esté convirtiendo en una gran fosa común. Que la solución está en origen es, algo que no debe dudar cualquier criatura medianamente inteligente. Todo menos untar a policías o gobiernos corruptos, como los africanos, que abren o cierran el grifo de las pateras, según sea el “taco” que les entregamos de los fondos reservados, o los camiones llenos de frutas y verduras que les compramos. Por cierto, que algunos empresarios de los invernaderos de la costa ya se han dado cuenta del chollo, y en lugar de producir aquí pagando sueldos raspadamente dignos, ya están sembrando sus productos en Marruecos, los traen aquí, les ponen la etiqueta, y tu te crees que han crecido ahí junto al rebalaje, pero no. Los ha criado Mohamed en África, cobrando diez veces menos que aquí, y nos los venden como si fueran de los nuestros. Este país que inventó la picaresca del lazarillo de Tormes, que se hizo experto en aguar el vino y la leche, o que sigue pagando en negro al fontanero o al chapuzas que va a casa a reparar algo, porque así ninguno de los dos paga a Hacienda, éste país, insisto, se ha convertido en un coladero humano de sin papeles, que ya se permiten hasta que un marroquí, afincado en uno de nuestros barrios, diga en la tele, mirando desafiante a cámara, que a ese barrio no tiene que entrar la policía, ni los periodistas, porque es su barrio, y allí no entra nadie que él no quiera. Y se queda tan pancho. Y lo peor es que todavía no han pasado por su casa, dos coches patrulla, pidiéndole papeles y explicaciones, de que hace aquí y por qué no quiere que entren a sus calles la policía y los periodistas. Todavía no he visto que nadie pegue a un mantero. Al revés, sí. Han venido, no se han integrado, y se han hecho los amos. Lo próximo que es, ¿Qué nos corten el cuello? Ya lo hicieron hace un año en Barcelona. ¿A que estamos esperando para reaccionar civilizadamente?
viernes, 31 de agosto de 2018
RAFAEL FERNÁNDEZ-PÍÑAR Y AFÁN DE RIVERA
RAFAEL FERNÁNDEZ-PÍÑAR Y AFÁN DE RIVERA
Tito Ortiz.-
Entornaba sus ojos claros para mirar los tuyos, con un mensaje limpio y directo. El mensaje iba envuelto en un tono de voz bajo y pausado. Con educación victoriana, mi amigo Rafael, nacido en alta cuna, dedicó su vida a luchar por los que más lo necesitaban, bien con el ejercicio del derecho a los trabajadores, o por la cultura de esta ciudad, que lo sigue echando de menos.
Él conducía una moto de gran cilindrada japonesa, y yo otra alemana de casi media tonelada. Coincidimos aquel día parados en un semáforo de la Gran Vía, y me dijo: ¿Pero dónde vas con ese hierro? Se refería a mi moto, como una pesada, en comparación con la suya que más ligera, corría más y contaba con mayor “reprís”, o menor tiempo de aceleración. Nos apeamos, tomamos café, y la conversación entre dos veteranos moteros, fue como no podía ser de otra manera, de los cilindros al embrague, pasando por la distancia de frenada, ancho de neumáticos, velocidad par y estabilidad. Él podía tumbarse más en las curvas, yo no tanto, y la salida una vez trazada era más rápida en la suya. Nunca pudo convencerme, solo consiguió que me cambiara a Triumph, donde acabé mi vida de motero, después de pasar por siete modelos distintos. Aprovechamos – ya que estábamos puestos – para darle un repaso a la ciudad, intercambiar ideas, y nos despedimos después de que yo hubiera aceptado, ser miembro del jurado del concurso de carnavales en el Palacio de Congresos, junto al poeta, Javier Egea, (Quisquete) el activista vecinal y cultural del Zaidín, Isidro Olgoso, y algunos amigos más.
UNA VIDA EJEMPLAR
Rafa Píñar, como le llamábamos los amigos, era un militante comunista de vocación, con un sentido de la amistad y de la solidaridad a prueba de bombas. Con la toga, defendía en los tribunales a los que él sabía que no tenían para pagarle la minuta, en una Granada que, de la dictadura a la transición, se vio convulsionada por constantes y justas reivindicaciones de los obreros, decenas de años marginados y explotados. Llegó al Senado por la comunidad autónoma y fue diputado del Parlamento andaluz. Fernández-Píñar había sido durante los años ochenta, uno de los principales líderes del Partido de los Trabajadores de España-Unidad Comunista (PTE-UC) de Santiago Carrillo. Durante su gestión como concejal de Cultura, en las listas del PSOE como independiente, reforzó la presencia municipal en el Festival Internacional de Música y Danza. Su último acto como concejal, precisamente, fue la presentación, el 10 de junio de 1995, del pregón de las fiestas del Corpus Christi, a cargo del escritor libanés Amín Maalouf, autor de “León el Africano”. Rafael fue también, uno de los principales artífices en la reconciliación de Granada, con la familia de García Lorca tras décadas de disputas en tomo a la figura del poeta. Su generosidad sin límites propició ese acercamiento, pues no hay que olvidar, que, durante varias décadas, la familia de Federico prohibió, entre otras cosas, que sus obras se representaran en Granada.
SIN PERDER LA PERSPECTIVA
Rafa, perteneció en el Senado a las comisiones de, Justicia, Trabajo, Suplicatorios y la Especial de Investigación, sobre los trabajadores españoles emigrados en Europa, le preocupaba especialmente, la estabilidad de éstos últimos, y el régimen de sus pensiones al volver a España. Su pertenencia a Comisiones Obreras, no era una militancia vacua, todo lo contario, desde los asesinatos de sus compañeros laboralistas en Atocha, él había reforzado su vocación y militancia, siempre con la mesura y el diálogo más exquisitos, lo que le diferenciaba de otros líderes de la izquierda política y sindical de la transición, que incluso presumían de su catetez, incultura y rudo proceder, para así aparentar que eran más de izquierdas, que quién hablaba desde la educación. Sin levantar la voz, y de traje y corbata, Rafael Carlos Fernández-Píñar y Afán de Rivera, era esa persona coherente con sus ideas, que no renunciaba a sus planteamientos éticos, que siempre defendió al ser humano por encima de todo, demostrando que, para llegar hasta allí, no había que llevar alpargatas rotas, vaqueros deshilachados, y camisas sudadas de semanas. Sin duda era el gentleman de la izquierda política y sindical de Granada, cuyo sector facha e involucionista, nunca le perdonó que, habiendo nacido en alta cuna, se hubiera convertido en azote de conservadores recalcitrantes, impermeables a la libertad y la democracia.
Después de conceder los premios del concurso de carnaval, nos fuimos a tomar algo al cercano Pub El Bajel, en Sos del rey Católico. Cuando vieron entrar a “Quisquete” con una chilaba, hablando en árabe con Rafa, casi no nos sirven. Intercedió por nosotros una líder local del partido popular que vivía encima. Mujer de mucho carácter y amabilidad, se unió al grupo, y entre risas y coplillas carnavaleras, salimos de allí cuando el sol nos daba en la cara. Rafa Píñar, que sepas que voy tras de ti, deseando alcanzarte en la próxima curva, amigo.
jueves, 30 de agosto de 2018
DOÑA PEPITA BUSTAMANTE
DOÑA PEPITA BUSTAMANTE
Tito Ortiz.-
A su virtuosismo como pianista, unía unas dotes extraordinarias para la docencia, y un trato humano con sus alumnos, que le rendían respeto y admiración por igual. En tiempos de un debilitado Conservatorio, fue el apoyo imprescindible para lanzar carreras pianísticas de notable trayectoria.
Me contaban sus alumnos, que doña Pepita, como se la conocía popularmente, de haber querido salir de Granada, hubiera conseguido un prestigio internacional notorio, no solo como concertista, sino, como profesora de piano. Había en ella, una simpatía, un rigor y una humanidad, que no era frecuente encontrar en otros profesores, que tenían la enseñanza del instrumento por castigo, al no haber alcanzado reconocimiento a su labor interpretativa. Pero éste no era el caso de doña Pepita Bustamante, que asombraba a todos por sus enormes cualidades, que no dudó nunca en sacrificar, por su amor a la tierra alhambreña y a su familia. Un entorno que le daba sentido a su vida, y por el cual sacrificó una trayectoria de mayores vuelos, bien segura, pero su vida privada tiró siempre más, y para suerte nuestra, se quedó aquí, abriendo teclados, mentes y caminos, a una juventud estudiosa que veía en ella un referente a imitar y perseguir.
MAGNO HOMENAJE
Corría el invierno de 1979, cuando Dámaso García Alonso, alma máter de Juventudes Musicales en Granada, me arrinconó en la pequeña barra del local en la segunda planta de Campillo Bajo 32, y junto a tonelillo de vino de la tierra de Paco Píter, me dijo: Tienes que hacerme un favor importante. Yo le dije sin dudar, ¡dispara! Porque a Dámaso yo no le podía negar nada. Tienes que presentar el homenaje que estamos organizando, junto a la Universidad y otros músicos a Pepita Bustamante. Yo le respondí: Me tienes que sobornar. Y él me respondió ¿de cuanto estamos hablando? Y yo le respondí: Otro vino del tonel, que está de muerte. Él contestó: Que sean dos. Brindamos, y así cerramos el trato. Así que el cinco de diciembre, toda la Granada musical estaba en el Aula Magna de La Facultad de Medicina, para rendirle un más que merecido homenaje a doña Pepita Bustamante. Aquella joven que en plena carrera de éxitos, cuando mayor proyección tenía como concertista, fue nombrada profesora del Conservatorio Victoria Eugenia, por su director, entonces, nada más y nada menos que, Ángel Barrios. Contamos con actuaciones de quienes habían sido sus alumnos, y por el escenario pasaron, María del Pilar Cabrera, Ricardo Rodríguez Palacios, y virtuosos de otros instrumentos también. El gran Ariel Villada, Pablo Gómez, José Luís Hidalgo, Javier Herreros, José Palomares, el coro infantil, “Sagrada Familia” bajo la dirección de la madre, Encarnación Espadafor. Dori Ferrer, Ramona Herrero, y puso el colofón el Coro de El Salvador, con Ángel y Estanislao Peinado.
TARDE DE EMOCIONES
En el intermedio, Ramón Jurado Rodríguez, presidente de Juventudes Musicales, le entregó a Pepita Bustamante una placa conmemorativa de aquel día inolvidable para todos los presentes. Y el secretario de la entidad musical, Dámaso, un ramo de flores. Toda la Granada musical abarrotó el recinto. Lágrimas, aplausos interminables y alegría en todos los presentes que no eran otros que la máxima representación de la Granada musical de la época. La homenajeada, a punto estuvo de no poder soportar tantas muestras de cariño, pero la ocasión y ella lo merecían. Había nacido en 1906 y su carrera fue tan fulgurante, que ya en 1932, el Centro Artístico, Literario y Científico le rindió homenaje de admiración y respeto a su trayectoria. Mantuvo una estrecha amistad con Manuel de Falla, cuya casa de la Antequeruela visitaba con frecuencia. En aquellos años, fue una de las primeras y pocas mujeres que, ingresaron en la Real Academia de Bellas Artes, Nuestra Señora de Las Angustias. Su prestigio a nivel nacional siempre fue notorio. Durante su madurez interpretativa, Pepita tocaba todos los palos, que diría un flamenco, pero donde ponía en pie al auditorio, era al interpretar a los nacionalistas, algo que inculcó a todos sus alumnos y alumnas. Quién mejor la puede describir es, la gran pianista granadina, Maribel Calvín, con quién he tenido la suerte de hablar en muchas ocasiones de ésta maestra incomparable del piano. Maribel es otro referente, más joven, de esa época dorada y, a la vez, sacrificada, del piano en Granada, que también ha tenido la suerte de pasear los mejores escenarios del mundo y con las mejores orquestas. Siempre dije y mantengo, que la exitosa continuación de doña Pepita, la tiene Maribel en sus manos. Esa “rubia”, como su marido y mi maestro Kastiyo, la llama, es también acreedora de homenaje, a cargo de la Granada musical. ¿”Pa” cuando?
miércoles, 29 de agosto de 2018
TEATRO EN EL PASEO DE LOS TRISTES
TEATRO EN EL PASEO DE LOS TRISTES
Tito Ortiz.-
Durante decenas de años, era habitual montar un escenario sobre las aguas del Dauro, en el Paseo de Los Tristes, y, sobre todo, en Corpus, que pasaran por sus tablas los mejores artistas del momento, actores, cantantes, y flamencos. La Compañía Tirso de Molina, Mocedades, Alberto Cortés o Antonio Mairena, eran de los habituales bajo la Alhambra iluminada.
Desde niño, mis padres me llevaron a ver las actuaciones del Paseo de Los Tristes. Recuerdo asistir al concierto de la diminuta, Jeanette, o a veladas de flamenco con los más grandes, presentados por Rafael Gómez Montero. Aquel escenario era el foco de atracción para las grandes actuaciones del Corpus, cuyos protagonistas utilizaban como camerinos, las habitaciones del hotel Reuma, plagado de cuentos y leyendas para todos los gustos, y que el resto del año permanecía cerrado a cal y canto, con fantasmas en su interior que daban alaridos y arrastraban cadenas. En más de una ocasión, hubo algún artista consagrado, que actuaba en el Festival Internacional de Música y Danza, y al coincidir éste con las actuaciones del Corpus, se quejó de que el sonido del Paseo de Los Tristes, llegaba hasta Los Arrayanes o Carlos V. En ese paraje sin igual vi a genios como Terremoto, Dexter Gordon, o Charo López, que desde entonces cautivó mi corazón. Aquel escenario, también quedaba instalado, hasta que se celebraban las fiestas del barrio de San Pedro, a finales de junio, para que toda la actividad vecinal se llevara a cabo sobre el.
COMPAÑÍA TIRSO DE MOLINA
Hace cuarenta años, La Compañía teatral, Tirso de Molina tampoco faltó a su cita con el Corpus en Granada, y puso en escena dos obras de Miguel Mihura: Maribel y la Extraña Familia, y al día siguiente, La Bella Dorotea. Dos preciosidades para reír y divertirse, que es lo que pega en Corpus. El reparto estaba encabezado por la genial, María Guerrero, ya en pleno declive, hasta el punto de que en algún momento de la representación se oía más al apuntador que a ella, pero iba acompañada por el acreditado, Fernando Delgado y una incipiente Charo López, que después rompería con todas las barreras de la interpretación, tanto en cine, teatro y TV. Completaban el reparto, Irene Daina, Alfonso Orrico, Carlos Pereira, Carmen Carro y Carmen Vidal, con Manuel Manzanaque como director, y una azafata de Un Dos Tres, que hacía sus pinitos en el teatro, llamada, Victoria Abril. La noche discurría en escena por todo lo alto, pero se había presentado una noche de esas fresquitas en Granada, hasta el punto de que cuando en el intermedio, pasé tras los decorados para intentar la entrevista con los protagonistas, me encontré a Charo López, frotándose los brazos de frío y castañeteando los dientes. Le ofrecí la chaqueta de mi traje previsor y conocedor de las madrugadas veraniegas de Granada, que no dudó en aceptar mientras charlábamos bajo la Alhambra en pleno cambio de decorados e iluminación.
LOS OJOS DE CHARO
La mirada de Charo López, cuando le puse sobre los hombros mi chaqueta, no me la he podido quitar de mi mente en cuarenta años. Su amabilidad, sencillez, aderezada con una sonrisa permanente mientras contestaba a mis preguntas, son medallas de las que une presume durante la carrera periodística. Mientras que Fernando Delgado declinó mi invitación a charlar unos minutos, élla, genio de la interpretación hispana donde las haya y por mucho tiempo, no dudó en atender a un periodista de provincias, entre tiritones y llamadas a escena. Algo impagable que me tiene con una deuda eterna hasta que me muera. La gran Charo López, concediéndome una entrevista, que luego, además tuvo la oportunidad de prolongar por escrito, desde el hotel de su siguiente parada en la gira, algo que me tiene a sus pies desde entonces. Era la noche del 29 de mayo de 1978, la luna encima y bajo ella, una Alhambra encantadora, que embrujaba el ambiente, en un lugar de privilegio, ¿qué más se podía pedir?
CORREO ORDINARIO
Yo quedé con Charo, en pasarle el resto de mis preguntas que excedían de los minutos de un descanso en el Paseo de Los Tristes, por escrito y a la dirección del hotel de su próxima parada, que si no recuerdo mal era por la vieja Extremadura. Yo cumplí lo prometido, pero lo más inesperado es que ella también. Jamás imaginé que mis preguntas por escrito tuvieran respuesta de aquella gran dama de la escena, y menos de su puño y letra. Cuando llegué aquella tarde a la redacción de Patria, y el conserje me dio la correspondencia a mi nombre, de entre todos los sobres, sobresalía por su grosor, uno apaisado con el membrete de un hotel. En varios folios, de esos que todos nos encontramos en el escritorio de un hospedaje, contestaba una por una mis preguntas, a mano, con una caligrafía espléndida y entendible. Querida actriz, mi gratitud eterna.
martes, 28 de agosto de 2018
TAL DÍA COMO HOY
TAL DÍA COMO HOY
Tito Ortiz.-
Recién estrenada la década de los ochenta del siglo pasado, bajaba Reyes Católicos con mi padre, hablando de toros como siempre, cuando vi que se desviaba en ángulo por la acera, a la altura de López Mezquita, para saludar a alguien, mientras me decía: Te voy a presentar a un amigo que pasará a la historia. Se estrecharon las manos, me presentó y, orientamos nuestros pasos a la cafetería “ La Crema” en la calle Estribo, frente al Restaurante Sevilla de mi amigo Juan Luís Álvarez, cuya historia tiene tanto que ver con el mundo de los toros. Y a eso voy, porque tal día como hoy, hace setenta y un años, en la Plaza de toros de Linares, Islero, de la ganadería de Mihura, acabó con la vida del torero que aún hoy no ha sido superado. Se llamaba Manuel Rodríguez Sánchez, y el mundo lo conoce para la historia como, Manolete. Pues aquel día 28 de Agosto de 1947, el hombre que acababa de presentarme mi padre, mientras el bueno de Manolo, nos servía unos refrescos, comenzó a contarme una historia que entonces pocos conocían. Tenía ante mí a un amigo de Manolete, pero a uno de esos que se hacen para toda la vida, porque cuando se comparte trinchera, ese lazo es para los restos, y ellos lo habían hecho en el frente, concretamente en, El Carpio. Me lo contaba un hombre, con poco pelo blanco, estrecho bigote canoso y traje oscuro con corbata, de hablar contundente y persuasivo. Era Juan Sánchez Calle, que la tarde de la tragedia en Linares, era cabo de la Policía Armada, y estaba de servicio en el callejón de la plaza. Antes del paseíllo, había tenido la oportunidad de hacerse una foto con su compañero de armas en la contienda del 36, y nada hacía sospechar lo que ocurriría en menos de dos horas. Cuando Islero le da la cornada mortal a Manolete, aquel hombre que me contaba con emoción contenida todos los detalles de la tarde, fue corriendo a la enfermería siguiendo el reguero de sangre que dejaba el torero y temiéndose lo peor, antes de que los médicos alarmados comenzaran a gritar pidiendo sangre, para trasfundir al Califa del toreo, Juan ya se había quitado el correaje y la guerrera, gritando que la suya era del grupo universal, así que le pusieron una camilla junto a la de Manolete y comenzaron a meterle su sangre al torero, directamente de un brazo a otro. Le sacaron casi medio litro, y don Álvaro Domecq le preguntó, si en caso necesario podía donar más, a lo que el amigo de mi padre y ahora ya, también mío, contestó que sin dudar. De esta manera, la primera sangre que recibió Manolete tras la mortal cogida, era de aquel hombre que ahora tenía ante mí, y cuya historia contaría algún día. Ese día es hoy. La pena fue, que aquel gesto que hubiera bastado para salvar la vida del torero, por una serie de circunstancias concatenadas hacia el infortunio, incluida la administración a Manolete, de un plasma caducado sobrante de la segunda guerra mundial, no hicieron más que allanar el terreno para que la parca, a eso de las cinco y siete minutos del día 29 de agosto de 1947, entrara por aquella habitación del Hospital linarense, para llevarse al torero a lo más alto de la historia y de la gloria. Fue un honor conocer al primer hombre que dio su sangre para salvar a Manolete, y me lo contó junto a la Capilla Real, tal día como hoy.