domingo, 21 de mayo de 2023

KIKI, TE HAN PUESTO UNA CALLE

 KIKI, TE HAN PUESTO UNA CALLE




Tito Ortiz.-


Querido Kiki, me alegraré que al recibo de esta te encuentres bien. Yo bien, gracias a Dios.

El motivo de mi carta es comunicarte que en Granada, tú Granada, el ayuntamiento presidido por Paco Cuenca, ha puesto tú nombre a una calle soleada, abierta a los cuatro vientos. Esos que estudiabas minuciosamente en la carta de navegación y el plan de vuelo, antes de ponerte a los mandos de tu avión. Me acuerdo de aquellas sabías enseñanzas que nos impartía, Manolo Echevarría, maestro de tantos y buenos pilotos granadinos, como nuestro común amigo, Luís Curiel, con el que tantas horas de vuelo compartimos, honrando las alas del Real Aeroclub de Granada. La pasión por volar y sacarle el máximo partido al mítico, “Cessna 172 Skayhawk”, con el que hemos recorrido los cielos de todas las Españas, unas veces por placer, otras compitiendo, y las más, por desplazamientos de trabajo. Aparecer en el aeropuerto de Tablada, en Sevilla en tan solo dos horas, cuando por carretera sin autovía tardábamos cuatro y media. O en Cuatro Vientos en Madrid, cuando en coche no bajábamos de las siete y media, como si se tratara del famoso juego de naipes, que el gran Muñoz Seca, incrustó en “La Venganza de don Mendo”. Cuantas horas de vuelo compartidas, cuantas risas y, cuanta amistad a raudales, de la que no desaparece con la muerte.

FRAGA

Me río, porque también lo harías tú, al comprobar que un ayuntamiento socialista, con mayoría de izquierdas, sea precisamente el que te ha puesto la calle a tú nombre: Eso sí que tiene perejiles, que dirías tú. Pero la vida da muchas vueltas, y al final, lo que queda, es el recuerdo de un trabajo bien hecho y una sonrisa amplia, ante el reconocimiento popular a una labor. Y ahora que digo popular, me acuerdo de aquella noche en la que me contaste, ante un vino en la barra centenaria de “El Elefante”, que te habías apuntado a Alianza Popular, y que emprendías carrera política. Junto a nosotros estaba Pepe Ladrón de Guevara, que inmediatamente cogió una servilleta de papel, y en ella cuajó una quintilla, que prometió serviría para una caroca. La siguiente ronda la pagó él. Testigos de la escena, el gran tabernero, Enrique padre, y su mujer Encarna, que nos plantó unos requetés de los que quitan ”er sentío”. Y ya que hablamos de comida, no puedo olvidar aquella noche en la que estaban con nosotros tú mujer, Manuela y el director del hotel Victoria, Alfredo Morales, cuando nos anunciaste que Manolo Fraga venía a Granada en Campaña, y estabas buscando un sitio “mu granaino” para llevarlo a comer. Después de que todos aportaran su lugar, yo para reventar un poco la escena y echar unas risas, te dije: Si quieres que llevemos a Fraga a un sitio de la tierra, no hay más que reservar en Huétor Vega, en casa Bien Venido, y que sepa lo que es una buena morcilla y el mejor queso de cerdo. Yo lo dije como salida de pata de mesa, a juzgar por la cara que puso África Gran, pero la historia recogió un momento histórico, cuando días después, Manuel Fraga disfrutaba con nosotros en Bien Venido, de las mejores viandas del cerdo, y de aquel vino de la tierra al que los lugareños, llamaban mosto, y que en realidad, al segundo vaso te ponía en pamplona.

CIUDADES TAURINAS

Yo no hacía más que desafiarte con cosas raras, y tú lejos de mandarme lejos, muy lejos, recogías el guante y ponías el proyecto en pie. De nuestras conversaciones taurinas, a las que en alguna ocasión se nos sumó mi compañero de Ideal, Santi Lozano, matador de novillos-toros, como rezaba en su tarjeta de visita, surgieron proyectos como el que voy a relatar.

Hablábamos de la historia taurina de Granada, y de cómo habíamos perdido el peso específico en el ámbito taurino nacional. Siendo la ciudad que una vez tuvo a Madrid boca abajo, con la figura  inmortal del churrianero, Frascuelo. De cómo en tiempos pasados, se daban toros el mismo día y a la misma hora, en la plaza del Triunfo, y en la nueva. O como la historia taurina de nuestra Granada, no había reivindicado lo suficiente, a figuras como “Atarfeño”, muerto trágicamente la tarde de su despedida como novillero, con la alternativa de matador en los carteles. Yo te hablaba de montar un museo taurino, al estilo del que hay en “Las Ventas” de Madrid, o del de “Manolete” en Córdoba, pero tú siempre ibas a más, y se te ocurrió, nada más y nada menos, que organizar en Granada, el Primer Congreso de Ciudades Taurinas del Mundo. Yo te dije que era una locura, y tú me respondiste cortando la cinta de una exposición que, inauguraba ese primer congreso mundial en Granada, con gentes venidas de los cinco continentes. Te lo dije entonces, y te lo digo ahora, fue una gesta, comparable con la organización del primer Concurso de cante Jondo en el mundo del año 1922. El asunto fue tan importante, que hasta Correos nos hizo un matasellos conmemorativo de tan altísima ocasión. Granada fue el epicentro mundial de los toros durante unos días inolvidables, como lo fue cuando te empeñaste en traer a Bill Clinton. Nada se te ponía por delante, con tal de que nuestra tierra fuera el eje central y mediático del mundo entero. Como cuando le diste permiso para acampar en el Llano de La Perdiz, a aquel jeque, que después regaló dos caballos para nuestra policía montada.

Bueno te dejo que quedado con Luís Curiel para hablar de ti. Luego, si eso, te sigo escribiendo. Afín de cuentas, lo único que quería que supieras es que, Paco Cuenca, te ha puesto una calle.

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