UNA PESADILLA
Tito Ortiz.-
Hace meses que no duermo bien. Me despierto a media noche empapado en sudor, temblando, y rogándole a mi sargento que no me arreste por llegar tarde al toque de diana. Si tenemos en cuenta que me licencié del servicio militar obligatorio, el 3 de julio de 1973, comprobarán que el asunto es grave. Tengo lo que mi psiquiatra interpreta como, sueños recurrentes. O sea, que se repiten todas las noches, impidiéndome el descanso, por lo que mi familia ya no da por mí ni diez reales. En mis sueños veo a Pedro Piqueras, diciendo en su informativo de noche, que el presidente de la Generalidad de Cataluña, arenga a sus huestes para que aprieten las tuercas a los españoles, y estos le hacen caso. Incendian todo tipo de mobiliario urbano, dejando el centro de Barcelona como si de una ciudad en guerra se tratara. Asaltan comercios robando televisores que yo no podré comprarme nunca. Patinetes eléctricos, Tablet, y teléfonos de última generación, ropa cara y complementos, dejando a las claras, las firmes convicciones de su pensamiento político y la idea de su independencia, de un país que lleva siglos permitiéndoles a los catalanes, prebendas y privilegios, que históricamente se nos han negado a los andaluces, hasta el punto de que cientos de miles tuvimos que emigrar allí para poder vivir y mantener a los nuestros.
Me despierto a las tres de la madrugada dando gritos de terror, creyéndome que faltan solo un par de días para que comience otra campaña electoral, que sembrará el odio y la desesperanza en una sociedad hastiada de sus representantes políticos, a no ser que seas votante de Vox, a los que se les permiten discursos y actitudes que van contra los derechos humanos, las libertades que tanto nos han costado conseguir, y que tienen su caldo de cultivo en el desengaño de un pueblo asqueado, que observa con horror, como los niños van a estudiar la caza de animales en las escuelas, mientras la derechita cobarde los mima con tal de gobernar una comunidad, que cada vez se hunde más en la desesperanza. Andalucía no se merece esta involución que lleva tintes de correajes, botas acharoladas y paso de la oca. Esta es una tierra milenaria, jalonada por Séneca, Maimónides, Yehudá Ibn Tibón, Machado o Lorca, cuya historia y cultura, no merecen patanes analfabetos al mando.
Jadeo, me falta la respiración, la pesadilla no cesa. Hasta qué punto estaré mal de la cabeza, que sueño con un helicóptero sacando a Franco del Valle de Los Caídos, y que el golpista Tejero asiste al traslado, mientras su hijo cura y el prior de la basílica, desobedecen al mismísimo Papa de Roma, que ya ha dejado clara – como el caldo de un asilo – la postura de la iglesia en éste caso. Tengo la sensación de estar viviendo un acto humorístico, un entremés de la época, tal vez un vodevil, o una zarzuela costumbrista. La España del tópico y la pandereta, han estado 44 años escondida en la basílica, y el próximo 10 de noviembre es posible que a eso de las diez de la noche, acabemos todos llorando por un país que pudo ser, pero que no llegó a serlo. Necesitamos un gobierno, que asuma cuanto antes la crisis económica a la que estamos abocados, como toda Europa, gracias a China y EE.UU. Me despierto arañándome la cara, muerto de miedo, porque mi país se va a la mier..., mientras el asesino de Federico García Lorca, descansa en paz a los pies de La Macarena.