domingo, 25 de febrero de 2024

 


EL BOCINAZO

 

Tito Ortiz.

 

Era el maestro Aurelio López Azaustre, un hombre alto, enjuto, de mirada vivaracha y, sobre todo, de una voz grave, abovedada que le imprimía a su carácter una personalidad acusada y única. Granadino hasta los tuétanos, amaba su ciudad, su arte, monumentos y cultura sobre todas las cosas, a lo que unía un profundo conocimientos de nuestras tradiciones populares, sin que esto impidiera una constante puesta al día de, lo que ocurría fuera de nuestras provincianas fronteras, sobre todo, si tenía que ver con el arte y su progresión hacia nuevas formas, a las que nunca fue ajeno, pese a que el mayor volumen de su obra escultórica, recalara en el clasicismo o en la imaginería más ortodoxa.

Esta postura vital del hombre que conoce sus raíces, pero que no renuncia a la evolución, tal vez le vino sobrevenida por su pronta marcha de Granada a formarse y titularse. Es verdad que su vocación comienza muy temprano, cuando en plena pubertad comienza su aprendizaje en los talleres más acreditados de la época, como los de, José Navas-Parejo, Eduardo Espinosa Cuadros y Domingo Sánchez Mesa. Con ellos comienza su formación, su contacto con el dibujo, los volúmenes, mientras afilaba gubias y tallaba manos como primer ejercicio de nivel.

FORMACIÓN ACADÉMICA

En 1940 ingresó en la Escuela de Artes y Oficios y luego viajó a Madrid para trabajar con el escultor José Planes. En 1956 obtuvo el título de, Maestro Imaginero, en la Escuela Superior de Bellas Artes Santa Isabel de Hungría de Sevilla. Su contacto con la capital hispalense, perfecciona sus conocimientos en el arte de los volúmenes y, como gran observador, se impregna de todo lo interesante en torno a la creación artística que en esos años cincuenta está sucediendo en la cuna de Velázquez y Murillo. En 1958 ganó por concurso oposición la plaza de tallista de madera en la Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos de Valencia, donde comienza una interesante producción imaginera, sin olvidarse del arte profano. Su prestigio fuera de Granada, le lleva en 1975 a realizar un monumento público a los Reyes Magos en Ibi, provincia de Alicante. Para entonces, una de sus obras más importantes ya paseaba por las calles de Granada, La Virgen de Los Dolores.

EDVARD MUNCH

Para entonces, su reconocimiento y valía como escultor e imaginero ya estaba más que acreditado, tanto como su solvencia artística en las nuevas vanguardias que nada tenían que ver con el arte sacro. Lo demostró con creces en aquella magna exposición que organizó Juan Herrera y González Aurioles en la sala de exposiciones que la Caja Rural tenía en la Gran Vía junto al gobierno civil, con motivo de la muerte y, en homenaje a Picasso. Aurelio aportó allí una obra extraordinaria, una escultura en madera, a la que él llamaba cariñosamente “El Bocinazo”, que consistía en una talla en madera en la que la protagonista era una boca abierta y enfadada, pronunciando un “NO” enorme. El maestro decía que, aunque parecía un “granaino cabreao” en realidad era un homenaje a Munch y su pintura, “El grito” que es el título de cuatro cuadros del noruego. En los últimos años, la obra, en dos versiones diferentes, ha sido objeto de robos de gran repercusión mediática. La versión más conocida, la de la Galería Nacional, fue robada en febrero de 1994, y fue recuperada en una acción policial doce semanas más tarde. En agosto de 2004 se produjo el robo de una de las versiones expuestas en el Museo Munch. Dos años después, el 31 de agosto de 2006 la policía noruega anunció la recuperación de la pintura, en buen estado. La versión que llevaba 70 años en manos del noruego Petter Olsen, cuyo padre había sido vecino, amigo y luego mecenas de Munch, fue subastada el 2 de mayo de 2012 por 119,9 millones de dólares, en la casa Sotheby's de Nueva York, convirtiéndose así en la obra más cara vendida en una subasta.

MARFIL

Pero volviendo al grueso de su trabajo, fundamentalmente al arte religioso, que es por lo que Aurelio ha pasado a la historia, no hay que olvidar otras muchas de sus habilidades, como, por ejemplo, la talla en marfil. Recuerdo que una de las muchas tardes que pasé en su estudio junto al Perpetuo Socorro, me enseñó una joya tallada por el en marfil. Era una reproducción a escala del Cristo de La Misericordia, de José de Mora, de unos cincuenta centímetros de una fidelidad al original realmente estremecedora, aunque lo que más ha trascendido de su producción son obras como, El Santísimo Cristo de la Humildad en su Flagelación de Sanlúcar la Mayor (Sevilla) [1965], María Santísima de los Dolores de Nerja (Málaga) [1948], o en la propia Granada, donde actualmente procesionan dos tallas de las cuatro que lo hicieron: Nuestra Señora de los Dolores [1961] y María Santísima de la Concepción [1978]. De esta última, me narraba el sufrimiento que pasó con los hermanos fundadores, que lo visitaban todas las tardes del año durante su ejecución para estar presentes, pero que no contentos con eso, le cambiaron el proyecto cuando la virgen casi estaba terminada. La idea inicial de los hermanos, era que la virgen tuviera los brazos abiertos en toda su extensión con el cuerpo echado hacia adelante, en clara actitud de ir corriendo tras su hijo por la calle de la Amargura, pero al final no se atrevieron, y le obligaron a reconducir el proyecto, tal y como aparece en las calles de Granada, de una manera más tradicional. Creo que, en algún momento, llegó a odiarnos. Menos mal que su inseparable, Pepe Castro Llamas, lo calmaba.

 

 

 

 

domingo, 18 de febrero de 2024

CASTELLÓN Y SERRANO

 

CASTELLÓN Y SERRANO

 


Tito Ortiz.-

 

El asunto es que, Luís Castellón Serrano, fumador en pipa como otro que yo conozco, de mirada penetrante y vivaracha, no escondida tras las gafas, paseador urbano de esta ciudad, de conversación abierta a lo divino y lo humano, tiene la capacidad suficiente para soltarte con la contundencia de un tractor – vehículo agrícola tan de moda – los argumentos más preclaros de la historia y la actualidad, mientras paladea con solvencia un vermut en Castañeda, asunto este que no es en absoluto desdeñable. Mantenedor de amistades eternas y lealtades a la inteligencia, Luís es consecuente con su ideología incapaz de traicionarla y, al unísono, desplegar un humor ácido de toda solvencia sobre la actualidad que nos atenaza. De la charla con él, sales enriquecido y fortalecido en aquellas teorías que tu vislumbrabas y no ponías de manifiesto por pudor. Al final resulta que los que pensamos distinto, no estamos solos, que es un alivio, créanme.

De su paso por la política activa, los periodistas guardamos de su persona, el respeto a nuestra actividad, el trato cordial por la causa común de, informar a la ciudadanía con la mayor transparencia y, una vocación de servicio irreductible a los ciudadanos, que no siempre fue comprendida por el partido que lo amparaba. Pero su actividad docente y académica, trasciende a todo esto, pues, aunque ligada al Instituto Padre Suárez de la capital, traspasa con creces nuestras provincianas fronteras y, a Luís se le reconoce a nivel nacional.

LA INSTITUCIÓN

Pese a que la historia del Instituto Padre Suárez comienza en 1845, lo cierto es que, tal y como lo conocemos ahora, se debe a un proyecto posterior, cuya primera piedra fue colocada el 30 de abril de 1904 por el rey Alfonso XIII, Los asuntos aquí se nos eternizan sin querer, es nuestro sino, por eso hubo muchas dilaciones y la construcción comenzó bastante más tarde. El resultado fue un edificio modernista con superposiciones catalanistas y góticas, construido bajo proyecto del arquitecto Fernando Wilhelmi, sobre trazas de su colega, Rafael Rubio Orellana, edificado exprofeso para sede de la institución, que sería ocupado el 10 de enero de 1918, aunque las obras continuaron hasta 1919. Aquí los plazos no se han cumplido nunca. Está situado al principio o al final de la Gran Vía, según gustos.

Ya por aquellos años, la institución contaba con bastantes donaciones que, hacían presagiar un buen futuro para su museo de ciencias. En gran medida, la personalidad del Instituto Padre Suárez la define su catedrático de Ciencias Naturales, Rafael García Álvarez, próximo al krausismo y defensor de las teorías de Darwin.

A finales del 1987 y hasta mediados del 1988 se lleva una labor de restauración de la que es considerada una de las mejores colecciones de aves de España y del resto de ejemplares, que promueve D. Manuel Cobo junto al claustro de Ciencias Naturales. Dicha restauración es llevada a cabo por D. J. Carlos Garrido, que fue antiguo alumno y que es Taxidermista profesional en ese momento. Para ello se habilitaron dos dependencias en la planta del sótano donde los alumnos podían visitar y observar cómo se procedía a realizar dicha actividad. De entre las personas que pasaron por sus aulas, para no hacer la lista interminable, recordar solo a Ángel Ganivet, Federico García Lorca y Francisco Ayala. No faltan tampoco en la historia del Instituto las alumnas ilustres, entre ellas Asunción Linares o Elena Martín Vivaldi.

MUSEO DE CIENCIAS

A mediados de la década de los 1990, Luis Castellón Serrano, catedrático del Instituto y director del Museo, consiguió que se destinase el ala oeste de la planta sótano para la instalación del museo de Ciencias. Gracias a la colaboración desinteresada de tres alumnos del centro, se llevó a cabo una labor de rescate, restauración y acondicionamiento del fondo científico. En 1995, con ocasión del 150.º Aniversario de la creación del Instituto, el Museo abrió las puertas al público por primera vez. En 2007, el Museo de Ciencias aglutinó a buen número de Institutos históricos de España en las «I Jornadas de Patrimonio Histórico de los Institutos españoles», jornadas que se han venido desarrollando anualmente en distintos centros y que conformaron la «Asociación Nacional para la Defensa del Patrimonio de los Institutos Históricos», de la que el director de este Museo es el Presidente. En 2011 la Asociación fue galardonada con la «Corbata de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio» por el Consejo de Ministros.

 

En 1996 le fue concedido el Primer Premio del Congreso del Certamen Nacional de Jóvenes Investigadores al grupo de alumnos que colaboraron en el inicio de recuperación de los elementos del Museo, por parte del Ministerio de Educación. En 2009 le llegó el Reconocimiento por la colaboración en el programa "Genética de la conservación del lince ibérico" con la Estación Biológica de Doñana-CSIC, dependiente del Ministerio de Ciencia e innovación. Y un año más tarde el Reconocimiento de la Real Academia de Medicina de Andalucía Oriental por la "Organización de la exposición y actos del II Centenario de Darwin, entre otros muchos reconocimientos.

PLACA, QUE NO, LÁPIDA

Días atrás, con la presencia de ilustres personalidades que, reconocen la labor de Luís, en este Museo granadino, junto a un puñado de amigos, se dieron cita en las dependencias descritas para descubrir una placa en su honor, como reconocimiento a toda una vida de trabajo, que ha trascendido a otras instituciones, como ejemplo del buen hacer conservacionista, recuperador y expositivo de Castellón Serrano, al que con total normalidad, se le puede ver paseando por las calles del Realejo, como si con él no fuera la cosa.

domingo, 11 de febrero de 2024

LOS AVANZADOS DE AHABUL

 


LOS AVANZADOS DE AHABUL

 

Tito Ortiz.-

 

Aunque algunos historiadores se han encargado de echar tierra sobre el asunto, lo cierto es que Granada también tuvo una importante comunidad judía, asentada en un barrio como el Realejo, pero que abarcaba desde la Almanzora a Torres Bermejas, pasando por el Carmen de Los Mártires, hasta Bibataubin, Una judería granatensis, que supo convivir con árabes y cristianos, hasta que los reyes católicos, una vez conquistada Granada, decidieron expulsarlos, sin tener en cuenta su gran colaboración económica y social a la reconquista.

Si habláramos del Carmen de Los Mártires, diríamos que se encuentra en la falda sur de la colina del cerro del Mauror, (Hizn Mauror) que sustenta en su cúspide las Torres Bermejas, dentro del recinto de la Alhambra, en los terrenos conocidos hasta el siglo XIV por los árabes como, Campo de Ahabul, y por los cristianos como el Campo o corral de los Cautivos. Con sus más de siete hectáreas es el más grande de los cármenes de la ciudad, en el que se incluyen un magnífico palacete, jardines románticos y huertos nazaríes sobre la capital granadina, con extraordinarias vistas panorámicas de Sierra Nevada, de la Vega y de la ciudad. Otrora fue conocido como el Corral de los Cautivos, ya que los presos cristianos permanecían aquí en unas mazmorras árabes. Durante la toma de Granada en 1492, se dice que Boabdil partió desde este lugar para entregar la ciudad a Isabel la Católica, quien mandó edificar la primera iglesia de la ciudad, una ermita en la parte alta de la colina en honor a los mártires cristianos. Jerónimo Münzer visitó esta zona en 1494 describiéndolo como "zona de maniobras militares y justas medievales, sembrada de silos y mazmorras". Posteriormente, en 1573 la iglesia se convirtió en convento de los carmelitas descalzos, del que fue prior San Juan de la Cruz entre 1582 y 1588, quien escribió la mayoría de sus libros en el convento, plantó árboles y ayudó a la construcción del acueducto. Por esta época el lugar fue dotado con varias capillas, claustro y numerosas dependencias.

ALFONCO GIL BRACERO

Viene esto a cuento porque, por estos parajes y las alpujarras – lugar donde muchos judíos se escondieron tras su expulsión- discurre la obra literaria de, Alfonso Gil Bracero, quién tirando de historia y de fantasía creativa, ha puesto en el mercado su ópera prima, “Los Avanzados de Ahabul”, en la que nos invita a recorrer nuestros rincones más reconocibles, exigiéndonos una apertura de mente total, para conjugar lo que hasta ahora no era permeable al entendimiento; Lugares y personajes reales, que pueden transformarse en seres fantásticos con multitud de cualidades sobrenaturales.

Proviene el autor, del mundo del cine y la TV, tal vez por eso, en su detallada descripción de estancias, paisajes y, secuencias narrativas, en algún momento leyendo su libro, he tenido la sensación de que, si cerraba los ojos y alguien me lo leía, estaba asistiendo a la proyección de una película audio descrita, en la que el invidente, no se pierde un solo detalle. Creo para mí que, “Los Avanzados de Ahabul”, posee una clara vocación de transcripción cinematográfica, en cuyo guion, se conjugan perfectamente la realidad con la fantasía, los superpoderes y los paisajes más reconocibles para nosotros, haciendo de esta obra, una pieza originalísima, en la que la historia nos permite adentrarnos en una Granada fantástica, posible al menos en nuestra mente.

CRISÁLIDA

Los de mi generación, saben bien lo que es criar gusanos de seda en una caja de zapatos con agujeros, alimentándolos con hojas frescas de morera, y como seguíamos con atención aquel proceso del gusano que se convierte en capullo y posteriormente da vida a una mariposa. Ese proceso lo utiliza Gil Bracero para, hablarnos de la fecunda y rica industria de la seda que hace siglos tuvo Granada, y como ese proceso de larva a insecto alado, puede adquirir poderes sobre naturales, hasta el punto de que un ser humano, pueda transmutar en el tiempo y en el espacio. Una cajita de madera de castaño, alberga las orugas esenciales, que emanan mágicas fuerzas, que llevaran a la protagonista a conocer La Comunidad de La Torre de Los Siete Suelos, un grupo secreto aliado del mundo de la seda y del meteoro, del que es cabeza visible, Salvador, guarda del Carmen de Los Mártires.

A partir de ahí, nos adentramos en una historia fantástica, con escenarios muy reconocibles para los granadinos, a la que debemos llegar abiertos de mente para no ser sorprendidos por los acontecimientos. Dejándonos fluir por la escritura, con la libertad que el autor se ha dispensado así mismo, para configurar un mundo paralelo sin salir del nuestro y hacerlos coexistir con la historia, la magia, el suspense, la aventura y el amor. El Gran Buitre o un gato negro de cola blanca, pueden ser seres fantásticos, que incluso, puedan comunicarse con nosotros sin articular palabra. Y entre otros espacios conoceremos La Almáciga Real, La Campana de Los Dioses, El Jardín de Las Piedras que Lloran, La Piedra de Los Secretos Milenarios, o El Tribunal de Las Cinco Deidades.

Este es un libro que nos invita a abrir los sentidos para, darle otra oportunidad distinta a la Granada Histórica, artística y cultural que conocemos, permitiendo que realidad y ficción, confeccionen un nuevo paisaje al que ya conocíamos, enriqueciéndolo, implementándolo, rompiendo las cadenas de lo preestablecido y correcto, para darnos la oportunidad de ver los mismos paisajes desde otra perspectiva, con otros colores y muchas más posibilidades. No le pongamos puertas al campo, cuando este es tan bonito y sugerente.

domingo, 4 de febrero de 2024

LA ARISTOCRACIA DE LA IZQUIERDA

 


LA ARISTOCRACIA DE LA IZQUIERDA

 

Tito Ortiz.-

 

Hubo un tiempo –sobre todo durante la transición política- que la izquierda comunista, para sorpresa de los contrarios, se vio nutrida de algunas individualidades, cuyo árbol genealógico, educación universitaria y, acomodo familiar, hacían sospechar todo lo contrario. Por ejemplo, Luisa Isabel Álvarez de Toledo y Maura (Estoril, 21 de agosto de 1936-Sanlúcar de Barrameda, 7 de marzo de 2008) fue una aristócrata, escritora e historiadora española, XXI Duquesa de Medina Sidonia —el primer ducado hereditario que se concedió en la Corona de Castilla, en 1445— y varias veces grande de España, que ostentó la jefatura de tres importantes casas nobiliarias: la de Medina Sidonia, la de Villafranca del Bierzo y la de los Vélez. Fue habitualmente conocida como el sobrenombre de «la Duquesa Roja» debido a sus ideales democráticos y su oposición al franquismo, que hicieron de ella una noble aristócrata atípica.

Por aquí, tuvimos la militancia de José Miguel Castillo Higueras, y la de Rafael Fernández Píñar y Afán de Rivera. Él conducía una moto de gran cilindrada japonesa, y yo otra alemana de casi media tonelada. Coincidimos aquel día parados en un semáforo de la Gran Vía, y me dijo: ¿Pero ¿dónde vas con ese hierro? Se refería a mi moto, como muy pesada, en comparación con la suya que era más ligera, corría más y contaba con mayor 'reprís', o menor tiempo de aceleración. Nos apeamos, tomamos café y la conversación entre dos veteranos moteros fue, como no podía ser de otra manera, de los cilindros al embrague, pasando por la distancia de frenada, ancho de neumáticos, velocidad, par y estabilidad. Él podía tumbarse más en las curvas, yo no tanto, y la salida una vez trazada era más rápida en la suya. Nunca pudo convencerme, sólo consiguió que me cambiara a Triumph, donde acabé mi vida de motero, después de pasar por siete modelos distintos. Aprovechamos -ya que estábamos puestos- para darle un repaso a la ciudad, intercambiar ideas y nos despedimos después de que yo hubiera aceptado ser miembro del jurado del concurso de carnavales en el Palacio de Congresos, junto al poeta Javier Egea (Quisquete), el activista vecinal y cultural del Zaidín, Isidro Olgoso y algunos amigos más.

VOCACIÓN Y SERVICIO

Rafa Píñar, como le llamábamos los amigos, era un militante comunista de vocación, con un sentido de la amistad y de la solidaridad a prueba de bombas. Con la toga, defendía en los tribunales a los que él sabía que no tenían para pagarle la minuta, en una Granada que de la dictadura a la transición se vio convulsionada por constantes y justas reivindicaciones de los obreros, decenas de años marginados y explotados. Llegó al Senado por la comunidad autónoma y fue diputado del Parlamento andaluz. Fernández-Píñar había sido durante los años ochenta uno de los principales líderes del Partido de los Trabajadores de España-Unidad Comunista (PTE-UC) de Santiago Carrillo. Durante su gestión como concejal de Cultura, en las listas del PSOE como independiente, reforzó la presencia municipal en el Festival Internacional de Música y Danza. Su último acto como concejal, precisamente, fue la presentación, el 10 de junio de 1995, del pregón de las fiestas del Corpus Christi, a cargo del escritor libanés, Amin Maalouf, autor de 'León el Africano'. Rafael fue también uno de los principales artífices en la reconciliación de Granada con la familia de García Lorca tras décadas de disputas en torno a la figura del poeta. Su generosidad sin límites propició ese acercamiento, pues no hay que olvidar que durante varias décadas la familia de Federico prohibió, entre otras cosas, que sus obras se representaran en Granada.

 

DINAMIZADOR CULTURAL

 

Su pertenencia a Comisiones Obreras no era una militancia vacua, todo lo contrario. Desde los asesinatos de sus compañeros laboralistas en Atocha, él había reforzado su vocación y militancia, siempre con la mesura y el diálogo más exquisitos, lo que le diferenciaba de otros líderes de la izquierda política y sindical de la transición, que incluso presumían de su catetez, incultura y rudo proceder, para así aparentar que eran más de izquierdas, que quien hablaba desde la educación. Sin levantar la voz, y de traje y corbata, Rafael Carlos Fernández-Píñar y Afán de Rivera, era esa persona coherente con sus ideas que no renunciaba a sus planteamientos éticos, que siempre defendió al ser humano por encima de todo, demostrando que, para llegar hasta allí, no había que llevar alpargatas rotas, vaqueros deshilachados y camisas sudadas de semanas. Sin duda era el gentleman de la izquierda política y sindical de Granada, cuyo sector facha e involucionista nunca le perdonó que, habiendo nacido en alta cuna, se hubiera convertido en azote de conservadores recalcitrantes, impermeables a la libertad y democracia.

 

Después de conceder los premios del concurso de carnaval, nos fuimos a tomar algo al cercano pub “El Bajel”, en Sos del rey Católico. Cuando vieron entrar a 'Quisquete' con una chilaba, hablando en árabe con Rafa, casi no nos sirven. Intercedió por nosotros una líder local de Alianza Popular que vivía encima, Elena Vizcaya, concejal también en el ayuntamiento de la capital. Mujer de mucho carácter y amabilidad, se unió al grupo y entre risas y coplillas carnavaleras salimos de allí cuando el sol nos daba en la cara.

Entornaba sus ojos claros para mirar los tuyos, con un mensaje limpio y directo. El mensaje iba envuelto en un tono de voz bajo y pausado. Con educación victoriana, mi amigo Rafael, nacido en alta cuna, dedicó su vida a luchar por los que más lo necesitaban, bien con el ejercicio del derecho a los trabajadores o por la cultura de esta ciudad, que lo sigue echando de menos. Rafa Píñar, que sepas que voy tras de ti, deseando alcanzarte en la próxima curva, amigo.