CASTELLÓN
Y SERRANO
Tito
Ortiz.-
El asunto es que, Luís
Castellón Serrano, fumador en pipa como otro que yo conozco, de mirada
penetrante y vivaracha, no escondida tras las gafas, paseador urbano de esta
ciudad, de conversación abierta a lo divino y lo humano, tiene la capacidad
suficiente para soltarte con la contundencia de un tractor – vehículo agrícola
tan de moda – los argumentos más preclaros de la historia y la actualidad,
mientras paladea con solvencia un vermut en Castañeda, asunto este que no es en
absoluto desdeñable. Mantenedor de amistades eternas y lealtades a la
inteligencia, Luís es consecuente con su ideología incapaz de traicionarla y,
al unísono, desplegar un humor ácido de toda solvencia sobre la actualidad que
nos atenaza. De la charla con él, sales enriquecido y fortalecido en aquellas
teorías que tu vislumbrabas y no ponías de manifiesto por pudor. Al final
resulta que los que pensamos distinto, no estamos solos, que es un alivio,
créanme.
De su paso por la política
activa, los periodistas guardamos de su persona, el respeto a nuestra
actividad, el trato cordial por la causa común de, informar a la ciudadanía con
la mayor transparencia y, una vocación de servicio irreductible a los
ciudadanos, que no siempre fue comprendida por el partido que lo amparaba. Pero
su actividad docente y académica, trasciende a todo esto, pues, aunque ligada
al Instituto Padre Suárez de la capital, traspasa con creces nuestras
provincianas fronteras y, a Luís se le reconoce a nivel nacional.
LA
INSTITUCIÓN
Pese a que la historia del
Instituto Padre Suárez comienza en 1845, lo cierto es que, tal y como lo
conocemos ahora, se debe a un proyecto posterior, cuya primera piedra fue
colocada el 30 de abril de 1904 por el rey Alfonso XIII, Los asuntos aquí se
nos eternizan sin querer, es nuestro sino, por eso hubo muchas dilaciones y la
construcción comenzó bastante más tarde. El resultado fue un edificio
modernista con superposiciones catalanistas y góticas, construido bajo proyecto
del arquitecto Fernando Wilhelmi, sobre trazas de su colega, Rafael Rubio
Orellana, edificado exprofeso para sede de la institución, que sería ocupado el
10 de enero de 1918, aunque las obras continuaron hasta 1919. Aquí los plazos
no se han cumplido nunca. Está situado al principio o al final de la Gran Vía,
según gustos.
Ya por aquellos años, la
institución contaba con bastantes donaciones que, hacían presagiar un buen
futuro para su museo de ciencias. En gran medida, la personalidad del Instituto
Padre Suárez la define su catedrático de Ciencias Naturales, Rafael García
Álvarez, próximo al krausismo y defensor de las teorías de Darwin.
A finales del 1987 y hasta
mediados del 1988 se lleva una labor de restauración de la que es considerada
una de las mejores colecciones de aves de España y del resto de ejemplares, que
promueve D. Manuel Cobo junto al claustro de Ciencias Naturales. Dicha
restauración es llevada a cabo por D. J. Carlos Garrido, que fue antiguo alumno
y que es Taxidermista profesional en ese momento. Para ello se habilitaron dos
dependencias en la planta del sótano donde los alumnos podían visitar y
observar cómo se procedía a realizar dicha actividad. De entre las personas que
pasaron por sus aulas, para no hacer la lista interminable, recordar solo a Ángel
Ganivet, Federico García Lorca y Francisco Ayala. No faltan tampoco en la
historia del Instituto las alumnas ilustres, entre ellas Asunción Linares o
Elena Martín Vivaldi.
MUSEO DE CIENCIAS
A mediados de la década de los
1990, Luis Castellón Serrano, catedrático del Instituto y director del Museo,
consiguió que se destinase el ala oeste de la planta sótano para la instalación
del museo de Ciencias. Gracias a la colaboración desinteresada de tres alumnos
del centro, se llevó a cabo una labor de rescate, restauración y
acondicionamiento del fondo científico. En 1995, con ocasión del 150.º
Aniversario de la creación del Instituto, el Museo abrió las puertas al público
por primera vez. En 2007, el Museo de Ciencias aglutinó a buen número de
Institutos históricos de España en las «I Jornadas de Patrimonio Histórico de
los Institutos españoles», jornadas que se han venido desarrollando anualmente
en distintos centros y que conformaron la «Asociación Nacional para la Defensa
del Patrimonio de los Institutos Históricos», de la que el director de este
Museo es el Presidente. En 2011 la Asociación fue galardonada con la «Corbata
de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio» por el Consejo de Ministros.
En 1996 le fue concedido el
Primer Premio del Congreso del Certamen Nacional de Jóvenes Investigadores al
grupo de alumnos que colaboraron en el inicio de recuperación de los elementos
del Museo, por parte del Ministerio de Educación. En 2009 le llegó el Reconocimiento
por la colaboración en el programa "Genética de la conservación del lince
ibérico" con la Estación Biológica de Doñana-CSIC, dependiente del Ministerio
de Ciencia e innovación. Y un año más tarde el Reconocimiento de la Real
Academia de Medicina de Andalucía Oriental por la "Organización de la
exposición y actos del II Centenario de Darwin, entre otros muchos
reconocimientos.
PLACA, QUE NO, LÁPIDA
Días atrás, con la presencia
de ilustres personalidades que, reconocen la labor de Luís, en este Museo
granadino, junto a un puñado de amigos, se dieron cita en las dependencias
descritas para descubrir una placa en su honor, como reconocimiento a toda una
vida de trabajo, que ha trascendido a otras instituciones, como ejemplo del
buen hacer conservacionista, recuperador y expositivo de Castellón Serrano, al
que con total normalidad, se le puede ver paseando por las calles del Realejo,
como si con él no fuera la cosa.
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