GUITARRAS DE FESTIVAL

GUITARRAS DEL FESTIVAL Tito Ortiz.- Durante treinta años de mi vida, mi voz se escuchó en Radio Popular, Radio 80, Antena 3 Radio, y Radio Cadena Española, y mis escritos se leyeron en el diario Patria, La Hoja del Lunes, y el periódico, Ideal, con el Festival Internacional de Música y Danza como tema central de mis intervenciones. Eso me permitió vivir momentos irrepetibles, como el que ahora recuerdo: Tomé café con Regino Sainz de La Maza, Narciso Yepes y Andrés Segovia, en el ambigú del primer auditorio Manuel de Falla, antes de que un ex empleado lo hiciera arder. Allí estaba, en compañía de Manuel Cano, y Francisco Manuel Díaz, en un concurso de interpretación para guitarra que durante pocas ediciones, creció al amparo del festival. Regino, Yepes y Segovia, las tres guitarras más importantes del mundo, formaban parte del jurado, ante el que los aspirantes, temblaban, cuando nada más iniciar la interpretación de la obra obligada, veían como cualquiera de los tres, empuñaba una campana que había sobre la mesa al efecto, y haciéndola sonar, le invitaban ha abandonar el estrado. Todas las sesiones del concurso se hacían cara al público, que entraba libremente, al auditorio de García de Paredes. Yo he visto sudar a concursantes, en los pasillos adyacentes al escenario, donde tenían que esperar con antelación, porque nunca sabían cuando le iba a sonar la campanita al compañero que, se examinaba ante el estricto tribunal, compuesto por aquellos monstruos sagrados de la guitarra, los máximos representantes del instrumento en el mundo. He visto fruncir el ceño a Andrés Segovia, cada vez que Narciso Yepes, le restregaba que había inventado la guitarra de diez cuerdas, algo con lo que el linarense no comulgó jamás. He oído de labios de Segovia, como se organizó el primer Concurso de Cante Jondo, dado el entusiasmo que Lorca, Falla, y otros muchos pusieron en el intento, y como ésta ciudad lo dejó morir cuando en 1923, se celebró la segunda edición en el Corral del Carbón. Durante las fases eliminatorias del concurso de interpretación de guitarra, en aquellas sesiones de mañana y tarde, conviví con los más grandes del instrumento, y su grandeza les hizo permitirme asistir de libre oyente, al concurso y a sus vidas.