martes, 30 de marzo de 2021

ORA PRO NOBIS

 ORA PRO NOBIS


Tito Ortiz.-


En éste martes santo, día de recogimiento, de semana santa ausente y teátricos varios, recuerdo con nostalgia que era precisamente hoy, cuando la Virgen de La Aurora se echaba a la calle, y sus cofrades pisábamos las pasarelas que El Batallón Mixto de Ingenieros instalaba en el acceso a San Miguel, y en los primeros escalones de la cuesta de San Gregorio Bético, para que los costaleros realizaran mejor su trabajo. Eran las mismas pasarelas que se ponían en el viejo Los Cármenes, los días de grandes partidos, tirando parte de la tapia para un mejor y más rápido acceso de la afición. La Banda de Cornetas y Tambores era dirigida por el sargento Patricio, y el Cuerpo General de Policía, escoltaba de paisano el paso de La Aurora, porque la virgen llevaba joyas en su pecherín de un valor incalculable. En aquellos años sesenta del siglo pasado, La Virgen de La Alhambra, salía el jueves santo, acompañada por un Escuadrón de Caballería de la Guardia Civil en traje de gran gala, haciendo sonar sus cornetines, al estilo del brigada Rafael.


Esta mañana, mientras me tambaleaba poniéndome los calcetines a la pata coja – según mi manual de instrucciones – me ha venido a la memoria la imagen de mi Papa más admirado, y gracias al cual no he perdido la fe en la iglesia católica, hasta la llegada de Francisco. Soy de los que moriré arrodillándome ante la memoria de Juan XXIII, como ejemplo de hombre santo, actual con su tiempo, sumo hacedor del Concilio Vaticano II, cuyas conclusiones se quedaron en agua de borrajas, gracias a los que le sucedieron en la silla gestatoria. Un asunto muy del estilo de la iglesia instituida y su enorme maquinaria trasnochada, a la que es imposible engrasar y poner al día, por mor de las reticencia de unos cardenales muy acomodados a vivir a cuerpo de rey, con prebendas heredadas de sus predecesores. Por eso me ha sorprendido tan gratamente, que mi admirado, Jorge Mario Bergoglio, al que las balas le deben silbar en los oídos, haya decidido rebajarle el sueldo a su cardenales en un veinte por ciento, aplicando un mínimo de coherencia y honradez con los tiempos pandémicos que corren. Cobrando cada uno de ellos unos cinco mil euros al mes, digo yo que, sin mujer e hijos que mantener, y viviendo y comiendo de gorra la mayoría de las veces, no les importará a sus eminencias reverendísimas, desprenderse de tan inocua cantidad, en favor de sostener un Estado Vaticano, que redunda en beneficio de todos, pero muy especialmente… De ellos mismos. Son gestos como este, los que me hacen mantener la confianza en un Papa, que se abre paso a codazos en el mundo hermético y acorazado de los suyos, y al que yo – he de confesarlo – teniendo en cuenta el precedente histórico de Juan Pablo I, negué que tuviera oportunidad de cobrar ni un trienio de antigüedad en su cargo. Pero no saben cómo celebro haberme equivocado. Desde aquí, ruego una oración por nuestro Papa… Y que nos dure mucho.

martes, 23 de marzo de 2021

SAMBA SIN ESPERANZA

 SAMBA SIN ESPERANZA


Tito Ortiz.-


Han permitido los dioses una confabulación astral, de tal guisa y magnitud, que jamás antes coincidieron al mismo tiempo a nivel provincial de Granada, unos políticos tan incapaces y unos empresarios de charanga y pandereta, que matan por salir en la foto, sin que eso se traduzca en bienestar económico o social, que haga albergar al ciudadano, una mínima esperanza en un futuro, aunque este sea lejano. Es esta una provincia que ha perdido todos los trenes, como bien indican las vías de su estación, que son las únicas que terminan junto a una tapia. Nuestra estación es solo de entrada, no tiene salida ni por las estrellas, con lo cual, se confirma el cenizo que nos acompaña desde hace siglos, que ha sumido a la ciudadanía en una especie de sonámbulos paseantes divididos en dos clases: Los de hombros abatidos y mirada descolgada al suelo, y los autómatas que llevan la vista fijada en la pantalla del móvil, así es como andamos ahora. Somos el fiel reflejo de una derrota social sin precedentes.

Ya ni siquiera somos un referente por nuestro comercio. Antes venían a comprar a Granada los de provincias limítrofes. Ahora los comercios están cerrados y está de moda pedir desde comida, corbatas o lavadoras por Amazón, que te las llevan a casa en un pis pas. Y no es que hayamos dajado de ir a nuestros comercios, es que ni siquiera nos vestimos. Me dice mi repartidor de zona, que cada vez con mayor frecuencia, cuando va a entregar un paquete, el personal le abre la puerta desgreñado, en pijama y zapatillas. Claro, con la autoestima por los suelos, estoy yo para peinarme y darme colorete. El asunto granadino es descorazonador, porque llevamos muchos años convertidos en el furgón de cola andaluz, y provincias hermanas que antaño nos miraban con envidia, hoy nos han pasado por encima despeinándonos con su viento.


Pero que nadie se preocupe, que para no llorar desconsoladamente, en pocos días, los antropólogos políticos y empresariales, quitarán el polvo acumulado de los años a los eternos proyectos ilusionantes, para que no decaiga la fiesta. Ya verán como algún lumbreras de estos, en unas horas, vuelve a presentar el proyecto del tren a Motril, que desde hace doscientos años, es muy socorrido. No tan añejo, pero también en barrica y en bodega, alguien nos hablará de las conducciones de la presa de Rules, todo un clásico granatensis de los asuntos pendientes. Está al caer, otra rueda de prensa hablando del acelerador de partículas y sus virtudes, con miles de puestos de trabajo directos y millones indirectos. ¡Hagan juego señores!, el que no se consuela es porque no quiere. Y ya para el despiporre de los despiporres, sujétense la mandíbula porque mi experiencia me dice que, muy pronto en estas páginas, aparecerá un iluminado que insistirá en que nadie mejor que Granada para, afrontar una candidatura, como capital cultural de Europa dentro de veinte años, y que ya tenemos los fondos necesarios para iniciar la construcción de, aquel gran espacio escénico que se nos vendió en los noventa, en el que se podría representar Aída de Verdi, con tres mil extras y cien mil cuadrigas. ¿Hay quién de más?

martes, 16 de marzo de 2021

NO A LA HOSTELERÍA

 NO A LA HOSTELERÍA


Tito Ortiz.-


Cuando en un gobierno – como el nuestro – no hay gente capacitada para gestionar una crisis, ocurren incongruencias, faltas de sintonía, e incluso, posturas absolutamente contrarias a lo que sucede en otros  europeos. Vengo en señalar aquí, lo que el resto de Europa ha resuelto con total diligencia, mientras que en España sigue siendo una asignatura pendiente. Me refiero a la tragedia económica y social que durante la pandemia sufre el sector de la hostelería, mientras que un gobierno incapaz, como el nuestro, mira silbando para otro lado, al tiempo que caen las persianas de bares y restaurantes, cuyos dueños y empleados engrosan las filas de los peores damnificados de la pandemia. Algo que tiene consecuencias directas en el empleo: la hostelería ha perdido un 13,3% de sus puestos de trabajo, incluidos fijos y temporales. Sin perjuicio de un aumento diario en la estadística, desde que es consultada.

Ante esta crítica situación, las plataformas de la hostelería llevan meses exigiendo ayudas directas y exenciones fiscales. España se ha convertido en el único país europeo sin ayudas directas del gobierno central a la hostelería. Las únicas ayudas -que van de lo insuficiente a lo raquítico- son las de algunas comunidades autónomas y ayuntamientos. Nuestro país se precia de sus bares, sus restaurantes, su ocio y su hostelería. Por eso, la ausencia de ayudas directas a este sector es aún más escandaloso si lo comparamos con los países europeos. Desde los restaurantes de alto copete con estrellas Michelín, a los bares de barrio más humildes, el virus se ha llevado por delante, negocios con decenas de años muy prestigiados, y otros que por ser familiares, ha dejado en el umbral de la pobreza a toda la célula conviviente.


Solo las subvenciones al sector en seis países europeos superan los 40.000 millones de euros. Desde finales de 2020, los gobiernos de Alemania, Francia e Italia tomaron medidas para sostener a bares y restaurantes, justo cuando se endurecían las restricciones con el empeoramiento de la tercera ola. El gobierno holandés ha sido el más generoso con las ayudas directas: 15.000 millones en total, con aportaciones a fondo perdido que superan los 2.500 euros por establecimiento y mes. La segunda en el ranking es Alemania, que ha destinado 10.000 millones en ayudas hasta junio de 2021. Dependiendo del tamaño de la empresa, se puede conseguir hasta 200.000 euros de subvención y hasta el 90% de los costes fijos. Francia otorga a sus bares y restaurantes ayudas de hasta 10.000 euros al mes. Italia abona a sus hosteleros un 20% de los ingresos perdidos.


Y aquí, en el país de los bares, cuando el sector de la hostelería exige ayudas directas para resistir las necesarias medidas sanitarias, cuando se manifiestan con consignas como «antes de cerrar, las ayudas deben llegar» parece que están pidiendo la luna. ¿Un sector que representa el 6,5% del PIB no merece 9.000 millones en ayudas directas -el mismo porcentaje- de los 140.000 millones de los fondos que han de llegar de la UE? ¿Por qué en Europa sí y en España no? Que se lo expliquen a mi amigo Gregorio.

martes, 9 de marzo de 2021

CLÁSICOS GRANATENSIS

 CLÁSICOS GRANATENSIS


Tito Ortiz.-


La ineptitud de políticos y empresarios, tienen sumida a Granada en tan profunda depresión que, para no caer en la tentación del suicidio colectivo, y que haya que poner a alguien en el Tajo del Pollero, dando tiques numerados y guardando la cola con las medidas de seguridad para poder arrojarnos al vacío en perfecta asepsia, de una manera cíclica y a tiempo, se dan noticias en los medios de comunicación, como abriendo un halo de esperanza en el horizonte, aunque éste no exista. Es algo tan sencillo y esperado, como ese primer reportaje de primeros de año, ya tan habitual, de quienes han sido los primeros bebés en nacer tras las doce campanadas, pero en clave de gran futuro económico y social o plañidera. En esta última faceta existe todo un clásico de la tierra, que es ese comunicado en el que La Asociación de promotores y constructores se queja de que Granada un año más, ha sido la provincia con menor inversión en obra pública, al que le sigue la contestación en su contra de La Diputación y de la Alhambra. Y hablando del monumento nazarí, otro clásico es vender a los medios cada cierto tiempo, la posibilidad de que los invidentes puedan palpar con sus manos, maquetas o piezas originales de la Alhambra. Bueno, pues era yo niño de pantalón corto, cuando algo así nos vendió a bombo y platillo, Mar Villafranca, y como de eso ha transcurrido ya tiempo, pues nos lo vuelven a vender y sanseacabó.

Si me dieran un euro por cada rueda de prensa a la que he asistido para hablar del carril bici granatensis, mis nietos tendrían el futuro asegurado. Lo triste es que,  en la capital es un auténtico desastre, que nadie ha sabido meter en vereda, pero que se puede hacer con gente estudiada, no con políticos analfabetos. Se da la paradoja de que se ha logrado antes, unir los pueblos del cinturón que diseñarlo en la capital, como prueba evidente de que quienes nos desgobiernan, deberían estar en la cola del paro. La ignominia está en el carril de la derecha del camino de ronda, que en pocos meses ha pasado a ser el monumento a la idiotez supina, pero cargado de bombo. Mientras, los patinetes y las bicis campan por sus respetos por las aceras, asustando a los viejos y atropellando a los niños.

Raro es el día que la patronal no sale en este periódico, vendiéndonos la burra de nuevos convenios, cursos y prerrogativas al santísimo para el futuro de nuestra provincia, pintando un futuro inexistente, que solo sirve para renovar y engrandecer sus cargos, porque Granada sigue estando en el furgón de cola del PIB y logrando cifras históricas de paro, como nunca se habían conocido. Pero eso sí, nos vuelven a presentar el proyecto del teleférico a Sierra Nevada, como si eso fuera a solucionar las colas en los comedores sociales y el banco de alimentos. Pero ahora ya optamos por nuevo proyecto que se volverá un clásico: La planta de tratamiento de residuos. A ver si así recogen los contenedores del reciclaje, que da asco acercarse a ellos.

martes, 2 de marzo de 2021

UNA DE EQUILIBRIO

 UNA DE EQUILIBRIO


Tito Ortiz.-


Los que hicieron la mili con Franco – como yo – saben bien de lo que hablo. De un tiempo a esta parte, cosas que antes hacías con los ojos cerrados, ahora es muy difícil hacerlas con los ojos abiertos de par en par. Tengo yo muy observado, que en los años en los que “El Cebollas “, vendía medios cubalibres a diez pesetas  al inicio de la cuesta de La Alhacaba, yo llegaba de madrugada con más de media en las agujas, y era capaz de entrar a oscuras en el dormitorio, y sin hacer ruido, quitarme los pantalones, colgarlos en el perchero, meterme en la cama y hasta roncar como un bendito, sin despertar a nadie. Cuando a la mañana siguiente me preguntaban qué a qué hora había llegado, yo siempre decía lo mismo: Pues… estaba terminando en la televisión, “El Alma se serena”, y todos tan conformes. Esto último tan romántico, solo lo recordarán los que tuvieron un Vanguard en blanco y negro, aún sin UHF, con un estabilizador bajo la mesa, que tardaba en calentarse, con una funda gris de franela que le hizo mi abuela, y que recitaba una poesía con música melancólica, al cerrar la emisión a las doce de la noche, de ahí para los más bisoños, lo de “El Alma se Serena”.

Pues bien, volviendo a lo de quitarse los pantalones, es de una tristeza supina y manifiesta, comprobar con pavor, que a determinadas  edades y, no estoy mirando a nadie, es una cuestión muy peligrosa, a la par que inquietante. El asunto del equilibrio, de conservarlo y mantenerlo, no es cuestión baladí. Vaya por delante, que es muy fácil y triste, tener que sentarse en el filo de la cama para quitarse o ponerse los pantalones, una tarea mecánica y rutinaria que a lo largo de nuestra vida hemos hecho a diario y sin pensar, hasta ese momento en el que una mañana, de pie ante el armario, intentas como toda tu vida ponerte los pantalones, y héteme aquí válgame un santo de palo, que algo ocurre como de la nada. Se trata de un ligero balanceo, que te obliga, cuando estabas subiendo la pierna para meterla en el pernil del pantalón, a ponerla de nuevo en el suelo y recuperar la estabilidad para no dar con tus huesos en el pavimento. Ese día es el primero del final de tu vida, cuando algo que hacías de manera inconsciente a lo largo de tus años, requiere ahora toda tu atención y seguridad, obligándote incluso a sentarte en la cama, para no partirte la crisma. Ahí está el drama.

Sepan aquellos que no estén al corriente, que en mi página Web encontrarán  un manual con todo lujo de detalles, ejemplos prácticos e ilustraciones, de cómo en llegando a esta edad, ponerse los pantalones sin que ello signifique el riesgo de terminar en el Hospital Alejandro Otero, planta de Traumatología. Y ténganme paciencia, porque en la actualidad, trabajo en otro consistente en aconsejar, como ponerse los calcetines sin clavarse las rodillas en el pecho, ni adoptar la postura del faquir, claro que éste próximo será solo para iniciados en el uso diario de la chichonera y el bastón.