domingo, 13 de diciembre de 2015

OJO A VER A QUIÉN CONTRATAMOS

¡0J0!, A VER A QUIÉN CONTRATAMOS Tito Ortiz.- La situación política y social de éste mí país, es tan desalentadora, que a medida que avanza la campaña, me va embargando un estado bucólico, previo a la depresión a la que me abocan las circunstancias, de empeñarme en ver todos los informativos, y no contento con tal sacrificio, verme los debates – y lo que es peor – las tertulias donde “sesudos” opinadores, nos hablan del futuro que tenemos. Es tal el desaliento, que llevo encerrado en mi cuarto dos días, escuchándome la discografía completa de, Héctor Roberto Chabero Aramburu, que dicho así, no le sonará a nadie. Pero si les digo que se trata del verdadero nombre de, Ataulpha Yupanki, al menos los de mi quinta sabrán a quién me refiero. Un argentino, que en la televisión en blanco y negro del Paseo de La Habana, tocaba la guitarra con la siniestra, y no engrasaba los ejes de su carreta, porque le gustaba que rechinaran. Un tipo indígena, con traje y corbatas negros, de presencia impoluta y dichos en sus letras, que sólo un régimen ayuno de formación, permitía que cantara, como si solo se tratara de algo exótico, que nos venía de tierras hispanas y ultramar. Mientras le daba la vuelta a uno de los “lompley”, he puesto la radio para no perder puntada, y he tenido el desatino de escuchar a candidatos a próceres libertadores de la patria, que argumentan con vehemencia que si los voto bajarán los impuestos, y que todo volverá a ser como antes. Pero a mí ya no me engañan. Ya nada va a volver a ser como antes. Porque de ésta campaña se deduce, que si la empecé con el bueno de Ataulpha, voy ya derrotero abajo con Víctor Jara, Mercedes Sosa, y hasta Facundo Cabral, me susurra al oído como si yo fuera su caballo. Y con los caballos hay que tener mucho cuidado. No hay más que acordarse del gran, Jorge Cafrune, que le dio por cantar las verdades del barquero, y la mano invisible de los de siempre, lo mandó al otro barrio, atropellándolo en una carretera, cuando iba a lomos de su caballo y por su izquierda, como manda la seguridad vial. Pero es que en esto de la política no hay seguridad, ni vial, y si no que se lo pregunten a la oposición venezolana, que ya sin tapujos es tiroteada y muerta en plena calle, sin que a Maduro le quite nadie el chándal y se lo cambie por un mono rosa fuxia de Guantánamo, que es lo que se merece, él y algún asesor recalcitrante del partido del capitán Poldark. Maduro, con respecto a su guía, Hugo Cháves, ha copiado aquello que nos ocurrió a nosotros hace cuarenta años, cuando descubrimos que los franquistas eran mucho peor que el mismísimo Franco. ¿Cuántos cadáveres más de gente honrada hacen falta, para que el petróleo de Venezuela no calle más bocas internacionales, mientras va regalando mortajas a su pueblo?. Confome me voy calentando, ya no me sirve ni el consuelo de poner el disco de, José Larralde, o el de Alfredo Zitarrosa, me tiro a la estantería como un poseso y coloco sobre la goma negra del tocadiscos, para que comience a girar el de, Jarcha. Grito ¡libertad sin ira!, rejuvenezco cuarenta años, y lloro desconsoladamente, al descubrirme cantando canciones o himnos, que nunca pensé que volvería a tener que cantar otra vez. Yo hice una transición para algo, no para esto a lo que hemos llegado. ¿Cómo es posible que nos hayan hecho retroceder a la casilla de salida?. Como si de un juego macabro de la Oca se tratara. Quito el disco de Los Chalchaleros, y pongo el de Paco Ibáñez, que con su optimismo proverbial, me hunde más en la miseria. Me acerco a la tele y veo, un asalto a la valla de Ceuta, otro a la de Melilla, y a los turcos, abriendo el grifo de las fronteras hacia Europa, dependiendo de la “mordida” que Bruselas les suelta. Y éstos, cuya lengua Alá confunda, son los que quieren ser ciudadanos europeos de pleno derecho. Pues el día que ellos entren, yo saldré, lo juro ante Dios y ante los hombres. Sigue la campaña, todos hablan del derecho a la educación pública, a la salud, a los medicamentos gratis, al estado del bienestar, a un puesto de trabajo y una vivienda. Palabras, que hartas de no ser cumplidas han perdido todo su significado, convirtiéndose en papel mojado, dichas por charlatanes de feria, que cada cuatro años se ponen a nuestro servicio durante quince días, para que los contratemos, y una vez en plantilla para toda una legislatura, se olvidan de lo que prometieron, del por qué los votamos y hasta de su propio credo. No he conocido en mi vida a mejor amnésico, que un político en activo. Como se puede tener tanta cara y, seguir saliendo a la calle sin sonrojarse. Los Pujol, son de éste mundo, y los Bárcenas, y aquellos y éstos. Y entre las huestes del coleta, hay quienes defraudaron a hacienda, y quienes cobraban de la universidad, por hacer no se sabe bien qué. ¿Y éstos son los que vienen a redimirnos?. Los que proponen un referéndum en Sevilla, para saber si tiene que haber semana santa, y otro en Cádiz para los carnavales. País de necios dios. Debemos tener mucho cuidado con los que contrataremos el día 20 para que nos resuelvan los problemas, no vaya a ser que no los resuelvan, y además resuelvan su vida como viene siendo habitual. ¡No con mi voto!. Dicen los viejos que hacemos lo que nos da la gana. Y no es posible que así pueda haber. Gobierno que gobierne nada. Dicen los viejos que no se nos dé rienda suelta, que todos aquí llevamos la violencia a flor de piel. Pero yo sólo he visto gente muy obediente hasta en la cama. Gente que tan sólo pide vivir su vida, sin más mentiras y en paz. Ponga el lector el estribillo... si se acuerda.

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