martes, 11 de agosto de 2020

¿INOCENTE?

 ¿INOCENTE?


Tito Ortiz.-


Una cosa es que la justicia te sentencie como “no culpable”, y otra muy distinta que seas inocente. Nadie puede tragarse que, siendo tú el máximo responsable del cortijo, tus capataces y algunos obreros, decidan por su cuenta y riesgo actuar a tus espaldas, y menos conociéndote, a ti, que no se te ha escapado una, por donde has ido pasando, desde la Cámara Agraria a la delegación del gobierno andaluz, con acceso a información en materia de seguridad más que importante, y contactos desde la jefatura del estado hasta el último guarda jurado de tu edificio. Lo siento, pero no trago, y por lo que he podido comentar a mí alrededor, te aseguro que no estoy solo. 

A las muchas circunstancias que al final han caído de tu parte, a tu favor, hay que añadir la falta de medios en la justicia ordinaria, la lentitud del proceso, los errores cometidos en la investigación, las presiones internas y externas en la instrucción del caso para que se tenga en cuenta tu trayectoria intachable, tus servicios a la patria, tu lealtad incuestionable a quién no se lo merece, y las desgraciadas sospechas de que todo sale a la luz, porque alguien muy cercano a ti, facilita las cosas, porque en atroz pataleta, como un niño caprichoso, no le dejas tu juguete que para él, era su máxima aspiración. Esta riña de intereses da como resultado un partido provincialmente dividido, en el que ilustres representantes del pueblo, terminan de vigilantes en hoteles de diversión, mientras emergen a la superficie, algunas mediocridades pero que cuentan a su favor con la docilidad, disciplina y acatamiento ciego de los postulados, de forma que sin darle problemas a Madrid – porque a los jefes no se les plantean problemas, sino soluciones – van enderezando el carro, hasta ponerlo otra vez en la parrilla de salida, lo más aseadamente posible para que, las fotos a la entrada de los juzgados, erosionen lo menos posible un proyecto desarticulado porque siempre fue presidencialista, y no participativo en asamblea de todos los militantes, como debería ser en un sistema democrático, pero hablar de libertad y democracia en los alrededores de la parada del Metro, dedicada al guitarrista inmortal de Linares, es pura utopía.

Cada vez que en esa sede se establece una lucha de egos, faltan tanato salas para velar los cadáveres que ambos contendientes van dejando por las cunetas, llegando incluso a las manos en más de una ocasión, pues ya se sabe que la derecha patria es de sangre caliente, y aquí siguiendo la tradición hispana que ya ocurrió con Viriato, cuando alguien marchó a Madrid a recoger la prometida recompensa, por haber “eliminado” al adversario político en otros tiempos, hermano, en un despacho de la calle Génova, alguien le susurró al oído, aquello famoso de… Roma no paga traidores, y ahora se canta aquello de: Ni contigo ni sin ti, tienen mis males remedio. Al fin y al cabo, nada va a cambiar en nuestras vidas, porque no hay en el mundo nada más fiel que un votante de derechas. Recuerden cuando el arzobispo se sentó en el banquillo, alguien creyó que la catedral se derrumbaba… y ahí está. No caigas en el error de buscar al causante de tus desdichas fuera de tu partido, porque volverías a equivocarte.


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