LOS FELICES 20
Tito Ortiz.-
Esta noche a las doce cambia la vida de los granadinos, porque entramos en la década de los felices años veinte, y ya se sabe, que eso es signo de prosperidad y optimismo para todos. En los diez años que tenemos por delante, veremos con seguridad como Luís Salvador, gobierna este país desde la Moncloa, mientras se marca un charlestón con Inés Arrimadas, concediendo a Granada, la tercera circunvalación, el AVE soterrado con paradas en Loja, El Salar, Huétor Tájar y Santa Fe. Las Canalizaciones de Rules, el acelerador de partículas, el telesilla desde Puerta Real al Veleta. La autovía a Sierra Nevada, el gran espacio escénico, el tren a Motril y Guadix. Sebastián será por fin alcalde de Granada, al ritmo de un foxtrot, porque a fin de cuentas, él, es un poco más antigüico. Del brazo de su compañera, Marifrán Carazo, inaugurará la ampliación del metro a más de cuarenta pueblos del cinturón, siendo él un convencido de este medio de transporte, desde el primer día. Conseguirá la capitalidad cultural para Granada a perpetuidad – como los nichos en el cementerio – “desembovedará” el Darro haciéndolo navegable desde el Rey Chico hasta los Sánchez, hablará con su colega, Francisco de La Torre, para ver cómo ha transformado Málaga, mientras Torres Hurtado hundía Granada, otorgará la Casa Ágreda a la Federación de Cofradías, para instalar en ella el gran Museo de las Hermandades y Cofradías de Granada. Hará peatonal el eje, Recogidas, Reyes Católicos, Gran Vía, siguiendo el ejemplo de la calle Larios, poniendo bancos para sentarse a en todo el recorrido y, quitará los cables y antenas del Albayzín y el Sacromonte. Con Sebastián, Granada volverá a ser el epicentro de aquel reino que, un día abarcaba desde el levante español hasta Algeciras. El ayuntamiento tendrá superávit, La Tarasca desfilará en la Pasarela Cibeles, y el sorteo del gordo descargará de nuevo millones en la calle Príncipe.
Llegan los felices 20, no habrá listas de espera en la sanidad, según los estudios europeos, los andaluces saldremos del furgón de cola en materia de formación de nuestra juventud, los pensionistas dormirán tranquilos porque sus ingresos estarán blindados en la Constitución. Nadie ganará menos de mil euros al mes, ni más de diez mil. Los bancos y cajas de ahorro, devolverán los ochenta mil millones que nos costó su rescate, desaparecerá el paro, Cataluña llevará a cabo por fin su referéndum, el cambio climático será abordado contundentemente, por parte de los países más contaminantes, y Greta será ingresada en un convento de clausura para ser tratada de sus alucinaciones. Con los felices 20, nuestros hijos se emanciparán al cumplir la mayoría de edad con sus propios recursos, en la hostelería se respetarán los turnos de ocho horas, los sueldos dignos, el alta en la seguridad social y los descansos semanales con sus vacaciones correspondientes. Bendodo habrá levantado todas las alfombras del pesoe andaluz y los martes, sus ruedas de prensa ya no serán de infarto. Ésta década de los veinte nos traerá, paz y felicidad a todos, desaparecerán los comedores sociales, los bancos de alimentos y los sin techo durmiendo en nuestras calles.
Aunque debemos ser cautos, no olvidemos que los felices años veinte del siglo pasado, terminaron en 1929 con el crack. Sin ir más lejos, en menos de 48 horas, en nuestra Plaza del Carmen, asistiremos un año más al triste espectáculo de ver cómo se enfrentan las dos Españas, con voces e insultos, mientras el pendón de Castilla es tremolado desde el balcón de un convento. La única inocente será la cabra.