miércoles, 9 de octubre de 2019

AMAR ES PARA SIEMPRE

AMAR ES PARA SIEMPRE

Tito Ortiz.-

Los tiempos cambian, las gentes también, y cada día se nos exige más, a los que pretendemos ejercer en cualquier actividad. Antes a un médico le bastaba con ser licenciado en medicina y cirugía para, tener una carrera brillante y un reconocido prestigio. Hoy, salir de la Facultad con la carrera terminada, no significa más que a partir de ese momento, empieza tu formación continuada, tu especialización, y que te faltan otros cuatro años para que te hagan caso, si es que no te piden tres o cuatro másteres, para comenzar a andar por el mundo como un profesional. La gente está más preparada, pero algunos comienzan a saborear las miles del triunfo laboral, cuando ya comienzan los primeros achaques de salud, o cuando los años cotizados no serán suficientes para jubilarte, a no ser que te reenganches otros diez más. El futuro no es que sea negro, es que es negro oscuro.
Y todo esto ocurre, si has tenido suerte y no te has quedado en la cuneta, como ese cuarenta por ciento de jóvenes españoles que, más tarde o más temprano, han sucumbido engrosando las listas del fracaso escolar, que nuestro país lidera en el viejo continente. La verdadera asignatura pendiente de nuestra cuarentona democracia, es que los cambios de planes de estudio en este tiempo, han sido tan frecuentes y disparatados, que el reguero de fracasos cosechados en cualquiera de sus ciclos, bastarían para poner en las filas del paro, a tantos políticos incompetentes de todo signo, que han hecho de nuestros planes de estudios, experimentos con criaturas humanas en edad de formación, que les han llevado a aborrecer el normal aprendizaje en edades tan tempranas, con un sistema necio e incapaz de recuperarlos para la educación y la formación, con la anuencia de algunas individualidades del profesorado, sobre todo en la enseñanza secundaria, donde algunos frustrados que no llegaron a ser profesores de universidad, se quedaron en los institutos para hacer pagar en la piel de algunos alumnos, la ignominia de su fracaso como docentes. La formación profesional, ni es la salida a un error del sistema, ni puede ocultar la falta de vocación, cuando el futuro que se les promete desde la infancia, es el de la igualdad de oportunidades y la llegada a la universidad con matrícula gratuita. El cementerio de fracasos es enorme y, sigue creciendo como una maldición bíblica. 
Por eso me fascina que personas adultas a las que el sistema educativo, profesional o económico, no les permitió en su día la entrada  a la universidad, o lo que es lo mismo, a la formación en las aulas del saber eterno educativo, mantengan la vocación y la pasión del saber, aprender, mejorar y refrescar sus conocimientos, desde la serenidad de los trienios, y el ansia del querer saber, intacta. Mientras la mente esté despierta, y la curiosidad se asome diariamente a la ventana del conocimiento, la fe en el ser humano y su capacidad de formación, serán eternas. Ahora que tanto se echa de menos en los planes de estudios, las humanidades que han ido desapareciendo de la formación reglada, es el momento de reconocer que, en este otro ateneo, la ciencia y las artes se dan la cita con el calor humano que, impregna la propia filosofía de la actividad, para hacer de la divulgación del conocimiento en todos sus ámbitos, un ágora de libertad y formación, cuyo emblema condecorado, son las canas en sus sabias cabezas de eternos estudiantes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario