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METRO
Tito
Ortiz.-
Nací en una Granada vertebrada
por una red de tranvías que, abarcaba todos los pueblos de alrededor y Sierra
Nevada. Había nudos de transporte en el Triunfo, Puerta Real, Villarejo y
Humilladero. En el centro urbano había líneas desde la Caleta bifurcadas en el
triunfo. Mientras una continuaba por la Gran Vía y Reyes Católicos, otra bajaba
por San juan de Dios, Placeta de La Universidad, Fábrica Vieja, Alhóndiga y
hasta las cocheras de San Antón. El servicio era tan completo que, a solicitud,
se le podían añadir a los tranvías de pasajeros, otros vagones para transportar
cualquier tipo de materiales. Recuerdo haber visto tranvías repletos de chopos
recién cortados, remolacha camino de las azucareras, o muebles de todo tipo. A
estos vagones especiales se les llamaban “jardineras”.
Los billetes para viajar se
adquirían al cobrador que viajaba junto al conductor, había quién se subía en
marcha y unos asientos reservados para inválidos civiles. También revisores que
subían cuando menos te esperabas, y con un aparatito, taladraban el billete.
LOS PRIMEROS
Los primeros intentos de
implantar un sistema de tranvías en la ciudad de Granada se sucedieron a partir
de 1875, cuando una iniciativa de industriales granadinos intentó establecer
sin éxito una compañía de tranvías de tracción animal. Se presentaron otros
proyectos en 1878 y en 1892, pero hasta 1896 no se aprobaron las primeras
concesiones que llevaron a la creación de la empresa Tranvías de Granada. La
entrada de capital francés supuso la aplicación de tecnología gala y retrasó
las obras que habían comenzado en 1900 con el tendido de las líneas en Plaza
Nueva. Debido a dificultades económicas, asumió el proyecto Nicolás Escoriaza,
quien constituyó la sociedad Tranvías Eléctricos de Granada en diciembre de
1903, con sede en Zaragoza.
La primera línea se estableció
finalmente en 1904 entre Cocheras-Puerta Real y Plaza Nueva. La empresa contó
con material móvil propio, fabricado en Zaragoza, e incluso se autoabasteció de
energía con la construcción de una central hidroeléctrica en el Salto de
Monachil.
A partir de 1912 comienza el
establecimiento de la red interurbana con la inauguración de la línea hasta Las
Gabias, continuando con nuevas líneas a Santa Fe y Atarfe (1917), a Chauchina y
Pinos Puente (1918), a Alhendín y La Zubia (1922), a Padul en (1923), a Dúrcal
(1924) y a Fuente Vaqueros (1941). En total se construyeron casi 100 km de
líneas para el transporte de viajeros y mercancías, destinadas principalmente a
las industrias azucareras de la Vega de Granada. En 1963 se abandona el
servicio urbano de tranvías a petición del ayuntamiento de Granada. El
transporte de mercancías en las líneas interurbanas fue anulado en 1969 y en
1971 fue suspendido el servicio interurbano de pasajeros, pasando las líneas a
ser gestionadas por FEVE.
VUELVE EL TRANVÍA
La red de tranvías y trenes
eléctricos que funcionó durante el siglo XX tuvo un gran desarrollo en la
ciudad de Granada y los pueblos de la Vega. Sin embargo, al igual que en otras
ciudades españolas, a partir de los años 50 el vehículo de combustión fue
tomando protagonismo y los tranvías fueron sustituidos por autobuses hasta que
en el año 1974 circuló el último. Con la entrada del siglo XXI, la ciudad de
Granada empieza a plantearse una respuesta a los problemas de movilidad que
genera el crecimiento de su área metropolitana y el volumen de desplazamientos
centralizados en la actividad económica y social de sus habitantes.
La planificación de las
infraestructuras del Gobierno autonómico recoge la necesidad de esta línea de
metro ligero desde el año 1997. Pero no fue hasta 2002, cuando la maquinaría se
puso en marcha para recuperar los tranvías y así nace el Metropolitano. En 2007
comenzaron las obras en Albolote, Maracena y Armilla, un año más tarde en la
capital, y en 2017 se iniciaron las pruebas.
HERMOSA REALIDAD
Atrás quedaron las voces
agoreras que vaticinaron el fracaso total de la iniciativa. Hoy el Metroplitano
se ha convertido en una infraestructura imprescindible, no solo para la capital,
sino, para su área metropolitana, cuyos usuarios se cuentan por millones,
siendo muy loable, la sensibilidad de la empresa que, aumenta su servicio en
fechas claves como Navidad, Semana Santa o Corpus. Granada no se concibe ya sin
el Metropolitano, hasta el punto que, se hace urgente la ampliación del
servicio a otras poblaciones que lo reclaman con ansia. Las obras que se llevan
a cabo en Churriana o Las Gabias, para ofrecerles este servicio, se han
convertido en un proyecto ilusionante para miles de vecinos que envidian, a los
que tenemos la suerte de disfrutar de esta infraestructura desde hace años.
Metro de Granada, gestionado
por la Consejería de Fomento, Articulación del Territorio y Vivienda a través
de la Agencia de Obra Pública de la Junta de Andalucía, ha instalado 78 plazas
de aparcamientos seguros para bicicletas y vehículos de movilidad personal
(VMP) en las paradas de Albolote, Armilla y Universidad (Granada capital) para
fomentar la intermodalidad e incentivar el uso del metropolitano. La consejera
de Fomento, Articulación del Territorio y Vivienda, Rocío Díaz, ha afirmado que
estas mejoras son las que “hacen que más granadinos sigan apostando por el
Metro de Granada como su transporte de referencia”. Rocío Díaz ha destacado que
estos aparcamientos para bicicletas y patinetes se suman a otras inversiones
que el Gobierno andaluz está impulsando para seguir ganando viajeros al
metropolitano, como la adquisición de nuevos trenes, ya en pruebas, o las obras
de prolongación Sur.
Por todo lo antes expuesto, no
queda más que felicitarnos por la llegada del Metropolitano a nuestras vidas y…
seguir pidiendo su ampliación.
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