¿CUÁNDO ES NAVIDAD?
Tito Ortiz.-
En aquellos años cincuenta y
sesenta de mi infancia, la navidad era cuando correspondía, o sea, del 24 al 25
de diciembre. La referencia temporal era contundente, sin posibilidad de
equivocación, y mucho menos, de adelanto. Yo que era un fervoroso belenista, en
casa no me dejaban poner el portal de Belén antes del ocho de diciembre,
festividad de La Inmaculada Concepción. Ese era el día en que podía ir al
desván, e ir bajando las cajas con los pastores, el corcho, las casitas, el
castillo de Herodes, el portalico con el pesebre y todos los protagonistas,
incluidos los trozos de cristal para simular el río, y el musgo cogido de las
orillas del Dauro, junto con la carbonilla de la estación para hacer las rocas.
Poco a poco, todas las tardes
iba componiendo mi nacimiento al salir del colegio, de tal manera que al pasar
dos semanas aquello ya tuviera forma de un belén, a falta de pintar con tiza
unas estrellas en aquel papel azul que hacía de cielo y colocar la estrella de
oriente sobre el portal.
Por aquellos días, ya las
calles de Granada se hacían eco del sonido de unos villancicos y de los balidos
de ovejas adiestradas para callejear sin miedo a perderlas. Los Hermanos
Obreros de María, salían cada tarde de su internado en la calle San Juan de Los
Reyes, revestidos los niños de pastorcillos, con zambombas, panderetas y
carrañacas, envueltos por un rebaño de ovejas, anunciando con su cantar de
villancicos, la representación del belén viviente más famoso de la comarca. A
su paso, paraban en la puerta de los comercios granadinos para recoger alguna
limosna, con la colaboración también de algunos viandantes. Un belén que
representaba con diálogos perfectos, desde la llegada de José y María a la
posada, el alumbramiento, la adoración de los magos y la posterior huida a
Egipto, con animales como, pollos, pavos, borregos, burros, y todos los
actuantes caracterizados de la época.
Con un cerco de tela metálica,
para evitar su estampida, en la plaza de la Trinidad, los pavos con sus
glugluteos, anunciaban que estaban listos para ser la cena de nochebuena. Los
chiquillos nos acercábamos para disfrutar del espectáculo, y nos animábamos a
imitar su peculiar sonido, al que ellos respondían, alcanzando el concierto
cotas de hilaridad, hasta que el pavero con su vara nos obligaba a poner pies
en polvorosa, mientras intentaba aplacar a la piara que nosotros habíamos
enloquecido.
EL MUNDO ENTERO SE ADELANTA
La Nochevieja de Bérchules
tuvo sus inicios en aquel fatídico año de 1994. Debido al apagón de
electricidad, los residentes se vieron obligados a utilizar transistores para
escuchar las campanadas y a repetirlas con ollas y cacerolas para que todos
pudieran participar en la celebración. Esta experiencia única y espontánea
marcó el inicio de una tradición que perdura hasta hoy, de ahí que los
alpujarreños, celebren la noche vieja en pleno mes de agosto, para asegurarse
así el suministro eléctrico. Bueno, de la necesidad nació la costumbre.
El adelanto de Navidad,
también llamado como fluencia de Navidad y Trimestre Dorado, es un término
originario de la anglosfera que se utiliza en el ámbito económico para
describir el incremento del comercio minorista desde finales de octubre hasta
la totalidad de diciembre por la temporada navideña, aunque la fecha de inicio
puede retroceder hasta abril si nos apuran. El fenómeno está asociado con el
deseo de los comerciantes de aprovechar las compras especialmente importantes
relacionadas con la Navidad mucho antes del viernes negro en los Estados
Unidos, antes de Halloween en Canadá y antes de día de muertos en México. El
término "Viernes Negro" no se utilizó hasta hace poco en el Reino
Unido e Irlanda. El aumento en el uso puede atribuirse a que Internet está más
extendido, así como a una creciente americanización, ya que ninguno de los
países mencionados celebra el Día de Acción de Gracias (los de Europa) o no lo
hace al estilo estadounidense (en caso de Canadá). Anteriormente, los
minoristas se referían a la Navidad como el trimestre dorado, es decir, los
tres meses de octubre a diciembre son el trimestre del año en que la industria
minorista espera obtener el mayor beneficio. La motivación para la escasez de
días festivos es que los minoristas alarguen su intervalo de venta para la
mercancía de temporada con el fin de maximizar las ganancias y darles a los
compradores anticipados una ventaja en ese día festivo. Sin embargo, no está
claro que esta práctica haya sido consistentemente beneficiosa para los minoristas,
más bien al contrario, quienes hacen su agosto son las grandes superficies y
las ventas por internet.
ADELANTO POLÍTICO DE LA
NAVIDAD
Hay quien utiliza la navidad
como cortina de humo para ocultar otras carencias y que el ciudadano, esté
menos pendiente de su desastroso gobierno como es el caso de, Nicolás Maduro en
Venezuela que, ha ordenado por decreto que la Navidad este año comience el uno
de octubre, así que allí llevan cantando villancicos cinco días, que no es moco
de pavo.
En Vigo, las luces de navidad
que compiten con Nueva York, París, China y Japón, adelantan su encendido un
mes antes para, ser los primeros en proclamar a los cuatro vientos que ya es
navidad. De lo que se deduce, que a poco avispado que esté uno, con el último
chapuzón de tus vacaciones ya huele a mantecados y turrones, algo que me parece
cada vez más horrible, porque si le añadimos al asunto, que ya en navidad no
hace tanto frío como entonces y, apenas nieva, yo cada vez me pregunto con
mayor ahínco: ¿Cuándo viene el niño a este mundo?