martes, 2 de abril de 2019

EL CUARENTA POR CIENTO


EL CUARENTA POR CIENTO

Tito Ortiz.-

Estamos en campaña electoral desde hace demasiado, y es tiempo de encuestas, algo que a los ciudadanos nos la trae al fresco, pero que a los políticos les sirve para jugar al escondite o sacar pecho según aparezcan en las gráficas. De todas formas, ya hubo uno muy sesudo que hace tiempo inventó aquello famoso de que, la mejor encuesta es el día de las votaciones. Muy hábil él. Pero el caso es que prácticamente todos los estudios coinciden en algo que, al parecer no preocupa para nada a sus señorías, ya que en sus mítines e intervenciones poco o nada oímos del asunto, que no es otro que la juventud. Sí esa mitad de los ciudadanos para la que nuestros políticos no tienen proyecto ni solución, a juzgar por la tragedia que atraviesan nuestros jóvenes en un país que los olvida, condenándolos al más absoluto ostracismo y desesperanza, privándoles de un futuro, que para algunos – con suerte – comienza a los cuarenta años. No puede alarmarnos ni sorprendernos que, en muchos estudios, aparezca un cuarenta por ciento de jóvenes que más cerca de los treinta que de los veinte, con preparación laboral o estudios terminados, engrosan las filas del desempleo sin saber lo que es trabajar a esas alturas de su vida, viviendo unos de la caridad, sus padres o abuelos pensionistas. Esa es una realidad que nuestros próceres no miran de frente, al contrario, vuelven la cara para otro lado, y soslayan hablar de ello, porque carecen de proyecto viable para, sacar a nuestra juventud del pozo profundo en el que ellos los metieron hace decenas de años.

Por eso no es de extrañar, que una reciente encuesta arroje a la cara de nuestro país que, un cuarenta por ciento de nuestra juventud no tiene previsto ir a votar. No me sorprende. Pasan y pasan los años y la juventud española está o desencantada, o en el exilio forzoso para hacerse un futuro que aquí no existe. Alguien pudiera pensar que una huida hacia adelante podría ser militar en política y cambiar las cosas desde dentro, pero con la experiencia reciente de la confección de listas y, primarias descafeinadas o adulteradas, el panorama no anima ni siquiera a pertenecer a un partido. Las juventudes del PP y el PSOE se hacen viejos esperando que les promocionen, se les pasa el arroz y ven pasar los años sin que nadie los requiera, si no es, para pegar carteles o repartir propaganda en campaña, mientras duermen el sueño de los justos, haciéndose mayores, pero militando en las juventudes. En algunos casos, sorprendentemente, los sacan y los llevan a rellenar las listas en los últimos puestos que saben con seguridad no van a salir, y así les dan el caramelito de ver su nombre en una papeleta, que guardarán de recuerdo, como las estampitas con nuestra foto cuando hicimos la primera comunión. De todas formas, militar en el partido de los mayores no te asegura nada. Las bases te pueden incluso proponer, pero luego llega el líder supremo, y te apea de la lista con el descaro más grande, jamás contado y, o te callas por disciplina de partido o ahí tienes la puerta. Democracia interna en estado puro. Ya puedes llevar más años que Matusalén militando en tu partido que, si el jefe quiere, y estate seguro de que querrá, cuando tu más confiado estés de que vas en las próximas listas, el te apartará y en tu lugar meterá a un independiente, que es algo que se lleva mucho este año. A mí me han dicho que es tendencia.

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