LAS NOCTURNAS EN GRANADA
En recuerdo a Juan "El Palomicas"
Granada siempre ha tenido una gran afición taurina, que nuca ha defraudado a sus figuras
Tito Ortiz.-
Hubo otros tiempos en el toreo en el que, la celebración de novilladas nocturnas era moneda corriente, donde se le daba la oportunidad a los chavales que pretendían ser alguien en el mundo de los toros. Y no fueron pocos los célebres matadores que tuvieron sus inicios en aquellos festejos, celebrados en distintos cosos en noches de verano, sobresaliendo entre ellos los de la vieja plaza de toros de Vista Alegre en Madrid. Pero Granada también tuvo esas sesiones, durante las cuales hacían su agosto los vendedores de refrescos por los tendidos, que también te ofrecían los números de una rifa a celebrar al arrastre del tercer novillo y que, por lo general, tenía como premio un jamón. De aquellas novilladas de promoción en el coso de la Avda del Doctor Olóriz, durante los años cincuenta y sesenta, recuerdo con nostalgia actuaciones como las de “Carriquito”, que solía iniciar sus faenas de muleta, de rodillas sobre la montera en la boca de riego, lo que hacía que el cirujano de la plaza, don Juan Pulgar, se preparara para salir expedito de su burladero hacia la enfermería, temiéndose lo peor. Fue el doctor Pulgar un salvavidas para muchos toreros de aquellos tiempos, incluso del propio Manuel Benítez “El Cordobés”, cogido en nuestra plaza de malas maneras al poner un par de banderillas cortas, de cuyos resultados se dijo en aquellos tiempos, que, si no hubiera caído en las manos del milagroso médico, no las hubiera contado.
BOXEO EN EL RUEDO
Aunque no ha sido lo habitual en las plazas, si que en algunas ocasiones la rivalidad de los espadas les ha hecho llegar a las manos, aunque sin mayores consecuencias. Reseñadas para la historia están algunas agresiones a puñetazo limpio como la que tuvo lugar en 1949 en la plaza de toros de Lima, cuando el diestro, Raúl Ochoa “Rovira”, se lio a mamporros contra Luís Miguel Dominguín, porque no le gustó la actitud valiente del español. Más famosos los puñetazos el uno de mayo de 1965 en Aranjuez, entre Paco Camino y Benítez, después de que el de Camas, se luciera en un quite al toro de “El Cordobés”. Y al rebufo de este revuelo, “El Platanito” y nuestro “Carriquito” ya acordaron antes de empezar, liarse tortas en Granada, por aquello del revuelo publicitario. Pero en este aspecto de pelearse en el ruedo el que, lo tuvo siempre más claro fue “El Berenjeno”, que por la tarde lidiaba vestido de luces, y por la noche, en la misma plaza, boxeaba en buena lid con todas las de la ley, dejando fuera las rivalidades taurinas. Ya digo que no ha sido habitual – afortunadamente – pero que los toreros se han calentado la cara en mas de una ocasión. Mazanares padre y “El Soro, lo hicieron sin recato el doce de mayo de 1985 en Valencia, aunque nunca llegó la sangre al río, parece ser que siempre ha sido por aquello de marcar bien los terrenos, pero al final, el toro pone a cada uno en su sitio.
CANTERA GRANADINA
Fueron dos décadas de novilladas nocturnas en Granada, con la participación de infinidad de chavales que soñaban con ser figuras del toreo, ayudados por veteranos vestidos de plata que, como buenos subalternos, ponían su experiencia al servicio de la juventud taurina de la ciudad alhambreña. Recuerdo con especial cariño a los hermanos Cambil, que por la mañana vendían en la plaza frutas y verduras, y por las tardes y los fines de semana enseñaban los secretos de la profesión a los aspirantes, entre los que se encontraba, Paquito Cagancho. En el taller de su padre en la calle Ancha de La Virgen, se tapizaban los coches, antes de que vinieran las modas de comprar fundas para los asientos, y allí su progenitor y el mío, amigos desde la infancia, hablaban de toros sin parar. Santi Lozano, periodista, otrora caballero legionario, mostraba su arrojo en leal competencia. Corregía defectos a los chavales, Joaquín García, que a la postre sería responsable de los corrales durante muchos años. Carvajal comenzaba a rejonear, el Zoilo se medía con El Taranto. Pepete de Albondón con “El Espontáneo” y “El Fuenterino” y todos queriendo alcanzar a Curro Montenegro, que ya sonaba como futuro torero de postín. Torcu Varón, El Niño del Cañaveral y Manolo Segura apretando, junto a una nómina interminable de buena gente que hicieron de los años sesenta, una Granada taurina para el recuerdo.
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