domingo, 4 de diciembre de 2022

LA PATRONA, MANDA CALLAR

 LA PATRONA, MANDA CALLAR


Tito Ortiz.-


No quisiera yo ser agorero, ni tampoco iniciar aquí una polémica, necesitada de un mayor y exhaustivo estudio antropológico, pero haberlas áhilas, por eso no me resisto a hacer caer mi atención sobre ciertos acontecimientos, que me parecen demasiadas casualidades. Vaya por delante que, todos reconocemos a santa Cecilia como,  una noble romana nacida en Sicilia, que tras convertirse al cristianismo, esta joven fue martirizada entre el año 180 y 230, y que en España es considerada la patrona de los poetas, la música y de los ciegos. Hasta ahí todo está bien, y en honor a la santa, le solemos poner su nombre a conservatorios, auditorios, lugares relacionados con la música y sus enseñanzas, y aprovechamos el 22 de cada mes de noviembre, para llevar a cabo toda clase de actos conmemorativos en su honor, en especial conciertos, como al que tuve el honor de asistir hace unos días, en la plaza de la Constitución de Armilla, donde la Asociación Musical San Isidro de la localidad fronteriza con la capital, dedicó un magno concierto a la música de cine, en el que la interpretación estuvo a gran altura, bajo la dirección  de su director, José Melchor Perelló. Centenares de personas abarrotaron la plaza, escuchando a ésta formación musical ya muy acreditada a lo largo de los años, que además contó con la colaboración de la Coral Polifónica de Armilla.

El caso fue que antes de comenzar, el concierto fue dedicado a uno de sus miembros, el trompeta Pedro Cano, fallecido horas antes a la temprana edad de 52 años. Sé que no existe una edad para morir, y que eso puede suceder a partir de que naces, pero con lo prolongada que está ahora la edad media de los vivos, medio centenar de años se me hacen pocos para despedirse de este mundo. Eso por un lado. Por el otro, es que me parece un sarcasmo de la vida, que un músico muera el día de su Patrona. No sé si es una crueldad, o que Santa Cecilia de Roma, acoge a los suyos el día de su onomástica, para abrigarlos con el manto de su consuelo eterno.

PRECEDENTES

Cierto es que no es la primera vez que ocurre, porque ya de muy antiguo, eso de ser músico y morir el día de La patrona, no es nuevo. Así le ocurrió –por ejemplo-  en el año 1900 al compositor británico, Arthur Seymour Sullivan, que el día de santa Cecilia llevó a los suyos de entierro. Y justo al año siguiente, fue Genaro Codina, músico mexicano, creador de la Marcha de Zacatecas, quién se despidió de este mundo, empezando con ellos una efeméride en la que ser músico y palmar el día de la Patrona ya no es una rareza, y no digo esto para que, en llegando el 22 de noviembre, los músicos tengan que estar con la mosca detrás de la oreja, pero la historia está ahí y está escrita en lápidas de cementerios muy acreditados. A principios del siglo pasado nos dice adiós, el músico francés, Claude Taffanel, y en 1982 lo hace, Max Deutsch, compositor austriaco-francés, y conste que esto es un estudio somero de urgencia. El músico australiano,  Michael Hutchence, se despidió de nosotros el 22 de noviembre de 1997, como también lo hizo, Paul Motian, músico estadounidense de jazz en 2011. No quiero alargar la lista porque, el más reciente me llega al alma.

PABLO MILANÉS

El desgarro de la despedida es más grande, cuando el que muere es uno de tus referentes, y este es mi caso. El pasado día de santa Cecilia,  Mauricio Vicent, dijo desde la Habana que, La belleza de su voz privilegiada y su don para la interpretación, que le permitía llegar a registros donde la mayoría no alcanzaba, unida a su forma poética de decir, de aparente sencillez, pero cargada de una profunda sensibilidad que tocaba el alma con independencia del motivo que lo inspirase, marcaron a generaciones de cubanos y latinoamericanos. Su música tuvo también fuerte arraigo en España, donde era bien conocido, y hasta en el pueblo más recóndito donde se presentara, jóvenes, medios tiempos y mayores se sabían sus letras. Joan Manuel Serrat, Joaquín Sabina, Luis Eduardo Aute, Ana Belén o Víctor Manuel son algunos de los artistas españoles que grabaron sus canciones y colaboraron con él. En su continente, figuras como Chico Buarque, Gal Costa, Armando Manzanero, Mercedes Sosa, Fito Páez, o salseros como Andy Montañez o Gilberto Santa Rosa, entre muchos otros, estaban entre sus devotos e hicieron lo propio. Comienzo y final de una verde mañana, Años, Ya ves, Yo no te pido, Hoy la vi o Para vivir son parte de esa obra de Milanés que trascendió  edades y fronteras y se convirtió en identidad de la mejor música hispanoamericana. También causaron impacto en su momento canciones políticas como, Yo pisaré las calles nuevamente, La vida no vale nada, o Yo me quedo, de las que nunca se desmarcó, aunque sí lo hizo de los dogmas y la deriva de la Revolución cubana, a la que hace tiempo no consideraba revolucionaria. 

No es la primera vez que escribo que, gente como esta no debería morir nunca, o al menos, tener el detalle y la cortesía de hacerlo después que yo. Sé que esto es de un egoísmo inmenso, a nadie le gusta sentir el desgarro en el alma de ver morir a tus referentes y, yo ya llevo muchos, demasiados, aunque sigo aquí con la esperanza de volver a pisar las calles, en compañía de todos ellos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario