martes, 23 de marzo de 2021

SAMBA SIN ESPERANZA

 SAMBA SIN ESPERANZA


Tito Ortiz.-


Han permitido los dioses una confabulación astral, de tal guisa y magnitud, que jamás antes coincidieron al mismo tiempo a nivel provincial de Granada, unos políticos tan incapaces y unos empresarios de charanga y pandereta, que matan por salir en la foto, sin que eso se traduzca en bienestar económico o social, que haga albergar al ciudadano, una mínima esperanza en un futuro, aunque este sea lejano. Es esta una provincia que ha perdido todos los trenes, como bien indican las vías de su estación, que son las únicas que terminan junto a una tapia. Nuestra estación es solo de entrada, no tiene salida ni por las estrellas, con lo cual, se confirma el cenizo que nos acompaña desde hace siglos, que ha sumido a la ciudadanía en una especie de sonámbulos paseantes divididos en dos clases: Los de hombros abatidos y mirada descolgada al suelo, y los autómatas que llevan la vista fijada en la pantalla del móvil, así es como andamos ahora. Somos el fiel reflejo de una derrota social sin precedentes.

Ya ni siquiera somos un referente por nuestro comercio. Antes venían a comprar a Granada los de provincias limítrofes. Ahora los comercios están cerrados y está de moda pedir desde comida, corbatas o lavadoras por Amazón, que te las llevan a casa en un pis pas. Y no es que hayamos dajado de ir a nuestros comercios, es que ni siquiera nos vestimos. Me dice mi repartidor de zona, que cada vez con mayor frecuencia, cuando va a entregar un paquete, el personal le abre la puerta desgreñado, en pijama y zapatillas. Claro, con la autoestima por los suelos, estoy yo para peinarme y darme colorete. El asunto granadino es descorazonador, porque llevamos muchos años convertidos en el furgón de cola andaluz, y provincias hermanas que antaño nos miraban con envidia, hoy nos han pasado por encima despeinándonos con su viento.


Pero que nadie se preocupe, que para no llorar desconsoladamente, en pocos días, los antropólogos políticos y empresariales, quitarán el polvo acumulado de los años a los eternos proyectos ilusionantes, para que no decaiga la fiesta. Ya verán como algún lumbreras de estos, en unas horas, vuelve a presentar el proyecto del tren a Motril, que desde hace doscientos años, es muy socorrido. No tan añejo, pero también en barrica y en bodega, alguien nos hablará de las conducciones de la presa de Rules, todo un clásico granatensis de los asuntos pendientes. Está al caer, otra rueda de prensa hablando del acelerador de partículas y sus virtudes, con miles de puestos de trabajo directos y millones indirectos. ¡Hagan juego señores!, el que no se consuela es porque no quiere. Y ya para el despiporre de los despiporres, sujétense la mandíbula porque mi experiencia me dice que, muy pronto en estas páginas, aparecerá un iluminado que insistirá en que nadie mejor que Granada para, afrontar una candidatura, como capital cultural de Europa dentro de veinte años, y que ya tenemos los fondos necesarios para iniciar la construcción de, aquel gran espacio escénico que se nos vendió en los noventa, en el que se podría representar Aída de Verdi, con tres mil extras y cien mil cuadrigas. ¿Hay quién de más?

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