domingo, 26 de mayo de 2024

… A LA FERIA DE GRANÁ

 

… A LA FERIA DE GRANÁ

 

Tito Ortiz.-


 

Ayer fue pregonada nuestra feria por Gerardo Cuerva, las carocas y sus quintillas están dispuestas en la plaza de Bibarrambla, las casetas están en el real de Almanjáyar, con su portada encendida, las hermandades ya tienen diseñados los altares al paso de la Custodia, llevada por esa escuela de la costalería granadina que se inventara Pepe Carvajal, así que el Corpus 2024, anunciado por Coral Cañizares está en marcha y, todos dispuestos a disfrutar de él.

Todo parece que empezó porque los reyes católicos al reconquistar Granada asumieron la festividad religiosa como propia y, además, recomendaron a los paisanos divertirse como locos. Y ya desde entonces, el Corpus granatensis fue diferente a los demás. Aquí danzaban alrededor de la custodia los llamados “Diablillos”, que no eran más que mahometanos convertidos al cristianismo, que de alguna manera expiaban sus culpas ante los vencedores. Después vendrían los seises de Granada, que, como el Guadiana, aparecen y desaparecen, a cuya formación perteneció en su día el cantaor Enrique Morente, cuando contaba nueve años, y que tanto hizo y hace Juan Bedmar por recuperarlos.  Pero no olvidemos, que la Feria Real del Corpus en Granada, tuvo sus inicios como tantas otras, en lo que era llana y simplemente, una feria de ganado, alrededor de la cual, se producían toda clase jolgorios y distensiones sociales, una vez al año. Ya lo dejó grabado Emilio “El Moro” … Granada, tierra soñada por mí, en tu feria vestío de gitano dos burros vendí…

A LOS TOROS

Aquí nunca hubo un Corpus sin sus corridas de toros. Primero se alancearon por los nobles en la Plaza de Bibarrambla, después en el mismo recinto alhambreño, desmochando medio bosque para la empalizada, y así debe continuar la tradición de la que como muestra, refiero la tarde del 23 de junio de 1973. Aquel Corpus mágico, comenzó con la caída del cartel de, Paco Camino, que anunciaba retirada de los ruedos, y a don Luís Miranda, no se le ocurrió otra cosa que sustituirlo por su paisano y rival en los ruedos, Curro Romero. Pero es que el cartel lo encabezaba, nada más y nada menos que Luís Miguel Dominguín, que llevaba más de una docena de años sin torear en Granada, y venía con tal fuerza, que recibió a su primero de, Juan Pedro Domecq, con dos largas cambiadas de rodillas en el tercio, como si de un novillero debutante se tratara. Vestía un terno, verde manzana y blanco, con los bordados diseñados por Picasso, y calzaba medias blancas. Solo verlo vestido para torear de aquella manera, ya valía la pena haber pagado la entrada. Curro Romero en su primero recibió una de sus acostumbradas broncas, y se le arrojaron algunos royos de papel higiénico, como era costumbre, pero en el segundo, puso literalmente la plaza bocabajo, con el delirio en los tendidos que yo no he vuelto a vivir nunca, lo mismo que no he vuelto a ver a los tres espadas, dar la vuelta al ruedo juntos y a la vez, con la plaza puesta en pie, las palmas echando humo y las gargantas rotas del clamor. Y remató la tarde nuestro José Julio Granada, que en su primero destapó todos los tarros de las esencias, cuya fragancia viaja aún por los aires de Granada. No hay tarde, como aquella tarde, aunque tengo mis esperanzas puestas en esa corrida de nuevo cuño, llamada “Lorquiana”, en la que, Morante, Talavante y Juan Ortega, nos hagan soñar el toreo como aquel día.

LA TARASCA Y MI NOSTALGIA

Aquí en Corpus, subimos a santa Marta encima de un dragón para que venza el bien sobre el mal, pero la obligamos a que nos enseñe la moda de más rabiosa actualidad, con la mala suerte de que casi nunca estamos conformes con los modelos que saca, salvo honrosas excepciones, y ya la utilizamos como muletilla todo el año. cuando alguien o algo no nos gusta. Aquí, no nos conformamos con decir que alguien es feo, en Graná soltamos con gran desahogo aquello famoso de… “Anda ya… si eres más feo que la tarasca” … y nos quedamos más a gusto que un marrano en un charco. Como es tradición, el miércoles 29 saldrá a las calles de la ciudad La Tarasca, que este año será vestida por la diseñadora, Arantxa Orantes, con peluquería de María Rosales, complementos Art by Noelia y maquillaje de Marta Cano. ¡A ver si este año nos gusta!

 Y ahora, cierro los ojos y veo el paseo del Salón, con su monumento a Colón y la reina católica, rodeado de barquilleros con sus cilindros y la ruleta en la tapa, que servía de pórtico a las casetas, entre las que destacaban, la de la Renfe, la del SEU, de los estudiantes, la del Real Aeroclub, El Palustre, El Compadre, la de la Policía Armada, con su electricista, Pepe Álvarez, que cada año se inventaba una iluminación, destacando la edición en que unas hélices pintadas de gris, como era lógico, servían de soporte a unos fluorescentes, y la de la Guardia Civil, que fue el asombro de todos, al instalar el año que el hombre llegó a la luna, un enorme cohete espacial en su interior. Las casetas competían en originalidad a la hora de la decoración, y todas tenían música en vivo, con los conjuntos músico vocales de aquí y la provincia. El año que Gelu cantó en la de la Renfe, fue todo un acontecimiento, con Eduardo y Los Windys, en la de los universitarios. Los componentes de La Real Sociedad de Tenis, y la del Tiro de Pichón, tenían un protagonismo especial en este ferial, donde su presencia era imprescindible, como la Asociación de La Prensa con su histórica Verbena en el Carmen de Los Mártires. Abro los ojos y… es otro Corpus, así que a disfrutarlo.

domingo, 19 de mayo de 2024

ABRE LA MURALLA

 

ABRE LA MURALLA


 

Tito Ortiz.-

 

Una mañana de hace casi tres décadas, mi amigo, Concejal, Delegado de Educación y tantas otras cosas, Rafael Pedrajas de IU, Me citó en la Plaza Larga del Albayzín, para tomar café en “El Pasteles” y dar una vuelta por el barrio. Después de visitar la casa donde José de Mora talló el Cristo de La Misericordia, hacer lo propio en la que había nacido el poeta Manuel Benítez Carrasco y, lo mismo con el Carmen de los Rodríguez Acosta, me dijo: Tengo una sorpresa para ti, sígueme. Con una llave enorme de las que ya no se llevan, abrió el candado que enganchaba una cadena pesada y oxidada, que unía dos portones metálicos y altos, de tal forma que, desde el Arco de Las Pesas contiguo, nada se podía observar del interior.

Cuando logramos apartar una de las hojas metálicas que, chirriaba como un cerdo en una matanza, pasamos al interior y nos adentramos en otro mundo que también era el nuestro. Ese paño de muralla zirí que observamos por la cuesta de la Alhacaba, discurriendo desde la Puerta Monaita al Arco de Las Pesas, no está ahí por gusto de los árabes, muy al contrario, antes que ellos los romanos ya habían levantado en el mismo lugar sus defensas, lo mismo que antes lo hicieron los íberos. Esto quiere decir que culturas y civilizaciones milenarias, ya habían descubierto el Albayzín como lugar de asentamiento y convivencia, dejando su rastro para la posteridad.

Rafa Pedrajas me confesó su preocupación por la importancia del hallazgo arqueológico y su conservación, pero casi se puso trágico al hablar de lo hermosa que era la idea de recuperar esa maravilla tricultural de Granada, para disfrute de los visitantes, poniendo el grito en el cielo al referir, el gran presupuesto necesario para llevar a cabo esa labor. Se despidió de mi diciendo: ¡Voy a ver a qué administración engaño, para llevar a cabo el proyecto!

 

AHORA PARECE QUE SÍ

 

Se me fue Rafael Pedrajas demasiado pronto – una descortesía por su parte – y no vio ese proyecto de la muralla zirí, liderado por la Fundación Albayzín, como era su deseo. Han pasado muchos años y, me entero por mi compañera, Sara Bárcena, de que el asunto se retoma –ya era hora- y parece ser que, la gran ilusión de Rafa Pedrajas, va tomando cuerpo o, paño de muralla, mejor dicho. Según revela el estudio previo, al paseo lineal de la muralla zirí se podrá acceder a través de ocho puntos divididos entre Puerta Monaita; Placeta de los Chinos; Callejón del Ladrón de Agua; Puerta de la Cuesta de la Caba; Placeta Cristo Azucenas; Callejón Aljibe de la Gitana, y Placeta de las Minas. La experiencia puede empezar en el Arco de Elvira. Tras diez minutos Cuesta de Alhacaba arriba, tocará girar a la derecha en Carril de la Lona. Una vez allí, bastará con cruzar Puerta Monaita para adentrarse en una ruta que presumirá de distintos edificios y enclaves históricos de este barrio Patrimonio de la Humanidad. El Mirador de las Maravillas, el Palacio de Dar-al-Horra, el Aljibe del Rey, la Puerta de Hernán Román y la Acequia de Aynadamar serán paradas recomendadas. El proyecto debe recoger exigencias de hace décadas como la restauración, protección y posibilidad de visita cultural de las murallas de la alcazaba Qadima como patrimonio singular de la ciudad; la dotación de un espacio público que incorpore zonas verdes públicas para el barrio del Albaicín y la conectividad del barrio del Albaicín a través del Paseo Lineal desde la Puerta Monaita hasta el Arco de las Pesas.

UN GRANPASEO

Se pone en marcha un gran proyecto para la ciudad y, no menos importante para revitalizar el Albayzín, puesto que será un disfrute para los sentidos, poder pasear desde la Puerta de Elvira, hasta el Zenete, enlazando con la Puerta de Monaita en el Carril de La Lona, y desde ahí, coronar el barrio hasta el Arco de Las Pesas, con la posibilidad de ver -por primera vez en la historia – muchos tramos ocultados hasta hoy a la vista del ciudadano y el visitante, del corazón histórico de nuestra ciudad, mucho más antiguo que la propia Alhambra que, en cuanto a antigüedad, siempre la ponemos como ejemplo, sin acordarnos de que antes que los musulmanes, Granada existía con otras culturas muy anteriores, que también nos dejaron sus vestigios como testimonio de su presencia, enriqueciendo para la posteridad, la riqueza histórica de esta tierra que tanto tiene aún que ofrecer a sus ciudadanos y visitantes, en un barrio único en el mundo, como éste que me vio nacer.

 

ANDRÉS UREÑA

Y ya que hablamos de mi barrio, me gustaría recomendar a mis lectores, una exposición que no les va a dejar indiferentes. Se trata de las fotos que sobre el Albayzín, cuelga en la Casa García de Biedma de Armilla, Andrés Ureña. Una muestra interesantísima, sobre todo teniendo en cuenta que, mi barrio es el más fotografiado del mundo, así que Andrés se ha puesto como desafío, ofrecernos imágenes nuevas de este asentamiento milenario., donde vivieron los constructores de la Alhambra. La suya es otra visión muy enriquecida, en la que conjuga las luces del atardecer con las urbanas de una manera muy personal. Dice Andrés que, él estaría encuadrado tal vez, dentro del movimiento romántico, a medio camino con el descriptivo. Lo cierto es que, su labor es muy personal, y con ella nos ofrece un Albayzín visto con otros ojos, en lo que yo considero que es una nueva aportación más que interesante.  No se la pierdan, clausura el próximo día uno.

domingo, 12 de mayo de 2024

 


UNA GRANADINA EN PARÍS

 

Tito Ortiz.-

 

Aunque antes que ella, otra granadina de la calle Buensuceso como Eugenia de Montijo conquistó París, a principios de la década de los noventa, nuestra paisana, Blanca Li, también lo logró y tras un largo periplo de éxitos internacionales, vuelve ahora a la tierra que la reconoció como una estrella, a dirigir el teatro, “Le Villett de París.”

Blanca María Gutiérrez Ortiz, nació en 1964, en el seno de una familia numerosa de siete hermanos. Durante su infancia, comenzó a recibir clases de flamenco, presentándose a un certamen para formar parte del equipo nacional de gimnasia rítmica. A los 12 años es aceptada, pero por motivos de salud relacionados con su crecimiento, abandona seis meses antes de las Olimpiadas. No obstante, debido a su necesidad de actividad física, Blanca Li decidió cambiar la gimnasia por la danza. Con sólo 17 años se mudó a Nueva York, donde se forma como bailarina y coreógrafa durante cinco años en la escuela de Martha Graham. Posteriormente también estudiaría en las escuelas de Alvin Ailey, Paul Sanasardo, y el Clark Center, así como con el artista con Merce Cunningham.

En Nueva York, Blanca vive en Harlem, donde presencia el nacimiento del hip-hop. Tiene lugar en el East Village su primer espectáculo, compuesto por diferentes estilos: danza clásica, moderna y hip-hop. Durante esos años Blanca conoce a Etienne Li, un matemático artista del grafiti franco-coreano, que diseña los folletos de su primer espectáculo y que posteriormente se convertiría en su pareja.

Es allí en la gran manzana cuando forma con su hermana, Chus Gutiérrez, un grupo de pop que canta flamenco-rap feminista, vestidas con trajes de flamenca al que bautizan como, “Xoxonees”. Reciben una oferta en España, donde sacan un disco homónimo en el año 1989. A finales de los ochenta, funda su primera compañía en Madrid, y el año 1992, actúa con ella en la Exposición Universal de Sevilla.

PARÍS BIEN VALE UNA BLANCA

En ese mismo año, Blanca Li se muda a París. Durante su primer año en la capital francesa trabaja en un cabaret de Pigalle, donde se dedica a presentar a cantantes y otros artistas. Y un año más tarde se establece en París para fundar su propia compañía de danza contemporánea, con un repertorio de 14 grandes piezas. En 1998, abre su estudio de baile en la capital francesa. “Macadam Macadam”, una obra hip-hop creada para el festival Suresnes Cite Danse de 1999, se convierte en una referencia del género que realiza una gira mundial pasando por diversos festivales como el Festival de Aviñón o el Festival of Arts and Ideas en New Haven. En 2006, “Macadam Macadam” recibe el premio Globes de Cristal al mejor musical. Blanca crea, “Zap! Zap! Zap!”, su primer espectáculo representado únicamente por una mujer, que triunfó en el Teatro Nacional de Chaillot en París, en la sala The Kitchen de Nueva York y en el festival France Moves Festival. ​Para la creación de sus obras, Blanca toma la inspiración de diversas fuentes: desde las ceremonias de trance Gnawa marroquíes para “Nana et Lila”, hasta el arte de la antigua Grecia para “Le Songe du Minotaure”. Su espectáculo, Poeta en Nueva York, inspirado en los poemas de Federico García Lorca y encargado por la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, reúne cerca de 150.000 espectadores durante sus representaciones en el Festival de verano de Granada (dos temporadas), en el Teatro Nacional de Chaillot de París y en los Teatros del Canal de Madrid.

 

En 2013, la Compañía de Danza Blanca Li celebra su 20 aniversario realizando una gira formada por cuatro espectáculos con más de 100 representaciones: “Elektro Kif”, que pone por primera vez sobre el escenario el nuevo estilo de baile «electro» (una original danza urbana nacida en Francia), es representado durante una larga temporada en la sala, La Cigale en París, tras la gira por Reino Unido, Japón, China, Filipinas, Indonesia y Francia. “Robot”, en colaboración con los artistas japoneses, Maywa Denki y robots Nao de Aldebaran, se estrena en el festival Montpellier Danse de 2013, y termina el año en el prestigioso Teatro de los Campos Elíseos de París tras una temporada de éxito rotundo. Robot abre nuevos horizontes en el mundo del espectáculo al introducir robots en escena. Por este motivo, es aclamado internacionalmente por la prensa.

LLEGAN LOS RECONOCIMIENTOS

En el año 2001, Blanca Li recibe el mayor honor en el mundo de la danza: la propuesta del famoso Ballet de la Ópera de París, que la invita a crear un nuevo ballet, basado en Sheherazade de Rimski-Kórsakov, junto con Christian Lacroix como diseñador de vestuario. Ese mismo año, es elegida directora artística y coreógrafa del Berlín Ballet en la Ópera Cómica de Berlín en Alemania, una compañía de 24 bailarines, para los cuales ella crea una nueva versión del “Le Songe du Minotaure”, que también es representada en el Festival de Mérida en España. “Borderline” se produce como una premier mundial por el Berlín Ballett en junio de 2002. En marzo de 2003, crea en la Ópera de la Bastilla de París una coreografía para Guillermo Tell, producida por Francesca Zambello.​ “Al Andalus”, acompañada de la obra, El amor brujo de Manuel de Falla, se estrena en la Opera de Massy antes de ser representada en la Alhambra para el Festival Internacional de Música y Danza de Granada en junio de 2004.

Esta coreógrafa, bailarina, actriz, cineasta y realizadora granadina ha sido nombrada, Caballero de la Orden Nacional del Mérito, en Francia, tiene el Premio Manuel Falla, es Oficial de la Orden de las Artes y las Letras por el Ministro de la Cultura y de la comunicación, francés, Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes. En 2014 el presidente francés François Hollande le otorgó la insignia de Caballero de la Legión de Honor. Y ha sido elegida miembro de la Academia de Bellas Artes  gala. ¿Hay quién de más?

domingo, 5 de mayo de 2024

 


LA RUTA

 

Tito Ortiz.-

 

Soy de los que aún piensan que, la historia culinaria de Granada está por escribir. Es cierto que existen algunas publicaciones, pero aquí cada cual ha hecho de su capa un sayo y, se ha limitado a recoger su parcela, a veces sustentada tan solo en la tradición oral o familiar, sin añadirle mayor rigor histórico a la cosa del condumio.

Sepan aquellos que no estén al corriente que, por estas tierras pasaron, Íberos, fenicios, romanos, entre otros muchos, que dejaron aquí su testamento gastronómico, del que emanan todas las riquezas que hoy somos capaces de poner en un plato. Aquellos que nos dejaron la costumbre de hacer buenos salazones en Sexitania, no son los que nos legaron la pastela, como tampoco son los que, aderezaban el cordero en una lata con hierbas, en las tierras de Bastetania. Nuestra riqueza culinaria es tal, y abarca tanta variedad, que necesitaríamos una buena enciclopedia para compendiar lo que la provincia de Granada significa en el arte de la gastronomía, su historia y futuro.

Y no digo yo que no se haya hecho ya algo, pero lo que nosotros somos capaces de poner encima de los manteles es tan grande, tan extenso y tan rico que, sin que tengamos que salirnos de nuestra provincia, podemos ofrecer al comensal más exigente, la variedad gastronómica jamás encontrada en otras tierras, porque seguramente no fueron pobladas – como nosotros – por tantas culturas distintas que nos dejaron en herencia, la riqueza de su cocina. Con la ventaja además de, tener el mar cerca y poder disfrutar de sus frutos a diario, como sucede con nuestra vega o, con la inigualable ganadería de nuestro entorno que rinde homenaje perpetuo al cordero, o a las vacas que pastan en nuestros campos altos, dotando un sabor a sus carnes, que tan solo se puede degustar en nuestro entorno.

A MESA Y MANTEL

El asunto de mantener las tradiciones culinarias, ha estado siempre en las manos de nuestras madres en la cocina familiar, pero el éxito de la difusión de su conocimiento y propagación a los cuatro vientos, siempre ha ido ligado al nombre de algunos establecimientos, que sacaron aquellas recetas de las cocinas familiares, para llevarlas a los restaurantes y hacer de ellas su buque insignia, dando a conocer la cocina tradicional a los visitantes, manteniendo con ello la llama viva prolongada en la historia de, unas recetas que de no ser así, se hubieran perdido para siempre.

Cuando en mis tiempos mozos queríamos comernos una tortilla Sacromonte, tal y como se hacía en la Abadía para sus estudiantes, nos subíamos al merendero “La Mosca”, cercano a las siete cuestas, y allí, el bueno de Miguel y su esposa, nos hacían aquel manjar exquisito, que todavía no se encontraba en la carta de muchos restaurantes de la ciudad. Para degustar unos buenos callos, había que ir a “Los Pinetes”, lo mismo que la mejor croqueta estaba en “Los Manueles” de la calle Zaragoza. La mejor ensaladilla rusa en las bodegas “San Luís” junto a las taquillas del fútbol, el choto en ajillo de “Las Perdices” o las migas de pan en casa de “La Trini” en los alamillos. Quedando así patente que, si querías comer algo autóctono de la tierra, tenías que ir a esos establecimientos, más que acreditados, por su fidelidad a nuestras tradiciones gastronómicas, escogiendo los mejores productos, para complacer al comensal más exigente, ofreciéndole solo cosas de aquí, siguiendo la tradición milenaria de las culturas que nos han precedido, y que han enriquecido con su saber y aportación, una cocina variada y suculenta, capaz de competir con todas las modas que nos vienen de fuera, y a las que siempre sobrevivimos.

1976

Uno de esos establecimientos que, desde el primer día se comprometió con nuestra historia gastronómica y, la ensalzó al más alto nivel de exigencia culinaria, es sin duda “La Ruta del Veleta”. Fue el día de los enamorados de 1976 cuando los hermanos, Miguel y José Pedraza, cumplen su sueño de infancia y abren su propio restaurante. En lo que, en principio, era un humilde mesón, se pone en práctica todo lo aprendido en sus años de trabajo fuera de Granada apostando por la máxima calidad del producto, cocina y servicio. El secreto fue lo más sencillo, poner a disposición de los comensales, productos de cercanía, elaborándolos con el primor de nuestras madres y presentándolos como exigían los nuevos aires.

Eran tiempos de transición política, de cierta inestabilidad social, de muchos deseos de progresar y mucho temor a una posible involución por parte de aquellos que no querían perder sus privilegios de cuarenta años en el poder, pero cuando lo que se ofrece sobre el mantel tiene la calidad suficiente, es fácil poner de acuerdo a todos, y podemos asegurar que existe un antes y un después en la restauración granadina, desde hace cuarenta y ocho años en que los hermanos Pedraza, decidieron poner en el mapa gastronómico nacional a Granada, atrayendo a ilustres personalidades de todos los ámbitos, para mostrarles sencillamente, lo que se guisaba en nuestras casas, elevado al mantel y servilleta de buen algodón, “maridado”- como gustan en decir los modernos- por caldos de la tierra, en justa competición con los de otros lugares. No fue un reto fácil, pero con una carta en la que se combinaban platos de la cocina tradicional granadina con platos de vanguardia y, un esmerado servicio de sala, consiguieron poco a poco hacerse un hueco en el corazón de los comensales. Cuarenta y ocho años después, los Pedraza son un ejemplo a seguir, apostando por lo nuestro en tiempos difíciles.