VISTA POLÍTICA
Tito Ortiz.-
Yo comprendo que cuando los portavoces oficiales del municipio están de vacaciones, aquellos que los suplen, aprovechan para tener su minuto de gloria, saliendo a los medios con los asuntos más peregrinos que uno pueda imaginarse, pero que en periodo estival, a falta de peso notorio en los argumentos, cualquier cosa vale con tal de no perder comba. Sustitutos ávidos de protagonismo, que en época de sequía notoriamente noticiable, se lanzan al ruedo mediático como espontáneos, buscando el titular para sí y para su formación, pero la realidad a veces es muy cruel, y los deja con el “pompis” al aire, evidenciando una bisoñez política en la que todo no vale.
Éste pasado agosto, cercano al epicentro del terremoto gordo, diose la circunstancia llamada a chanza y chacota de que, desde el partido popular en la plaza del Carmen, se arremetió contra los socialistas por el lamentable estado de la situación que atravesaba la Oficina de Turismo Municipal, cuestión ésta que, nunca fue advertida por los conservadores, en el gobierno de la casa consistorial hasta solo un mes antes, pero bueno, ya se sabe que desde la oposición, se reclama todo aquello que no se ha hecho durante el propio mandato. Esto es algo muy propio de esa clase política que, sin oficio ni beneficio, ha venido para quedarse a vivir de esto, a costa de lo que sea, incluso de hacer el ridículo porque, tan sólo unas horas después, los granadinos sabíamos que a la misma oficina de turismo criticada por su mal funcionamiento desde la bancada azul, se le otorgaba el Certificado de Turismo Seguro y la Q de calidad otorgada por el Instituto para la Calidad Turística Española.
El asunto es bochornoso per se, pero aquí nadie asume responsabilidades y menos, políticas. Los ciudadanos que hicimos la transición política, ya tenemos cayo hecho, a base de éstas acusaciones tan socorridas de ida y vuelta como los cantes, que los políticos se lanzan unos a otros, dependiendo si están en el Gobierno o la oposición, aunque los temas sean los mismos y se eternicen en el tiempo, para vergüenza de propios y extraños, excluidos ellos, claro. Se trata de acusaciones por deberes sin hacer, que lanza el opositor, sobre asunto que el mismo no resolvió cuando estaba en el poder. Acusar al PSOE de que mantiene cerrada por sexto año consecutivo la residencia de turismo, cuando fueron ellos los que la cerraron, es de tener un rostro inmenso. Recuerdo la terminación de la T invertida de nuestra autovía del mediterráneo, que durante años dio juego a Álvarez Cascos para acusar a los socialistas y viceversa. Lo mismo que las conducciones de la presa de Rules que, desde los tiempos de Juan López Martos a nuestros días, sirven de arma arrojadiza entre las dos formaciones, dependiendo que quién esté gobernando. Lo mismo podríamos decir del soterramiento del AVE a su paso por La Chana, de la administración de La Alhambra, de la gestión de Cetursa en Sierra Nevada, o del agonizante, Legado Andalusí, del que tanto sabe mí admirado, Jerónimo Páez.
Es penoso y deprimente, comprobar que en tan solo cuarenta años, hemos dilapidado la creación de una democracia modélica en su día, gracias a dar cabida en las filas de los distintos partidos, a una serie de personajes que viven de esto, sin otra misión que la de engañarnos cada cuatro años para que los votemos, y puedan seguir chupando del bote. Mientras, yo he tenido que pedir un crédito a mi banco para pagar el recibo de la luz, y me temo que, no soy el único. Seguid votándolos.
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