martes, 28 de diciembre de 2021

ESTÁN EN LA RUINA

ESTÁN EN LA RUINA


Tito Ortiz.-


Dado que hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad, es de suponer que grandes inventores están en la más absoluta de las ruinas. Como por ejemplo, aquel hojalatero albaycinero, que con gran inteligencia nos proporcionó aquella chimenea portátil, con la que mi abuela conseguía prender el brasero de picón con total facilidad. El artefacto nacía de una lata de mortadela “Mina”, que una vez gastada, le hacían unos cortes en la parte inferior para abrirla en abanico, y a modo de soporte, colocarla sobre las brasas, para que la combustión fuera rápida y meter el brasero en casa cuanto antes para calentarnos, en la mesa de camilla, donde mi madre colgaba la ropa para que se secara al mismo tiempo. Todo un lujo de la época. Pero qué decir del que inventó la lata de conservas, que al mismo tiempo, creó el abrelatas para poder consumirlas, cuando ahora se abren tirando de una anilla. Esto debe ser frustrante. Lo mismo pasa –imagino- con el autor del reloj de bolsillo, todo un adelanto de su época, que ha desaparecido de nuestras vidas, lo mismo que el chaleco para portarlo. ¿Quién necesita llevar un reloj? Cuando el móvil te da ese servicio y sin tener que darle cuerda.

Yo llevo tiempo inventando el pelador de plátanos, pero no me atrevo a patentarlo, porque lo mismo se me queda anticuado. También tengo muy avanzados los bocetos para el pelador automático de higos chumbos, pero me retengo cada vez que hago el estudio de mercado. No sé si valdrá la pena la inversión. Pienso en cómo estará deprimido el que inventó “el chino” que había en todas las cocinas para pasar la comida a puré, el de la sartén para tostar la harina y hacerles la papilla a los bebés, o el que agujereó otra para asar las castañas. Deben estar en la ruina. No le van a la zaga el creador del cortador de puros, el de los gemelos para los puños de las camisas, o el del “pillacorbatas”. Esto de inventar se está poniendo cada vez más feo.

El de los tirantes para pantalones y el de botones en la bragueta, tampoco lo deben estar pasando bien. El cinturón y la cremallera les han hecho mucho daño. Y el que diseñó la capa española, debe estar en la indigencia. Lo mismo que el de las fundas para los asientos del coche, y el del perrito que puesto en la batea de atrás, movía el cuello simpáticamente. Inventores que un día estuvieron en el pico de la ola, y que hoy no tienen para comer. Ya nadie lleva junto al perro de cuello lánguido, aquel cojín multicolor de croché que con tanto cariño nos hicieron en casa el día que compramos el coche, ni las fotos familiares pegadas en el salpicadero, junto a la imagen de San Cristóbal, patrón de los conductores. Ni siquiera los camioneros llevan en la visera de la cabina, aquellas frases como: Mí Pili y mis niños. Esto de inventar no está de moda, y los que lo hicieron, ya no ganan un duro, como el de las plumas estilográficas, o el zapatero que echaba medias suelas. Que no, que no merece la pena inventar.

martes, 21 de diciembre de 2021

CONTRADICCIONES

 CONTRADICCIONES


Tito Ortiz.-


No se ponen de acuerdo para incitarnos a consumir como posesos. Llevan años vendiéndonos la burra de que tenemos que comprar coches eléctricos cuanto antes, pero lo de enchufarlos para cargar es una aventura. ¿Dónde están los puntos de conexión al alcance de todos?, sobre todo si tenemos en cuenta que, la electricidad sube cada día a cifras espeluznantes, hasta el punto de que pagar la factura de la luz se ha convertido en la peor pesadilla de este país, desde la peste negra. Eso me recuerda la paradoja de prohibir fumar en los estancos, cuando lo normal sería que fueran lugares propicios para ello. Una y otra vez nos van dejando sin sitios donde quemar el tabaco y nuestros pulmones, pero no dejan de venderlo a precios de oro. Se están planteando prohibir que fumemos en el coche, y yo me pregunto a quién contaminamos dentro del vehículo. Es lo mismo que vetar el consumo de tabaco en los cementerios, como si los yacentes fueran a protestar por el humo.

Se empeñan en que todos estemos revacunados, mientras miles de sanitarios se niegan a hacerlo. Nos exigen el pasaporte COVIC para entrar en un restaurante, mientras el señor que en la puerta nos lo pide –en pleno derecho de su libertad- puede no estar vacunado, lo mismo que el camarero que nos pide la comanda, o el cocinero que guisa nuestros platos. ¿Soy yo el único que ve una contradicción en toso esto? No puede ser tan difícil ponernos de acuerdo, en cosas que nos atañen a todos y en las que nos va la vida. Alguien debería poner orden en este caos de decisiones, en las que cada comunidad campa por sus respetos, incluidas las decisiones judiciales, a veces frenadas por la falta de una fecha. Esto es de locos.

Con la lotería de navidad pasa lo mismo. Nos recomiendan que compremos un montón de décimos y que los vayamos dejando anónimamente para que los encuentren los amigos y vecinos. Claro, así no es de extrañar que este año se haya jugado más que nunca, sobre todo teniendo en cuenta que se trata del sorteo en el que menos toca. Hecho de menos los años en los que un señor calvo, nos recomendaba una compra responsable del sorteo navideño. Este señor alopécico debería volver para invitar a un consumo responsable, y no despilfarrar de esta manera alcanzando cotas estratosféricas de décimos en el bolsillo. Es un contrasentido, lo mismo que la decisión única en el mundo de que la patronal vaya a la huelga. No son los conductores de camiones, obligados a conducir durante horas, y además ahora, a descargar  los camiones, los que amenazan con ir a la huelga, son los propietarios en una especie de esperpento “vayeinclanesco”, los que se ponen tras la pancarta con el megáfono. El mundo al revés.

La subida de los carburantes es un auténtico escándalo, eclipsado por el de la electricidad, pero no menos importante, sobre todo si tenemos en cuenta que el 70% del precio corresponde a los impuestos que le pagamos al Estado, que por cierto, ha disparado su gasto público hasta cotas aberrantes. Yo, por lo pronto, ya he tirado a la basura mi encendedor Zippo.

martes, 14 de diciembre de 2021

CON EL PIE CAMBIADO

 CON EL PIE CAMBIADO


Tito Ortiz.-


A la hora de analizar la situación económica y social de la provincia, es lógico que a veces disparemos con los ojos cerrados, buscando culpables, y a lo mejor resulta que, entre todos la mataron y ella sola se murió. El asunto es tan preocupante, que el nuevo partido político presentado recientemente, aboga porque nos salgamos de la autonomía andaluza, buscando la nuestra propia, una especie de grito de auxilio in extremis, como ya hiciera hace tiempo Teruel, con su conocido “También existe”. Todo es consecuencia del peso específico que Granada ha ido perdiendo durante la democracia, quedando relegada a una posición en la tabla, que jamás hubiéremos sospechado alcanzar. Menos mal que no nos pueden quitar la Alhambra, que si no, las íbamos a pasar canutas.

Pero la maldición viene de lejos. El Polo de Desarrollo de Franco, que fue un éxito en otras provincias, aquí solo consiguió implantar una fábrica de cañas de pescar y poco más. Y subyace en quienes nos gobiernan, esa especie de respeto por la historia y el paisaje, incompatible con la instalación de grandes industrias, cuyas chimeneas emborronarían las postales granadinas. Y claro, de la historia y del paisaje monumental es muy difícil comer. La inversión pública en Granada decrece a una velocidad de vértigo, dándose la paradoja de que, cuando mejores instalaciones tiene el puerto de Motril, que es el más cercano a Madrid, los barcos que enlazan con África se van descolgando. Nos enfrascamos en obras de ampliación de nuestro aeropuerto, cuando no somos capaces de darle vida, ni siquiera compartiéndolo con Jaén. Después de llorar por los rincones, nos conceden el AVE y resulta que, la alta velocidad se transforma en muy baja desde que entra en la provincia, que la frecuencia es de chiste y que cuesta un ojo de la cara. Protestamos y, nos ponen uno en día y horario que a nadie interesa. ¿Se chotean de nosotros? Sinceramente, creo que sí.

Hace años que la incompleta circunvalación petó y aquí estamos esperando que lo solucionen, como las conexiones de la presa de Rules, que por los años que han pasado, cuando vengan, lo que habrá es que hacer otra presa porque esta se caerá a pedazos. Hablamos de Eco Parque, y en las isletas, los contenedores del reciclaje se desbordan sin que nadie los recoja. Nos hablan del Área Logística como si nos fuera a sacar del lugar que ocupamos en renta per cápita. Nos hacen soñar con el Acelerador de Partículas, como si ya lo tuviéramos concedido, instalado, y se hubieran contratado a miles de trabajadores. Otro proyecto en el aire es la Capitalidad Cultural de Granada para 2031, pero si no recuerdo mal, fue en 1991 cuando Antonio Jara dijo que si Granada quería optar, lo primero que tenía que conseguir es el tan prometido desde hace décadas, Gran Espacio Escénico, en el que poder representar  ópera y otros magnos acontecimientos. Proyecto hay, pero dineros…ni un euro. Nos pasa igual con el Teleférico a Sierra Nevada, la escalera mecánica al Albayzín, el Telesilla del Sacromonte a La Alhambra, y yo, la verdad es que, no llevo suelto ahora mismo.

martes, 7 de diciembre de 2021

HIDROALCOHÓLICO

 HIDROALCOHÓLICO


Tito Ortiz.-


Al principio de esta pesadilla que estamos viviendo, que muta cada vez que le vamos a dar caza, hubo varios iluminados que decían tener la receta para acabar con el coronavirus. Uno de ellos fue Donald Trump, quien recomendó la inyección o ingesta de lejía, lo que dio como resultado, el ingreso de algunos cientos de criaturas en hospitales con secuelas irreversibles, algunas peores que padecer la enfermedad. Jair Bolsonaro, presidente de Brasil, es otro lince consultador del oráculo para acabar con la pandemia, al que ya acusan de crímenes contra la humanidad. De entre los negacionistas, tenemos ilustres como Miguel Bosé y otros mesías que, luchan contra los “falsos profetas” que basan su discurso en la ciencia y sus resultados. Porque lo peor de la pandemia no es que nos esté matando, y que las UCI estén repletas de no vacunados, lo dramático es que a estas alturas de la película, hay quién la sostiene y no la enmienda, previniéndonos a todos para que no nos vacunemos, porque lo que en realidad nos están metiendo con la dosis, es un microchip para hacerse con nuestras conciencias y tal vez con nuestros ahorros.

No tengo sueño, son las cuatro de la madrugada cuando le estoy dando vueltas a todos esto, desde que ayer me pusieron la tercera dosis. Voy ya por el tercer cubalibre de gel hidroalcohólico con coca cola, y la verdad es que me siento mucho mejor. No sé si esto será que la vacuna me está haciendo reacción, pero yo me encuentro muy bien. Es más, hace horas que no le hago caso a la teletienda, estoy enfrascado en la situación que estamos viviendo. En los locos ilustres que se ríen de los vacunados, en las funerarias que se están haciendo ricas con el dichoso virus, y en ese millón de sanitarios que todavía no se ha vacunado, y aquí me paro, me pongo el cuarto cubalibre de hidrogel, me siento en el sofá, y ya me noto mucho mejor. Pero si lo de vacunarse está tan claro, ¿por qué profesionales de la sanidad se niegan a pincharse? No me negarán que esto da que pensar. Gentes formadas en salud, diplomados, licenciados, doctores, auxiliares, que no consienten en vacunarse. ¿Qué saben ellos que no nos cuentan a los mortales? En esto estamos más perdidos que con el volcán de La Palma. La ciencia ha avanzado mucho, es verdad, pero todavía no sabemos cuándo un volcán entra en erupción y cuando se va a dormir de nuevo, o cuando va a dar un terremoto. Mientras le doy el último trago al cubata, pienso que hemos avanzado mucho en unas cosas, y en otras no damos pie con bola, tal vez porque no sean rentables a quienes viven de esto, que no somos nosotros.

Por cierto, desde que empezó la noche, estoy intentando descargarme, a través de la aplicación correspondiente de la Consejería de Salud, el certificado de mi tercera dosis, han pasado seis horas y la página sigue colgada dando error y diciendo que lo intente más tarde. Se me han acabado el gel hidroalcohólico y el refresco de cola, mientras espero, no voy a tener más remedio que ponerme un poquito de vinagre de Jerez con tónica, que algo me hará contra la COVID, porque la inventó un farmacéutico.