domingo, 24 de julio de 2022

ERAN LAS CINCO, EN MUERTE DE LA TARDE

 ERAN LAS CINCO, EN MUERTE DE LA TARDE



Tito Ortiz.-


Aquella tarde, caía un sol de justicia sobre Fuente Vaqueros, y conforme me acercaba a la casa donde nació el poeta universal de Granada, comencé a vislumbrar en un banco del paseo, una figura esbelta de mujer, envuelta en un vestido largo en tonos azules, tocada con una pamela, que ajena al bullicio de la calle, se mostraba absorta en sus pensamientos. No quise importunar aquel momento mágico, y pasé sin saludar para no romper la magia del momento. Era Antonina Rodrigo, que venida expresamente desde su Cataluña de adopción, aguardaba la hora para entrar en el recinto. A eso de la hora lorquiana, a las cinco en punto de la tarde, el gentío se arremolinó ante la puerta de la casa, mientras con una solemnidad sobrecogedora, la hermana pequeña del poeta, Isabel García Lorca, cortaba la cinta imaginaria de la entrada, y la comitiva comenzaba con paso lento y ritual solemne, a ver por primera vez lo que desde ese momento se convertiría en el sagrario in memorian de Federico. La casa donde nació, expuesta a todo aquel que quisiera visitarla.

El Museo de la Casa Natal de García Lorca se inauguró el 29 de julio de 1986 en el 50 aniversario de su fusilamiento. La vivienda fue adquirida en 1982 por la Diputación de Granada y reconstruida bajo la supervisión de Isabel García Lorca. Fue el primer museo dedicado en Granada al poeta. Juan de Loxa, acariciaba por fin el sueño de tantos años, mostrar al mundo los tabiques donde Federico respiró por primera vez, donde dio sus primeros pasos, donde comenzó a decir misa para sus amigos, inició sus juegos con las marionetas, y comenzó a soñar con la Zapatera Prodigiosa, Mariana Pineda y Yerma.

ANTONINA RODRIGO

Esta albayzinera, nacida en plena república, se ha distinguido por su lucha para hacer emerger la figura de la mujer, tradicionalmente ninguneada por la historia, sobre todo, porque la historia la han escrito siempre los hombres. Pero nunca ha renunciado a sus raíces, ni a su entusiasmo por la vida y obra de Federico. Es verdad que su extensa obra lleva el nombre de, Mariana Pineda, María Lejárraga, Margarita Xirgu, Dolores Ibárruri, María Teresa León, Federica Montseny o María Zambrano, hasta activistas como Magda Donato o Rosario Sánchez Mora,”La Dinamitera”, pasando por feministas, científicas e intelectuales exiliadas, como Beatriz Galindo, Amparo Poch, María Teresa Toral o Aurora Arnáiz, una de las primeras catedráticas de la Universidad de México, donde llegó exiliada.​

De su experiencia en el exilio y de las inquietudes que despertó en ella la lucha por la supervivencia de los españoles en Francia tras la derrota de la guerra civil, nacieron varios de sus libros, entre ellos Mujeres para la historia. La España silenciada del siglo XX, prologado por la escritora catalana Montserrat Roig, una de sus obras más reeditadas o, Mujer y exilio 1939, prologado por Manuel Vázquez Montalbán. Imposible reseñar aquí la totalidad de su obra, pero hay que reconocer que, Antonina ha tenido una especial fijación en la figura de Federico, su relación con Dalí y la hermana de éste.

DOCTORA

La Universidad de Granada, la ha nombrado Doctora Honoris Causa, con toda justicia y merecimiento, por su extensa obra, bien documentada, su militancia femenina enfocada a buscar la justicia con las mujeres olvidadas, y su afán de perpetua  libertad, como corresponde a una mujer de esta época, consagrada al mundo de las letras, que da testimonio de un pasado y presente, ocultos en muchas ocasiones, deliberadamente, por oscuros intereses, que entierran deliberadamente historias que todos deberíamos conocer. Ella, con su obra, pone luz donde otros han puesto sombras y lápidas, sobre la  de tantas y tantos que brillaron con luz propia, y solo tuvieron el pecado de no pensar como ellos. Antonina Rodrigo es, la Agustina de Aragón de Granada, que contra viento y marea defiende a los suyos, sin pedirles la partida de nacimiento, algo tan rancio en esta tierra, cuyo cantonalismo nos impide muchas veces, vanagloriarnos de los éxitos de quienes nos admiraron y eligieron  para vivir o piropearla. Granada es una ciudad abierta al mundo, que no tiene fronteras en la creatividad artística, y que debe acoger con gusto a todos los que no nacieron aquí, pero que nos prefirieron a otros. Esa es la grandeza de nuestra tierra, y esa es la circunstancia que nos debe dirigir hacia grandes objetivos sin barreras ni fronteras.

LEVANTANDO ENVIDIAS

Esta tierra y la genialidad creativa de sus paisanos, ha levantado envidias a lo largo de la historia, de esas que no caducan. La Otra Andalucía, que se apodera del flamenco como si lo hubiera descubierto, y tuviera la exclusiva de su pureza, desde 1922 nos viene negando el pan y la sal flamencos, y desprecia el primer concurso de cante jondo, solo porque no fue idea de ellos, pero si el flamenco es hoy lo que conocemos, es gracias a lo que aquí ocurrió en la placeta de los Aljibes. De igual manera, el pintor, escultor y medio arquitecto canario, César Manrique, la tarde de la inauguración de la casa de Federico en Fuente Vaqueros, salió a la puerta dando voces para que los periodistas le hiciéramos caso, diciendo que lo inaugurado no era un museo, sino, un panteón de cementerio. Me dio la impresión de que fue un ataque de celos, por lo que él no había conseguido en su tierra, y lo omití de mi información. El tiempo me ha dado la razón, la casa museo es la gloria de Federico, y la nuestra.



PIE DE FOTO


A mediados de los ochenta del siglo pasado, Juan de Loxa, recibió al cronista en su casa palacio del Albayzín, para explixarle como sería la futura casa museo de Federico. Momento recogido por ORFER.


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