martes, 20 de agosto de 2019

HACIA LA DESESPERANZA

HACIA LA DESESPERANZA

Tito Ortiz.-

Este agosto de 2019, denso y basto como una transfusión de pan rallado, pesado como un avión de mármol y caliente como un puchero, nos lleva a la desesperanza, camino de otras elecciones generales que a nadie interesan. Es este un agosto cerrado por vacaciones, en el que tengo la sensación de que las hojas no caen del calendario. Avanza el tiempo, pero los ciudadanos abandonados a nuestra suerte, por unos trescientos cincuenta “señorías” que en plena crisis, se han ido deliberadamente de vacaciones sin resolver nuestros problemas, seguimos en el mismo sitio y con la misma incertidumbre sobre nuestro futuro. Lo malo es que aquí no pasa nada. Nos han subido la gasolina en estos días, a traición, con nocturnidad y alevosía, y todos tan contentos. Es como aquella famosa frase en la película de los hermanos Marx: Doctor, ¿qué le pasa a la señora? Y éste responde: Nada, en su más violenta manifestación. Pues así estamos nosotros, entontecidos y resignados a nuestra suerte, como ganado en camión en ruta al matadero.
Otro país en esta situación estaría echado a la calle, buscando casa por casa a sus señorías, sentándolos en el hemiciclo y no dejándolos salir hasta que no hubiera gobierno. Máxime cuando se barrunta desde Alemania, que vamos sin frenos hacia una nueva crisis económica. Eso sin poner atención, a la refriega comercial y de aranceles entre EE.UU. y China, de cuyos resultados saldremos todos afectados en mayor o menor medida. Ellos estornudan y nosotros nos resfriamos, porque ya se sabe que, a perro flaco todo son pulgas, y si no, que alguien eche un vistazo a la caja de las pensiones para ver lo cerca que está el fondo. Este país se va al garete, y sus señorías junto con el jefe del estado, lo han cerrado por vacaciones. Se trata de un agosto aciago, en el que no nos libramos ni de la listeriosis, en el que no llaman ni a la hora de la siesta para venderte algo. Tampoco nadie llama a Fomento pidiendo explicaciones, por qué en plena operación de vacaciones, se decide asfaltar algunos tramos de la autovía que une Granada con Madrid, permitiendo a un personal sin cualificar, reducir a un solo carril, hasta doce kilómetros de autovía, cuando solo asfaltan uno cada día. ¿Qué mente privilegiada en los días de más tráfico del año permite esto? Ocurre igual con los jardineros de setos centrales y cunetas. Tienen todo un año para hacer estas cosas. ¿Por qué hacerlo cuando nuestras carreteras están abarrotadas? Me gustaría saber dónde aprobó las oposiciones el responsable de este desaguisado, y sobre todo, cuánto cobra al año, por amargarnos la vida a los demás.
Agosto es el mes de la desesperanza y del horror, el que permite ver a las claras, que las órdenes de alejamiento no sirven para nada, que tampoco protege estar en las listas del Sistema de Seguimiento Integral de casos de Violencia de Género, que todo eso son paparruchas cuando el asesino empuña el cuchillo, por mucho que estas medidas tranquilicen las conciencias de jueces y asistentes sociales, de abogados y Oenegés. La cifra de mujeres asesinadas este año es de escalofrío, pero ¿A quién le importa? Hay incluso, dignísimas señoras y señores votados por el pueblo, que consideran que esto es peccata minuta, que solo se trata de desavenencias en el hogar, que hay que destruir el entramado –poco eficaz de momento- de ayuda a la mujer, y pelillos a la mar, que aquí no pasa nada. Agosto es un mes despreciable…te lo digo yo.

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