domingo, 23 de febrero de 2025

 


EL CONCILIO DE ILÍBERIS

 

Tito Ortiz.-

 

Dice mi compañero Jorge Pastor que, las excavaciones llevadas a cabo en los Mondragones, dirigidas por Ángel Rodríguez Aguilera, han sacado a la luz los restos de un edificio con tres ábsides y un escenario ligeramente elevado junto a una plaza que fue erigido, exprofeso, para que se desarrollara un evento como el Concilio de Ilíberis. También existe coincidencia entre la datación de esta construcción y el cónclave. Pero la clave de la localización del Concilio está, en los propios documentos primigenios de la época. Concretamente en un adverbio: El Concilio tuvo lugar «apud Iliberri». Es decir, 'junto' a Iliberri y no 'dentro' de Iliberri. Y los Mondragones, igual que otros asentamientos, estaba «apud Iliberri». Es decir, tenemos una edificación ceremonial, en una zona situada cerca de Iliberri, que se ubicaba en el Albaicín, y que estuvo en funcionamiento en esa época. «No afirmamos nada, pero desde luego el Concilio tuvo que ser en un sitio muy parecido a este», dice Rodríguez Aguilera. Por el momento, no se ha hallado tampoco ningún resto material, de momento.

Todo ello, reflejado en el artículo científico 'El suburbium de Eliberri en la Antigüedad tardía. El proceso de transformación del sector de Los Mondragones', firmado por Ángel Rodríguez y las profesoras Macarena Bustamante y Gisela Ripoll, reforzaría la enorme importancia que tuvo los Mondragones, que era mucho más que una villa. Era un barrio de Ilíberis con su estructura urbanística –tiene cardo y decumano, las dos calles principales–, con una iglesia considerada la primera de Granada, con una destacadísima actividad industrial –la almazara más grande de la Bética– y con una lujosa casa con elementos decorativos de enorme valor como los mosaicos que están en el Museo Arqueológico de Granada –y que en un futuro estarán en el Centro de Interpretación de los Mondragones–.

POR FIN, EL SITIO

El Concilio de Elvira o de Ilíberis (en latín: Concilium Eliberritanum) fue el primer concilio que se celebró en Hispania Bætica por la iglesia cristiana en el primer tercio del s. IV. Tuvo lugar en la ciudad de Ilíberis, la actual ciudad de Granada transformada por entonces en un floreciente núcleo urbano conocido con el nombre de Florencia Iliberritana; en la actualidad no existe duda sobre la ubicación de la antigua Ilíberis o Iliberri en el barrio del Albaicín de Granada, no en un lugar cercano a la misma como se creía en épocas pasadas. Ya en el siglo XIX, A. Fernández-Guerra (1816-1894), lo manifiesta claramente cuando escribe: “La basílica y sus muchas inscripciones dedicatorias demuestran que Iliberri existió en el Albaicín de Granada”.

Gómez Moreno (1870-1970) lo confirma igualmente con numerosas aportaciones como puede verse en su obra Monumentos romanos y visigóticos de Granada, o en otras publicaciones posteriores en donde realiza diversas manifestaciones al respecto, como la siguiente:

“La fama de dichas ruinas y hallazgos interesó a los eruditos granadinos del siglo XVI, con motivo de la cuestión batallona del asiento del Iliberri, al discutirla, el nombre de sierra Elvira venía siendo una obsesión para todos, ya vindicándolo como supervivencia de la antigua ciudad, fundados en la homonimia, ya para rebatir este argumento con subterfugios; porque su ignorancia de nuestra geografía medieval había encastillado sobre erróneas premisas a los litigantes hasta que Dozy enseñó la verdad, o sea, que Elvira, la de la sierra, se llamó Castilla y después Hádira (residencia) de Elbira, por alusión mediata y accidental a Iliberri, mientras los textos árabes identifican unánimes a esta con Granada. Antes de saberse ello, la contienda era justificada; más como Elvira dejó pocos restos visibles, y esos baladíes, y los de Hurco se ostentaban grandiosos y en la misma línea respecto de Granada, hubo confusión, tomándolos por la Iliberri y suponiendo llegar hasta allí la sierra de Elvira, único asidero posible del engaño, cuando no una, sino dos cortaduras la aíslan del cerro de los infantes, cuya estructura geológica comprueba igualmente diversidad, ligándolo al macizo de la sierra de Parapanda, más lejana”.

En época mucho más reciente M. Sotomayor, por su parte, da por zanjada la cuestión en el siguiente artículo: “Dónde estuvo Iliberri? Una larga controversia ya superada en Granada en la época romana”.​ Esta certeza ha quedado confirmada además, por los importantes hallazgos arqueológicos que estos mismos autores y otros posteriores han sacado a la luz en el actual barrio del Albaicín de Granada, restos de la vieja Iliberri ya romanizada, en la que se celebró este concilio que, fue uno de los más importantes llevados a cabo en las provincias, seguido por el Concilio de Arlés y el Concilio de Ancyra, los cuales prepararían el camino para el primer Concilio ecuménico católico. Al Concilio de Elvira asistieron diecinueve obispos y veintiséis presbíteros de la península ibérica, así como diáconos y laicos.​

QUE SABEMOS

Su fecha es incierta, entre el 300 y el 324. En el primer caso sería anterior a la persecución de Diocleciano y en el segundo, posterior al Edicto de Milán de Constantino. Algunos autores como Louis Duchesne​ y Víctor de Clercq,​ creen que fue entre el 300 al 303, antes de la persecución de Diocleciano; para otros se llevó a cabo antes del concilio de Arlés y entre el concilio de Nicea 303, 314 o 325.

El asunto es que, el hallazgo de Los Mondragones pinta bien, y daría por finalizada una parte de nuestra historia que, lleva pendiente algo así como diecisiete siglos y en la que, cada uno que ha tocado el tema, ha soltado su teoría y el que venga detrás que arree. Las piedras no mienten. Mira que si por fin, ya tenemos el sitio definitivo donde se celebró el primer concilio de la cristiandad, volvemos a poner a Granada y su importancia histórica, en el mapa de las ciudades ilustres, que ya lo son de antes.

 

domingo, 16 de febrero de 2025

 


JOSÉ LUÍS VALVERDE

 

Tito Ortiz.-

 

Siendo yo director del grupo de teatro de Juventudes Musicales en Granada, recibí la invitación de la Universidad, para llevar a cabo una serie de contactos, con todos los que en aquel momento hacíamos teatro en la ciudad alhambreña, para aunar criterios y proyectar acciones en las que el teatro de Granada, cohesionara sus acciones para lograr una mayor comunicación entre nosotros y aprovechar sinergias en beneficio de todos. Y allí estaba esperándome, José Luís Valverde López que, por aquellos tiempos, era el flamante Secretario de Extensión Universitaria de la Universidad de Granada y, fundador del Gabinete de Teatro de la Universidad  Granatensis. Ahí descubrí a un hombre entusiasmado con la idea de aunar esfuerzos, en pro de nuestro teatro provincial, que por aquellos setenta pecaba de hacer cada uno la guerra por su cuenta, desaprovechando las virtudes que podían conseguirse, de ir todos de la mano, bajo el manto protector de nuestra Universidad. En aquellos tiempos, acababa de ganar la cátedra de Derecho Farmacéutico en la Facultad de Farmacia de la Universidad de Granada que ejerció hasta su destino como europarlamentario.

De ahí nació una amistad entre nosotros que, semanalmente plasmamos siendo yo director de Radio 80 en unas entrevistas que le realizaba en las que, el profesor Valverde hablaba con mucha antelación de Europa y, de nuestro futuro ingreso en la Comunidad Europea, cuando por aquí, lo único que sabíamos es que eso era una cosa que estaba tras los Pirineos. Esas charlas radiofónicas continuaron después con mi traslado a Radio Cadena Española, cuyos estudios estaban muy cerca de su domicilio y, eso nos permitía continuar nuestras conversaciones en la calle porque si de algo puede presumir Valverde es de, una educación victoriana, una capacidad de diálogo extraordinaria, un conocimiento profundo de Europa y una visión global de la Comunidad Europea, como pocos. Así que en Granada se empezó a hablar de Europa muchos años antes de que entráramos en ella, y gracias al profesor Valverde.

ENTRADA EN POLÍTICA

Su incorporación a las listas de las elecciones al Parlamento Europeo, de la mano de Manuel Fraga Iribarne, fundador de Alianza Popular y cabeza de lista en dichas elecciones, representó para el profesor Valverde la culminación de muchos años de trabajos dedicados a promover el ideal de la construcción europea. Para él no supuso sólo la ocupación de un puesto de alta responsabilidad política y de prestigio, sino que fue, ante todo, la posibilidad de poder multiplicar, al máximo nivel, su acción a favor del avance de una idea en marcha, de gran alcance para el futuro de Europa y del mundo. Fue elegido eurodiputado en las elecciones al Parlamento Europeo de 1987, 1989 y 1994. De 1987 a 1989 ha sido vicepresidente de la Comisión de Asuntos Institucionales del Parlamento Europeo y miembro de la Comisión de Medio Ambiente, Salud Pública y Consumo (1987-1999). La llegada de José Luis Valverde al Parlamento Europeo significó, la incorporación a los trabajos de esa alta institución de un catedrático con una amplia experiencia en diversos campos y con conocimientos en el ámbito de las Ciencias farmacéuticas y del Derecho farmacéutico. Durante diez años José Luis Valverde fue el coordinador portavoz del Grupo del Partido Popular Europeo en la Comisión de Medio Ambiente, Salud Pública y Consumo; realizó en ella aportaciones significativas y trascendentes en la tramitación de las Directivas que desarrollaron el estatuto jurídico del medicamento, a través de sus propios informes y de decenas de enmiendas aprobadas. Dentro del Partido Popular ha sido miembro de la Junta Directiva Nacional (1987-1999) y de varias comisiones nacionales del partido hasta 1999.

PERSONA DISCRETA

Ha sido autor de numerosas publicaciones en revistas, en la prensa diaria y tertulias de radio, habiendo sido previamente algunas de ellas ponencias que ha presentado en Congresos, Jornadas y Conferencias en Colegios mayores y Colegios profesionales. a las que ha sido invitado a participar. Según Feliciano Robles, a finales de los años noventa, la editorial holandesa IOS Press ofreció al profesor Valverde la posibilidad de dirigir y editar una nueva revista internacional, Pharmaceuticals Policy and Law. José Luis Valverde consultó con los amigos que habían compartido con él trabajos en la Universidad, en el Parlamento Europeo y en la Agencia Europea de Evaluación de Medicamentos, quienes aceptaron formar parte del consejo editorial. Es miembro de las Reales Academias de Farmacia de Madrid y Barcelona,​​de la Academia Internacional de Historia de la Farmacia, en La Haya y de la Academia Iberoamericana de Farmacia. Y a lo largo de su vida académica el profesor Valverde recibió el reconocimiento de distintas instituciones y premios. En el año 2010 la Académie Nationale de Pharmacie de Francia le reconocía sus méritos y sus trabajos, en el desarrollo del estatuto jurídico del medicamento en la Unión Europea, eligiéndole como miembro europeo de dicha institución. En el ámbito docente nacional, al profesor Valverde le fue concedida la medalla de plata al mérito docente. Tiene también diploma de honor del Partido Popular Europeo del Parlamento Europeo, por sus contribuciones como diputado europeo. Y en el campo profesional, en el año 2008, la asociación internacional Plasma Protein Therapeutics le concedió el ‘Joachim Hilfenhaus Award’, en un congreso celebrado en Varsovia, por su trayectoria profesional y sus contribuciones al estatuto jurídico del medicamento en Europa, particularmente por sus aportaciones como ponente en la Directiva de 1989, que reguló, por primera vez en Europa, los derivados de plasma sanguíneo.

En fin, que José Luís Valverde López, es un granadino ilustre, de los que pasan desapercibidos por nuestro lado cuando vamos por la acera, porque sigue como siempre sin levantar la voz y, mucho menos, el dedo, para decir que está aquí, pero tenemos que reconocer su valía y brillante trayectoria. Gracias profesor.

 

domingo, 9 de febrero de 2025

 


EL PADRE GRANADA

 

Tito Ortiz.-

 

Me contaba, Antonio Gallego Morell que, Azorín decía que con Fray Luis de Granada – en adelante, Padre Granada- se inicia la lengua castellana moderna, por eso Azorín se interesa fundamentalmente entre la frondosa producción del escritor granadino, por su “Retórica Eclesiástica” libro que compara con los  “Diálogos de la Elocuencia” de Fenelón.

Fray Luis de Sarriá, nace en nuestra tierra en 1504 de familia humilde, impulsada hacia el sur por los Reyes Católicos en sus políticas de repoblación de estas tierras. Él encarna el símbolo de las maneras granadinas de decir en el siglo XVI, como Ganivet lo hizo en el XIX. Los dos proceden desde el pueblo; la madre de Fray Luis pudo ser lavandera, los padres de Ganivet tenían un molino de pan. Ganivet cultivaba varios idiomas modernos, el Padre Granada el latín el español y el portugués. ¿Qué impresión le causaría a Felipe II si de veras le oyó predicar en Lisboa? Fray Luis escribe en latín  “Retórica”, su libro se leyó en Europa y como rebrote de esta aceptación europea de un escritor español, la obra merece ser puesta en castellano por un obispo de Barcelona. Seamos sencillos e impersonales, preceptúa el Padre Granada.  Azorín anota que no se puede ser buen orador sin ser buen escritor, y señala que, entre los antiguos, los grandes oradores, eran escritores y entre los parlamentarios de su tiempo no abundaban los escritores y, causa grima, tristeza, y vergüenza, escuchar el pobrísimo, misérrimo vocabulario de nuestros oradores políticos, escribió Azorín.

Pues no les digo nada, si Azorín escuchara ahora lo que sus señorías dicen en el Congreso o, algún parlamento autonómico, con esa riqueza de vocabulario que los caracteriza.

UN GRANADINO FLOR DE LAS LETRAS

El padre Granada -Fray Luis- apunta a la utilidad de la influencia de palabras y se plantea los problemas modernos de las normas, las reglas, la intuición, y el intelectualismo, el Fray Luis de la “Retórica” anticipa problemas estéticos, como el Ganivet del “Idearium” anticipa problemas ideológicos y críticos, son símbolos de una ciudad que va por delante, que abre camino porque los problemas, eran problemas de siempre, de aquellos que ocupaban a los griegos que filosofaban en sus islas. Acaso sea esta la eterna tradición del Mediterráneo.

El Padre Granada, en su “Guía de Pecadores” y en su, “Introducción al símbolo de la fe”, la prosa castellana supera su época y, sobre todo, destaca por esa preocupación de manejar un texto amplio, es una preocupación, pero es una prosa que interesa en Europa y que se le lee y traduce. Los críticos han hablado a propósito del Padre Granada de, Cicerón y de Quintiliano y Azorín evoca al hijo de lavandera del convento de los dominicos de Granada, cuando se aburre con los lamentables discursos de los diputados de su tiempo a quienes recomienda la lectura de los textos de Fray Luis, pero los políticos no gustan de la lectura de los clásicos o no tienen tiempo de leer a los clásicos, solo se leen entre ellos por eso hablan casi igual unos y otros y crean un argot de época, cabalmente lo contrario de lo que significa Fray Luis, un castellano eterno con reminiscencias lejanas y atisbos de una prosa por nacer, por eso seguía interesando su palabra cuando se escapaba de su boca apenas con algún que otro diente cuando acababa sus días en Portugal. Fray Luis de Granada en Lisboa, pudo ser obispo de Évora o arzobispo de Braga, pero los cruces de caminos de la época hicieron que, por ejemplo, Gregorio Silvestre, nacido en Lisboa unos 15 años después que Fray Luis, viniera a Granada, y fuera organista de la Catedral, y sus poemillas participaron de las dos corrientes italianizantes y casticistas de nuestro Renacimiento.

BIBARRAMBLA

Su monumento centra un rincón de nuestra ciudad en esa plaza de santo Domingo, recibiendo a todos los fieles de la parroquia de santa Escolástica, que viene de escuela, de esa que él protagonizó en su tiempo, aportando una riqueza incalculable a un idioma castellano, que por entonces mantenía reminiscencias de otras lenguas y, al que había que dar carácter propio y singularidad, para convertirlo con el tiempo, en el idioma español que ahora nos une y representa en todo el mundo. De ahí la importancia del Padre Granada, que, aunque ahora nos reciba en el barrio del Realejo de donde procedía, durante muchos años presidió la plaza de Bibarrambla, plaza mayor del reino de Granada, donde las fiestas los fastos y celebraciones, concentraban a todos los granadinos desde la reconquista.

Se equivocan los historiadores y tratadistas que lo encasillan en una escuela, en una corriente, en un género literario, el Padre Granada, es el símbolo que acertó a descifrar Azorín, el nacimiento del castellano moderno, lo que en verso revolucionaria Góngora y, en prosa Bécquer primero y ,Ortega y Gasset después, el español eterno y universal, esa constante andaluza de enseñar el español al mundo como lo hicieran, Nebrija, Granada, Herrera y todo lo que viene después, con lo que le vino de América, desde Colón y desde la Andalucía de Palos de Moguer.

Buena lectura para políticos sería hoy el Padre Granada, su empeño para ensanchar el léxico es primordial, algunos críticos se empeñaron en presentar a Ganivet como algo agarbanzado, acaso porque descubrieron que era hijo de un Molinero, pero el hijo de la lavandera es, cabalmente lo contrario, y aquellos mismos críticos no lo presentaron como contraste. El Padre Granada es el gran clásico de los escritores granadinos, el clásico cuyas obras pueden presentarse como constante muestreo, para enseñar cómo se escribe una lengua cómo se escribe y se habla el español. Sus restos están en la Iglesia de Santo Domingo de Lisboa.

¡Señorías!… Está en las bibliotecas y es de Graná.

lunes, 3 de febrero de 2025

 


PORSIACASO

 

Tito Ortiz.-

 

Después de darle muchas vueltas, he llegado a la conclusión de que Granada es la ciudad de “Los Porsiacaso” pero, en su modalidad de inconclusos. Porsiacaso, nos presentamos como candidatos a la capitalidad cultural y, en caso de que nos la den, entonces nos sentamos y preparamos un programada que justifique la petición, afín de cuentas, Granada con la percha de la Alhambra, el Albayzín, nuestra historia y monumentalidad, la sierra y la playa tiene más que suficiente para que nos la concedan. Y nos quedamos tan a gusto. Porque, los porsiacasos son nuestra razón de ser, no hay más que acordarse de los que proyectaron Armilla y el PTS sin conexión peatonal – unos lumbreras, vamos- pero porsiacaso decidieron hacer un acceso años después, que sigue estancado, es como un viaje a ninguna parte. En ese sentido hay otro contrasentido que es un porsiacaso excepcional. En la salida sur del parquin del hospital Alejandro Otero, que es como en principio se llamó el del PTS, después de muchos estudios y disgustos, las mentes pensantes decidieron hacer una rotonda que permita una mejor comunicación de los dos viales, un asunto éste, de tanta enjundia y dificultad, que la obra lleva estancada para años, sin que nadie haya dicho esta boca es mía, y se hayan producido algunos accidentes cuando los dos carriles se convierten en uno, en mitad de una curva, lo que le da emoción al viandante y al conductor que, al menos, tienen las urgencias cerca. Alguna ventaja teníamos que tener los que no vamos en coche oficial.

En la ciudad de los porsiacasos, las cosas van despacio, no hay más que comprobar, los años que lleva cerrada la cafetería del polideportivo de Armilla, un lugar en el que hacen deporte diariamente miles de personas de todas las edades, desde niños y niñas de corta edad, hasta adultos de todas las edades, con madres y padres que consumen horas y horas de espera, sin ese lugar que permanece cerrado a cal y canto y que, tan buen servicio daría a los deportistas y a los acompañantes. Yo lo digo porsiacaso nadie se había dado cuenta, a lo mejor es, el mismo que ha dejado sin papel las máquinas expendedoras del metro.

CASCO HISTÓRICO

Digo yo que, porsiacaso, deberíamos adecentar el Camino del Avellano como paseo romántico peatonal y, una vez puestos, recuperarlo en toda su extensión, hasta recuperar las tres fuentes que tiene en su recorrido, un asunto éste que muchos desconocen y creen que el trayecto termina en la primera fuente. Y hacerlo lugar seguro, sin que nadie esté tentado a darte un susto. En ese recorrido harían falta unos bancos para sentarse a leer, escuchar los pájaros o tomar el sol, los mismos que echamos de menos en la arteria principal de la capital. Granada es la única ciudad que, en su eje, Recogidas, Reyes Católicos y Gran Vía, no hay bancos donde sentarse y disfrutar del discurrir ciudadano.

Por cierto que, ya que estamos en el casco histórico y con nuestra historia, porsiacaso, deberíamos darle una vuelta al ceremonial de la toma de Granada, en el que la armonía entre culturas estuviera más presente, ya que a fin de cuentas, los que no cumplimos con lo acordado en las capitulaciones de entrega de la ciudad, fuimos nosotros, expulsando a los judíos que habían patrocinado la reconquista, y a los moradores de Granada que llevaban aquí ocho siglos, más tiempo del que nosotros llevamos aquí desde entonces. Por cierto, hablando de la Alhambra, echo de menos aquellos años en los que siendo granadino, bastaba enseñar en la puerta tu carnet de identidad, para pasar gratis al monumento sin necesidad de más trámites. Siento que, desde hace algún tiempo, los granadinos tenemos más dificultades para visitar nuestra joya más preciada.

Y sin abandonar el recinto, parece chusco, pero oportuno, que se quiera retomar el proyecto de tranvía a La Alhambra. Han tenido que pasar muchos años, para que nos demos cuenta de que, porsiacaso, no deberíamos haber arrancado los tranvías de nuestras calles que, siempre demostraron ser un transporte público eficaz, limpio y adecuado a nuestro entorno. Porsiacaso reivindico también el de la sierra hasta El Charcón, y puestos, retomar el proyecto del tren a Motril que tanto beneficiaría nuestra economía y nuestra vida saludable, sin tener que estar tantas horas en la carretera.

LO INCONCLUSO

Porsiacaso, deberíamos procurar que las conducciones de la presa de Rules, no perdieran más fondos europeos, todo lo contrario, contaran con la inversión suficiente para finalizar algo que lleva tantos años de retraso, como el que sufrimos en las paradas, esperando los autobuses metropolitanos los días de fiesta, así es muy difícil evitar el transporte privado en el centro urbano. Tan difícil como lo tienen las mujeres, para acceder a las Reales Academias de nuestro país. Por poner solo una muestra, en la RAE, a pesar de sus siglos acuestas, tan solo 15 mujeres han tenido la oportunidad de pertenecer a tan selecto club, en el resto, el porcentaje es aún más bajo. Si las mujeres son mayoría, y están tan preparadas como ellos, algo no está funcionando en estos santuarios del saber y del poder.

Y ya que tenemos tantos sesudos estudiosos, en tantas comisiones trabajando por la ciudad, deberíamos hacer un estudio para evitar las grandes colas que se forman en el Bar Aliatar, donde en determinadas horas, es muy difícil-si no imposible- llegar hasta la barra para degustar la delicia de sus bocadillos. Un asunto que debería incluir otro, para alcanzar la noble madera del mostrador de Castañeda, para deleitarnos con su histórico vermut y esas tapas caseras. Yo solo lo digo…Porsiacaso.

 

domingo, 2 de febrero de 2025

 


PACO GONZÁLEZ DE LA OLIVA

 

Tito Ortiz.-

 

Esto de acumular trienios tiene como sufrimiento el, ver como en un goteo incesante, mis amigos se despiden de este mundo, dejándome sin esas referencias amistosas y artísticas con las que he ido creciendo junto a ellos, impregnándome de todo lo bueno que me han enseñado. Tal es el caso que ahora me ocupa, referido a mi amigo Francisco González de La Oliva, que se nos marchó hace unos días en la Villa Y Corte, sin hacer ruido, tal y como había vivido en Granada, llevando a cabo una labor importantísima, en dos museos imprescindibles como son el de Bellas Artes y, sobre todo, el de La Casa de Los Tiros.

Paco, fumador en pipa como yo y enamorado de esta tierra, su historia y patrimonio, llevó a cabo una labor tan importante como dinamizador cultural, que no exagero si afirmo que, esta ciudad mantiene deuda de reconocimiento con él. Como dice Juan Manuel Serrat, los viejos nos convertimos en fantasmas con memoria, por eso no me resisto a recordar aquellos tiempos en los que compartíamos tabaco, en largas charlas sobre proyectos culturales con los que enriquecer el panorama granadino.

GRANADA POR BANDERA

Fueron días y días con sus tardes y, a veces, con parte de sus noches, pensando a finales de los setenta del siglo pasado, como tenía que ser la Granada artística y monumental, para venderla adecuadamente al visitante. La charla discurría distendida unas veces en el despacho del director del museo de bellas artes, Enrique Pareja López, otras en el taller de restauración del palacio, y otras en la cámara donde dormían los fondos cedidos por el Museo del Prado. Mis conversaciones con, Francisco González de la Oliva, eran largas y jugosas, porque Paco tenía en la cabeza, toda la historia del arte, la de Granada, sus monumentos, y, además, las ideas más avanzadas y vanguardistas a cerca del arte que se hace en nuestros días. Una mañana con él, era como hacer un máster en cultura de todas las épocas, sin haber pisado un aula universitaria. Era de esas personas imprescindibles y brillantes que tiene Granada, pero que huye continuamente del foco y el objetivo, a pesar de realizar un trabajo excelente e imperecedero.

EL MUSEO DE GRANADA

Cuando alguien reivindica en ocasiones un museo para la ciudad de Granada, yo personalmente creo que no conoce La Casa de Los Tiros, que transpira granadinismo por sus muros centenarios. La finca da por su espacio, para lo que da, pero ahí está Granada y todo lo que somos desde el siglo XVI. La Casa de los Tiros fue construida entre 1530 y 1540 por los Granada-Venegas, descendientes directos de la familia real nazarí y que se convirtieron al cristianismo cuando la ciudad fue tomada por los Reyes Católicos. Para no aburrir, diré que en 1929 pasó a ser propiedad pública, gracias a la resolución favorable al Estado español de un largo litigio que se mantuvo con los Marqueses de Campotéjar descendientes de los Granada-Venegas emparentados ya con familias reales europeas, en el que afortunadamente se recuperó también el Generalife. Desde ese momento, el que después sería alcalde, Antonio Gallego Burín, hace de esta fortaleza palacio del barrio de los alfareros, el epicentro de la historia y costumbres de nuestra ciudad, logrando donaciones importantísimas, entre las que destacan las suyas propias, en una labor que años más tarde seguiría su hijo, Antonio Gallego Morell. Pinturas, grabados, taracea, tejidos alpujarreños, faroles de latón y, sobre todo, preciosa cerámica granadina de Fajalauza del siglo XVIII, se pueden admirar con el orgullo de estar ante piezas únicas, como ocurre con los inigualables barros de Mariscal, entre otros. Esto unido a su incomparable archivo escrito y la hemeroteca, entre otras muchas cosas que, no relato para invitar al lector a realizar su visita, hacen de la casa de Los Tiros, el auténtico corazón de Granada, ese que según el lema de los Granada-Venegas, es el que manda.

EL SELLO DE GONZÁLEZ DE LA OLIVA

Paco llega a la casa de Los Tiros, en un momento donde está todo por hacer. Como muestra, decir que su hemeroteca tenía más visitantes que el propio museo, donde los días discurrían sin un solo visitante, mientras que en la sala de lectura faltaba espacio. Existe un antes y un después en el museo, tras su dirección. González de la Oliva abre de par en par la casa a la ciudad, transformándola en una herramienta dinamizadora del panorama cultural, donde tienen cabida todas las artes, desde el flamenco a la música clásica, de la pintura a la escultura, de la conferencia a la poesía, y comienza a sonar en nuestras calles, un lugar mágico llamado la Cuadra Dorada, hasta entonces desconocido. Un jardín romántico sobre la cuesta del Cementerio de Santa Escolástica y la calle Damasqueros, donde resuena la poesía, un patio bellísimo para la música y la palabra, y unas salas adecuadas para admirar las artes plásticas. A todo eso, su trabajo añade el racionalizar los fondos museísticos, aprovechando inteligentemente las estancias, para una adecuada exposición, y que el visitante pueda admirar la riqueza e importancia de los fondos que se atesoran en la fortaleza palacio. Durante los años que ha estado dirigiendo los destinos de esta casa, González de la Oliva ha dejado un trabajo ímprobo en favor de esta ciudad, cuyo resultado es auténticamente impagable. Esta ciudad está necesitada de muchos, González de la Oliva, que lleven a cabo su trabajo para engrandecerla, sin necesidad de aparecer en la foto, como era su lema. Se ha marchado sin hacer ruido y, sé que este artículo le hubiera ruborizado, pero no he podido resistirme a reconocer su sapiencia, cariño a la ciudad y amistad. Así era Paco.