SIGUEN MAL DADAS
Tito Ortiz.-
Somos tan dados a olvidar, que apenas recordamos como eran nuestras vidas antes de la pandemia, cuando abarrotábamos bares, restaurantes, discotecas y botellones. En estas noches de calor, mientras sacaba el colchón a la terraza, recordaba casi en sueños, como los comerciantes de Granada, se quejaban de la injusta presión a la que estaban siendo sometidos, por los dueños de sus locales comerciales, que les estaban subiendo las mensualidades un disparate, y de esa forma, algunos se las veían y se las deseaban para hacer viables sus negocios, aún a costa de no cubrir gastos, o de salir lo comido por lo servido.
Ahora transcurridos unos meses y una pandemia, basta pasear por el centro de Granada, para comprobar con pavor, como se nos está convirtiendo lo que antes era el núcleo comercial de una ciudad que siempre vivió de sus tiendas, en una especie de macabra exposición de cierres metálicos chapados, donde se coleccionan y deterioran con el paso del tiempo, los letreros de “Se alquila”, e incluso, “Se Vende”, en un alarde de desesperación de los rentistas, que han pasado en poco tiempo de, asfixiar económicamente a sus alquilados, a comprobar su despiadado desatino. La avaricia rompe el saco, y el centro de Granada convertido en un panteón sepulcral lo pone en evidencia.
Los parados se multiplican en cada estadística, los autónomos comen gracias al banco de alimentos y el motor de nuestra economía se ha gripado. Que tiene narices que cuando pasa algo malo, aunque sea que un motor se estropea, la definición para tan desagradable tragedia, sea definida por la real academia con un nombre de gripe. Mi abuela murió contando historias de la gripe asiática, los extranjeros llamaron a la gripe más mortífera, “española”, y dice una médica china huida de su país, que la Covid-19 ha sido sintetizada en un laboratorio, que el bicho no se encuentra así como así en la naturaleza, y que dependiendo de a qué país nos acerquemos, a unos líderes les afecta más que a otros. Se da la paradoja de que aquellos que han sido más recalcitrantes con el virus, y que no le han dado la importancia debida, como ha sido el caso de los presidentes de México, Brasil, EE.UU. o Reino Unido, son los que ahora están aconsejando a sus ciudadanos para que no viajen a España, por temor a la pandemia. El asunto es tan kafkiano, que debería inducirnos a un ataque irrefrenable de risa sardónica, pero nuestras autoridades tiene menos fuerza en el extranjero que un muelle de guita, de ahí que todo el mundo nos ningunee, sin vergüenza ni rubor de estar cometiendo un atropello denunciable ante las naciones unidas. Este país no es nuestro, esta nación ha sido alquilada sin que nos hayamos dado cuenta, a un holding de países extranjeros, que hacen con nosotros lo que les da la gana, manteniéndonos como sus esclavos y a su servicio. Europa nos tiene para que seamos sus gendarmes y no dejemos pasar a los africanos. EE.UU. para que les limpiemos sus bases en Hispania, y así podría seguir. Mientras, Granada - ya lo dijo aquí Esteban de Las Heras - va muriendo lentamente... Como siempre.
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