NOS QUEDAMOS SIN VOCES
Tito Ortiz.-
Rogelio, Angelito, Recogía, Doña Paca y tantos otros personajes inolvidables de la radio andaluza, se nos han ido con la marcha de Hugo de Veró, todos ellos creados por la mente de un actor singular e inimitable, llamado Alberto Petengui, que aunque de comienzos en los escenarios, dedicó sus tres última década de vida a dibujar una sonrisa o carcajada en la mente de todos los andaluces a través de las ondas de Canal Sur Radio. Murió con las botas puestas, en su mesa de la redacción, cuando preparaba su intervención diaria en el programa de Rafa Cremades, que ha sentido su marcha como la de un hermano.
Hugo de Veró había recogido el testigo de grandes de la radio, que lo fueron todo, como el legendario Pepe Iglesias “El Zorro”, capaces de dar vida ante el micrófono a multitud de personajes distintos, como ya lo hiciera en Granada, el incomparable Francis Dumónt, o aquellos otros históricos del cuadro de actores de Radio Madrid, dos de las cuales nos dejaron este verano: Matilde Vilariño, especializada en el doblaje de niños o poner su voz a personajes infantiles, posiblemente el papel más destacado de su carrera radiofónica fue el del niño Periquín al serial “Matilde, Perico y Periquín”, que interpretó entre 1955 y 1971. Posteriormente participaría en la igualmente célebre “La Saga de los Porretas”, también en la Cadena SER, entre los años setenta y ochenta. Fuera del medio radiofónico, fue la voz del niño Pablito Calvo en la película Marcelino, pan y vino (1955) y en todas las demás películas de este actor en el papel de niño. También hizo incursiones en el mundo del teatro, como la representación de “Las de Caín”, de los hermanos Álvarez Quintero en 1949.
A Juana Ginzo, La fama le llegó en 1953 con Diego Valor y sobre todo en 1959 con el serial radiofónico “Ama Rosa” de, Guillermo Sautier Casaseca interpretando el papel de Rosa, una mujer pobre y cristiana que entrega a su hijo recién nacido a un matrimonio con dinero que acaba de perder el suyo y a quien acaba sirviendo años después aguantando el maltrato con resignación. El serial llegó a convertirse en un fenómeno sociológico cuya emisión diaria paralizaba la actividad del país, pendiente de las peripecias del personaje. Gracias a su éxito radiofónico también intervino en algunas películas como “Novio a la vista” (1954), de Luis García Berlanga, “Los ladrones somos gente honrada” (1956) y “El tigre de Chamberí” (1957) o más recientemente, “Bearn” o “La sala de las muñecas” (1983), de Jaime Chávarri, “Werther” (1986), de Pilar Miró, “La estanquera de Vallecas” (1987), de Eloy de la Iglesia y “Antártida” (1995), de Manuel Huerga. También trabajó en varios seriales para la BBC en español destinados a América Latina.
Con la marcha de Hugo de Veró, no solo queda huérfana la radio pública andaluza, sino que se nos escapa de la vida, uno de los últimos creadores de ficción radiofónica, que siguiendo la estela de los clásicos del medio, pero – y esto es lo más importante – sin imitar a ninguno, creaba con su puño, letra y cuerdas vocales un amplio abanico de personajes actuales con un sentido del humor y de la realidad circundante, que ya estamos echando de menos.