EN DUERMEVELA
Tito Ortiz.-
Con estas noches de calor, el cuerpo se descompone y la mente se abotarga, de tal guisa, que a eso de las tres de la madrugada, hora en la que los agoreros dicen que pasan las cosas más raras, te alargas a la cocina, y en logar de sacar la jarra del agua, metes las sábanas en el congelador, para ver si en un rato lo del sueño tendrá solución a otra temperatura. Como volver al dormitorio te da pánico, pones la televisión y zapeas como un autómata, viendo videntes, vendedores de artilugios variados, documentales para insomnes, y el canal de noticias 24 horas, que te repite hasta la saciedad lo que ya sabías antes de acostarte y no pegar ojo.
El caso es que, mientras el sudor se apodera de tu cuerpo, los párpados se resisten a la rendición y tu cuerpo se desmadeja en el sofá, caes en la cuenta de que el metro de Granada, ha entrado en fase ahorro con esto del recibo de la luz, y ha reducido a la mitad, los focos que alumbran el suelo a ambos lados de los raíles. De tal forma que, han arrancado de cuajo una de cada dos luces, y en el hueco donde antes había luz, ahora han colocado un hermoso ladrillo a juego con el suelo, de tal forma que solo alumbran ya, uno sí y otro no, lo cual me ha dado una idea estupenda para ahorrar en casa. A partir de hoy, he aflojado las bombillas de la mitad de las habitaciones, así que si quieres leer el periódico tienes que irte al cuarto de baño, y si quieres tener luz en el dormitorio, debes recurrir al siglo quince, y darle utilidad a ese candil que me regalaron cuando casé, y que hasta ahora adornaba una estantería en el salón. La imaginación al poder.
Ha pasado ya una hora, el calor sigue presente y el presentador del todo noticias continúa con su cantinela de lo ya ocurrido el día anterior, y una batería de los actos previstos para mañana que será dentro de un rato. Para complicarlo más y con las pocas fuerzas que tengo para prestar atención, la pantalla se subdivide en partes, de tal forma que, en un cuadro tengo al presentador, en otro las imágenes de lo que está diciendo y bajo toda la información, como en un trenecito de juguete, a velocidad que no me da tiempo a leer, debido a mi aturdimiento calorífico, leo a duras penas otras noticias que pasan ante mis ojos de derecha a izquierda, poniendo a prueba mi nula capacidad de concentración cuando está a punto de cantar el gallo: Espero acordarme cuando se haga de día que, Cuba es un polvorín donde se está masacrando los derechos humanos, que la mujer ha entrado de pleno derecho en un mundo musical que a no ser cantando, antes no contaba con ellas, me refiero a esas mujeres del Jazz en Granada, de las que tanto podemos aprender. Maduro ha vuelto a inventarse otro atentado, y ya van no sé cuántos. En Sudáfrica la muerte y los saqueos son moneda corriente de uso común, y apenas nadie nos lo cuenta. Y para acabarla de empatar, se me ha ido mi querida y admirada Pilar Bardem, señora de la escena y la vida, cuyo testimonio y coherencia, se echarán tanto de menos a partir de su marcha. Y con esto en la cabeza, a ver quién se mete ahora en la cama.