martes, 27 de agosto de 2019

BANDA PROVINCIAL DEL HOSPICIO

BANDA PROVINCIAL DEL HOSPICIO 


Francisco Lara en la actualidad y en los años cincuenta en la banda del Hospicio de Granada

En el siglo XIX, granada tuvo una banda de música que se codeó con las mejores del país. Su participación en todos los acontecimientos provinciales, le granjearon el máximo reconocimiento, de compositores y ciudadanos.

Tito Ortiz.-

Rara era la Diputación Provincial que hace dos siglos no tenía su propia banda de música, surgida en principio, para dar formación y salida profesional a los niños acogidos por la beneficencia. El centenario edificio del Hospital Real, acogió en un principio a los huérfanos, pero después pasaron a las nuevas instalaciones de la Diputación en Armilla, de ahí que los armilleros mantengan aún la tradición en el tiempo de su vocación musical, hoy día representada por la Asociación Musical San Isidro, cuya escuela de música dirigida al igual que la banda por, José Melchor Perelló, es una hermosa realidad de un nivel que, ha trascendido todas las expectativas, cuando se fundó en los años ochenta. La juventud y entusiasmo de su profesorado, hacen que su alumnado crezca cada año, muchos de ellos formando parte de su banda de educandos, para su posterior paso a la de los mayores, de tan reconocido prestigio. Pablo y Miguel, dos de sus componentes, son puntales en la organización y proyección de futuro. 

PRIMER CERTAMEN PROVINCIAL DE BANDAS

El Corpus de 1888, se celebró el primer certamen provincial de bandas de música de Granada del que tengamos constancia. El miércoles, día 30, a las seis de la mañana, la Banda del Regimiento de Córdoba 10, con guarnición en Granada y, la de niños expósitos de la Banda del Hospicio Provincial, salieron de sus respectivos alojamientos para recorrer en animada diana las calles de Granada en dirección al Ayuntamiento, a donde llegaron sobre las ocho. A las doce, salió la Tarasca junto a toda la parafernalia. Nos lo cuenta con detalle en su crónica, José Miguel Barberá Soler. Por la tarde, a eso de las cinco y media, en el palco de la antigua plaza de Toros del Triunfo compareció el jurado encargado de decidir los premios, compuesto por los reputados maestros Antonio Segura, Bernabé Ruiz Vela, Francisco de Paula Valladar, Ramón Noguera y Celestino Vila de Forns, quien, además de actuar como presidente, compuso la «marcha religiosa» obligada del certamen. Con una más que aceptable concurrencia, abrió la tarde la Banda del Padul, con veintisiete músicos que supieron ganarse el general aplauso en la ejecución de la obra obligada. Después entró en el palenque la de Pinos del Valle (apenas habían pasado poco más de tres años desde que el pueblo fuese prácticamente destruido por el horrible terremoto del 25 de diciembre de 1884) con dieciséis músicos todos uniformados, aunque la escasez de personal hizo que no se escuchara bien; aun así, los bizarros lecrinenses tocaron con gusto y afinación. La Banda del Hospicio Provincial consumió el tercer turno, y fue la que provocó mayor entusiasmo en el respetable: «Qué gran diferencia, los músicos asilados hacen grandes adelantos… que el ayuntamiento influya en la diputación para que se distinga en todo lo posible a los jóvenes, tanto en el cuidado de la alimentación, cuanto en el trato y comodidad personal, teniendo en cuenta el grado de trabajo que prestan en el estudio de los instrumentos». El director encargado de esta banda de beneficencia era José Luján, hijo del que fuera último director de música de la Capilla Real y notorio compositor Antonio Luján. El certamen terminó a eso de las siete, y poco más tarde el jurado dictaminó conceder el primer premio, de 500 pesetas, a la Banda del Hospicio Provincial; el segundo, de 300, a la del Padul; el tercero de 200, a Dúrcal, y fue propuesto, asimismo, un premio especial de 100 pesetas para la de Pinos del Valle. A las bandas se las invitó a desfilar, dios mediante, en la procesión del Corpus.

MONTERO Y LARA

A lo largo de los años, hasta que la banda del Hospicio desapareció bien entrado nuestro siglo, por sus atriles pasaron músicos que después tuvieron una magnífica proyección. De entre ellos destaca el admirado, José María Montero Gallegos, primer director de la Banda Municipal de Granada que ahora conocemos. Su biznieto, el poeta granadino, Luís García Montero, nos cuenta que el maestro Montero desde niño, fue uno de los componentes de la Banda Provincial del Hospicio, en la que destacó como buen intérprete de la flauta, que junto con el piano, eran sus instrumentos preferidos. Nosotros hemos podido hablar con otro de sus componentes. Francisco Lara, que a sus 84 años, recuerda con cariño su ingreso en la banda del Hospicio granadino, y a su director entonces, José Vellido, que aunque entonces todos ingresaban de corneta o tambor, a él le vió cualidades, y le perimitió ingresar tocando el clarinete. Lara abandonó la banda en 1956 para hacer el servicio militar, y la formación desapareció a principios de los sesenta, pero no olvida ni a sus comapñeros, ni el gran nivel interpretativo que tuvo la formación.

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