martes, 18 de febrero de 2020

DECÍAMOS AYER

DECÍAMOS AYER

Tito Ortiz.-

Esto del fin de la dictadura, la transición a la democracia y la libertad, lo cogimos con tantas ganas, que no hemos preparado cantera para llevar a cabo, los relevos pertinentes, la regeneración política y sindical imprescindible para que, el sistema se vaya depurando y manteniendo con cierta estabilidad. Copamos todos los puestos de responsabilidad política, sindical y social, sin pensar que estábamos de paso y que un día más o menos cercano tendríamos que dejar paso a otros, para que continuaran refrescando el organigrama, no haciéndolo endogámico – y mucho menos – creyéndolo vitalicio a nuestro favor. Es verdad que los partidos fundaron su apéndice para los jóvenes, las llamadas “juventudes”,  haciendo docencia y curtiéndolos en la militancia para que, estuvieran preparados y coger el relevo, pero lejos de ser así, los viejos se adueñaron de las poltronas, repitiendo una y otra vez en las listas, como si en vez de ser elegidos democráticamente, hubieran sido puestos por las cortes franquistas a perpetuidad.
Cuarenta años de dictadura hacen mucho mal en las criaturas, y aunque convencidos del talante democrático, con solo una rendija de libertad, ya había que darse por contento y acatar la disciplina de partido, oyendo aquello famoso de: ¡Cuando seas padre, comerás huevos! Y así las juventudes de los partidos se nos han hecho viejas, sin dar el salto a la política de los mayores. Eso sí, muchas palmadas en la espalda a la hora de ser los responsables de llevar a cabo la peor labor y la más ingrata. Buzonear casa por casa la propaganda del partido, pegar carteles a trocho y mocho, poner las sillas de los mítines, repartir las banderitas para que hondeen cuando llegue el líder, en fin, todo lo que señores con acta en el bolsillo no pueden hacer, porque para eso están los “niños” de las respectivas juventudes, y ya les tocará a ellos mandar cuando nosotros nos vayamos. Pero es que no se han ido. Y los jóvenes se han aburrido de esperar para estar en una lista con un número que, sabes a ciencia cierta que, no vas a salir elegido ni de coña, aunque te hagan ver que eso ya es un privilegio, poner tu nombre junto al de los próceres, y así te contentan.
La juventud está fuera de toda militancia y compromiso social, porque los mayores los hemos echado del sistema, unas veces, y otras, no los hemos dejado entrar. Para muestra, un botón. En los últimos cuarenta años, las asociaciones de vecinos, han ido perdiendo el protagonismo que tenían y nunca debieron perder, porque los presidentes y juntas de gobierno, una vez elegidos, se han aferrado al cargo, y no ha habido forma humana de que dejaran paso a la juventud, que se han aburrido y se han ido. La mayoría de las asociaciones de vecinos granatensis, con muy  raras y honrosas excepciones, en la actualidad se han convertido en meros clubes de la tercera edad, donde la juventud no entra ni a dar un recado. Yo que tú me lo miraría.

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