martes, 12 de junio de 2018
¿QUÉ HAY DE NUEVO, VIEJO?
¿QUÉ HAY DE NUEVO, VIEJO?
Tito Ortiz.-
No me ilusionaba tanto con un nuevo gobierno, desde aquel primero de Adolfo Suárez, con, Joaquín Garrigues Walker, Ignacio Camuñas, Landelino Lavilla, Marcelino Oreja, José Manuel Otero Novas e Íñigo Cavero, Francisco Fernández Ordóñez y Juan Antonio García Díez, Enrique Fuentes Quintana, Fernando Abril Martorell, Rodolfo Martin Villa, y el general Manuel Gutiérrez Mellado. Casi me vuelvo a ilusionar tanto como entonces, al comprobar que hay otra España, distinta a la casposa y tradicional sindicalista que se nos proyecta desde la calle Génova de los madriles. Huele a limpio y a juventud en el nuevo Consejo de Ministros, que por cierto, deberá cambiar de nombre, porque las ministras son casi el doble, así que habrá que utilizar un neutro para denominar esa nueva mesa, al estilo, Consejo de Gobierno, como en Andalucía, porque llamarle Consejo de Ministras y de Ministros, a mí no llega a sonarme estéticamente correcto, pero vamos, que eso es una minucia protocolaria, comparado con la importancia de que el nuevo Gobierno duplique el número de miembras, que diría Bibiana Aído, mi admirada ministra de igualdad, que siempre se ocupó más de las formas que del fondo.
A mí la composición del nuevo gobierno del país me parece una juagada maestra de Pedro Sánchez, para demostrarle a los españoles, a los europeos y al mundo entero, que existe otra España más fresca, más joven y más preparada, menos casposa y rancia de la que en los últimos años ha presumido el partido de la corrupción, que ha dejado sin trenes a Granada, y sin esperanza a sus gentes. Y lo ha hecho todo, un defenestrado, alguien a los que la mitad de los suyos pusieron en la calle, apuñalándolo por la espalda, y que llenó el depósito de gasolina, de su bolsillo y, se recorrió España contando a los compañeros y compañeras que querían oírlo, la verdad de sus argumentos y la felonía de los traidores. Pedro Sánchez, el redivivo, el esperado, el deseado, con valentía ha llevado a cabo una moción de censura, no para echar al PP del Gobierno, sino para acabar con la corrupción de un partido político, podrido hasta los tuétanos, que ha secuestrado al país a base de subir impuestos y congelar sueldos y pensiones, rescatando a los bancos y dejando a los ciudadanos a su suerte. Esa es la verdadera cara del PP y por la que Pedro Sánchez ha salido al rescate de la patria, barriendo debajo de las alfombras, abriendo puertas, y ventanas para ventilar la corrupción instalada en la derecha más arcaica de Europa, evitando con su posicionamiento, que los del chalet de seiscientos mil euros se instalen en la Moncloa, y en lugar de luchar por las pensiones, la reforma laboral, la sanidad y la educación, lo primero que hagan sea, cambiarle el nombre a las calles, derribar estatuas, y proponer que se le quiten las medallas que otros otorgaron a quienes quisieron, como máximas prioridades de la sociedad de nuestro tiempo, porque eso es lo que más les preocupa a estos chicos y chicas de papá, que un día surgieron de entre los indignados, para aburguesarse en cuanto pisan un escaño, cobrando por primera vez en su vida, un sueldo a todas luces , inmerecido. Menos mal que aquellos que ven en el nuevo Gobierno de Sánchez, la transitoriedad, ya han pedido cita todos con sus respectivos oftalmólogos. Si sus señorías dejan de mirarse el ombligo propio, y piensan en los ciudadanos, apartando a un lado los intereses partidistas y, trabajan por los ciudadanos, estoy seguro de que éste Gobierno ha venido para quedarse.
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