domingo, 8 de octubre de 2023

… PARA UN INSTANTE

 


… PARA UN INSTANTE

 

Tito Ortiz.-

 

Conocí a Pepe Cantero, en la segunda mitad del siglo XX, cuando yo dirigía el grupo de Teatro de Juventudes Musicales, Manuel de Pinedo, El Teatro Popular, y otra gente entusiasmada por las tablas, intentaba abrirse camino en el arte de Talía, en una Granada que había permanecido adormilada, desde los tiempos de Pepe Tamayo, La Agrupación Lírica Francisco Alonso y La Álvarez Quintero, en la que, de alguna forma, nosotros representábamos el nexo de unión para el futuro. Fueron años en los que incluso, la Universidad de Granada, viendo el florecimiento teatral en nuestra ciudad, puso en pie un mecanismo aglutinador de tantas iniciativas independientes, a las órdenes del catedrático, José Luís Valverde, a cuyas reuniones asistíamos entusiasmados y esperanzados, en protagonizar grandes proyectos para la escena con la marca “Granada”.

Lo mejor de esta iniciativa era sin duda, la charla posterior ante un chato de vino, ideando nuevos proyectos, nuevas representaciones, aprovechando el teatro del Centro Artístico, siempre dispuesto a la colaboración con todos, y el nuevo espacio escénico de la Facultad de Ciencias. El Isabel La Católica, nos quedaba fuera de presupuesto, como en el horizonte lejano del trabajo a realizar. Pero fueron años muy gratificantes, en los que se pusieron los espartos para avanzar en el arte de Talía granadino, contando además con la colaboración de los críticos teatrales de la prensa local, o sea, Pepe Ladrón de Guevara en Ideal, y Emilio Prieto en Patria y La Hoja del Lunes.

LA RADIO

Pepe Cantero no es un actor al uso. Una de sus pasiones es La Radio, con mayúsculas. Lo escuché por primera vez en la desaparecida, “La Voz de Granada”, y desde entonces, su timbre personal, su entonación e interpretación, me hicieron profundizar –más si cabe – en mi vocación. Pepe, no es un entusiasta de la radio como medio de comunicación… Es un enfermo irredento. La lleva en las venas, hasta el punto de que seguimos teniendo pendiente un proyecto ilusionante: Volver a llevar el teatro a la radio, en aquella emisora que nos lo permita. Somos niños que crecimos con los seriales radiofónicos como, Ama Rosa, o Lucecita, con las voces de grandes maestros para la historia de la radiodifusión, al estilo de los guiones de, Guillermo Sautier Casaseca, interpretados por Rafael Barón, Matilde Vilariño, o Joaquín Peláez, nuestras voces de referencia, en aquel irrepetible grupo de actores de Radio Madrid. Pero lo nuestro es puro teatro. Sentí mucho no poder contar con él, cuando grabé en los estudios de Radio 80, El Tenorio, dirigido por Manuel de Pinedo, pero es que Pepe ya se había ido a Madrid, para ingresar –según deseo de su familia- en el Cuerpo Nacional de Policía, aunque el niño salió revoltoso, y se nos matriculó en arte dramático. Por eso desde entonces mantengo con él esta deuda que no saldaremos hasta que emitamos por cualquier emisora, una obra de teatro de nuestros clásicos, o contemporáneos, que nos da lo mismo, el asunto es hacerlo antes de que a uno de los dos, se nos caiga el telón. Esto último me lo podía haber ahorrado, pero es mi malafollá innata. No lo puedo remediar.

LA ZARZUELA

La formación y experiencia de Pepe Cantero, le permite entonar con solvencia el género lírico, sobre todo si es dirigido por Miguel Sánchez Ruzafa, del que me confieso admirador rendido. Una “panoja” de zarzuelas interpretadas en el Isabel La Católica, así lo acreditan, y aunque está capacitado para todo tipo de papeles, he de reconocer que su faceta de tenor cómico, no admite comparaciones, por su especial gracejo y contundente interpretación.

Viéndolo en el escenario junto al coro, el tenor y la soprano, recuerdo con gran cariño, aquella televisión en blanco y negro de los años sesenta en mí casa, cuando los domingos por la tarde, se transmitía desde el teatro de La Zarzuela de Madrid, la representación programada del mal llamado, género chico. Pues tengo en mi memoria una versión excepcional de, “El Huésped del Sevillano”, en la que un emergente meritorio llamado, Pepe Sacristán, interpretaba al escudero del protagonista, en una actuación mítica que arrancaba los aplausos del respetable, augurando –sin duda- la gran proyección actoral que posee el de Chinchón, a estas alturas de su vida.

EL CINE Y OTRAS SERIES

Camino del centenar de películas y series en las que ha intervenido, el actor granadino tiene un palmarés envidiable, y lo que es mejor, el reconocimiento de todos los actores y actrices con los que ha trabajado, en una faceta tan difícil como es la de no oscurecer al protagonista. Tocar una puerta y entregar una docena de pasteles, sin que esto trastoque la escena o acarree perder el hilo conductor, solo lo saben hacer bien los elegidos. Entrar entre bambalinas y entregar un sobre, con un simple: “Una carta para usted señor”. Es de una delicadeza extrema, para no hacer perder la concentración del resto del reparto, y que la escena continúe. Pero la misma eficacia se requiere del actor, para todo lo contrario. Un chiste en el instante preciso, una mirada de pánico, o un tropezón bien medido, levantan la carcajada en el tiempo requerido por el autor, salvando una escena del naufragio.

Y si hablamos de su militancia granadina, con él se rompió el molde, porque fue uno de los primeros en atender compromisos muy importantes de trabajo, habiendo trasladado de nuevo su residencia a Granada. A éste no lo echamos de aquí ni con agua hirviendo. Dicho lo cual, convendrán conmigo que, el cómico granadino, Pepe Cantero, es un lujo de Granada, y como amigo… Dos.

 

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