domingo, 3 de marzo de 2024

CURSOS MANUEL DE FALLA

 

CURSOS MANUEL DE FALLA


 

Tito Ortiz.-

 

El Festival de Granada potencia su vertiente educativa, de formación e investigación a través de los Cursos Manuel de Falla, una de las más prestigiosas convocatorias del país en el ámbito de la formación no reglada de la música y la danza, y que desde su creación en 1970 reúne en Granada a profesionales y alumnos llegados de todo el mundo. Así reza en su carta de presentación, en una edición ya más que acreditada en todo el mundo, en la que éste año sobresale una vez más, La Academia Barroca del Festival de Granada.

Desde su inicio, los Cursos Manuel de Falla han apostado por establecer una estrecha colaboración con los propios intérpretes y compositores que actúan en el Festival o estrenan en el mismo sus composiciones, de forma que los alumnos puedan enriquecerse con el magisterio de los artistas del más alto nivel. Desde Sergiu Celibidache, Joan Guinjoan, Xavier Montsalvatge, Jesse Levine, Luis de Pablo, José García Román, Rodolfo, Ernesto y Cristóbal Halffter, Harry Christophers, Óscar Esplá, Antón García Abril, Michael Thomas o José Mª Sánchez-Verdú en el ámbito de la composición y dirección, hasta intérpretes como Rosa Sabater, Maria João Pires o Dimitri Bashkirov (piano), Radu Adulescu o Lluís Claret (violonchelo), Regino Sáinz de la Maza, Andrés Segovia, Los Romero o Manolo Sanlúcar (guitarra), Rafael Puyana (clave), Victoria de los Ángeles, Teresa Berganza, Lynne Dawson o Nancy Argenta (voz), Ludwig Streitcher (contrabajo), Nicanor Zabaleta (arpa), Henryk Szering (violín), Tamara Rojo y José Carlos Martínez (danza).

ASÍ EMPEZÓ TODO

Cuando se crean los Cursos Manuel de Falla, Antonio Iglesias, que sigue el Festival desde su inicio, toma parte en asignaturas y profesorado, hasta que el impulso definitivo se alcanza en 1978, cuando se trasladan el programa de estudios y los alumnos al estrenado, Auditorio Manuel de Falla. Años más tarde se añadirán los desaparecidos concursos de composición y de interpretación para guitarra, que heredarían después en nuestra costa con gran acierto, portando el nombre de uno de los componentes del jurado de entonces, formado por Regino Sainz de La Maza, Narciso Yepes, Manuel Cano y el linarense-granadino, Andrés Segovia. Con un profesorado de currículum atractivo, solvente, y con materias tan diversas, como el canto coral, la composición o la interpretación de la viola, a cargo de Agustín león Ara, Iglesias consigue traer a Granada un plantel de acreditados profesores de la tierra hispana, muchos de ellos primeras figuras internacionales, y con esa acción, hasta Granada llegan alumnos venidos de todo el mundo, deseosos de perfeccionar su formación musical, en un marco incomparable, inmersos en un Festival Internacional de Música Y Danza, consagrado, y con unos profesores respaldados por su virtudes y trayectoria.

EL REPASO DE CADA MAÑANA

José Antonio Lacárcel, me mandaba a que me diera una vuelta por la mañana, grabadora en mano, tanto por los cursos Manuel de Falla, como por los ensayos del Festival. Había que tener la última hora musical con todos los protagonistas, tanto para el programa diario en Radio Popular, “Festival Internacional Al Día”, como para las páginas de “Patria” y” La Hoja del Lunes”. Cuando yo aparecía por el despacho de don Antonio Iglesias, el encendía un buen puro, yo mi pipa, y empezaba la crítica a todo lo que yo había dicho en la radio y escrito en los periódicos. El sabaneo que me daba era diario, y me aplicaba el tercer grado, no tenía piedad conmigo. A mí el café se me atragantaba todas las mañanas, pero lo que yo aprendía de aquel hombre, no estaba pagado con nada. Iglesias tenía una voz de barítono bajo, con una dicción castellana perfecta, a la que él añadía cierta musicalidad gallega, no exenta de socarronería. Me tomaba el pelo, pero me enseñaba todas las mañanas más, que en una academia privada. Conforme él me atizaba, iba creciendo mi admiración ante aquel hombre, que cada mañana se ponía ante mi como una enciclopedia musical e histórica impagable, para que yo aprendiera a no decir tonterías en materia musical. Han pasado cuarenta años, y tengo su voz metida en mi cerebro, con todo lo que aprendí de aquellos cafés matinales, ante un hombre imprescindible para entender la historia musical de este país, en la segunda mitad del siglo pasado.

TOMÁS MARCO

De los ilustres músicos que en el festival o los cursos impartían su docencia y sapiencia en Granada, recuerdo a muchos, pero hoy me detengo en el compositor Tomás Marco, de cuyas conversaciones me enriquecí tanto, en un momento crucial para la música contemporánea.

El madrileño Tomás Marco Aragón, estudió violín y composición, simultaneando esta actividad con estudios en Derecho. Amplió estudios musicales en Francia y Alemania, donde recibió clases de Pierre Boulez, György Ligeti, Karlheinz Stockhausen, Bruno Maderna y Theodor Adorno, entre otros, y es autor de diversos libros y artículos sobre música contemporánea española y Premio Nacional de Música de España. Trabajó once años en los servicios musicales de Radio Nacional de España siendo Premio Nacional de Radiodifusión y Premio Ondas. De 1981 a 1985, fue director–Gerente del Organismo Autónomo Orquesta y Coro Nacionales de España y entre 1991 y 1995 Director Técnico de los mismos conjuntos. Desde 1993 es miembro numerario de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. De 1977 a 1996 Consejero de SGAE. En 1996 Director de Festivales de la Comunidad de Madrid. De mayo de 1996 a julio de 1999, director general del INAEM. En 1998 Doctor Honoris Causa por la Universidad Complutense de Madrid. En diciembre de 2020 fue elegido como Director de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Como compositor es autor de cinco óperas, un ballet, siete sinfonías, música coral, de cámara, etc. En la actualidad se dedica exclusivamente a escribir música y sobre música.

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