domingo, 28 de julio de 2024

 


PATRICIA GUERRERO

 

Tito Ortiz.-

 

La presenté al público tantas veces cuando tan solo era una niña que, no consigo recordar si la primera vez fue en la peña “La Platería”, o en alguno de los muchos festivales en los que se baqueteó cogiendo experiencia. Siempre tuvo un sello especial y personal, en su baile flamenco que le viene desde la cuna. Aquella niña que correteaba por la Plaza Larga del Albayzín, comenzó a bailar a partir de tres años en la academia que dirigía su madre, la bailaora María del Carmen Guerrero. A la edad de quince años se incorporó al Centro de Estudios Flamencos que dirigía Mario Maya donde recorrió los teatros y festivales más importantes de España.  En el tiempo que fui jefe de prensa de, Mario Maya, la recuerdo puntual cada día a las ocho de la mañana, incorporándose a las enseñanzas del maestro en la Cueva de La Chumbera, coronando el Sacromonte. Y cuando tuve responsabilidades en el programa de flamenco de Canal Sur tv, recuerdo haberla invitado al mismo, y el gran impacto que tuvo su interpretación para muchos que, la descubrieron entonces con gran sorpresa. Confieso que no veía algo distinto y tan personal en el baile flamenco, desde que descubrí el baile con enjundia de, Beatriz Martín.

COREÓGRAFA

En 2007, con tan sólo 17 años, se alza con el Premio Desplante en el Festival Internacional del Cante de las Minas, (La Unión, Murcia). En 2010 entró en la Compañía de Rubén Olmo y, al año siguiente, se convirtió en primera bailarina del Ballet Flamenco de Andalucía. En 2013 estrenó su obra “Latidos del agua” en el teatro Alhambra de Granada y un año después entró en la compañía de Belén Maya como artista invitada. En 2016, presentó “Pórtico” (preview de Catedral) dentro del XX Aniversario del Festival de Jerez, ese mismo año presenta “Catedral” en la XIX Bienal de Sevilla. En 2021 protagonizó La Bella Otero, como artista invitada del Ballet Nacional de España.

De los veinte a los treinta años, ha llevado a cabo las creaciones suficientes en el baile flamenco que, a otros, les lleva toda una vida. Cogió el baile en su casa natal y lo ha transportado a la excelencia creativa por todo el mundo, con el sello de quien no se parece a nadie y que, bebiendo de las fuentes más enraizadas de nuestro arte gitano-andaluz, se pasea con total seguridad entre la escuela más clásica de la danza, que en ella no pierde su “jondismo”, para elevarlo a la proyección estética del siglo XXI, algo que solo está al alcance de los genios en lo suyo.

RECONOCIMIENTOS

En 2021 recibe el Premio Nacional de Danza en la modalidad de Interpretación, concedido por “la personalidad y fuerza de su arte, por haber sabido incorporar desde el flamenco más tradicional nuevas formas y estéticas en su baile, como se pone de manifiesto en sus últimos espectáculos, especialmente en su reciente interpretación de La Bella Otero, como artista invitada del Ballet Nacional de España”. ​En 2023, se anunció que se haría cargo de la dirección artística del Ballet Flamenco de Andalucía, gracias a su obra "Tierra Bendita". Es Premio Nacional de Danza.  Premios Max. Finalista Mejor Intérprete Femenina de Danza, Mejor Espectáculo de Danza, Mejor Coreografía.  Premio Compás del Cante Joven. Premio Granada Coronada de la Diputación, Premios Max. Nominación Mejor Intérprete Femenina de Danza de nuevo. ​Giraldillo al Mejor Espectáculo en la Bienal de Sevilla. Premio Venencia Flamenca (Festival Flamenco de la Mistela), y así podríamos seguir relatando los reconocimientos recogidos de forma meteórica, todo cosechado gracias a su esfuerzo y talento, sin olvidar la aportación personal de, su más que, acreditado arte.

VUELVE A GRANADA

La bailaora y coreógrafa Patricia Guerrero, fue elegida en octubre por la Junta de Andalucía, nueva directora del Ballet Flamenco de Andalucía para los próximos tres años. Pretende en esta nueva etapa aportar un carácter “vanguardista” a la compañía y mostrar una “nueva generación de creadores”. Afronta el cargo con “responsabilidad e ilusión” al volver a la compañía que la acogió como solista hace doce años. Asegura que su proyecto estará basado en mostrar un flamenco “fresco y de calidad”. Ella dice que, “Este Ballet Flamenco, está caracterizado por haber dejado a cada director dejar su huella, es algo que lo hace muy interesante y en mi dirección me gustaría hacer precisamente eso”, ha dicho. Se refiere a “mostrar mi propio concepto con una nueva generación de creadores y una puesta en escena de calidad”. Para Guerrero, el amor por la profesión y el trato con las personas con las que trabaja es primordial. Son rasgos “fundamentales” en el flamenco, al ser una disciplina de “toma y dame constante”. En ella debe primar “el diálogo frente a la exigencia”.

En el equipo artístico que acompañará a Guerrero en esta nueva aventura estarán presentes Dani de Morón, Agustín Diassera y Sergio El Colorao. Se trata de su “trío de ases”. Además, habrá otros miembros. Entre ellos destaca a Pablo Árbol como diseñador de vestuario, un creador de Granada con el que ya ha colaborado en otras ocasiones. El denominador común de su trabajo al frente del Ballet andaluz estará marcado por la actualidad y por la idea de flamenco contemporáneo. En ello lleva trabajando varios años, además de la apuesta por el talento joven.

Según mi compañero, José Antonio Muñoz, La vigésimo tercera edición del ciclo 'Lorca y Granada en los jardines del Generalife' reveló su muy granadino contenido que dirigirá la bailaora y coreógrafa Patricia Guerrero y que tiene, esta vez sí, a una obra de Lorca como motivo principal. Concretamente, el título elegido es 'Pineda'. El proyecto ya formaba parte de la propuesta presentada por la granadina cuando ganó el concurso de méritos que le abrió las puertas de la Dirección del Ballet Flamenco de Andalucía, que actualmente ostenta, y cuenta con dramaturgia del autor jienense Alberto Conejero. En total, ofrecerán 17 funciones entre los días 3 y 24 de agosto próximos. Es una de los nuestros.

domingo, 21 de julio de 2024

 


MÚSICA DE MAESTROS

 

Tito Ortiz.-

 

Da gusto escuchar a la Banda de Música de Granada, bajo la dirección de Ángel López Carreño. Echo de menos un mayor número de integrantes, pero los profesores que la componen, muchos de ellos también directores de otras formaciones y, compositores de éxito, llevan a cabo una labor docente encomiable, formando a futuros músicos que engrandecerán el panorama musical de nuestra ciudad y provincia. Nuestra banda más que centenaria, lleva muchos años enriqueciendo nuestro patrimonio, resaltando en su historia la huella que han dejado hombres como el maestro Montero, José Faus, Miguel Sánchez Ruzafa, o el actual López Carreño, entre otros.

Soy un niño de los cincuenta, acostumbrado a ver las bandas en todo acto o celebración de Granada, sobre todo, si eran juveniles como la de las Escuelas del Ave María, fundada dos años antes de que naciera, Federico García Lorca, gracias al entusiasmo del maestro Francisco Portillo, aunque yo la conocí bajo la dirección de, José Ayala, tras la Tarasca, en la procesión del Corpus, en los toros, en la cabalgata de reyes magos, en las fiestas del Barrio de San Pedro, amenizando “Las Pasaeras” sobre el río Dauro, o en cualquier acto en el que se requería su presencia, sobre todo de beneficencia y desinteresadamente.

 

EL MAESTRO ALONSO

 

En 1903 el coronel, Ricardo Aranaz creó y dotó una Banda de Música de Obreros Polvoristas convocando una oposición para cubrir el puesto de Músico Mayor (director). La ganó un jovencísimo, Francisco Alonso que se hizo cargo de ella con sólo 16 años; nos referimos al famoso Maestro Alonso, compositor extraordinariamente popular en la primera mitad del siglo XX, cuando cultivó todo clase de género musical, más de 200 composiciones, siendo una de las más populares “Las Leandras”. En 1906, antes de su marcha a Madrid, compuso un pasodoble titulado ¡¡Pólvora sin humo!!. Después su fama trascendió fronteras, pero había comenzado en una modesta banda de música de su tierra: La de la Fábrica de Pólvoras de El Fargue.

 

LOS NIÑOS DEL HOSPICIO

 

El Corpus de 1888 se celebró el primer certamen provincial de bandas de música de Granada del que tengamos constancia. El miércoles, día 30, a las seis de la mañana, la Banda del Regimiento de Córdoba 10, con guarnición en Granada, y la de niños expósitos de la Banda del Hospicio Provincial, salieron de sus respectivos alojamientos para recorrer en animada diana las calles de Granada en dirección al Ayuntamiento, a donde llegaron sobre las ocho. A las doce salió la Tarasca junto a toda la parafernalia. Nos lo cuenta con detalle en su crónica José Miguel Barberá Soler. Por la tarde, a eso de las cinco y media, en el palco de la antigua plaza de Toros del Triunfo compareció el jurado encargado de decidir los premios, compuesto por los reputados maestros Antonio Segura, Bernabé Ruiz Vela, Francisco de Paula Valladar, Ramón Noguera y Celestino Vila de Forns, quien, además de actuar como presidente, compuso la «marcha religiosa» obligada del certamen. Con una más que aceptable concurrencia, abrió la tarde la Banda del Padul, con veintisiete músicos que supieron ganarse el general aplauso en la ejecución de la obra obligada. Después entró en el palenque la de Pinos del Valle (apenas habían pasado poco más de tres años desde que el pueblo fuese prácticamente destruido por el horrible terremoto del 25 de diciembre de 1884) con dieciséis músicos todos uniformados, aunque la escasez de personal hizo que no se escuchara bien; aun así, los bizarros lecrinenses tocaron con gusto y afinación. La Banda del Hospicio Provincial consumió el tercer turno y fue la que provocó mayor entusiasmo en el respetable: «Qué gran diferencia, los músicos asilados hacen grandes adelantos… que el ayuntamiento influya en la diputación para que se distinga en todo lo posible a los jóvenes, tanto en el cuidado de la alimentación, cuanto en el trato y comodidad personal, teniendo en cuenta el grado de trabajo que prestan en el estudio de los instrumentos».

 

SU HISTORIA

El director encargado de esta banda de beneficencia era José Luján, hijo del que fuera último director de música de la Capilla Real y notorio compositor Antonio Luján. El certamen terminó a eso de las siete y poco más tarde el jurado dictaminó conceder el primer premio, de 500 pesetas, a la Banda del Hospicio Provincial; el segundo, de 300, a la del Padul; el tercero, de 200, a Dúrcal; y fue propuesto, asimismo, un premio especial de 100 pesetas para la de Pinos del Valle. A las bandas se las invitó a desfilar, Dios mediante, en la procesión del Corpus.

 

A lo largo de los años, hasta que la banda del Hospicio desapareció bien entrado nuestro siglo, por sus atriles pasaron músicos que después tuvieron una magnífica proyección. De entre ellos destaca el admirado José María Montero Gallegos, primer director de la Banda Municipal de Granada que ahora conocemos. Su biznieto, el poeta granadino Luis García Montero, nos cuenta que el maestro Montero desde niño fue uno de los componentes de la Banda Provincial del Hospicio, en la que destacó como buen intérprete de la flauta, que, junto con el piano, eran sus instrumentos preferidos. Nosotros hemos podido hablar con otro de sus componentes. Francisco Lara, que, a sus 84 años, recuerda con cariño su ingreso en la banda del Hospicio granadino, y a su director entonces, José Vellido, que, aunque entonces todos ingresaban de corneta o tambor, a él le vieron cualidades y, se le permitió ingresar tocando el clarinete. Lara abandonó la banda en 1956 para hacer el servicio militar y la formación desapareció a principios de los sesenta, pero no olvida ni a sus compañeros, ni el gran nivel interpretativo que tuvo la formación. Y es que Granada, ha sido siempre una ciudad de la música

domingo, 14 de julio de 2024

 


RUIDO DE MALETAS

 

Tito Ortiz.-.

 

En este tercer decenio del siglo XXI, se está dando un fenómeno que bien pudiera llamarse de, “la rebelión de las masas”, consistente en que parte de la sociedad se está echando a la calle, para mostrar su disgusto ante el legislador, al que una vez más, le ha cogido con el pie cambiado, este fenómeno de morir de éxito llamado, “pisos turísticos”.

Una legislación “blandita”, desarrollada con un reglamento muy interpretable, ha permitido que, aquellos que legítimamente invirtieron en el ladrillo céntrico, saquen mayor rendimiento a su inversión, convirtiendo sus pisos en “turísticos, lo que ha traído como consecuencia, el desalojo a las afueras de vecinos autóctonos y, la subida de los alquileres anuales a precios desorbitados, inasequibles a un bolsillo normalito, con nómina al uso.

Ante la pasividad de la autoridad incompetente, la gente se está manifestando en contra del turismo en general y, de los pisos turísticos en particular. Unos se quejan de no poder entrar a la Alhambra porque sus entradas se agotan con mucho tiempo de antelación. Otros porque no pueden asomarse al mirador de San Nicolás, y los que más, por el ruido y las fiestas que los que ocupan los pisos turísticos, producen al resto de la comunidad.

Estamos ante un conflicto de interesas muy diverso, al que el legislador, llega tarde una vez más, para poner coto a tanto desmán que ha soliviantado a parte de la sociedad que lo sufre en sus propias carnes.

EMMA LIRA

A Granada nunca le hizo falta promocionarse a bombo y platillo en los distintos medios de comunicación. Siempre nos bastó con el boca a boca de aquellos que hace ya siglos, vinieron por aquí y descubrieron nuestra belleza, según nos cuenta en un extraordinario trabajo, Emma Lira.

“Las imágenes de Granada fueron probablemente el primer peldaño en la escalera ascendente que proyectaría la ciudad al mundo. Pintores como Girault de Prangey, John Frederick Lewis o David Roberts, encontraron en Granada, y en especial, tras las derruidas paredes de la Alhambra, una fuente constante de inspiración. Cada uno pintó la ciudad a su manera; Roberts inundándola de una luz y un color que evocan en nuestras pupilas una estética oriental; Lewis, a través de sus personajes: majos, toreros, flamencos y bandoleros orlados de ojos fieros y grandes patillas; Prangey con trazos sobrios y afilados, resaltando el rostro más arquitectónico de la ciudad. Todos ellos recrearon la realidad, pero no la retrataron fielmente. Aunque a través de sus imágenes, a día de hoy podemos saber cómo era el Arco de las Orejas, el Puente del Carbón o el pilar de dos arcos de la Plaza Nueva, cada uno a su estilo buscó su reinterpretación de Granada, la exposición de su propia búsqueda idealista de la belleza y el exotismo. Así fue como la imagen de Granada se extendió por el mundo, idealizada, hermosa y expuesta, y a partir de ese momento, como afirma la escritora Carolina Molina, “nadie en su sano juicio deseó quedarse en casa, después de haber visto una imagen de la Alhambra”.

IRVING

Pero a es pastel, le faltaba una guinda:

“en el año 1829, el antiguo palacio nazarí, lejos de sus murallas remozadas y sus espectaculares salones tallados de consignas religiosas en un idioma hecho de volutas ingrávidas, no pasaba de ser un solar ruinoso que daba cabida a mendigos, tullidos, buscavidas e inválidos en una suerte de “corte de los milagros”. Todos ellos recibían el dudoso honor de ser considerados “hijos de la Alhambra” y distaba mucho de ser el tipo de compañías a que Mister Irving estaba acostumbrado, pero en contraposición todos ellos destilaban un halo de realidad que, junto a la magnitud histórica y artística de su entorno, cautivaron al escritor, quien, como un sultán reencarnado, vagaba por las estancias desnudas y pasaba las horas muertas observándoles o escuchándoles en su español cada vez menos precario. Así nacería, en 1832, la obra más famosa de Washington Irving y el texto al que más debe Granada, “Cuentos de la Alhambra”, un libro de relatos fantasiosos, en los que personajes reales se dan la mano con otros sacados de “Las mil y una noches”, y que inmediatamente se convirtió en una guía de viajes –e incluso una Biblia– para señoritos ricos y desubicados que buscaban una Atlántida a la que ensalzar. Granada poseía la cercanía –y la estabilidad política– de Europa, pero también ese toque asilvestrado, pasional y he-rético que fascinaba a unos intelectuales hambrientos de nuevas experiencias. Buscando ese algo que fascinó a Irving, a Granada llegarían nombres como Merimee, Teófilo Gautier, Alejandro Dumas, Laborde, Víctor Hugo o Hans Christian Andersen, entre otros”.

Solo con éstos, ya bastó para que Granada existiera en el mundo, sin necesidad de alardes propagandísticos y, de aquellos lodos, estos barros.

CONDENADOS A ENTENDERNOS

Que Granada vive del turismo es una obviedad, como tantas otras ciudades hispanas, pero el legislador debe poner al alcance de la sociedad, las herramientas necesarias para una convivencia pacífica, entre los que nos visitan y los que vivimos la ciudad en la que nacimos o trabajamos. Granada es un referente mundial, que camina en la economía, gracias a los que, desde muy distantes a nosotros, hacen las maletas para pasar unos días aquí y conocernos, disfrutando de nuestros monumentos y nuestra historia, con una gastronomía única.

Ahora el legislador está comenzando a abordar el asunto, con decisiones que la parchean, producto del clamor popular. La situación es tan preocupante que, merece una reflexión más profunda, con decisiones a largo plazo, que eviten este conflicto de intereses y, el deterioro de nuestra imagen en el mundo, que ha costado dos siglos cimentar. Hay que sentarse y hablar.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

domingo, 7 de julio de 2024

 


DE RUTA POR COLOMERA

 

Tito Ortiz.-

 

Sus orígenes se remontan, con fundamentación arqueológica, a la época de los visigodos, siglo VII, según puede comprobarse por la necrópolis encontrada en el cortijo de “El Chopo”. También se podría afirmar que Colomera existió en el siglo II, a juzgar por los muros del poblado romano encontrados frente a este cortijo o si observamos el intacto puente romano que se halla junto al molino de la Puente.

Este pueblo milenario, lógicamente ha sufrido varias transformaciones a través de su historia. Durante los siglos XVIII, XIV y XV estaba dividida en tres núcleos de población ocupados por distintas clases sociales: Colomera, en donde vivía la aristocracia, los Berbes, ocupados por los labradores de mayor renta y las Mesas, en donde vivían los más modestos y los cristianos, entre ellos Juan Alonso de Rivas, a quien se le aparecería la Virgen de la Cabeza la noche del 11 al 12 de agosto de 1227, según cuentan, Justo Sánchez y José Pajares.

En 1.486, Colomera fue reconquistada, rindiéndose el jefe moro a las 12 de la mañana en la calle de "La Tercia", quedándose el Gobernador, D.Fernando Álvarez de Toledo, que al año siguiente acudiría al Albayzín de Granada, a socorrer a Boabdil de los acosos de su tío "El Zagal".

 

A finales del siglo XV, Colomera aparece en los archivos con el nombre de "Colomera y el Verbel". Por estas mismas fechas, entre 1.486 y 1.540, se construyó la Iglesia, o, mejor dicho, se adaptó al culto cristiano la Mezquita que allí había. El día 14 de septiembre de 1.570 fue consagrada por excelentísimo Sr. Arzobispo de Granada, con la asistencia de los Obispos de Guadix, Baza, Baeza y el clero parroquial. En esta época, Colomera tuvo una enorme importancia, llegando a poseer Tribunal Vicario, lo que hizo que residieran en ella nobles, cuyo nombre daría prestigio a la Villa, en la que se llegó incluso a construir un hospital en el año 1.541.

 

En 1.927 se descubrió un meteorito que actualmente está expuesto en el Museo de las Ciencias Naturales de Madrid. En la actualidad Colomera es un pueblo habitado por gente que, fundamentalmente, se dedica al cultivo del olivo, aunque también se han creado algunas empresas familiares que, junto a la Cooperativa de aceite, aportan trabajo y riqueza al municipio.

JUAN ALONSO RIVAS

Relata el acervo popular transmitido de generación en generación, que la noche del 11 al 12 de agosto de 1227, un pastorcillo originario de Colomera, encontró la imagen de una Virgen cuando andaba buscando una vaca cerca de Andújar. En el texto más antiguo conocido, que habla sobre el Pastor de Colomera, fechado en 1633, se puede leer sobre el hallazgo:

“dentro de la concavidad y hueco de una peña vio tanta luz, claridad y resplandor que le causó (al pastor de Colomera) gran admiración, maravilla y confusión. Despavorido y absorto con tan grande novedad, con pasos lentos, se acercó a la peana en cuyo centro había visto aquel portento, y visto la divina imagen de Ntra. Sra., la cual le habló diciéndole: Ve a la ciudad y darás aviso cómo me has visto, y que me edifiquen una casa e iglesia en esta sierra. El pastor, lleno su alma de alegría con tan singular merced, dijo: Señora no me creerán (era el pastor manco de un brazo). Respondiole la Soberana Virgen diciendo: Tiende ese brazo y abre esa mano. Hízolo así, como la Reina de los Ángeles se lo mandó y quedó sano”.

El pastor o mejor dicho el vaquero, partió hacia la ciudad de Andújar y entró por las calles contando el hallazgo y el milagro, presentando como testigo su brazo y mano ya sanas. La ermita para albergar a la Virgen, se edificó entre 1287 y 1304, y de esta forma, llega la devoción hasta nuestros días.

DIEGO VARELA

Personaje peculiar donde los hubiere, “El Andarín de Colomera”, se caracterizó por sus largas caminatas de kilómetros y kilómetros, aunque solo fuera para, desde su pueblo, desplazarse a pie hasta la capital para tomarle el pulso a la actualidad y regresar a Colomera.

Diego Varela Romero, hizo carrera universitaria, opositando posteriormente al funcionariado del Estado, lo que le acarreó algunos problemas al considerar que, el tribunal no había sido imparcial con la plaza que él consideraba le correspondía por sus conocimientos y méritos. No obstante, con alguna oportuna ayuda, se libró de ser represaliado por el régimen de entonces, muy severo con quienes no aceptaban las decisiones de los tribunales, por muy flagrantes que fueran los casos de “enchufes” que, en más de una ocasión, favorecían descaradamente a los hijos de papá, afecto a los mandatarios.

Después de recorrer otros destinos, por fin fue destinado a Moclín, y hasta allí se desplazaba desde su Colomera natal andando ida y vuelta todos los días, lo que aproximadamente son unos cincuenta kilómetros más o menos. Fue siempre un hombre muy leído, al tanto de todos los acontecimientos, con un buen bagaje cultural en todos los sentidos, aunque en la actualidad solo se le recuerde por sus largas caminatas, rehusando siempre utilizar cualquier medio de transporte a su alcance. Falleció en Peligros, con más de noventa años en 1979, y son muchos los paisanos que le recuerdan, sobre todo por un hecho histórico: Impedir que, durante la guerra, unos milicianos destruyeran los archivos de Colomera. De hecho, uno de sus vecinos le dedicó unas estrofas en las que decía: “Cuando no se conocía por aquí el atletismo, en Colmera existía un señor que, cada día, competía con si mismo”.

Po lo antes expuesto, y otras muchas razones, Colomera bien merece una visita y hacer la ruta de su pastor… Por ejemplo.