domingo, 31 de marzo de 2024

MIGUEL

 


MIGUEL

 

Tito Ortiz.-

 

Un día, mi madre me sorprendió ante el espejo del armario de su dormitorio, con el huevo de madera que ella utiliza para cosernos los calcetines, a modo de micrófono, cantando “Popotitos” de Miguel Ríos, que era lo que se escuchaba todos los días en la radio. Ya por entonces era mi referente musical, y lo sigue siendo. La Banda sonora de mi vida son sus canciones y, para cada una de mis etapas tengo una o varias. Solo me saca nueve años, pero en casa siempre fue como de la familia, hasta el punto de que todos le llamamos simplemente Miguel, y sabemos de quién estamos hablando.

Miguel nació en el perímetro de Cervezas Alhambra, en una familia muy numerosa que, se había mudado desde Chauchina para salir adelante. Este alumno de los salesianos, cuando terminó su formación se puso a echar una mano en casa, pero su vocación estaba clara, desde que descubrió a Elvis Presley que lo inspiraría a volcarse definitivamente hacia una carrera musical. Al respecto, Ríos comentaría "su música me ayudó a tomar el tren de medianoche que cambiaría mi vida y durante años Elvis fue Dios y yo quise ser su profeta".

Por aquellos años, mi abuela me llevaba al salón de actos de EAJ16, Radio Granada, para ver la radio en directo como, “Los Jueves Infantiles” con el maestro Novis al piano, donde se le daba la oportunidad a niños y niñas que quisieran ser cantantes, o “Alegría en Las Ondas”, con Pepe del Real y Mercedes Domenech, donde se la daban a mayores, con su cuadro de actores y la zarzuela en directo, junto a la copla o la canción melódica, que se decía entonces.

LOS PRINCIPIOS

Acompañado de un grupo de amigos, Miguel se presentó al concurso “Cenicienta 60” de Radio Granada, interpretando «You Are My Destiny», de Paul Anka, y ganó. Con el permiso materno, ya que su padre había muerto unos meses antes, se trasladó a Madrid en 1960, cuando solo contaba dieciséis años, de la mano de un cazatalentos. Tras una primera etapa de apuros económicos, el 2 de enero de 1962, día de La Toma en Granada, grabó con la compañía Polygram sus cuatro primeras canciones para un EP, trabajo por el que cobró 3000 pesetas. Por entonces se decía que el rock and roll había muerto y que lo que triunfaría sería el twist, por lo que, deseoso de grabar a toda costa, accedió a ser bautizado comercialmente como Mike Ríos, el Rey del Twist, nombre que dio título a esa primera grabación y con el que se haría popular durante la primera mitad de los años 60.

En 1963 comienza a participar en las Matinales del Price, galas de música juvenil celebradas los sábados por la mañana en el Circo Price, y publica un nuevo EP con Los Relámpagos y otros dos ya sin el grupo. Para entonces, seguíamos su trayectoria sintonizando en la vieja radio de válvulas, “Marconi”, Radio Madrid, gracias a una antena de gusanillo que clavamos a lo largo de todo el salón.

En 1964 graba sus dos últimos trabajos como Mike Ríos. En el primero de ellos, acompañado por el grupo “Los Sonor”, se incluye «Oh, mi señor» («O mío signore» de Mogol, Vianello y Mapel). Para la grabación del tercer trabajo de ese año recupera por fin su nombre auténtico. En este disco se incluye el tema «Serenata bajo el sol», escrito por Waldo de los Ríos y para el que vuelven a acompañarle Los Relámpagos. El tema se incluiría al año siguiente en su primera incursión en el cine, “Dos chicas locas, locas”. Durante ese 1965 graba otros dos EP, en el segundo de los cuales se incluye «Melodía encadenada», versión del «Unchained Melody» de Alex North, y «Ayer», versión del «Yesterday» de The Beatles.

YA NO HAY VUELTA ATRÁS

En 1966 abandona la discográfica Philips y firma contrato con la española Sonoplay, con la que en ese año grabará varios temas originales en los que comienza a colaborar a la hora de escribir las letras. El año que Massiel gana Eurovisión, de cuyo padre, Miguel puede contar innumerables anécdotas, ficha por Hispavox y su primer sencillo con la nueva discográfica es un gran éxito, con dos temas que se convierten en clásicos de su carrera: «El río», de Fernando Arbex, y «Vuelvo a Granada», un homenaje a su ciudad natal escrito por el propio Miguel, pero es al año siguiente cuando graba el que sería el mayor éxito de toda su carrera, el “Himno a la alegría”, una adaptación del último movimiento de la novena sinfonía de Beethoven, arreglada y dirigida por el argentino Waldo de los Ríos, destacado por sus versiones pop de grandes obras de la música clásica. Surgido en plena era del rock sinfónico y grabado por Miguel en inglés con el título “A Song of Joy”, alcanzó fama mundial en 1970, vendiendo siete millones de copias en todo el mundo y llegando a n.º 1 en Estados Unidos, Alemania, Francia, Italia y Reino Unido, además de tener gran éxito en otros países como Japón, Suecia, Austria, Holanda y Canadá. De ahí que podamos asegurar que, la década de los años setenta, constituye la columna vertebral del artista, cuyos basamentos le servirán para seguir creciendo en una carrera única que llega hasta nuestros días. Uno de los días más felices de mi vida, fue cuando llevé a mi madre a ver a Miguel, a una carpa instalada junto al río Genil –antiguo ferial – para verlo en directo. Algo que pocos consiguen en su profesión es, ser querido por el público y los compañeros, y Miguel, lo es.

 

 

 

 

 

domingo, 24 de marzo de 2024

LAS TRES CRUCES

 

LAS TRES CRUCES

 


Tito Ortiz.-

 

A cualquier hora del día, personas anónimas se paran ante las Tres Cruces de Armilla para, encender una vela a los pies del Cristo, colocar unas flores, o rezar en silencio santiguándose.  Estas cruces, cuya colocación se pierde en la noche de los tiempos, aunque algunos historiadores las sitúan en el lugar hacia el siglo XVII, como propiedad del arzobispado, están a la vera de la nacional 323, en el corazón del pueblo y, en zona de reunión y esparcimiento diario de los parroquianos.

Es mucho el fervor que los armilleros tienen a éste Cristo – de los pocos que existen representados con cuatro clavos – y sobre el que se ciernen mil historias, milagros y otros favores recibidos, que la tradición oral mantiene como ciertos.

FERNÁNDEZ MARTÍN

Una de estas leyendas es recogida por, José Manuel Fernández Martin, en su libro, "Las Leyendas de Nuestros Pueblos". Unos hechos acaecidos durante la guerra civil, que algunos de los más longevos, aseguran que es asunto cierto y, que conocieron a los protagonistas:

“Cuando el veinte de Julio de 1936 entraron en Armilla los nacionales, casi todos los militantes republicanos huyeron del pueblo, abandonando así a sus familias y todo lo que tenían, unos temiendo represalias por sus ideologías políticas, otros por temor a que fueran detenidos y fusilados. El caso es que, Enrique era un ideólogo acérrimo del partido comunista y cuando llego el momento de salir por pies del pueblo, aguardó hasta última hora ya que estaba muy enamorado de su novia, Juana y, estaban a punto de casarse cuando sus planes se fueron al traste al estallar la guerra.

Otro vecino llamado Juan, estaba perdidamente enamorado de Juana y sabía que Enrique era comunista de toda la vida así que cuando estalló la guerra y, el frente nacional se hizo con Granada, dedujo que Enrique intentaría escapar en cuanto la ocasión se lo permitiera. Así que en el silencio de la noche cuando oyó el cerrojo de la puerta vecina, salto de la cama y pensó que era su oportunidad de su vida para denunciarlo y, tener vía libre para cortejar a Juana sin obstáculo alguno.

Aunque Enrique pertenecía al partido comunista, nunca había participado en ninguna de las reyertas que sus compañeros habían perpetrado contra la iglesia católica, él era más del dialogo y la tolerancia antes que de la violencia. Concertada la huida, marchó hasta las tres cruces para ser recogido por unos compañeros. cuando vio aparecer por la carretera de Granada, dos faros de un vehículo que se aproximaba muy despacio. En un primer momento quiso plantarse en medio de la carretera, pero después lo pensó mejor y decidió esconderse detrás del Cristo de Piedra y, observar las maniobras del vehículo. No tardó mucho en comprobar cómo un Citroën C-7 paraba frente a él y se bajaban tres hombres, uno de ellos su vecino Juan, dirigiéndose directamente hacia las tres cruces. Rápidamente, se escondió como pudo detrás de una de las cruces...pero no había mucho donde parapetarse

MOMENTO PRODIGIOSO

- ¡Eh, tú, sal de ahí! Le espeto uno de los uniformados.

- ¿Qué ocurre?...

¡tú sabrás que haces aquí a estas horas!

-Yo solo estaba fumando un cigarrillo.

El otro soldado le pregunto a Juan que lo tenía detrás.

- ¿Es este el que tú dices?

- ¡Si, si, si. ¡Este es el asqueroso comunista!-Gritó Juan.

-Así que tú eres comunista ¿y qué haces aquí entre cruces?

-Yo solo estaba rezando al Cristo de Piedra, antes de ir a trabajar.

- ¡No os dejéis engañar – dijo Juan-  es un rojo ateo. Es más fácil que el Cristo se desclave un pie de la cruz, que creer que tú seas cristiano!

Enrique pensó que estaba perdido y que su vecino lo había delatado. Los soldados apuntaron los fusiles hacia la cabeza de Enrique encañonándole mientras uno de ellos decía:

 

-¡De esta no te salva ni Dios!

Enrique,  sintió el fin de sus días y entornando los ojos y como le había enseñado su madre se encomendó a la Virgen María y a su hijo Jesús, un extraño pensamiento para un comunista, pero hay situaciones donde lo más profundo del alma se agarra como una tabla de salvación a las creencias que nuestros padres nos enseñaron y, mientras rezaba esperando el tiro de gracia, un silencio profundo y cerrado inundó aquella escena, el tiempo se petrifico y cuando abrió los ojos, vio a sus verdugos de rodillas y mirando fijamente al Cristo de piedra que tenía detrás de él.

Juan, con la cara desencajada salió corriendo cual lo persiguiera un demonio y, nunca más volvió a verlo, Enrique se giró para ver lo que los soldados observaban tan detenidamente, y él también cayó de rodillas, viendo al Cristo de Piedra que había soltado unos de sus pies graníticos y lo había puesto junto al otro, desenclavándolo”

FE SÍN LÍMITES

Ciertos o no, los hechos aquí relatados, la verdad es que nadie de los vivos ahora, recuerda que el Cristo, alguna vez tuviera los pies juntos sujetos por un solo clavo, pero la tradición oral, persiste en que así fue al principio, hasta que sucedieron los acontecimientos que, los mayores aseguran como verdaderos.

Este singular monte calvario, anclado en el corazón de Armilla, en otros tiempos a las afueras de la ciudad, pero ahora acogido por una hospitalaria plaza donde se citan los mayores para la charla y los niños para sus juegos, constituye un santuario al aire libre, donde a cualquier hora del día y de la noche, no es difícil sorprender a personas rezando, a los pies de este Cristo de Cuatro clavos.

 

 

 

domingo, 17 de marzo de 2024

 


CONDE ARMADO Y VALEROSO

 

TitoOrtiz.-

 

Logró sobrevivir a su militancia como miembro distinguido, del claustro apócrifo radicado durante los años setenta y ochenta del siglo pasado, en el salón noble interior de “La Trastienda”, en la placeta de Cuchilleros, cuando éste era regentado por el activista cultural, Fernando Miranda, en compañía de la profesora Calixta. Allí, a la hora del vinillo del tonel, se daban cita - entre otros ilustres – Pepe Heredia, Miguel José Haguerty, Castro Llamas, “El Parrón”, Francisco Manuel Díaz, Arcadio Ortega, el doctor Emilio Puche Cañas, su primo el pintor Pepe Cañas, Enrique Pareja, Paco González de La Oliva, Carlos Merayo, Aurelio López Azaustre, Juan Conde iniciando su Alacena de Las Monjas y, un buen número de los agitadores culturales del momento.

Es doctor en Bellas Artes y profesor titular en la Facultad de Bellas Artes Alonso Cano de Granada. Es miembro de la Real Academia de Bellas Artes de Nuestra Señora de las Angustias de Granada, de la Fundación Cultural Archidona de Málaga, del Consejo académico del Programa Cátedras de las Artes y la Cultura, de la Fundación Euroárabe de Universidad de Granada, asesor cultural para el Legado Andalusí de Granada, nombrado notable por Cetursa por las Ceremonias y los eventos culturales de los campeonatos de Esquí´95 Sierra Nevada en Granada.

DE ÉL SE HA DICHO

Jesús Conde Ayala nació el 27 de septiembre de 1953 en Archidona (Málaga). Estudió en la Universidad de Sevilla la especialidad de Bellas Artes, doctorándose en Bellas Artes por la Universidad de Granada con la tesis "Técnicas de impronta en grabado al aguafuerte". Desde su primera exposición colectiva en la Madraza, en 1977, Jesús Conde ha concebido y ejecutado una obra ingente de dibujos, pinturas, grabados, ilustración, o diseño que han sido expuestos en distintas galerías de todo el mundo. Sus lienzos, sus láminas y sus estampas se cuelgan en pinacotecas e instituciones de todo el mundo, desde el Museo 'Casa de los Pisa' de Granada al Museo de Arte de Vassa, en Finlandia, pasando, entre otros muchos, por la Galería Nacional de Arte Moderno de Santo Domingo, el Museo Olímpico de Lausanne, en Suiza, la Real Academia de Bellas Artes de Madrid, la Galería de Arte de la Unión de Pintores de Bielorrusia, El Museo Postal y Telegráfico de Madrid, la Universidad de Granada, el Museo Ermitage de San Petersburgo, el Museo Nacional de Lituania, o el Museo de Arte Contemporáneo de Sevilla.

“De sus pinceles brota una pintura luminosa, en la que lo clásico sirve de fondo a una visión más modernista y más abstracta de la existencia. Estudioso del color y explorador de los universos del dibujo, Jesús Conde Ayala indaga en las formas excluyentes del sujeto con el mismo afán que dedica largas horas a la investigación, los tonos verdes. Y en tanto su obra se nos antoja refinada y elegante, en ese contrapunto de lo proporcionado, lo académico, lo equilibrado, frente al trasmundo de la sociedad que nos ha tocado vivir. Se diría que el pintor enfrenta la calidez con el hielo, la Grecia clásica con el suburbio turbulento que nos ha tocado vivir. El arte es, en sí mismo, pretexto vital y objeto último en la obra de este archidonés definitivamente afincado en Granada, que se muestra cautivo del paisaje andaluz o fascinado en la curva del Níger; que se afana en las atmósferas del horizonte grecolatino, en sus columnas, en sus capiteles; y se deja conquistar en el tráfago urbano de unos ojos inverosímiles. La percepción del mundo de Jesús Conde, desde su obra inmensa y diversa, da cuenta de un espíritu libre y contestatario, indomable acaso, pero también de su refinada sensibilidad, una sensibilidad que el artista deja ver en cada trazo agazapada en las formas, en los objetos, en las proporciones, en el color.''

GRANADA

Viajero impenitente, que siempre busca en sus escapadas las raíces de nuestra historia y cultura, pudo haber elegido cualquier lugar del mundo para asentarse, pero se decidió por nuestra tierra, en un alarde de generosidad para con nosotros. Pese a que, en el grueso de su creación, el retrato no es su opción mayoritaria, doy fe que estamos también ante un excelente autor de la figura humana, consiguiendo de quienes posan, plasmar en el lienzo no solo sus rasgos físicos, sino tal vez, hasta los espirituales. Su dicción plástica es depuradísima, al estilo de los grandes maestros, a lo que añade trazos de un pintor contemporáneo, que enriquecen el retrato ajustándolo a la actualidad. Mantiene con solvencia un equilibrio exquisito entre, la más clásica de las escuelas totalmente compatible con el aire fresco del siglo XXI, en un lenguaje personalísimo, que lo hace diferenciarse del retratista al uso, aportando una dicción renovada estrictamente personal, fruto de su capacidad creadora.

Obsesionado con el efecto pétreo de los monumentos milenarios, o con el acero de las armaduras, ah tiempo que posee un estilo propio e inconfundible, que hacen al versado descubrir su autoría sin necesidad de ver la firma. Asunto este que deja ver a las claras, una trayectoria personal de indudable valía, que enriquece el panorama pictórico granadino, elevándolo al sibaritismo de las artes plásticas.

No ha dejado de investigar la pintura, de ahí su experimentación con nuevas técnicas y lenguajes, que sorprenden a quién admira su obra, pues en cada nueva exposición, se advierte su progresión y avance estético, una actitud muy lejana al comprensible acomodo que pudiera haberle impregnado, pero nada más lejos, en éste granadino que nació en Antequera, y que conserva intacto su deseo de aprender, tal y como le llegó esta vocación hace muchos años, que le obliga a la continua evolución como artista.

domingo, 10 de marzo de 2024

CRUZ DE LA RAUDA

 


CRUZ DE LA RAUDA

 

Tito Ortiz.-

 

Su enclave estratégico en el corazón del Albayzín, permite la visita y disfrute del caminante, sin tener que soportar las aglomeraciones de otros miradores, más famosos, pero menos íntimos. Los escalones que le sirven de pedestal, pueden convertirse en el asiento idóneo para la lectura pausada, o simplemente, lograr ese remanso de paz que todos buscamos en los barrios bulliciosos, y que cada vez, son más difíciles de encontrar. No en vano, para llegar hasta ella, hay que pasar por la Puerta del Carmen del Olivo, morada que fue del insigne poeta y dramaturgo granadino, Pepe Heredia, autor de obras como “Charol”, para los amantes de buenos poemas, o su internacionalmente conocida, “Camelamos Naquerar”, que supuso un antes y un después, en el mundo de la escenificación flamenca y reivindicativa, en aquellos años del despertar democrático, con la aportación enriquecedora de Mario Maya en el baile, “El Piki” en el cante, y Paco Cortés, “Niño de Miguelone” a la guitarra, entre otros artistas de indudable prestigio.

Con solo esta referencia, el caminante que se dirige a contemplar en pocos metros, La Cruz de La Rauda, y el paisaje de Granada que desde allí se divisa, va más que imbuido al disfrute de los sentidos, si además tenemos en cuenta, que ha tan solo unos metros, se encuentra la Casa de Enrique Morente, genio imperecedero del flamenco universal.

EMPLAZAMIENTO

Durante la dominación árabe, en esta zona del barrio existían casas cueva, cármenes, huertos, el cementerio musulmán de El Maqbarat al-Rawda, y cinco edificios dedicados al culto, tres mezquitas y dos rábitas. Son los entornos de la calle San Luís, con orientación al Norte, lugar propicio también para el cementerio musulmán, a extramuros de la ciudad, como era la costumbre. A la llegada de los cristianos y su afán evangelizador, proliferan por toda la ciudad la instalación de cruces, para santificar el terreno reconquistado al infiel, de ahí que la Cruz de La Rauda, ya aparezca en el paisaje desde el siglo XVI. Una de las pocas cruces que posee en su parte posterior, la imagen de una virgen de la que, algunos historiadores mantienen que pudiera tratarse de, Santa Isabel de Los Abades, titular de una iglesia construida en el lugar hacia 1526, desaparecida más tarde. Durante los tiempos de la república, la cruz fue destruida, pero un vecino apodado “El Chirri”, escondió los pedazos en su casa, haciendo con este gesto posible, la restauración en su lugar de la cruz, avanzado el año 1936.

La Cruz de La Rauda ha sido cantada en coplas, ha salido en el Nodo, en películas y en infinidad de documentales, que hablaban tanto del Albayzín, como del Sacromonte, debido a su enclave estratégico, formando frontera imaginaria entre los dos barrios, más históricos y emblemáticos de Granada. Y como no, en poemas.

GÓMEZ MONTERO

El periodista y poeta, compañero de Ideal, Rafael Gómez Montero, fue responsable de la creación en 1952 de la Revista oral de poesía hispánica “Hontiveros”. En 1956 entró a formar parte como subdirector de la emisora La Voz de Granada, creando la revista fonoteca del arte Flamenco, que supondrá el germen de numerosos festivales y creaciones de flamencología. Fue miembro de honor en 1978 de la Institución Gran Duque de Alba, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, como reconocimiento por su labor periodística de promoción del arte flamenco y cronista oficial de Barranco del Poqueira de Las Alpujarras granadinas, título otorgado en 1985 por la amplia labor periodística desarrollada en pro de esa comarca de Granada, aunque en su obra, destacan con luz propia sus múltiples trabajos dedicados al Sacromonte, La Alhambra y muy especialmente, al Albayzín, de donde rescato su, Belén Albaicinero:

“En la Torre de la Vela, dieron doce campanadas, para que naciera Dios a la vera de La Alhambra. Diciembre se sintió niño, Se encaramó a una ventana, desde el jardín del Partal, en la Torre de Las Damas, y se encontró al Albayzín con casas de corcho y nata, sobre los puentes del Darro, – río de papel de plata- con musgo de la Colina, nieve de Sierra Nevada y un cedro chiquirritín, aquel que Fray Juan plantara en el Carmen del Carmelo, multiplicado en las ramas del arrayán alhambreño del Patio de Lindaraja. ¡Ay, belén albaycinero, el mejor belén de España! Un belén de carne y hueso, con repique de sonajas y de panderos gitanos, de zambombas, de guitarras y chirimías morunas para una noche de zambra. San José compra jayuyos en un horno de Alhabaca. En el Aljibe del Trillo La Virgen sacaba agua, para lavar los pañales y tender en la retama del Cerro del Aceituno, al rojo sol de Granada. ¡Ay la plaza del Almez, callejón de Las Tomasas, cuesta de María La Miel y callecilla del Agua! Por todos sus recovecos los churumbeles jugaban, con el Niño al pilla-pilla, y en una de sus andanzas, Cristo aprendió a ver las cruces, ante La Cruz de La Rauda”.

De todo lo anterior se deduce, que la belleza de Granada es tan grande y tan hermosa, que, en cualquier rincón de esta ciudad sin igual en todo el mundo, existen rincones para pasear y disfrutar de su grandeza e historia. Pase que el visitante esporádico, ante el imán de La Alhambra, no tenga tiempo de descubrirlos, al menos en una primera estancia, pero me consta que son muchos los parroquianos que, aún no conocen muchos rincones como éste, merecedores de su atención, para el disfrutar de los sentidos y, el conocimiento más amplio de nuestra tierra. Esta ciudad bien merece un paseo, además de La Alhambra.

domingo, 3 de marzo de 2024

CURSOS MANUEL DE FALLA

 

CURSOS MANUEL DE FALLA


 

Tito Ortiz.-

 

El Festival de Granada potencia su vertiente educativa, de formación e investigación a través de los Cursos Manuel de Falla, una de las más prestigiosas convocatorias del país en el ámbito de la formación no reglada de la música y la danza, y que desde su creación en 1970 reúne en Granada a profesionales y alumnos llegados de todo el mundo. Así reza en su carta de presentación, en una edición ya más que acreditada en todo el mundo, en la que éste año sobresale una vez más, La Academia Barroca del Festival de Granada.

Desde su inicio, los Cursos Manuel de Falla han apostado por establecer una estrecha colaboración con los propios intérpretes y compositores que actúan en el Festival o estrenan en el mismo sus composiciones, de forma que los alumnos puedan enriquecerse con el magisterio de los artistas del más alto nivel. Desde Sergiu Celibidache, Joan Guinjoan, Xavier Montsalvatge, Jesse Levine, Luis de Pablo, José García Román, Rodolfo, Ernesto y Cristóbal Halffter, Harry Christophers, Óscar Esplá, Antón García Abril, Michael Thomas o José Mª Sánchez-Verdú en el ámbito de la composición y dirección, hasta intérpretes como Rosa Sabater, Maria João Pires o Dimitri Bashkirov (piano), Radu Adulescu o Lluís Claret (violonchelo), Regino Sáinz de la Maza, Andrés Segovia, Los Romero o Manolo Sanlúcar (guitarra), Rafael Puyana (clave), Victoria de los Ángeles, Teresa Berganza, Lynne Dawson o Nancy Argenta (voz), Ludwig Streitcher (contrabajo), Nicanor Zabaleta (arpa), Henryk Szering (violín), Tamara Rojo y José Carlos Martínez (danza).

ASÍ EMPEZÓ TODO

Cuando se crean los Cursos Manuel de Falla, Antonio Iglesias, que sigue el Festival desde su inicio, toma parte en asignaturas y profesorado, hasta que el impulso definitivo se alcanza en 1978, cuando se trasladan el programa de estudios y los alumnos al estrenado, Auditorio Manuel de Falla. Años más tarde se añadirán los desaparecidos concursos de composición y de interpretación para guitarra, que heredarían después en nuestra costa con gran acierto, portando el nombre de uno de los componentes del jurado de entonces, formado por Regino Sainz de La Maza, Narciso Yepes, Manuel Cano y el linarense-granadino, Andrés Segovia. Con un profesorado de currículum atractivo, solvente, y con materias tan diversas, como el canto coral, la composición o la interpretación de la viola, a cargo de Agustín león Ara, Iglesias consigue traer a Granada un plantel de acreditados profesores de la tierra hispana, muchos de ellos primeras figuras internacionales, y con esa acción, hasta Granada llegan alumnos venidos de todo el mundo, deseosos de perfeccionar su formación musical, en un marco incomparable, inmersos en un Festival Internacional de Música Y Danza, consagrado, y con unos profesores respaldados por su virtudes y trayectoria.

EL REPASO DE CADA MAÑANA

José Antonio Lacárcel, me mandaba a que me diera una vuelta por la mañana, grabadora en mano, tanto por los cursos Manuel de Falla, como por los ensayos del Festival. Había que tener la última hora musical con todos los protagonistas, tanto para el programa diario en Radio Popular, “Festival Internacional Al Día”, como para las páginas de “Patria” y” La Hoja del Lunes”. Cuando yo aparecía por el despacho de don Antonio Iglesias, el encendía un buen puro, yo mi pipa, y empezaba la crítica a todo lo que yo había dicho en la radio y escrito en los periódicos. El sabaneo que me daba era diario, y me aplicaba el tercer grado, no tenía piedad conmigo. A mí el café se me atragantaba todas las mañanas, pero lo que yo aprendía de aquel hombre, no estaba pagado con nada. Iglesias tenía una voz de barítono bajo, con una dicción castellana perfecta, a la que él añadía cierta musicalidad gallega, no exenta de socarronería. Me tomaba el pelo, pero me enseñaba todas las mañanas más, que en una academia privada. Conforme él me atizaba, iba creciendo mi admiración ante aquel hombre, que cada mañana se ponía ante mi como una enciclopedia musical e histórica impagable, para que yo aprendiera a no decir tonterías en materia musical. Han pasado cuarenta años, y tengo su voz metida en mi cerebro, con todo lo que aprendí de aquellos cafés matinales, ante un hombre imprescindible para entender la historia musical de este país, en la segunda mitad del siglo pasado.

TOMÁS MARCO

De los ilustres músicos que en el festival o los cursos impartían su docencia y sapiencia en Granada, recuerdo a muchos, pero hoy me detengo en el compositor Tomás Marco, de cuyas conversaciones me enriquecí tanto, en un momento crucial para la música contemporánea.

El madrileño Tomás Marco Aragón, estudió violín y composición, simultaneando esta actividad con estudios en Derecho. Amplió estudios musicales en Francia y Alemania, donde recibió clases de Pierre Boulez, György Ligeti, Karlheinz Stockhausen, Bruno Maderna y Theodor Adorno, entre otros, y es autor de diversos libros y artículos sobre música contemporánea española y Premio Nacional de Música de España. Trabajó once años en los servicios musicales de Radio Nacional de España siendo Premio Nacional de Radiodifusión y Premio Ondas. De 1981 a 1985, fue director–Gerente del Organismo Autónomo Orquesta y Coro Nacionales de España y entre 1991 y 1995 Director Técnico de los mismos conjuntos. Desde 1993 es miembro numerario de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. De 1977 a 1996 Consejero de SGAE. En 1996 Director de Festivales de la Comunidad de Madrid. De mayo de 1996 a julio de 1999, director general del INAEM. En 1998 Doctor Honoris Causa por la Universidad Complutense de Madrid. En diciembre de 2020 fue elegido como Director de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Como compositor es autor de cinco óperas, un ballet, siete sinfonías, música coral, de cámara, etc. En la actualidad se dedica exclusivamente a escribir música y sobre música.