martes, 26 de mayo de 2020

CORONANÚÑEZDEBALBOA

CORONANÚÑEZDEBALBOA

Tito Ortiz.-

Fueron  Casado y su delfina, Díaz Ayuso, quienes decidieron no dar más cuartelillo al  torpe gobierno de Sánchez, por el coronavirus, echándose al monte para lograr rédito político, con los muertos aún calientes sobre la mesa y pidiendo el pase urgente de fase para la comunidad de Madrid, sin tener en cuenta que hablan del epicentro de la pandemia más cruel que se conoce en la historia. La chulería de la presidenta de la comunidad gata, llega a tomar rasgos de esperpento, cuando arenga a sus huestes para que, cacerola en mano, pidan la dimisión del gobierno de Sánchez. Y héteme aquí que asistimos con pavor, al espectáculo degradante de un barrio de Salamanca, de niños bien y facherio abundante, que de la noche a la mañana, cambian el aplauso de las ocho de la tarde, por cucharas contra sartenes en mitad de las calles, saltándose las normas del estado de alarma y haciendo un uso delictivo de la bandera de España, que les recuerdo, es la de todos los españoles, no la suya propia en exclusividad. Aunque claro, los fachas estos de clase acomodada ya han conseguido algo: Que la gente de izquierdas que amamos nuestra bandera, no la luzcamos ni en la gorra, vayamos a que nos confundan con estos herederos de la fuerza nueva de Blás Piñar, que tanto daño hacen a la democracia. Energúmenos envueltos en banderas de España con el toro de Osborne, sin saber siquiera el atropello institucional que ello significa. Fachillas de tres al cuarto con la bandera preconstitucional del águila, pavoneándose chulescamente de pedir la dimisión de un gobierno democrático, mirando a cámara con mala leche, como si quisieran asustarnos al resto de gente de paz. Matrimonios creciditos, con la bandera a modo de mascarilla tapándoles toda la cara, ignorando que haciendo ese uso del más alto símbolo patrio, están ridiculizando su significado, contribuyendo a un carnaval vergonzoso, del que se han adueñado estos fachas nostálgicos, acéfalos de inteligencia y de ideas políticas, incapaces de dialogar con el contrario, al que solo quieren exterminar con la mirada y la sinrazón de sus botas acharoladas y brillantes correajes. El asunto es tan atractivo para sus correligionarios, que ya han exportado esta denigrante acción contra los símbolos patrios, a otros barrios y otras ciudades, donde la derecha más rancia y recalcitrante, requieren abrir los telediarios para que no se les olvide. Porque no hay que obviar que, la derechona casposa de Hispania, vive de la provocación y el contravenir las normas, porque eso les hace engrosar las filas de adeptos, ayunos de inteligencia y solidaridad con sus semejantes, incapaces de empatizar con un gobierno que lucha contra la pandemia más agresiva que se conoce desde que el hombre es hombre, y tenemos conciencia de habitar la tierra. Carroñeros del oportunismo, ni siquiera han tenido la decencia política de, aguardar a levantar el estado de alarma, para pedir cuentas a un gobierno desbordado, y apenas capacitado para afrontar este hecho histórico. Si en lugar de mandar a la policía para que los vigile, mandaran a los inspectores de hacienda, estas algaradas desaparecerían de las calles.

martes, 19 de mayo de 2020

CORONACONRETRASO

CORONACONRETRASO

Tito Ortiz.-

Siendo Granada la provincia española, de todas las Españas, a la que todo siempre llega tarde, el asunto de coronavirus no iba a ser una excepción. Por eso pasar de fase, era una utopía para aquellos inocentes que mantuvieron, que lo haríamos de los primeros, sin tener en cuenta nuestra maldición hereditaria, por la que aquí, da igual que sea el AVE, o la recuperada Gripe Asiática, a Granada, todo llega tarde. No hay más que echar un vistazo a la historia, y comprobar con pavor, como Granada fue el último bastión conquistado a los musulmanes. Hasta que los descendientes de don Pelayo, varios siglos más tarde, llegan a las puertas de esta medina y consiguen que Boabdil tome las de Villa Diego. Garnata siempre es la última para todo. Para infraestructuras, salir de cualquier crisis o, alcanzar cualquier tipo de modernidad y futuro prometedor.
Aquí solo somos los primeros para pasar hambre, almacenar desgracias, aumentar el número de terremotos diarios por minuto, mantener el mayor número de políticos ineptos, incapaces de ganarse el sueldo, poseer la clase empresarial, que menor riesgo asume en la historia, basando su fututo solo en, las ayudas gubernamentales y en las subvenciones, - así soy yo también empresario - una clase obrera defendida por sindicatos mayoritarios, sin discurso propio ni poder de acción, un clero que se pasa por la sotana las consignas del Vaticano y un electorado desencantado de los partidos que, ve como sus votos no significan nada, a la hora del trueque y los pactos para alcanzar el poder, aunque se trate del partido menos votado, o sea, una bofetada a todos aquellos que en domingo electoral, van ilusionados a meter la papeleta en las urnas, creyendo en el sistema democrático, que tanta ilusión despertó en Hispania hace cuarenta años, y tanto desencanto nos ha inoculado en los últimos veinte.
Pero que nadie se llame a engaño. Eso no es más que el reflejo de nuestra sociedad. Del grave deterioro, ético, moral, educativo y cultural, de esta barbaridad que entre todos hemos tejido, en la que los padres, han dejado la responsabilidad – eludiendo la suya – de educar a sus hijos en manos de los maestros, y lejos de hacer piña con ellos a la hora de llamar la atención de los niños cada vez más asilvestrados, por la falta de autoridad en la casa familiar, nos hemos ido a los colegios a pegar a los profesores. Cuando un padre agrede a un maestro, los cimientos de la sociedad se pueden dar por perdidos. Cuando un energúmeno/energúmena, pega a un médico, todas las alarmas del sistema de convivencia humano, deben  saltar por los aires. El conformismo, el conmigo no va, o el a mí no me ha tocado, no puede tener cobijo que impida una respuesta, apelando a los más profundo de nuestras conciencias, porque  puede suceder que se produzca el aberrante espectáculo de que estemos agrediendo, a quienes más tarde aplaudimos desde los balcones, en una antología del disparate impensable en mente sana. ¿Pero queda alguna?

martes, 12 de mayo de 2020

CORONATOC-LICAS

CORONATOC-LICAS

Tito Ortiz.-

No hay más que salir a la calle para, comprobar con pavor, como el 98% de los ciudadanos, no lleva la mascarilla bien puesta, con lo cual, es como el que tiene tos y se rasca el escroto. Una mala praxis en la colocación sobre el rostro de esta defensa, puede llevarnos a contagios varios y a la morgue en el peor de los casos. Por eso yo, todavía no me la he puesto. Hay mucho santón de la sanidad, dando lecciones de cómo se tiene uno que quitar la mascarilla, pero pocos o ninguno, de cómo hay que ponérsela. Si te fijas por la calle, abundan los que se la ajustan por debajo de la nariz, que es como si no la llevaras. Los que se la colocan mal y se les empañan las gafas, que terminan por quitárselas. Y luego los patéticos que las llevan a modo de “protege cuellos”, a la altura de la garganta, y los que en un alarde de “soplapollez”, las mantienen sobre la cabeza a modo de gafa de sol, por si el virus les entra por la sesera.
Haciendo gala de una ignorancia o temeridad extremas, hay quien se ha preocupado mucho más por diseñar mascarillas “guay”, que van desde las bordadas a mano, de lunares para las ferias, con una sonrisa pintada en el frontal del paso, o las de ganchillo o punto de cruz, que aprender a colocársela para que cumpla la función de proteger a quien la lleva, o a los que temerariamente se le acercan. Las colas a la entrada de los supermercados o las panaderías, se han convertido en la constatación de la antología del disparate, en el que se ha convertido la conveniencia de llevar mascarilla, sin atenerse a unas mínimas normas de racionalidad sanitaria, que conviertan la aportación al rostro, en algo útil y no la patochada más audaz, para el estornudo más exigente. Por cierto, aquellas que se pueden lavar, no necesariamente hay que esperar a que se queden de pie, sobre el taquillón de la entrada al llegar de la calle. Antes de que se pongan color sepia, hay que meterlas en agua caliente, detergente y desinfectante. Algunas por su aspecto, parecen portar coronavirus suficientes para infectar tres veces la tierra en su globalidad.

Y qué decir de esos vecinos que todos tenemos, que jamás han practicado otro deporte que no fuera el levantamiento de vidrio en barra fija, y que con la posibilidad de salir a hacer deporte, se han comprado por primera vez un chándal y, se han dado al trote cochinero, preparando las próximas olimpiadas de Los Bérchules. Yo tengo unos cuantos de estos en mi urbanización, y fue patético observarles como regresaban el primer día de asueto para el deporte individual. Tres llegaron cojeando por rozaduras de las zapatillas de deporte, unos artilugios infernales que jamás habían calzado ni en su más tierna juventud. Y al menos dos, fueron el hazmerreír de propios y extraños, porque llegaron a casa con las etiquetas  del Carrefour, pendiendo de sus ropajes deportivos.

martes, 5 de mayo de 2020

CORONAENELRECUERDO

CORONAENELRECUERDO

Tito Ortiz.-

Ahora más que nunca, tienen sentido las palabras de ese amigo ubetense-granadino, que un buen día de los setenta me presentó Juan de Loxa, en las bodegas Natalio de la calle Puentezuelas, frente a Filosofía y Letras, y que suele cantar: ¿Quién me ha robado el mes de abril?. Pero es que este maldito virus, no sólo me ha robado el mes de abril, es que también se me ha llevado unos referentes, que a mi edad, me dejan desamparado para abordar el final de mi vida. Cualquier tiempo pasado fue anterior. Esta verdad irrefutable, solo pudo salir de la mente de un genio llamado, Marcos Mundxtock, que me recuperó de la perdida de Gila y de Tip y Coll, y con sus compañeros de Les Luthierst, me hicieron alcanzar el paraíso del humor con mayúsculas, y un buen día me permitieron enseñarles la Alhambra. Si no puedes convencerlos, confúndelos. Dijo un día, como prediciendo lo que me pasaría, al conocer la muerte de alguien a quién tanto admiré como, José María Calleja, buque insignia del periodismo español, a quien los gudaris de ETA pusieron en el punto de mira, por defender la verdad, la libertad y la democracia. Evite accidentes, hágalo a propósito. Y este gobierno lo siguió al pie de la letra, para cometer errores de bulto en la tardía compra de material sanitario defectuoso, y lanzar noticias contradictorias con tan solo unas horas de intervalo, en la demostración de la incompetencia más flagrante de toda la historia de la piel de toro. Lo importante es el dinero, la salud va y viene. Errar es humano, pero echarle la culpa a otro es más humano todavía. Y de esto ha hecho una bandera la oposición, que sin esperar a desalojar las morgues sobre hielo, se ha tirado a la yugular del gobierno, como si de una campaña política se tratara, con la sola motivación de poner muertos sobre la mesa, antes de que sean incinerados y el impacto mediático sea menor. Carroñeros no: Lo siguiente.
No soy un completo inútil. Por lo menos sirvo de mal ejemplo, a juzgar por las cartas al director. De hecho, si Orfer no me hubiera mandado las frases de Marcos, nunca hubiera escrito este artículo. Tener la conciencia limpia, es síntoma de mala memoria. Como aquella tarde en el Carmen de Los Mártires, cuando vino Luís Eduardo Aute a celebrar el aniversario de Poesía 70, y al pedirme fuego, se quedó con mi encendedor Zzipo, especial para cachimba, que lleva dos aberturas redondas a cada lado de la mecha. Si no ando listo, se vuelve a Madrid con el. Me costó estar dándole fuego toda la tarde, pero todavía lo conservo. El día 4 de abril lloré sobre el, y me arrepentí de no habérselo regalado. Quizás cuando nos volvamos a ver. La pereza es la madre de todos los vicios, y como madre, hay que respetarla. Yo a mis sesenta y siete años, juego cada martes al fútbol, y mantengo las mismas cualidades físicas y técnicas. O sea, ninguna.