domingo, 31 de diciembre de 2023

 

                                           El AVE de Granada. Alberto de Juan

UN AÑO PERDIDO

 

Tito Ortiz.-

 

Sé que éste es un balance muy subjetivo, tal vez producto de la experiencia de los años vividos y, el deterioro progresivo –sino regresión- de las leyes no escritas de buena convivencia, que en lugar de cohesionar el país, lo desmiembran dando lugar a un enfrentamiento fratricida en el que emergen los cantonalismos, nacionalismos, radicalismos y, en definitiva, la sensación de agravio constante que tanto desanima al electorado con respecto a la clase política, infundiendo una desconfianza en el ciudadano, que abarca incluso a los que militan sobre las siglas del que siempre fue su partido.

Vivimos momentos en el que los partidos defienden solo sus postulados, sin tener en cuenta lo que piensan los ciudadanos, incluso sus propios militantes, que ven atónitos como se atrincheran y encapsulan los líderes, dispuestos a tensionar un sistema democrático, que cada día lo parece menos, poniendo a prueba la paciencia de una sociedad expectante y sorprendida, porque observa con incredulidad, que mientras la derecha se une sin remilgos con todo su espectro, la izquierda se muestra cada vez más desunida, dando lugar al hecho histórico y repetitivo, de que para desmembrarla, no es necesaria la acción de la derecha, sino dejarla sola, que ella misma corre al abismo sin que nadie la precipite.

ELLOS VAN A LO SUYO

El país se desangra sin conseguir reducir las muertes por violencia machista, en flagrante fracaso de un sistema que no funciona, pero los políticos tranquilizan sus conciencias, tras una pancarta guardando un minuto de silencio. Pagamos un gran sueldo a sus señorías para que legislen lo que no funciona y, sobre todo, para que doten del presupuesto necesario, lo que en este sentido podría funcionar y, el metálico no alcanza. Que las cifras de mujeres asesinadas cada año, no bajen, y que suban la de los hijos asesinados, me parece suficiente motivo como para sonrojar a un país y, hacérselo mirar cuanto antes. Esto es intolerable e inaguantable.

Que el sistema sanitario esté desbordado en toda la nación, hasta el punto de que no hay una sola comunidad autónoma donde funcione, en condiciones normales para los usuarios, es propio de una república bananera, en la que, por lo visto, la panacea de las soluciones, es derivar a los pacientes a la privada, que a base de admitir todo lo que desde la pública le remiten, ya está colapsada como la anterior. La inteligencia al poder…por favor. Esto es una pesadilla para los usuarios de listas de espera interminables, a los que la cita les llega cuando ya han muerto, emulando a lo que ocurre con la valoración de la ayuda domiciliaria.

El sistema educativo español es tan original, que es el que más ha cambiado en los últimos decenios en toda Europa, hasta el punto de que, es el que más fracaso escolar arrastra, con la cifra escalofriante del abandono escolar, a la cabeza del viejo continente, mientras somos el país que más estudiantes de Erasmus admitimos, algo de locos. Por cierto, que también estamos a la cabeza del mayor número de suicidios de toda Europa, con la preocupación especial del aumento en jóvenes adolescentes, pero los políticos están preocupados en otras cosas. Ellos, a lo suyo.

¿Y DEL AGUA, QUÉ?

Aquí nadie se acuerda de santa Bárbara, hasta que truena. Lo de la pertinaz sequía es un hecho, hasta el punto de que nuestros pantanos están casi vacíos, y para rizar el rizo, tenemos la presa de Rules hasta arriba de agua, esperando desde hace un cuarto de siglo, unas canalizaciones para aprovechar el líquido elemento. Tres decenios para dar luz verde a un proyecto que tanto puede beneficiarnos, me parece una negligencia política, digna de ser reclamada por la ciudadanía y pedir las justas responsabilidades por tanta inoperancia. Ahora, ya era hora, estamos pensando en montar plantas desaladoras en la costa andaluza para paliar, la falta de agua de lluvia.

Llevo años diciendo que el puerto de mar más cercano a Madrid, es el de Motril, que sigue sin contar con una salida de ferrocarril hasta la meseta, con lo que esto supondría para el transporte de mercancías, desde hace dos siglos.

Granada es la única que cuenta con una circunvalación, que no circunvala la ciudad, -que dicho así-, parece un chiste de mal gusto, pero es la realidad. Lo del segundo anillo, se ha tomado con tanta calma, que ya se parecía mucho al proyecto del tren a Motril, del que por cierto y según las últimas noticias, no tendremos planes hasta 2050, así que me quedo sin ver el proyecto de mis abuelos. Y si hablamos de trenes, somos los únicos en tener un AVE tan lento como un mercancías a carbón, que además nos conecta en una sola dirección, con una variante proyectada en Loja, que se prolongará en el tiempo, según las últimas catas realizadas, como el soterramiento de las vías para llegar a la estación capitalina. Unos proyectos para los que se necesitan vivir varias vidas, porque con una sola, no los veremos. Seguimos sin conectar el Albayzín con la ciudad mediante un medio mecánico, que tanto facilitaría su reactivación, incluyendo al Sacromonte. Seguimos sin darle una solución a la carretera de la sierra, que mantiene en el tiempo el mismo trazado desde que el Duque de San Pedro de Galatino la imaginó, y desde entonces, sí que ha llovido. Seguimos esperando que nuestros políticos, trabajen por nosotros y, por esos vecinos de la zona norte, que todavía padecen los cortes de luz, ante la inoperancia de quienes nos gobiernan.

Me voy a ir de este mundo sin ver tantas cosas a cuyos proyectos asistí, en la confianza de ir a su inauguración, que me voy con un berrinche de toma pan y moja.

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