martes, 26 de noviembre de 2019

AL RASO

AL RASO

Tito Ortiz.-

La otra noche, cuando más frío hacía y agua caía, decidí hacer un experimento para poder escribir este artículo con conocimiento de causa y, no “tocar” de oído. Me abrigué hasta parecer un embozado “velazqueño”, cogí mi paraguas de doble varilla familiar, y me hice a las calles del centro, cuán antropólogo en prácticas o becario incentivado. Lo observado no me sorprendió. Portales, soportales, cajeros, bancos de parques o paradas de autobús, en cada rincón donde poder guarecerse, bajo cartones y mantas ennegrecidas por el uso y la carroña, había vida. Quiero decir, que bajo esos bultos había criaturas humanas de todas las edades y condiciones sociales, que por una razón u otra, han terminado viviendo al raso en las calles, entre otras cosas, porque no hay plazas en los albergues que la administración pone para estos casos. Y héteme aquí, que me impaciento, me arrebato y me enfurezco, porque un año más, la llegada del frío, de la lluvia y hasta de la nieve, les ha cogido por sorpresa, a esa caterva de incompetentes a los que pagamos sueldos millonarios, para que solucionen nuestros problemas, sobre todo, los de los más desfavorecidos. ¿Cómo es posible que a estos incompetentes, cada año les coja esta situación por sorpresa y como nueva? Desde que el mundo es mundo, sabemos que hay gente que no tiene un techo bajo el que cobijarse, que vive en la calle, y que los albergues no tienen plazas para todos. ¿Tan difícil es, prever la ampliación de estas instalaciones, para evitar el bochorno anual de tener seres humanos durmiendo a la intemperie?

La lista de espera para dormir en un camastro, he comprobado que llega incluso a los seis meses. Pasado ese plazo ya será verano, con lo cual podrá dormir “cómodo” en un banco de cualquier  parque, habrá muerto de frío o de hambre, o habrá sido presa de esos hijos de su madre, que les dan palizas durante la noche, les invitan a comida envenenada o para perros, o les echan gasolina por el cuerpo y les meten fuego, porque esa es la juventud que hoy estamos criando. Pero nuestros políticos de sueldos millonarios no pueden solucionar esto, porque cada año, les coge por sorpresa el hecho de ver indigentes durmiendo bajo cartones. ¡Oh! Albricias, hay un ser humano bajo el embalaje de un frigorífico. ¿Cómo es posible? Y tras su sorpresa y asombro, el político llegará a su despacho, encargará un informe, nombrará una comisión que investigue las circunstancias, y cuando los años pasen y ya tenga toda la información, él ya no estará en el cargo, el mendigo habrá muerto y el cambio climático habrá suprimido el frío y la lluvia, con lo cual, ya no hará falta que nadie haga nada, por los miles de seres humanos que cada noche duermen al raso, mientras los millonarios con actas de parlamentario o concejal, duermen a pierna suelta cada noche con calefacción en sus casas. Yo no quiero quitarles esos privilegios a los ineptos que nos desgobiernan. Lo que pido a gritos es que ni un día más haya un ser humano durmiendo al raso. Si esto se repite desde hace dos mil años, ¿hasta cuándo va a ser una sorpresa para nuestros representantes políticos? Con este panorama, no debe extrañarnos que la otra noche uno de los sin techo, agarrara un adoquín y destrozara los cristales de un par de coches, para poder dormir calentito en los calabozos de la policía. Si esto no es suficiente para hacer reaccionar a nuestros “sorprendidos” dirigentes, deberían dimitir en masa.

martes, 19 de noviembre de 2019

ILUSO

ILUSO

Tito Ortiz.-

Lo reconozco, soy fácil de ilusionar, es como si estuviera eternamente propenso a pensar que un mundo mejor es posible. Dicen – los que me conocen – que enseguida se nota cuando estoy pensando algo positivo para ésta ciudad y provincia, porque se me dibuja una sonrisa de bobalicón, y la mirada se me pierde en el horizonte, como si contemplara un espejismo en mitad del desierto. Con la belleza monumental y paisajística de Granada, si para bien de sus gentes y visitantes le añadiéramos un tren de cercanías, que con una frecuencia de minutos, enlazara la capital con los principales pueblos de la provincia, cabecera de comarcas por ejemplo, esto se parecería mucho a un paraíso en el que el crecimiento económico y turístico, haría adelgazar la abultada lista del paro que históricamente jalona los blasones provinciales granatensis. Soy consciente de  que soñar es gratis, pero hay cosas que además de dinamizar nuestra economía, se hacen imprescindibles para la explotación turística de la que tanto nos jactamos. Hablo del turismo de nieve y nuestra inigualable estación de esquí, envidia del mundo entero por su enclave privilegiado, y que lejos de ser una preocupación para el gobierno andaluz de los conservadores, solo la ven con los ojos lujuriosos de la expansión, hablando sin recato de ampliación de pistas con sus “construcciones anexas”, pero nada hablan de proyectar unos accesos en condiciones, para mejorar los que hace dos siglos ideó el Duque de san Pedro de Galatino y que, hace ya muchos años  se quedaron obsoletos. Pero hay algo más sangrante aún, y que un día nos puede dar un disgusto serio ante la comunidad internacional, sin que se pueda descartar el coste de vidas humanas. Estamos a punto de inaugurar una próxima temporada de esquí, y la estación carece –desde su fundación – de un Parque de Bomberos propio. Y los incendios se producen, afortunadamente hasta ahora, sin víctimas, solo daños materiales y de vez en cuando, pero puede que la suerte un día nos dé la espalda, y tengamos que lamentar una tragedia en Sierra Nevada, mientras suben los bomberos de la capital, por una carretera infernal y lógicamente nevada. Pero yo cierro los ojos, veo a las autoridades cortando la cinta de ese parque de bomberos a la entrada de Prado Llano, y sonrío como el niño Jesús de un portal de Belén. Llámame iluso, pero no pierdo la esperanza de que un buen día, los turistas que nos visitan, no sean asaltados  en los alrededores de las Catedral, por personas que les ofrecen un ramito de romero, les leen la “guenaventura” en la mano, o intentan limpiarle los zapatos, aunque el guiri vaya en sandalias o deportivas. Yo, como David Vincent… los he visto.
Y hablando de ver, lo que me gustaría que desapareciera de mi vista y del resto de la humanidad, es esa inadmisible cantidad de cables, ya sean de telefonía, electricidad, señal de televisión y las correspondientes antenas, que en barrios tan emblemáticos como el Sacromonte y el Albayzín, no solo afean la visión de un paisaje natural y artístico único en el mundo, sino que constituyen un peligro máximo para las criaturas humanas y los animalillos del cielo y la tierra. Me consta que hay más de un proyecto muy adecuado, para que estos cables desaparezcan de nuestra visión, y nos protejan de posibles accidentes, lo que no hay, de una vez por todas, es voluntad política para llevar a cabo estos proyectos, ni fuerza moral para obligar a las empresas, que cobran suministros, sin dar servicios. Yo… ahí lo dejo.

martes, 12 de noviembre de 2019

LA ZANAHORIA

LA ZANAHORIA

Tito Ortiz.-

Una provincia desencantada, indolente, resignada y depresiva – como esta – es lógico que habiéndose dejado llevar por la incompetencia de sus políticos, no espere nada de un porvenir incierto, plagado de dudas y de farsantes. Nuestra clase política es tan previsible, que de vez en cuando, para que no caigamos en el suicidio colectivo, a modo de la zanahoria que se le pone al burro delante para que camine, a nosotros nos hablan de grandes proyectos con los que seremos más ricos y felices, aunque nuestro poder adquisitivo sea cada vez menor, y la vida de mis nietos, mucho peor que la mía, con diferencia. Votes al que votes, aquí da lo mismo. A final de mes las penurias son las mismas, las estrecheces cada vez más alargadas, las hambres más enquistadas y la pobreza más infinita. En solo cuarenta años han hecho de nosotros, un pueblo sin alegría, sin futuro y, con un presente penoso, que nos aboca a la indigencia física, moral y social. Somos  damnificados de una clase dirigente, nacida para enriquecerse con nuestra pobreza. Es una perversión del sistema, que nos ha llevado hasta aquí, para abandonarnos a nuestra suerte, esa que ya está echada.
Pero viendo nuestros próceres el estado tan lamentable en el que nos encontramos, y temiéndose que no lleguemos vivos a unas próximas elecciones para votarlos – que es lo único que les interesa – nos hablan de grandes proyectos ilusionantes como dicen ellos, y vuelven a desempolvar ideas necesarias pero que nadie acomete cuando está en el gobierno. Todo lo más, lo demandan cuando están en la oposición, por ejemplo: Siglos llevan hablando del tren a Motril, un asunto que como el papel, todo lo aguanta, y que por más años que pasen, resulta atractivo y beneficioso. Si se llevara a cabo, claro. Resulta desternillante, que quienes vaticinaron el fracaso estrepitoso del metro de Granada, viendo su craso error, ahora apuesten por su ampliación urgente, vendiéndonos quincenalmente tan loable iniciativa. El asunto de los teleféricos siempre es muy recurrente. Los proyectan con gran facilidad, ya sea del Sacromonte a la Alhambra, o desde el Parque de Las Ciencias a Sierra Nevada, el caso es engatusarnos con lo que sea. Somos tan inocentes, que hasta los creemos cuando desde hace decenios nos hablan de construirnos un gran espacio escénico, en el que representar Aída de Verdi con ejércitos y cuadrigas sobre el descomunal escenario, el más grande de todas las Españas. Nos prometen desde hace tiempo, una bellísima escalera mecánica que desde la calle de Elvira nos suba al Albayzín, y nosotros nos lo creemos. Igual que cuando nos prometen una circunvalación completa, de anillo cerrado como en el resto del mundo, menos aquí, claro. El taxi metropolitano de tarifa y servicio unificado, sin cambiarla cuando llegan a Carrefour, lo prometió en el siglo pasado un político que ha muerto de viejo. Lo mismo que el AVE de doble vía y soterrado. Prometer es tan barato, y como luego nadie pide responsabilidades de lo prometido y no cumplido, mentirle al ciudadano sale gratis. En esta provincia en la que el paro no desciende nunca, sino que aumenta cada mes, en la que existen negocios de restauración con decenas de empleados sin dar de alta en la seguridad social, que trabajan catorce horas diarias y las cobran a euro, o sea, que están de esclavos en un país civilizado y democrático que cree en los derechos de los trabajadores, ponemos el grito en el cielo cuando en países del tercer mundo, niños y mujeres trabajan por una comida al día y duermen en el suelo. Yo lo que quiero es que Pitres sea puerto de mar. 

martes, 5 de noviembre de 2019

AMAZONÍA, ORA PRO NOBIS

AMAZONÍA, ORA PRO NOBIS

Tito Ortiz.-

Se han reunido los que de esto saben, y por fin se han dado cuenta de que, lo de la crisis de vocaciones en la iglesia católica, apostólica y romana va en serio, como la vida. Yo que viví el Concilio Vaticano segundo, y la luz que salió de aquellas reflexiones, sufrí tras la muerte de Juan XXIII, el apagón paulatino de aquella luz de liberación y puesta al día de la iglesia instituida, que los que le sucedieron en la silla gestatoria y sus allegados, se encargaron en dejar en agua de borrajas, llevando a cabo una regresión a las cavernas de la iglesia más añeja y casposa que se recuerde, desde los Borgia hasta nuestros días. Juan Pablo I, que iba en la línea de la puesta al día, murió convenientemente, y Francisco se deja el pellejo para actualizar a una clase dirigente del Vaticano, que no quiere perder prebendas, y sobre todo, desea que los cristianos de a pie, seamos dóciles, maleables y manejables, cuán indígenas conversos. De nada sirve que a las puertas de la basílica de san Pedro, se agolpen cristianos pregonando a los cuatro vientos, que la institución necesita una actualización y puesta al día, pero sobre todo, es de suma urgencia, llevarla a sus inicios, cuando Jesucristo eligió a sus apóstoles y, emprendió la tarea de evangelizar otras tierras y otros universos, desde la normalidad de personas de su época y extracción social, acorde con la sociedad de la época.
Lo del celibato, es un invento posterior, que nada tiene que ver con la doctrina de Cristo, ni con lo que él predicó. Y ahí radica la mayor parte del retraso de su iglesia, que se ha dejado ganar la batalla por otras religiones, que en el aspecto social y familiar  de sus representantes, están mucho más actualizadas sus figuras, restando importancia al hecho de que un ministro de la iglesia esté casado, viva con sus padres, o comparta piso con su loro frasquito. Lo que importa de ese representante de la iglesia, es que sea un buen ejemplo para sus feligreses, un hombre de Dios que haga el bien y trabaje por sus parroquianos. ¿Con quién se acueste, a cuantos niños mantenga, o cuantos gatos tenga en casa? No debe importarle a nadie, y menos a los componentes del Sínodo. El celibato debe ser elegido libremente por el representante de la iglesia, pero no impuesto por razones que hoy día no se sustentan, si no abordamos la cerrazón de unos postulados, a los que nadie en su sano juicio puede recurrir, para justificar una vida equivocada. Asunto distinto es que el eclesiástico elija libremente el celibato. De ser así, debe ser admirado por su sacrificio añadido, a una vocación que no es nada fácil llevar a la práctica con dignidad y coherencia.

Ser sacerdote no es una cuestión baladí. Por eso se debe dejar en libertad de elección, a quienes deseen entregar su vida a los demás. Según las últimas noticias, parece que la necesidad de sacerdotes es tan acuciante, que la iglesia de Roma va a permitir curas casados en El Amazonas. Quiero recordar aquí, que la mayoría de los apóstoles elegidos por Jesús, eran hombres casados con mujer e hijos, y que eso no les impidió llevar a cabo su labor evangelizadora por todo el mundo. Pero los señores mitrados deberían ser valientes de una vez, y permitir a la mujer ser ordenada sacerdote. A lo mejor así ya no tenían tanta escasez de vocaciones. La iglesia de Jesús, no puede ser machista de por vida. Él no lo era.