lunes, 18 de julio de 2016
MUERA SAN FERMÍN
MUERA SAN FERMÍN
Tito Ortiz.-
Que san Fermín ya no es lo que era, es algo que ya no pone en duda, ni el propio santo, al que hace cuatro días se le cantó el, Pobre de mí. Los encierro de san Fermín, dieron la vuelta al mundo, por lo singular de que un puñado de pamploneses, vestidos de blanco, con pañolico y faja roja, y el periódico en la mano, se levantaban temprano, y se ponían delante de los bichos corriendo hasta la plaza, haciendo de Estafeta y Santo Domingo, lugares de privilegio, donde se respetaba al toro, y se demostraba valor a cuerpo limpio. Sin borrachos, sin tetas al aire y sin violadores, san Fermín era una fiesta que llamó la atención de la intelectualidad, y pronto se dejaron caer por Pamplona, desde escritores de éxito, actrices encandiladas por la valentía de los mozos y la fiereza de los animales, a ilustres venidos de todas partes, para ser testigos de una proeza única en el mundo: Los encierros de san Fermín. Por pamplona pasaron, Orson Welles, o Hemingway, y los más preciados artistas de todas las facetas, dejaron plasmado en su trabajo, el misterio, la tradición y la verdad de un ritual, que desde novelas a películas ha inspirado músicas, pintura, y admiración y respeto. Con el tiempo, los san fermines se les han ido de la mano a los pamploneses, unas veces a conveniencia y otras a contramano. La organización terrorista ETA, utilizó durante decenas de años las fiestas multitudinarias, para sus asambleas más descaradas, camuflados en el atuendo único del personal afín a la juerga y el exceso de alcohol, siempre tan recurrente, como para cuando sospechan de ti, hacerte el borracho, y que la autoridad, te deje en paz y que la duermas. Con el conqui de falsas borracheras, los terroristas campan a sus anchas amparados en la masa beoda, a la que todo se le perdona porque estamos en san fermínes. No es ajena tampoco al deterioro de la fiesta, una clase hostelera y hotelera, que pretende hacer su Agosto en Julio, a la que se unen miles de particulares, que te alquilan habitación o balcones sin necesidad de que presentes más que billetes de curso legal. Ahora el asunto se les ha ido de las manos a todos. La autoridad ya no puede controlar a miles de desalmados de todas clases y pelajes, que acuden a pamplona para satisfacer sus más bajos deseos, bajo el paraguas de los encierros. Desde los descerebrados que se tiran de lo alto de la fuente, a los que corren los encierros sin conocimiento, tocando el toro, estorbando al corredor profesional que sabe de eso, poniendo en peligro la vida de muchos, o el cabestro que en plena carrera se hace una foto para dejar testimonio de que él estuvo allí, eso no es san Fermín. Tampoco lo es la dama que a hombros de un portador, se levanta la camiseta enseñando las tetas, para que sean irremediablemente sobadas y chorreadas con tinto garrafón de la peor cosecha y de fuera del terruño, eso no es san fermines. Como tampoco lo es, la pandilla de delincuentes, que amparados en la embriaguez o no, de una mujer, la someten a tocamientos y a violación, porque en san fermines hay barra libre para todos, pero de desvergüenza y canallería. Entre todos la mataron y ella sola se murió. Si los pamploneses han permitido que una fiesta de ejemplo mundial, se haya convertido en esto, será mejor arrastrar al sobrero, y gritar aunque solo sea por decencia: ¡ Muera san Fermín!
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