TRÍO DE ASES
Tito Ortiz.-
Apenas, sin darme cuenta, reconozco que me he hecho mayor, porque pasando lista, resulta que ya tengo más amigos en el cementerio que, vivos. Si lo miras por el lado positivo, valoras que los has sobrevivido y que disfrutas aún de este mundo, pero si le das la vuelta, te faltan referentes, ejemplos a seguir y, conversaciones, muchas conversaciones sinceras e íntimas que, no puedes tener con cualquiera, ni siquiera perteneciente a tu árbol genealógico.
En poco tiempo se me han ido, como del rayo, amigos y maestros como Tico Medina, y me falta nuestra conversación telefónica de todos los domingos, a eso de la hora del ángelus, cuando comentábamos su página de ideal, sus visitas a la unidad del dolor en los madriles y recababa de mí la actualidad semanal de su Granada, el estado de conservación de su parque y, donde comeríamos en su próxima visita. Esa media hora de charla dominical, en la que chequeábamos la sociedad granatensis, sus virtudes y defectos, nos permitía anular los quinientos kilómetros que nos separaban, estrechando más aún nuestra amistad, junto a la vocación informadora que siempre nos unió. La misma que mantuve con Nono Hidalgo, desde la redacción del Diario Patria, mesa con mesa, con el agradecimiento eterno de que me llevara con él, hasta la de “La Hoja del Lunes”.
De Carlos del Castillo, ( Don Carlos para los cofrades) mi reconocimiento eterno a su labor evangelizadora, encauzando la revolución que supuso en la década de los setenta, la aparición de la figura del cofrade costalero y la irrupción después de muchas décadas, de nuevas hermandades como la del Amor y La Entrega, cimientos indudables de la semana santa que ahora gozamos, y que en un momento en que la iglesia instituida no imaginaba tal revulsivo, supo estar a la altura de la circunstancias, canalizando todo el fragor de la batalla, tan inesperado entonces en la iglesia y tan próspero para sus asociaciones, sin olvidar su protagonismo en otra faceta cristiana de la que Granada estaba ausente hasta entonces: La fundación de La Hermandad de Gloria del Rocío, de la mano del Compadre. Tres acontecimientos que han cambiado la historia de esta ciudad.
Y hablando de historia, la del arte en general y, en nuestra tierra en particular yo la aprendí de Francisco Javier Martínez Medina, que aunque la historia lo recordará como el cura que sentó por primera vez en el banquillo de los acusados al arzobispo de Granada, su trayectoria docente y académica, junto a sus muchas iniciativas de conservación del patrimonio, incluidas la fundación de museos, ediciones, y comisariado de grandes exposiciones, no deben eclipsar una labor brillantísima en pro de nuestro legado artístico, religioso y cultural. Aquel juicio enmascarado de otros motivos, tuvo mucho que ver con cosas tan mundanas como: El Mundo, el Demonio y La Carne. Y por muchos cafés que me tomé con él en “Las Prensas” de la plaza del Campillo para disuadirlo, jamás pude quitarle de la cabeza, que la muerte de su madre, no tenía por qué ser producto del asunto judicial. Mis transmisiones de la procesión del Corpus, a través de Canal Sur, vía satélite para todo el mundo, teniéndole a él sentado a mi lado comentándolas, son un lujo para quien quiera disfrutarlas…gracias a él.
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