AUDITAR AL AUDITOR
Tito Ortiz.-
Es patente que, cada vez más, nos encontramos en éste país con empresas consultoras a la carta, imparciales al mejor postor, que te auditan lo que quieras y te arrojan el resultado que más convenga a quién paga el trabajo. Últimamente los casos son tan evidentes y descarados, que el Gobierno andaluz debería hacer acto de constricción y sobre todo, transparencia, contándonos a todos el dineral que se están gastando desde que accedieron al poder, en sienes y sienes de auditorías de todo tipo y condición, pagadas por todos nosotros, y que – curiosamente – todas arrojan el resultado de una mala gestión socialista, y un canto de esperanza hacia la privatización de lo auditado, para que sus primos se hagan con el negocio que siendo público funciona.
El cardenal Richelieu encargó auditar a la RTVA, y los resultados de los sesudos auditores, es reducirla, adelgazarla, evitar productoras “pata negra”, enchufes y exceso de plantilla. Peinar canas me permite recordar, que eso mismo le dijeron las auditorias, a su compañera de partido, Esperanza Aguirre, y cuando tomó las riendas de Telemadrid, quitó a los anteriores y puso a los suyos, echó los cimientos para crear un pufo económico y profesional, de unas dimensiones astronómicas, incomparables con lo anterior encontrado, dejando el nivel de profesionalidad por los suelos. Tratándose del partido popular, la culpa siempre es de los socialistas, un discurso tan manido, recurrente y falto de rigor, que ya es una caricatura repetitiva a lo largo del tiempo. La experiencia demuestra que cuando el partido conservador sale de la instituciones, el nivel de enchufismo y corrupción, es muy superior.
Una muestra más de las auditorías a la carta porque, para eso las pagan ellos, aunque sea con nuestro dinero, es la última publicada a cerca de Cetursa. En ésta el asunto huele tan mal, que incluso se permite la empresa auditora, decidir de donde tiene que venir el capital inversor, un asunto éste que ya invita a la hilaridad. Deducen los inteligentes auditores, pagados por el partido popular con nuestro dinero, no solo que se necesita aportación de capital, sino que, y esto es lo grave, éste debe sur privado. Ahí queda eso. Que les importará a ellos de donde venga el capital, si lo que se necesita es que venga. Pero con esta afirmación, el cardenal Richelieau y los suyos, tranquilizan las conciencias, e invitan a los suyos a que inviertan en Sierra Nevada para ir dando pasitos a la privatización, como ya hicieron con la sanidad madrileña y otras empresas muy apetecibles de capital público. Ésta auditoría, concuerda perfectamente con esos otros estudios de amigachos y parientes, que se empeñan en que el futuro de Sierra Nevada pasa por la ampliación de las pistas y la construcción de hoteles camuflados entre “obritas” de servicios, pero de instalar un hospital en la estación y un parque de bomberos en condiciones, de eso ni hablamos, que tontería.
Respaldar decisiones políticas contra natura, amparados bajo el paraguas de una auditoría encargada a la carta, es algo tan ruin y mezquino, que debería tener consecuencias penales para quién la encarga, la realiza, y puestos a pedir, debería penalizar en las urnas a estos caras, pero eso sí que es pedirle peras al olmo. Que sea una auditoria la que aconseje que, la alhambra absorba a la Fundación Rodríguez-Acosta, es incluso de mal gusto. ¿Dónde queda la imparcialidad?