domingo, 23 de noviembre de 2014

“POLITERCOS” COMO UNA MULA

“POLITERCOS” COMO UNA MULA Tito Ortiz.- Como añoro aquel pesoe ecuménico, de la calle Águila, en el que lo mismo tenían cabida un viejo militante del Partido Comunista en la clandestinidad, perseguido y encarcelado por la Brigada Político Social de Franco, como Antonio Cruz, y la no menos socialista, Virginia, hija del teniente de la Guardia Civil, Prieto, que persiguió a tiros a los hermanos Quero por las calles de Granada, y que la noche del 23 F, vistió gabardina sobre el uniforme frente al Congreso. Un pesoe en el que se abrieron los brazos –entre otros- a los Guevara, y Quero, procedentes del PSP de Tierno Galván. Era aquel pesoe granatensis, un partido en el que todos los socialismos tenían su puesto, todos eran oídos, todos aceptados y todos en apuesta común por los dictados de Pablo Iglesias, - el de Casa Labra de Madrid, digo, no el capitán Poldark,- y la sociedad granadina que entusiasmada, despegaba hacia la etapa más brillante post dictadura. Un pesoe en el que los no militantes, éramos escuchados y consultados, en igualdad de condiciones, a la hora de valorar nuestros juicios y argumentos, sobre los temas más dispares, pero así se tenía en cuenta la voz de la calle, esa que ahora no llega a la Torre de La Pólvora, por el concepto endogámico de no tratarse más que entre ellos, sin admitir el contraste de pareceres como riqueza política e idearia, de las soluciones sociales a los problemas de los ciudadanos. El desconocimiento que de la realidad granatansis hacen gala ahora, es el producto de no rozarse con el contrario, o lo que es peor, no hablarse con el compañero que difiere. Pero el asunto comenzó a torcerse con la revolución de los catetos, y es que, los lados que forman el ángulo recto en un triángulo rectángulo siempre lo fastidian todo, incluso dan lugar a partidos unipersonales, hechos a imagen y semejanza de los mesiánicos disidentes, esos que yo he dado en llamar, “politercos” como una mula, que no admiten disciplina democrática de una organización, y registran la suya propia para eternizarse en la actividad política, rodeados de una corte plebeya, ayuna de inteligencia, y por lo tanto, dúctil como la plastilina, para ser moldeada a imagen y semejanza del guía omnipotente de las siglas. Que algún ejemplo de esto, nos queda por la costa granadina, reivindicando conducciones de la presa ruleña... por ejemplo. Cuando el pesoe pierde la calle – como ahora – ésta cae rendida en los brazos de la derecha. Ya lo dijo Fraga en 1976: “La Calle es Mía”, y aquel ministro de la dictadura que fundó Alianza Popular, para que la heredara su delfín, Antonio Hernández Mancha, era el mismo candidato con el que compartí un plato de morcilla en “Bienvenido” de Huétor Vega, donde nos llevó Kiki Díaz Berbel, para que don Manuel probara el mosto, en presencia de África Gran, Jorge Verstrynge y Kirkpatrick, con su sombrero de ala ancha, que le caía como a un santo dos pistolas, pero es que José Gabriel era así. Y a eso de la hora vespertina, cuando don Manuel había probado la salchicha, los chicharrones, las migas y los alcaparrones en vinagre, todo bien regado del caldo asalmonado de la tierra, vino en gracia el Kiki en imitar a Fraga, hasta tal punto acertado en tono y modismos, que el propio Fraga a punto estuvo de atragantarse con un torrezno, que por poco nos da la tarde. Eran los tiempos de Eladio Fernández Nieto y Arturo Pérez Arcas en el PSA, los de ballesteros o Javier Terrientes con mi inolvidable Pepe Guardia en el PC. Los de, Juan Tapia concejal en el ayuntamiento, de voz recia, que siempre tenía un caramelo a mano para ofrecerte: Niñico, toma un caramelo, niñico. Señores de la política sin distinción de partidos. Personas humanas con la educación por bandera, que sin renunciar a sus convicciones políticas, hacían gala de un comportamiento ejemplar entre iguales y con los contrarios. Ahora los políticos no difieren en sus argumentos, ladran, cada cual, con mayor potencia y desvergüenza, porque ahora no hay que convencer con la razón, hay que humillar al contrario con el ensañamiento propio de quién sin educación ni respeto, se hace oír más por el volumen de su voz, y sus incívicos ademanes, que por lo acertado y conveniente de sus razonamientos. Ahora en política, no priman los argumentos, lo que se lleva es un buen despacho de abogados, para salvar a tanto político corrupto de las garras de la justicia, siempre tan lenta, pero siempre tan segura. Tan falta de medios, premeditadamente, porque al carecer de ellos, y depender éstos de los políticos, no les son concedidos a los señores de la toga, para así, impedir mayor diligencia en sus actuaciones contra la clase política, que es ahora mismo la que copa los juzgados, de un país que ha sido esquilmado por ellos y en compañía de otros, otorgando así a las criaturas de bien tal descreimiento y desconfianza en sus políticos, que algunos ya preferimos ser gobernados por Diego Corrientes o José María “El Tempranillo”. Al menos éstos, robaban a los ricos y lo repartían entre los pobres. Honor y gloria a los bandoleros, antes que a ciertos políticos.

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