El futuro de la semana santa de granada. (Foto Silvia María de Luque)
PASCUA
DE RESURRECCIÓN
Tito
Ortiz.-
La Agencia Estatal de
Meteorología no ha fallado en esta ocasión y, los peores pronósticos para los
cofrades se han cumplido, pero nada ha caído en saco roto, ni en lo espiritual,
ni en lo tradicional y religioso. Es más, algunas hermandades han tenido la
oportunidad de salir a las calles y, dar testimonio de Fe con lo mucho y bien
trabajado en el último año.
El agua que nos ha estropeado
algunos desfiles penitenciales, es más necesaria que nunca y, además, no ha
caído toda la necesaria, pero la suficiente como para que Granada no tenga las
tan temidas restricciones que, en otras zonas padecen y van a padecer. Por lo
tanto, debemos agradecer que, aunque hayamos tenido una semana santa deslucida,
el beneficio general para la ciudadanía con lo llovido nos va a reportar
mejores cosechas, mejor crianza de nuestro ganado para el consumo y, lo más
importante, que cuando abramos el grifo tengamos la seguridad de que el
abastecimiento humano, al tiempo que razonable, estará cayendo siempre con
moderación.
AÑO COFRADE
Es verdad que lo habíamos
preparado todo con esmero, que en los últimos meses, se ha notado el impulso
general que proyecta la semana santa granadina, cada vez más consciente de la
importancia para todos los sectores afectados, pero sobre todo, con el sentido
de la solidaridad social que conlleva la actividad de una cofradía, tal vez el
menos divulgado, pero hay que decir de una vez por todas que, las hermandades
granadinas, no solo llevan a cabo una labor social en beneficio de los
colectivos más desfavorecidos, sino que, dinamizan económicamente un sector
cada vez más importante principalmente el de la talla, el dorado, los bordados,
la orfebrería, la cera y la flor, que muchas veces constituye el sustento de
muchas familias, sin que esto repercuta mediáticamente en toda su dimensión e
importancia.
El censo aproximado de los
componentes de las hermandades de
penitencia, sin incluir las de gloria, alcanza ya en Granada, una cifra que
puede estar rondando las treinta mil almas, un asunto a valorar, no solo por la
iglesia instituida, sino por los responsables políticos que, en la medida de
sus posibilidades, deberían prestar mayor atención y cobijo a los
intervinientes en estas asociaciones religiosas de la iglesia católica, que
mantienen viva la llama de la tradición, con el coste económico que esto
conlleva, además de las horas dedicadas a las tareas propias internas, restadas
al ocio o la familia y que se dan por bien empleadas con carácter gratuito.
A la iglesia hay que
reconocerle que, pese a la drástica reducción de vocaciones sacerdotales, sigue
prestando un servicio en los directores espirituales de las hermandades,
realmente impagable, si tenemos en cuenta como se multiplican para atender a
todos los cofrades, dándole sentido a su militancia religiosa que, por otra
parte, es fundamental para que no perdamos el norte en nuestro cometido. La
cantidad de cultos en las hermandades, basamento irrenunciable de su razón de
ser, requieren la presencia del sacerdote identificado con este proyecto, en el
que a veces, hay que reconducir posturas, señalando la dirección adecuada y eso
siempre tiene que hacerlo el cura de nuestra hermandad.
DE CARA AL EXTERIOR
La publicación de carteles,
libritos de horarios o ediciones especiales de revistas cofrades, nos hacen
tener una mayor presencia en la sociedad, y, por lo tanto, una mayor
responsabilidad a la hora de dar ejemplo de nuestra condición cofrade. Ocurre
lo mismo con la proliferación de pregones, en los que los hombres y mujeres de
la semana santa granadina, exaltan públicamente su condición, su Fe y
motivación que les ha llevado a esta forma de vida, presentándose así a la
sociedad que nos alberga, presumiendo con razón de pertenecer a una hermandad,
dando testimonio de su condición cofrade, que no es más que la de vivir la Fe,
en pos de la solidaridad con nuestros semejantes, a los que después de vivir
toda nuestra vida en la espiritualidad monástica que nos distingue, les
ofrecemos esa hermosa catequesis en la calle durante una semana, como único
distintivo de nuestra razón de ser y existir.
Con la lluvia se nos ha ido
una semana santa, plena de madurez espiritual, con las filas engrosadas en más
de un treinta por ciento, con respecto a la anterior, con las mejoras
artísticas que se van consolidando en torno a nuestros titulares y, con
multitud de nuevos proyectos en marcha y otros aprobados, lo que hace de la
semana santa granadina, una de las más valoradas por propios y extraños. No
exagero si afirmo que, nuestra semana de pasión está viviendo en este tiempo su
época más atractiva, no solo desde el punto de vista artístico, sino desde la
conciencia cofrade, que hace que cada vez en mayor medida, la juventud se
acerque a las hermandades, asegurando así un futuro extraordinario, que
coincide con la consolidación de bandas de música, y la mayor época creativa
con nuevas partituras que engrandecen el rico patrimonio de la música cofrade.
La Pascua marca el final de la
Semana Santa (y del Triduo Pascual), en la que se conmemora la muerte y
resurrección de Jesús. La Pascua inicia un período de cincuenta días llamado,
Tiempo pascual que termina el día de Pentecostés. Se trata de la mayor alegría
para un cristiano, y más aún, para un cofrade militante. Nuestro pensamiento
ahora debe estar en que, nos quedan doce meses para volver a las calles con
nuestros pasos, pero hay que recordar que lo mejor será el camino a recorrer
para llegar a ello. Feliz semana santa 2025.
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