jueves, 30 de marzo de 2023

MISERICORDIA… SEÑOR

 MISERICORDIA… SEÑOR



Tito Ortiz.-

Cronista Oficial de Granada


Dice nuestro diccionario que, Misericordia es, la  Virtud que inclina el ánimo a compadecerse de los sufrimientos y miserias ajenos. Un asunto éste que deberíamos practicar con mayor frecuencia, sobre todo, aquellos que nos acogemos al manto del ejemplo de Jesucristo. Personalmente, creo que a veces –incluso- deberíamos practicarla con nosotros mismos, porque eso nos daría una visión más amplia, a la hora de aplicarla a los demás.

Posiblemente, fue Misericordia, la que tuvo Enrique Morente con todos los presentes, aquella madrugada de Viernes Santo en la placeta de doña Pura, colegio de tanta infancia albayzinera, cuando me puso la mano en el hombro, y ante el Cristo de la Misericordia a hombros de militares, rompió el silencio de la noche con el fondo de un timbal destemplado, exhalando la saeta más desgarradora que he escuchado en mi vida, con letras de San Juan de La Cruz y Federico García Lorca, cantando a todo el mundo que…Los saeteros están ciegos. Lo hizo ante la iglesia de San José, aquella que surgió en 1525, sobre los cimientos de la Mezquita de Los Ermitaños, que aún hoy conserva el único alminar del siglo IX, al que posteriormente se le añadió el campanario. El lugar perfecto para albergar una de las joyas nacionales de nuestra imaginería, el Cristo de la Misericordia, del Silencio, que vino a engrandecer nuestra semana santa, allá por 1924.

Esta imagen espeluznante, salió de la gubia inmortal de un baztetano, recriado en el Albayzín, cuya trayectoria artística llegó a conquistar la corte, como lo demuestra que llegara a ser escultor de cámara del rey Carlos II. Hijo del también escultor, Bernardo de Mora, José se forma en el taller familiar, junto a insignes artistas como, Pedro de Mena y Alonso Cano. Fue este último el que le marcó de forma decisiva mucho más que su progenitor o Mena, aunque su dicción plástica, llega a tener acento personal y estilo propio. Dicen los que de esto saben que, era de  personalidad muy compleja e introvertida. Sobre todo a raíz de morir su esposa y no habiendo tenido hijos quedó en soledad y se adentró en los territorios de la depresión y la melancolía, acabando definitivamente en la enajenación que le obligó a abandonar el mazo y la gubia. Por eso su escultura es fiel reflejo de su estado anímico, creando una imaginería de hondo sentimiento, de sensibilidad infinita que muestran una pena interior, recogida, intima, en estado de ausencia de la cosa mundana, donde el escultor nos está representando el estado de su propia alma en Dolorosas como la Virgen de la Soledad de la Colección Güell, hoy en el Colegio de San Gregorio de Valladolid, o la Virgen de La Soledad, de la Iglesia de Santa Ana en Granada. 

Misericordia es también, la pieza en los asientos de los coros de las iglesias, para descansar disimuladamente, medio sentado sobre ella, cuando se debe estar en pie, algo que nos debe hacer reflexionar sobre las triquiñuelas que a veces nos buscamos, para darle la vuelta a los preceptos, y hacer como si estuviéramos cumpliéndolos, cuando en realidad nos estamos escaqueando de nuestros deberes. Los costaleros saben muy bien de lo que hablo, porque ¿quién no ha descubierto en alguna ocasión? A un compañero que iba ”colgado” bajo la trabajadera, haciendo como que lo estaba dando todo, cuando en realidad no estaba cogiendo peso. Haberlos háilos, yo los he visto. 

Misericordia es, el  puñal con que solían ir armados los caballeros de la Edad Media, para dar el golpe de gracia al enemigo. Algo así como el hecho de apuntillar a los toros tras la estocada, o el llamado, golpe de gracia, que te mata, eso sí, pero evita que sigas prolongando tu sufrimiento y agonía. Muerto eres, pero no sufres más, algo es algo. Pero de la Misericordia que nos habla el Cristo de la Hermandad del Silencio es, de esa otra que debemos sentir por el prójimo, que te sube desde los pies a la cabeza, como nos ocurre a los que hemos tenido la suerte de estar a una docena de centímetros, del rostro impresionante de la talla de Mora, de ver sus ojos entornados, la perfección de sus dientes y lengua, la llaga de su costado, y sentir todo eso, en su capilla de la iglesia de San José, pensada exprofeso para sublimar las almas sensibles, en la penumbra de su hogar natural, porque aunque ha sido venerado en San Pedro y en San Nicolás, entre otros lugares, esta imagen en cargada por  los Clérigos Menores de  San Francisco Caracciolo, para la iglesia de San Gregorio Bético, realizada en la casa albayzinera  de los Mascarones,  que a lo largo de los siglos también ha recibido los nombres y advocaciones de Cristo de la Salvación y Cristo de la Expiración, es la que más infunde arrepentimiento y penitencia para los creyentes, al contemplar el desgarrador momento de la muerte del Hijo del Hombre, de la que se ha dicho  -incluso- que pudiera haber sido tallada por su autor, teniendo en su estudio un auténtico cadáver como culmen de un realismo extremo. Estamos ante una joya de la imaginería sin precedentes, albergada desde los años veinte del siglo pasado, en una hermandad, que sin duda engrandece nuestra Semana Santa, siendo modelo a seguir. Misericordia… Señor.

domingo, 26 de marzo de 2023

CON “LA CONCHA” NACIÓ LA NUEVA SEMANA SANTA

 CON “LA CONCHA” NACIÓ LA NUEVA SEMANA SANTA



Tito Ortiz.-


Quienes solo conocen la Semana Santa granadina actual, no saben de dónde venimos: Lo hacemos de un panorama desolador, que tuvo su punto de inflexión en, la década de los años setenta del siglo pasado, cuando dejaron de salir algunas hermandades o, hacer el simulacro de estación de penitencia ante, una Catedral apagada y cerrada a cal y canto, lo que llegó a producir gestos tan inolvidables como, el martillo de la Hermandad de Paciencia y Penas, con el que año tras año se golpeaba la reja del pórtico catedralicio, en solicitud de su apertura. La autoridad eclesiástica –con alguna honrosa excepción- le dio la espalda a las cofradías, y ya no salían a las calles hermandades tan señeras como Los Escolapios, que recuperó, Antonio Sánchez Ramírez, “El Compadre”. Los Ferroviarios, que volvieron a salir por el empuje –entre otros- de Antonio Méndez, o La Esperanza, que no desapareció, porque el matrimonio formado por Nicolás Crespo y su esposa Dulce, llegaron incluso a tener que almacenar los enseres de la Hermandad de Santa Ana, en su propia casa. El hermano mayor que tuvo la valentía de coger la cofradía de los banqueros y ponerla de nuevo en las calles fue, el poeta, escritor y académico, Arcadio Ortega, que cuenta con singular simpatía como el día que llegó tras su toma de posesión a la sede de la Federación, uno que era el único que lo conocía, le dijo al resto de los hermanos mayores: “Éste es el nuevo hermano mayor de la hermandad de Nicolás Crespo”, y se quedó tan pancho.


AMOR Y ENTREGA


Esta historia la he contado muchas veces, pero quién mejor lo hace es, Curro Andrés, artífice –junto con otros valientes- de fundar una nueva hermandad ante panorama tan desolador, naciendo así como revulsivo, Jesús del Amor y La Entrega y María Santísima de La Concepción. Éste fue el gesto que hizo nacer la Semana Santa que hoy conocemos en Granada, junto con la aparición de la figura de los hermanos cofrades costaleros, que hicieron desaparecer poco a poco a los llamados “profesionales”, cuyas exigencias y chantajes, dieron tantos quebraderos de cabeza a las cofradías de la época.

El cofrade Alhambreño, José María Parro, actor y poeta, no dudó en ser el primero en componer varias letras a María Santísima de La Concepción, que entraban perfectamente por saetas, como la que dice: 

“ Mare mía de La Concepción, "Concha" te llama tú gente, por amor y con razón, que una perla hubo en tú vientre, que fue nuestra redención”.

La nueva Hermandad captó enseguida la simpatía de toreros y flamencos, siendo muchas las creaciones literarias y musicales que se le dedicaron a la recién nacida advocación. Pero entre todas, me gustaría resaltar, porque son pocas las vírgenes que tienen una salve propia creada exprofeso para ella, y que curiosamente, no aparece reseñada en el patrimonio musical de la hermandad, la que compuso el escritor y poeta, Antonio Fernández Moreno “Talismán”, a cuya letra pusieron música sus hijos, Azucena Fernández Manzano, pianista y primera mujer directora de orquesta en Granada, y su hermano, Reynaldo Fernández Manzano, organista y musicólogo, hoy director del Patronato García Lorca, a cuyo estreno tuve la suerte de asistir, aquella tarde, antes de que saliera “La Concha” a la calle. Se sacó a la Puerta del Monasterio de la Concepción, con la Alhambra por testigo, el armonio a cuyo teclado estaba Azucena. Junto a ella su padre y su hermano, y el tenor que se encargó de cantar por primera vez aquella salve inolvidable, fue el granadino, Juan Manuel Fernández. Los cuatro protagonizaron uno de esos momentos de la semana santa granadina para la historia, que forma parte de nuestro rico patrimonio cofrade, al que tan poca importancia le damos. Hechos como éste, en otras semanas santas serían difundidos para todo el mundo, pero nosotros somos así de recatados con lo nuestro, que tiene un valor incalculable.

LA TUNA


Hay muchas formas de rezar cantando a una imagen. Desde la tradicional saeta, hasta la propia tuna estudiantil. No hay muchas semanas santas que, como la nuestra, tengan la suerte de contar con la tuna a la hora de poner titulares de hermandades en las calles. Creo que otro momento muy singular y atractivo de Granada, es cuando los tunos les cantan a Jesús de la Meditación y María Santísima de Los Remedios, en la Puerta de San Justo y Pastor, en la tarde del Miércoles Santo. La MUY ANTIGUA, REAL E ILUSTRE HERMANDAD DE LA ESCLAVITUD DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO Y COFRADÍA UNIVERSITARIA DE NUESTRO SEÑOR DE LA MEDITACIÓN Y MARÍA SANTÍSIMA DE LOS REMEDIOS, REINA Y MADRE DE LOS ESTUDIANTES, tiene la suerte de protagonizar, un hecho de los que dotan de personalidad a nuestra semana santa, que es tan rica y diversa en sus manifestaciones musicales, que incluye desde el lamento de la trompeta de una chía, hasta el bronco sonido de un timbal destemplado en cabeza de procesión como ocurre en la Hermandad Del Silencio. Algo sobrecogedor, al que se le añade la oscuridad de la noche con el alumbrado público apagado, y la escena se hace imborrable en la memoria. Jamás olvidaré, aquella noche que trasmitiendo por radio para toda España, el paso del Cristo de Mora, por la tribuna de la plaza del Carmen, tuve el honor de que me acompañara, mi admirado escultor granadino, Antonio Barbero, autor de la copia que se procesionaba por primera vez, aquel año. Su aportación a lo que ambos hablamos, es un patrimonio que aún hoy, me resulta impagable. Gracias Antonio, tanta generosidad solo se entiende desde la amistad, y mi admiración por ti. 

domingo, 19 de marzo de 2023

MOMENTOS

 MOMENTOS



Tito Ortiz.-


Pese al eco social y mediático que tienen otras semanas santas, la granadina, siempre ha tenido un atractivo muy especial, pese a que nosotros no hemos proclamado sus virtudes hasta hace bien poco. La hemos vivido tradicionalmente como algo muy nuestro e íntimo, y nos hemos conformado con la opinión positiva de quienes la descubrían con gran sorpresa, pese a nuestro recato al proclamarla. Por dar solo un par de detalles, no existe una riqueza imaginera como la nuestra, ni un paisaje por el que discurran las procesiones, de tanta historia y belleza. Hay quién mataría – eufemísticamente- por tener una hermandad en un barrio como el Albayzín, pasando por los Grifos de San José, otra pasando por las cuevas del Sacromonte, rociada de saetas, con hogueras y bengalas, o la majestuosidad solemne, de la virgen alhambreña, horadando el recinto nazarí, por sólo poner algunos ejemplos, entre los que no escaparía, el Cristo de la Misericordia, por la Carrera del Dauro con su Granada apagada, y el acompañamiento solitario de un timbal destemplado en cabeza de procesión. Creo que con estos detalles, no es posible la comparación con ninguna otra Semana Santa, de ahí que, hasta la casa Real haya mostrado más de una vez su apoyo a nuestra liturgia en las calles, otorgando el título de Real a varias de nuestras cofradías, e incluso, asistiendo a alguno de nuestros desfiles en tiempos pretéritos.

FELIPE CAMPUZANO

En la década de los años noventa del siglo pasado, cuando el pintor de la tierra Enrique Padial, fue nombrado rey mago, destacando a nivel nacional porque, en lugar de tirar caramelos, echaba jamones y quesos desde la carroza, con la ayuda de su paje real, el matador de toros granadinos, Miguel Montenegro, en esa semana santa, se trajo a Granada a su fiel amigo, el pianista gaditano, Felipe Campuzano, por entonces en la cúspide de la fama,  que pertenece a la generación posterior a Arturo Pavón y  a la generación de Pepe Romero, Pedro Ojesto Barajas y José Miguel Évora, introduciendo Campuzano el piano flamenco dentro del concepto de recital. En los años ochenta, alcanzó gran popularidad y difusión gracias a sus discos de piano flamenco pertenecientes a la serie inacabada Andalucía Espiritual con el guitarrista Rafael Morales, destacando las composiciones, Las Salinas (alegrías) (1978) y Sevillanas del Alma (1979). Pues en la madrugada ya del Jueves Santo, cuando el Cristo del Consuelo atravesaba el Sacromonte, se instaló en la terraza de una cueva un piano, y con la Alhambra por testigo, Felipe Campuzano recitó e interpretó al teclado una serie de poemas y partituras dedicadas al Cristo de Los Gitanos, haciendo de aquel momento, un recuerdo imborrable para los que tuvimos la ocasión de vivirlo. Cosa que no ocurre en otras semanas santas.

ENRIQUE MORENTE

El histórico cantaor, cuyo magisterio aún no ha sido superado, nacido a diez metros de los famosos y albayzineros Grifos de San José, el último año de su vida, protagonizó una de las escenas más impactantes de nuestra semana santa, cuando en compañía de toda su familia, en el patio de Las Comendadoras de Santiago, mientras los costaleros daban la primera chicotá para encarar la puerta de salida, cató una letra especial para la ocasión, basada en la música de la marcha Amargura. No hay que olvidar que, Enrique Morente, aparte de ser una cantaor excepcional e irrepetible, tenía formación musical, pues no en vano, había sido niño cantor en el coro de la Catedral de Granada, y esos conocimientos de la música culta, los fue agrandando junto a la progresión de su carrera, tal y como demostró en su famosa Misa Flamenca, grabada en Madrid, o en sus actuaciones junto a las Voces Búlgaras, como quedó grabado para la historia, en el programa que presentaba Miguel Bosé en TVE.

FLORINDA CHICO

Los que ya peinan canas recordará, el programa, La Casa de Los Martínez, cuando solo teníamos un canal de televisión. Florinda Chico, junto a Rafaela Aparicio, formaban un dúo genial de cuerpo de casa, junto con las apariciones del gran Pepe Rubio, sobrino de los dueños. Actriz completa de teatro, radio, televisión y cine, abarcó desde sus comienzos en la revista con Celia Gámez, hasta los clásicos como Valle-Inclán, Cervantes o Lorca, con su famosa Bernarda. Una madrugada de Martes Santo, cuando yo mandaba a los Costaleros Nazarenos llevando el paso de La Virgen de La Amargura, mientras Paco Carrasco me vigilaba de cerca, descubría a la altura de la verja de la Calle Oficios, arropada por su modisto y amigo, Paco Afán, a Florinda Chico. Mandé parar el paso, le ofrecí un clavel del frontal, y le pedí que hiciera la” llamá” a los costaleros. Aquellos ojos enormes de la actriz se le salían de las órbitas, cuando vio que, a su toque, el paso se puso en marcha y la banda sus sones. Las lágrimas empapaban su rostro, en una noche que no olvidaría nunca… y fue en Granada.

LEOPOLDO CALVO-SOTELO

El segundo presidente de nuestra democracia -tras el susto de Tejero-, Primer Marqués de la Ría de Ribadeo, fue un hombre culto, que llevó por primera vez un piano a su residencia del Gobierno, y de profundas convicciones religiosas, como quedó demostrado en aquellos domingos que,  de incógnito y con su esposa, se venía de Madrid hasta la Basílica de San Juan de Dios, para oír misa. También era un admirador de Granada y de su historia, pero sin alharacas ni difundirlo a los cuatro vientos. Con esa misma discreción que le caracterizaba, apareció en aquellos años ochenta a ver nuestras procesiones, como lo demuestra su presencia en la tribuna de la semana santa de Granada, junto al presidente de la Diputación, José Sánchez Faba, mientras un penitente pide la venia. El momento lo inmortalizó, Juan Ortiz Fernández (ORFER).


viernes, 17 de marzo de 2023

FRANCISCO DE ASÍS DE ICAZA Y BEÑA

 FRANCISCO DE ASÍS DE ICAZA Y BEÑA



Tito Ortiz.-


Dale limosna, mujer,

que no hay en la vida nada,

como la pena de ser

ciego en Granada.


Por mucho que busquemos, no hay en toda la historia de Granada, un menor número de palabras que, definan, glosen y piropeen mejor a nuestra ciudad.

Se necesita  una sensibilidad exquisita, para sintetizar la belleza de nuestra tierra, de tal forma que, sigan pasando los años y nadie haya superado lo escrito por Icaza. Cuando uno bucea en la vida y obra de él, todo queda explicado por la educación recibida, el entorno familiar y la formación posterior que nunca tuvo límites a lo largo de su vida, consagrada a la literatura y su historia.

Francisco de Asís María de la Presentación Manuel del Sagrado Corazón de Icaza y Beña, nació el 2 de febrero de 1863 en Ciudad de México, hijo del matrimonio formado por Ignacio María de Icaza e Iturbe y María Tomasa Beña y García. Tras los estudios de infancia y juventud se dedica a la carrera diplomática, siendo ministro plenipotenciario en Berlín y en Madrid. En España pasó la mayor parte de su vida, primero en calidad de diplomático y tras el estallido de la Revolución mexicana, en condición de exiliado. Pero su vocación literaria discurre paralela a esta actividad, como lo demuestra que, en 1905 lo encontramos en Madrid, representando a México con motivo del III Centenario de “El Quijote”.

Eso es producto del alto nivel literario de sus trabajos, que entroncan con su admiración por Miguel de Cervantes, y toda su obra, que Icaza considera el núcleo y nacimiento de las letras hispanas con repercusión académica mundial. Porque aunque fue conocido primero como poeta, no podemos obviar que antes alcanzó notoriedad con sus primeros ensayos, entre los que podríamos  destacar  el titulado, “Examen de Críticos” en 1894. O su libro premiado en 1901, sobre las Novelas ejemplares de Cervantes, en un certamen de Ateneo de Madrid. Publicó estudios de historia de la literatura muy elogiados, muchas de  sus poesías fueron editadas en la Revista Azul, y con bastante asiduidad, frecuentaba tertulias literarias en compañía de Juan Ramón Jiménez, Amado Nervo, José Ortega y Gasset y Rubén Darío, entre otros.

De sus poemarios podemos destacar:

Efímeras (1892)

Lejanías (1895)

La canción del camino (1905)

Cancionero de la vida honda y la canción fugitiva (1922)


De entre el resto de su obra, no podemos olvidar:

Examen de críticos (1894)

Las novelas ejemplares de Cervantes. (1901)

El Quijote durante tres siglos (1915)

Supercherías y errores cervantinos (1917)

Lope de Vega. Sus amores y sus odios y otros estudios (1925), obra por la que recibió el Premio Nacional de Literatura.

Francisco de Asís de Icaza, ya era un reconocido prócer, de las letras, cuando le llega su vinculación y posterior fascinación por Granada.

El 21 de noviembre de 1895, contrajo matrimonio con la joven   española, Beatriz de León y Loynaz. Su esposa, que aunque había nacido en La Habana se crio en Granada,  era sobrina de María del Pilar de León y Gregorio,  marquesa de Squilache.​ El matrimonio tuvo seis hijos; Beatriz, la novelista, María del Carmen de Icaza y de León, VIII baronesa de Claret, que fue una periodista y escritora española, popular por sus diez novelas  publicadas entre 1935 y 1960; editó la primera  bajo el seudónimo de, Valeria de León, pero pronto utilizó su verdadero nombre. Con el tiempo se convertiría en la  abuela del también escritor, Íñigo Méndez de Vigo. Ana María, Francisco de Asís, María Luz, y María Sonsoles, madre entre otros de, Carmen Díez de Rivera, mujer de un protagonismo excepcional durante la transición española. Conforman el reto de la saga a caballo entre siglos.


Con Icaza, la historia no regateó en reconocimientos a su extraordinaria labor literaria. En su país de origen, el poeta, diplomático, escritor y ensayista fue nombrado, miembro correspondiente de la Academia Mexicana de la Lengua, siendo uno de los fundadores, en la cual ocupó el sillón 5 desde 1919 hasta 1925, año de su muerte. También recibió el reconocimiento de doctor honoris causa por la Universidad Nacional Autónoma de México.

En España, fue miembro de la Real Academia de la Historia, de la Academia de Bellas Artes de San Fernando y, presidente de la Sección de Literatura del Ateneo de Madrid.

Los historiadores no se ponen de acuerdo. Unos dicen que fue durante su luna de miel, cuando Icaza pasea junto a su esposa por el Albayzín, otros mantienen que fue en los bosques de la Alhambra. El caso fue que, la pareja de recién casados se encuentran con ciego que pide limosna, y es en ese momento cuando Francisco se dirige a su mujer, y le dice lo que ya conocemos y es universal:

Dale limosna, mujer,

que no hay en la vida nada,

como la pena de ser

ciego en Granada.

domingo, 12 de marzo de 2023

SILOÉ, ETERNO

 SILOÉ, ETERNO



Tito Ortiz.-


Hace unos días, en estas mismas páginas de Ideal, mi compañero José Antonio Muñoz, en un magnífico trabajo, daba la noticia esperada de que, daban comienzo los trabajos de restauración de una imagen centenaria, auténtica joya de la imaginería granadina: El Cristo Crucificado de Diego de Siloé, que las monjas clarisas del convento de La Encarnación, conservan y veneran, sabedoras de la importancia vital de ésta obra. Tan alta responsabilidad, recae sobre Julio Alcaraz, del que José Antonio dice: “es un joven restaurador granadino. Formado primero en la Escuela de Artes y Oficios, luego en la Facultad de Bellas Artes, donde cursó la especialidad en Restauración y Conservación del Patrimonio, y luego en Sevilla realizó el máster oficial universitario de Arte, Museos y Gestión del Patrimonio Histórico de la Universidad Pablo de Olavide, y se convirtió en experto en identificación de falsificaciones de obras de arte en el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico. Alcaraz ha consolidado un bien ganado prestigio de profesional concienzudo y cuidadoso con el material que se trae entre manos”. 

Si hay algo de lo que Granada puede presumir, es de la riqueza de su imaginería, que abarca los siglos más brillantes de la talla en madera, con variedad de lenguajes estéticos que recorren todas las épocas significativas de la creación artística, confluyendo posteriormente en lo que se ha dado en llamar escuela granadina, y en la que encontramos la firma de los creadores más prestigiosos y reconocido hasta nuestros días.

GRANADA

Aunque nació en Burgos en 1495, Granada sería su consagración como artista completo, que no solo abarca la escultura por influencia de su padre, Gil de Siloé, reconocido escultor gótico, sino que su trabajo arquitectónico, alcanza aquí cotas de excelsa brillantez. Diego de Siloé llega a nuestra ciudad en 1528, tras su paso por Nápoles, donde se empapa del arte imperante de la época y sus grandes maestros. En 1547 compró a Beatriz Hernández, la casa n.º 5 de la desaparecida calle Angosta de la Botica, que heredó a su muerte su esposa, Ana de Bazán. Su llegada  supone el asentamiento de las propuestas de carácter clasicista en Andalucía. Se le encargó terminar dos conjuntos arquitectónicos proyectados anteriormente con una finalidad funeraria: la iglesia del Monasterio de San Jerónimo —lugar de enterramiento de los Fernández de Córdoba, incluyendo la tumba del Gran Capitán— y la catedral de Granada, donde realizó uno de los edificios más destacados del estilo renacentista español. De este templo destaca la organización de su cabecera, como un enorme espacio central cubierto con una gran cúpula, al modo de los edificios funerarios de la época romana. En el sistema de alzados, se pueden observar referencias al arte de Filippo Brunelleschi con unos grandes pilares sobre cuyos frentes se apoyan medias columnas corintias, duplicando además la altura de las naves con un segundo cuerpo de soportes sobre el entablamento del primero. Sobresale también la Puerta del Perdón (hacia 1534) concebida a modo de un gran arco de triunfo. Su rica decoración y las líneas y curvas, enérgicas y fluidas, de su interior fueron una temprana expresión del estilo plateresco en el arte español. Otros de sus proyectos más destacados son la Iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación —espléndida muestra de la arquitectura de transición del gótico al renacimiento construida entre 1542 y 1573, en la que también participó uno de sus discípulos, Juan de Maeda, la Iglesia de San Gabriel de Loja. Sin olvidar otras obras importantes como,  la proyección de su arquitectura en España (catedrales de Almería, Málaga, Albacete y Guadix) y en la América española, en las catedrales de Guadalajara, Lima y Cuzco. También se le atribuye el mausoleo del presidente de la Chancillería de Granada, el obispo Rodrigo Mercado de Zuazola, esculpido en mármol blanco, lleno de grutescos y de escenas alegóricas, que se encuentra en la Capilla de la Piedad de la Iglesia de San Miguel Arcángel de Oñate.

JESÚS DEL PERDÓN

La imagen de Nuestro Padre Jesús del Perdón procede de la desaparecida iglesia parroquial de San Miguel, sede hoy de la hermandad de La Aurora, donde se alojaba en un retablo de una capilla lateral. Aunque no se conoce documentación que pueda confirmar su autoría, fue atribuida por Gómez Moreno a Diego de Siloé. En su estilo guarda relación con otras dos esculturas de Cristo atado a la Columna realizadas por este artista antes de afincarse en Granada: la del retablo mayor de la capilla del Condestable de la catedral de Burgos y la que, procedente de la capilla de Santa Tecla de la misma catedral, se encuentra hoy en el Museo Catedralicio. La granadina se caracteriza por la disposición más movida de la figura, apoyando la espalda en la columna, y por el menor tamaño del paño de pureza. Está tallada en un tronco de nogal que abarca gran parte de la columna y de la figura de Cristo, al que se añaden otras piezas encoladas para completar el volumen en la pierna derecha, el brazo izquierdo y parte de la base de la columna. Aunque no está concebida para procesionar, la obra estuvo saliendo en procesión entre 1948 y 1982, fecha en la que, precisamente por su mal estado de conservación, se realizó una réplica para este fin. La llevó a cabo de manera fiel y por puntos, el escultor granadino, Antonio Barbero Gor, momento que recoge la foto histórica de ORFER que ilustra ésta crónica. Barbero también es autor, entre otras obras de la copia del Cristo de la Misericordia, obras que le valieron para entrar en la nómina de autores contemporáneos de nuestra semana santa, donde destaca con luz propia, su Jesús Nazareno, una creación sin paliativos, que tenemos la suerte de ver en la tarde noche del Miércoles Santo, y que consagra al autor granadino.

domingo, 5 de marzo de 2023

ANTONIO LÓPEZ EN LA ALHAMBRA

 ANTONIO LÓPEZ EN LA ALHAMBRA



Tito Ortiz.-


Pese a ser una tarde gris y plomiza, Antonio López, el pintor del siglo XXI, le puso el color a la Alhambra. Un acierto más del Patronato alhambreño, que además de conservar el monumento y abrirlo al mundo cada mañana, no cesa en su actividad cultural, dándonos oportunidad a sus adeptos, de asistir a sesiones como la celebrada en Carlos V, donde el pintor más reconocido entre siglos, vino a hablarnos de Sorolla, el genio valenciano enamorado de esta tierra, que inmortalizó la Alhambra y Sierra Nevada, en una docena de cuadros poco conocidos por el gran público, convertidos en el testimonio fiel de la atracción que Granada, causó en la primera veintena del siglo pasado en el valenciano inmortal.

El genio de Tomelloso que, ha plasmado para la historia las arterias principales de Madrid, no vino a contarnos su vida, sino la de Joaquín Sorolla, el artista de la luz y el color, que triunfó en Europa antes que en España, cuyo reconocimiento se acrecienta conforme pasan los años por su obra legada a la humanidad. López desmenuzó la técnica y el color de su paleta infinita, sin olvidar que Sorolla, también dejó para la historia una serie de retratos como los de, Cajal, Galdós, Machado, su paisano Vicente Blasco Ibáñez, o políticos como Emilio Castelar, el rey Alfonso XIII, el presidente William Howard Taft, la tiple Isabel Brú, además de una buena colección de retratos de su familia y algunos autorretratos. Nos habló del alma de Sorolla en cada una de sus pinceladas, y de la habilidad que solo tienen los elegidos, para plasmar la luz y el color de un paisaje en tan solo unos minutos, aprovechando incluso, la escasa pintura de un pincel empapado en aguarrás.

GRANADA

Confesó Antonio López, como quedó fascinado por Granada, la Alhambra y su paisaje, allá por 1953, cuando vino por primera vez a nuestra tierra, para llevarla desde entonces prendida en su retina. La Alhambra le cautivó, pero también La Catedral y la historia de los grandes maestros de la pintura y las artes de nuestra tierra. Tuvo elogios muy significativos para la obra de, Fray Juan Sánchez Cotán, Nacido en Orgaz, Toledo, pero que en la Cartuja granadina, con voto de silencio, produjo una obra pictórica extraordinaria, alabando el manchego especialmente, el famoso bodegón de Los Cardos. Una obra cuya composición es tan natural como bella, en una ventana claustral, que fue más veces punto de referencia de Cotán ya que otra de sus obras más sublimes, es el famoso bodegón de La Col, que pende de una cuerda en el mismo lugar, y que hoy se conserva en la Galería de Arte Moderno de San Diego en California.

Cerrando el círculo de la pintura de esta época, López nos habló del extremeño, Francisco de Zurbarán, que  probablemente se iniciara en el arte pictórico en la escuela de Juan de Roelas, en su ciudad natal, antes de ingresar, en 1614, en el taller del pintor Pedro Díaz de Villanueva, en Sevilla, donde Alonso Cano lo conoció en 1616. Fue allí donde trabó relación con Francisco Pacheco – suegro y maestro de Velázquez- y sus alumnos, además de tener cierto influjo procedente de Sánchez Cotán, como puede observarse en la Naturaleza muerta que pintó Zurbarán hacia 1633. Influencias, estilos, artistas diversos que jalonan la pintura del siglo de oro español, y que guardan relación con los genios granadinos de la época. Antonio López, no solo es un artista universal, sino que conserva en su memoria una enciclopedia extraordinaria del conocimiento de la pintura, la escultura y la arquitectura de España, que pocos historiadores del arte demuestran, y así lo dejó oír cuando nos habló del Monasterio de El Escorial.

VELÁZQUEZ

Pero si de alguien se siente deudor el artista manchego, y no regatea en elogios para su obra y maestría, es para Diego Rodríguez de Silva y Velázquez, el sevillano inmortal que puso a España en el mapa mundial de la pintura, con su obra imperecedera. De Velázquez, Antonio López nos contó cómo le había influido en su carrera, y como al día de hoy, sigue siendo un punto de partida para toda creación plástica que se precie. Fue en 1611 cuando en el taller de Pacheco, pintor vinculado a los ambientes eclesiásticos e intelectuales de Sevilla, Velázquez adquirió su primera formación técnica y sus ideas estéticas. El contrato de aprendizaje fijaba las habituales condiciones de servidumbre: el joven aprendiz, instalado en la casa del maestro, debía servirle «en la dicha vuestra casa y en todo lo demás que le dixéredes e mandáredes que le sea onesto e pusible de hazer».​ Mandatos que solían incluir moler los colores, calentar las colas, decantar los barnices, tensar los lienzos y armar bastidores entre otras obligaciones.​ El maestro, a cambio, se obligaba a dar al aprendiz comida, casa y cama, a vestirle y calzarle, y a enseñarle el «arte bien e cumplidamente según como vos lo sabéis sin le encubrir dél cosa alguna». En ese ambiente se forja el más grande de los nuestros, que sigue siendo referente para todo aquel artista que quiera decir algo con su pintura, y del que Antonio López se considera admirador perpetuo e irredento.

Tras la sesión, charlar con el maestro durante breves minutos ante la aglomeración del público deseoso de saludarle y fotografiarse con él, fue un lujo que me permitió, Rocío Díaz, Directora General del Patronato de la Alhambra, a la que nunca agradeceré bastante, haberme invitado para presenciar esta intervención de mí ídolo en mi Granada. Gracias Rocío.