lunes, 27 de julio de 2020

EL RICHELIEU ANDALUZ

EL RICHELIEU ANDALUZ

Tito Ortiz.-

Llamado a más altas responsabilidades peperianas, el portavoz del gobierno andaluz, vela armas en  los Jardines de La Cónsula, desde donde otea el panorama andaluz, con la fijación puesta en dejar al PSOE como un solar, cosa que en ocasiones, la verdad es que los de Susana Díaz, se lo ponen a güevo. Experto en las intrigas de palacio, con oidores en todos los partidos judiciales, a su mirada a lo Daisy,  de Maricarmen y sus muñecos, añade un olfato privilegiado para saber del enemigo, y como echar sal en las heridas del contrario, con el tono de voz y el volumen que se le puede atribuir a la madre superiora del convento, o en todo caso a la priora. Sigiloso en el andar político, sin perder jamás la compostura, y alardeando de la postura y presencia a lo Petronio, el portavoz camina por el Hospital de las cinco yagas, con seguridad prusiana, marcialidad y hechura impecable, del que se sabe admirado y reconocido, por hacer de poli malo frente a un Presidente ausente… de las fotos malas, claro.
Frente al atril tras los consejos de gobierno, Richelieu, reparte estopa contra los socialistas por la herencia recibida, a pesar de que hayan pasado años desde que ya accedieron al gobierno, ese que ahora se tambalea por los egos nacidos de la hecatombe electoral en Galicia y Euskadi. El portavoz lleva a cabo el reparto de collejas a la oposición socialista, con el mismo rostro impenetrable con el que el presidente catalán, Torra, anuncia que llevara al rey emérito ante los jueces, sin hacer lo mismo con la familia Puyol. Es como ver la paja en el ojo ajeno y no ver la viga en el propio. Pero el portavoz, llamado a gestas heroicas de la madre patria, aguarda su momento en el que emerger victorioso, enarbolando a caballo la bandera de la gaviota en todo su esplendor, fijándola y dándole brillo. Lo mismo que Málaga se le quedó chica, Andalucía ya le va apretando en sus aspiraciones. Él está llamado a más altos vuelos.
Para eso da apariencia de toda normalidad a, externalizar servicios sanitarios, sin que nos cosquemos de qué se trata de una privatización encubierta. A un mes de la vuelta al cole, imprime sello de autenticidad, a que los padres no sepan que va a pasar con sus hijos en las aulas, ni sepan los maestros contratados, ni los médicos y enfermeros prometidos para abrir todos los centros de salud y reforzar los hospitales para llevarlos a la “anormalidad” pre pandemia. El portavoz no se pilla, los dedos. Cuando alguien le pregunta si estamos en una nueva pandemia, sin haber salido de la primera, dice que la culpa es de los socialistas, que perdieron casi dos millones de vacunas de la gripe, y se queda tan pancho. De la segunda circunvalación de Granada, Richelieu no sabe nada. Una vez un médico me dijo que el mentir reseca la garganta. Cuenten las veces que el portavoz bebe agua durante sus intervenciones. ¡Qué buen vasallo…Si tuviera buen señor!

martes, 21 de julio de 2020

ME OFREZCO

ME OFREZCO

Tito Ortiz.-

A nadie se le escapa que, desde que el Gobierno de la nación dejó en manos de las autonomías la gobernanza de la pandemia, cada cual ha hecho de su capa un sayo, y el desmadre es ya más que preocupante. Claro que, la culpa no es toda de los incompetentes que nos desgobiernan, muy al contrario, hay que compartirla en gran medida, con esos distinguidos ciudadanos acéfalos, que se pasan por el forro de las entretelas las normas y que, son analfabetos en distancias sociales, números de reunidos y uso de mascarillas. En los últimos tiempos hemos comprobado con pavor, que existe un porcentaje elevadísimo de la ciudadanía, carente de la menor empatía con el prójimo, y lo que es peor, consigo mismo y sus familiares. Respeto y solidaridad, es algo que nunca aprendieron en la escuela, dejando patente que nunca estudiaron, Formación del Espíritu Nacional.
Dado el caos que nos rodea, la crisis sanitaria, la financiera, la anarquía de botellones y celebraciones varias, incluidos los velatorios, y la desorbitada falta de confianza de la sociedad en los políticos para que resuelvan algo, me ofrezco como salva patrias para poner pie en pared y reconducir el rumbo de esta nave llamada España, que va a la deriva hacia ningún puerto. Por un precio módico –a convenir- me ofrezco para facilitar a todos los españoles, el número exacto de fallecidos en la pandemia, el tiempo que falta para tener vacuna contra la Covid19, y lo que tendremos que esperar para descubrir un tratamiento que no de palos de ciego. Ofrézcome también, a la vista de las elecciones autonómicas vascas y gallegas, para pintar un futuro de rosa a Podemos y Ciudadanos, cuyo descalabro en las urnas no barrunta nada bueno, incluso se advierten movimientos en el gobierno andaluz, como consecuencia de. 
Me ofrezco para que no se vuelva a hablar en lo que queda de siglo, a cerca del acelerador de partículas, las eternas conexiones de la presa de Rules, el soterramiento del AVE, la ampliación de Sierra Nevada, el futuro del aeropuerto de Granada, tan parecido al de Ciudad Real, lo mismo que nuestro Palacio de Congresos. Me ofrezco a dar la cifra exacta de los “miles” de contratos prometidos por el Consejero de Salud para salir del atolladero, y de los centros de Salud de la Junta cerrados o con la espita a medio gas, pese a falsear los datos al alza en cada rueda de prensa, que para eso, Bendodo se pinta solo. No he visto mentir con mayor naturalidad en mi vida, menudo portavoz. Me ofrezco a recuperar la presencia del PSOE en Andalucía, y lo que es mejor, la coherencia política de su mensaje, cuando Susana ha dejado en la estacada a, todos los compañeros que hicieron piña con ella, cuando le echó el pulso a Pedro Sánchez, y ahora es la mayor y mejor “sanchista” de todas las Españas. Faltan cunetas en Andalucía para tantos cadáveres de la rosa y el puño. Me ofrezco a limpiar Granada, mientras su alcalde se va de gira a buscar turistas. ¿Cabe mayor eufemismo?

martes, 14 de julio de 2020

SPUTNIK

SPUTNIK

Tito Ortiz.-

Llámenme “tiquismiquis” si quieren, pero es que llevo observando desde hace tiempo, cierto paralelismo en el desempeño de sus funciones, entre el Papa y nuestro Rey. Yo con éste Papa simpatizo más que con ninguno, desde que la muerte me arrebató en mi más tierna infancia a mi llorado, Juan XXIII, y su Concilio Vaticano II, se fue al garete en la solidez de su esencia. Francisco nunca quiso ser Papa, porque siempre supo de las cloacas vaticanas, y lo mucho que había de arremangarse para limpiarlas, poniendo incluso su vida en juego. Comenzaba yo a escribir mis primeras letras profesionales, cuando el escándalo de la Logia P2, salpicó la santa sede, la casa de Saboya, el gobierno italiano, su servicio secreto, la masonería y cosa nostra, con detalles para el recuerdo como ahorcados en el puente de Londres, a modo de aviso a navegantes. De cómo se maneja el dinero en el estado cristiano y como se adjudican las obras – por ejemplo – nos llegan noticias con cuenta gotas, de ilustres prelados que cesan fulminantemente en sus funciones, porque esa mañana se levantaron (mira tú por donde) sospechosamente dimisionarios. Con esto me pasa lo mismo que con el ascenso a los cielos de Escribá de Balaguer. Su canonización se hizo a velocidad de Sputnik, mientras mi admirado Fray Leopoldo de Alpandeire, va todavía empujado a los altares, solo con la fuerza que le imprime un fuelle de herrero. Me consta que, Jorge Mario Bergoglio, quiere hacer de la iglesia instituida una entidad transparente, de hecho, si él no estuviera en la silla gestatoria, no hubiéramos conocido la triste noticia de que un ilustre sacerdote de la Obra, Manuel Cociña, afincado en nuestros lares, ha sido condenado por la justicia divina – nunca mejor dicho – por abusos sexuales. Otra vez emergen a la superficie, los fantasmas reales de una Iglesia instituida viciada y corrupta por los siglos de los siglos, y que en éste caso concreto, erosiona la imagen del Opus Dei, que en tantas ocasiones, ante flagrantes delitos, suele ponerse de perfil, para que no se les compare con sus compañeros de vocación caídos en la desgracia.
Y digo que veo cierto paralelismo con nuestro rey, porque sin ser un gran entusiasta de la institución monárquica, no dejo de reconocer, que Felipe VI, está apechugando con determinados casos, que erosionan a la institución y lo ponen a los pies de los caballos, sin comérselo ni bebérselo. Su padre se fue de caza cuando el país no estaba para dispendios, y además, le sale un cuñado condenado y encarcelado, una Corina Larsen con –al parecer- secretos de alcoba, y unas presuntas comisiones a cerca de un tren de alta velocidad que va de la seca a la meca, entre otras menudencias, que aguardan la resurrección de los muertos. Nuestro Rey es el más preparado de cuantas monarquías existen, un certero colaborador político, desde la jefatura del estado, que tiene una visión de las cosas y del mundo, muy parecidas a las de cualquier ciudadano, pero con esta caterva de inútiles que le han tocado en suerte como gobierno y oposición, la verdad es que es digno de lástima.

martes, 7 de julio de 2020

BOTE, REBOTE Y REBROTE

BOTE, REBOTE Y REBROTE

Tito Ortiz.-

Lleva la provincia granatensis varias semanas, a la cabeza de los rebrotes, que eufemísticamente, estos hijos de la inopia que nos rebotan cada vez que hablan, los llaman ahora “clúster”, en un afán de que nos demos por vencidos y, no rebotemos más, buscando significados con los que camuflar una verdad aterradora. El virus no se ha ido, pero la solidaridad de algunos ciudadanos, sí. Y su responsabilidad, también. No puede salirle gratis a estos desaprensivos que nos infectan a trocho y mocho, realizar barbacoas, botellones, o cualquier celebración que se les antoje a los descerebrados, que por edad y condiciones no sufren la enfermedad, pero sí que nos la contagian a los demás, y a algunos los mandan para el otro barrio, desde la más absoluta y flagrante discapacidad social, carente de todo remordimiento. Pido prisión incondicional y sin fianza para cada uno de ellos, e igualmente, para todos esos artistas que llevan la mascarilla en el brazo, a modo de capitán del equipo, importándoles un bledo lo que pueden aspirar o soltar por esa boca, convertida en ocasiones en, la cloaca de los infiernos cavernosos de Belcebú, que amén de los contagios, ya ha mandado al cementerio en éste país a treinta mil inocentes, que no le habían hecho daño a nadie unos, y  otros que dieron su vida por salvar a los infectados, pereciendo en el intento. Haber olvidado tan pronto lo que hace solo tres meses hemos vivido, me parece el mayor error que estamos cometiendo todos, y algunos ciudadanos, los primeros.
De qué sirven los lutos oficiales, los homenajes a las víctimas, las misas en su memoria, si a la primera de cambio abarrotamos discotecas y chiringuitos, restregándonos todo lo que podemos y más. Si no guardamos la distancia en las playas, ni en la cola del pan. Si aguardamos a que se levanten de la mesa en una terraza, tosiéndoles por encima del hombro en la bebida, es fácilmente comprensible lo de la nueva normalidad, o sea, toda una anormalidad como la copa de un pino, en la que nos estamos jugando la vida, incluso la de algunos que no conocemos, con una carencia de remordimientos, de responsabilidad cívica, que raya en la psicopatía. No me atrevo  a poner aquí algo referido a la solidaridad, la responsabilidad humana o el amor fraterno, porque me temo que el ataque de risa que puedo provocar en, estos desaprensivos que acabo de retratar puede ser tan grande, que algunos puedan contagiarse entre provincias sin necesidad de desplazamiento. Estos cavernícolas que, cada día abren los telediarios y copan las primeras páginas de los periódicos, haciendo de su capa un sayo, despreciando al resto de la humanidad, son los mismos que al principio del confinamiento, ponían panfletos ofensivos en buzones, ascensores y rellanos de escalera, pidiéndoles a las cajeras de supermercados, médicos y enfermeras, que abandonaran sus hogares porque podían contagiarlos a ellos. Gentuza sin corazón, que ni siquiera tienen la decencia de confinarse entre la mierda de un síndrome de Diógenes.