MÚSICA
DE MAESTROS
Tito
Ortiz.-
Da gusto escuchar a la Banda
de Música de Granada, bajo la dirección de Ángel López Carreño. Echo de menos
un mayor número de integrantes, pero los profesores que la componen, muchos de
ellos también directores de otras formaciones y, compositores de éxito, llevan
a cabo una labor docente encomiable, formando a futuros músicos que
engrandecerán el panorama musical de nuestra ciudad y provincia. Nuestra banda
más que centenaria, lleva muchos años enriqueciendo nuestro patrimonio,
resaltando en su historia la huella que han dejado hombres como el maestro
Montero, José Faus, Miguel Sánchez Ruzafa, o el actual López Carreño, entre
otros.
Soy un niño de los cincuenta,
acostumbrado a ver las bandas en todo acto o celebración de Granada, sobre
todo, si eran juveniles como la de las Escuelas del Ave María, fundada dos años
antes de que naciera, Federico García Lorca, gracias al entusiasmo del maestro
Francisco Portillo, aunque yo la conocí bajo la dirección de, José Ayala, tras
la Tarasca, en la procesión del Corpus, en los toros, en la cabalgata de reyes
magos, en las fiestas del Barrio de San Pedro, amenizando “Las Pasaeras” sobre
el río Dauro, o en cualquier acto en el que se requería su presencia, sobre
todo de beneficencia y desinteresadamente.
EL MAESTRO ALONSO
En 1903 el coronel, Ricardo
Aranaz creó y dotó una Banda de Música de Obreros Polvoristas convocando una
oposición para cubrir el puesto de Músico Mayor (director). La ganó un
jovencísimo, Francisco Alonso que se hizo cargo de ella con sólo 16 años; nos
referimos al famoso Maestro Alonso, compositor extraordinariamente popular en
la primera mitad del siglo XX, cuando cultivó todo clase de género musical, más
de 200 composiciones, siendo una de las más populares “Las Leandras”. En 1906,
antes de su marcha a Madrid, compuso un pasodoble titulado ¡¡Pólvora sin humo!!.
Después su fama trascendió fronteras, pero había comenzado en una modesta banda
de música de su tierra: La de la Fábrica de Pólvoras de El Fargue.
LOS NIÑOS DEL HOSPICIO
El Corpus de 1888 se celebró
el primer certamen provincial de bandas de música de Granada del que tengamos
constancia. El miércoles, día 30, a las seis de la mañana, la Banda del
Regimiento de Córdoba 10, con guarnición en Granada, y la de niños expósitos de
la Banda del Hospicio Provincial, salieron de sus respectivos alojamientos para
recorrer en animada diana las calles de Granada en dirección al Ayuntamiento, a
donde llegaron sobre las ocho. A las doce salió la Tarasca junto a toda la
parafernalia. Nos lo cuenta con detalle en su crónica José Miguel Barberá
Soler. Por la tarde, a eso de las cinco y media, en el palco de la antigua
plaza de Toros del Triunfo compareció el jurado encargado de decidir los
premios, compuesto por los reputados maestros Antonio Segura, Bernabé Ruiz
Vela, Francisco de Paula Valladar, Ramón Noguera y Celestino Vila de Forns,
quien, además de actuar como presidente, compuso la «marcha religiosa» obligada
del certamen. Con una más que aceptable concurrencia, abrió la tarde la Banda
del Padul, con veintisiete músicos que supieron ganarse el general aplauso en
la ejecución de la obra obligada. Después entró en el palenque la de Pinos del
Valle (apenas habían pasado poco más de tres años desde que el pueblo fuese
prácticamente destruido por el horrible terremoto del 25 de diciembre de 1884)
con dieciséis músicos todos uniformados, aunque la escasez de personal hizo que
no se escuchara bien; aun así, los bizarros lecrinenses tocaron con gusto y
afinación. La Banda del Hospicio Provincial consumió el tercer turno y fue la que
provocó mayor entusiasmo en el respetable: «Qué gran diferencia, los músicos
asilados hacen grandes adelantos… que el ayuntamiento influya en la diputación
para que se distinga en todo lo posible a los jóvenes, tanto en el cuidado de
la alimentación, cuanto en el trato y comodidad personal, teniendo en cuenta el
grado de trabajo que prestan en el estudio de los instrumentos».
SU HISTORIA
El director encargado de esta
banda de beneficencia era José Luján, hijo del que fuera último director de
música de la Capilla Real y notorio compositor Antonio Luján. El certamen
terminó a eso de las siete y poco más tarde el jurado dictaminó conceder el
primer premio, de 500 pesetas, a la Banda del Hospicio Provincial; el segundo,
de 300, a la del Padul; el tercero, de 200, a Dúrcal; y fue propuesto,
asimismo, un premio especial de 100 pesetas para la de Pinos del Valle. A las
bandas se las invitó a desfilar, Dios mediante, en la procesión del Corpus.
A lo largo de los años, hasta
que la banda del Hospicio desapareció bien entrado nuestro siglo, por sus
atriles pasaron músicos que después tuvieron una magnífica proyección. De entre
ellos destaca el admirado José María Montero Gallegos, primer director de la
Banda Municipal de Granada que ahora conocemos. Su biznieto, el poeta granadino
Luis García Montero, nos cuenta que el maestro Montero desde niño fue uno de
los componentes de la Banda Provincial del Hospicio, en la que destacó como
buen intérprete de la flauta, que, junto con el piano, eran sus instrumentos
preferidos. Nosotros hemos podido hablar con otro de sus componentes. Francisco
Lara, que, a sus 84 años, recuerda con cariño su ingreso en la banda del
Hospicio granadino, y a su director entonces, José Vellido, que, aunque
entonces todos ingresaban de corneta o tambor, a él le vieron cualidades y, se
le permitió ingresar tocando el clarinete. Lara abandonó la banda en 1956 para
hacer el servicio militar y la formación desapareció a principios de los
sesenta, pero no olvida ni a sus compañeros, ni el gran nivel interpretativo
que tuvo la formación. Y es que Granada, ha sido siempre una ciudad de la
música
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