“LAS PASAERAS”
Tito Ortiz.-
Hoy día de san Pedro, y como corresponde a la tradición, me he levantado a las cinco de la mañana, y he dirigido mis pasos al “Café Bar Alarcón “, más conocido como “La Lisa”, en la calle de Elvira esquina a la del Pan, y me he tomado – como todos los presentes a esa hora – una copita de pasas en aguardiente, que te da la vida, para encaminarme a la vera del Dauro bajo la Alhambra. Con las primeras claras del día, ya los operarios estaban a lo suyo, o sea, untar con cebo unas hermosas piedras, que después se colocan en fila, a modo de pasarela de un lado a otro del río, para unir la orilla del Paseo de Los Tristes con la del Rey Chico, a cuyo margen se van apostando para tener buena vista del espectáculo, tanto las chicas del cuerpo de baile que han terminado su jornada, como la de los menesterosos acompañantes, tan alegres y pizpiretas como don Hilarión.
Aunque ya no suenan las fanfarrias en la casa de “Las Chirimias”, como en los tiempos de alancear toros, aquí junto a la Puerta de Guadix, el lugar se va llenando de curiosos que, desde la casa donde nació mi maestro y amigo, Marino Antequera, hasta la Cuesta del Chapiz, quieren ver como ese puñado de valientes, arriesgando sus vidas heroicamente, pisan descalzos sobre la resbaladizas piedras, para llegar a la otra orilla, y así ganarse la tripa de salchichón que este año hay de premio, para el que consiga llegar al otro lado sin caer a las frías aguas del Dauro. Entre el río y la calzada, han instalado unas barquillas de madera, para columpiarse por dos reales, algo más alejada la cucaña bien restregada de cebo, que ya empieza a brillar con los primeros rayos de la amanecida. El primero que suba a lo más alto, sin resbalar, se lleva una hermosa paletilla y medio saco de habas. Este año el ayuntamiento está tirando la casa por la ventana.
Ya han sacado a hombros del río a dos que, se han escalabrado y en angarillas los llevan a la casa de socorro. En cuanto termine la carrera de cintas a caballo, que este año los han cambiado por bicicletas, se limpiara la plaza para adecentarla y llenarla de sillas, para el espectáculo de flamenco que se va a celebrar en el escenario sobre el río, usando como camerinos el mismísimo Hotel Reuma, aunque antes, por la tarde, Ramón Moreno pondrá en escena un sainete de los hermanos, Joaquín y Serafín Álvarez Quintero, La Agrupación Lírica Francisco Alonso, interpretará fragmentos de zarzuela, y Pedro Gómez Montero, hará las delicias de la chiquillería con sus chacolines. El fin de fiestas lo pondrá mañana, Paquito Rodríguez, acompañado al órgano por su inseparable amigo, Manolo “El mascota”. Para esta ocasión, mí admirado, Manuel Girón Cuesta, maestro del arbitraje granadino, me ha invitado a que lo vea desde uno de sus balcones que dan al paseo. Yo no me lo pierdo. Y no me lo perdí. Solo hay un ligero matiz sin importancia. De esto han pasado cincuenta años, y de todos los mencionados, el único que sigue vivo, soy yo, así que estoy más mosqueado que un pavo escuchando una pandereta. Es, ¿o no es ¿para estarlo.