YO
PASEÉ CON KISSINGUER
Tito
Ortiz.-
Durante los años de mi
pre-adolescencia y madurez, la figura de Henry Kissinger, estuvo omnipresente
en toda la actualidad internacional. En la segunda mitad del siglo XX, es muy
difícil encontrar un personaje con tanta influencia, en todo lo concerniente a
la actividad política mundial. Éste mandatario estadounidense, Intervino en toda
clase conflictos – bélicos o no – procurando la paz, defendiendo los intereses
de su país y la de sus aliados, entre los que se encontraba España. Su cara
estuvo a diario en la prensa mundial, nuestro NODO y las televisiones
emergentes, por aquellos años. No ver un día en el periódico la cara de Kissinger
o la de Golda Meir, se te hacía raro. Pero la importancia del personaje era tan
grande, que incluso llegó a sobrepasar las figuras de los presidentes a los que
sirvió. Algo que hoy día no se le consiente a nadie.
Hace tres días que, con un
siglo de vida se ha muerto Henry, y es bueno que recordemos los mayores, y
sepan los más jóvenes, algo de su extraordinaria trayectoria. Kissinger fue
consejero de Seguridad Nacional y secretario de Estado con los presidentes
republicanos Gerald Ford y Richard Nixon y, por un periodo de tiempo, las dos
cosas, entre enero de 1969 y enero de 1977. Su mayor legado es el deshielo
entre Estados Unidos y China, que llevaban sin relaciones diplomáticas desde
que en 1949 los comunistas de Mao Zedong habían llegado al poder, y a quien el
entonces presidente Dwight D. Eisenhower consideró atacar con bombas atómicas
para salvaguardar la independencia de Taiwán en la década de los cincuenta.
Consolidó así el cisma del mundo comunista - la Unión Soviética también había
estado a punto de lanzar una guerra atómica contra China a finales de los
sesenta - y atrajo a Pekín hacia el capitalismo en el que ahora ese país
amenaza con superar a su maestro, Estados Unidos.
SUS SOMBRAS
Otras acciones de Kissinger no
tuvieron tanta transcendencia, pero sí mucho más derramamiento de sangre. Su
frase "no sé por qué tenemos que quedarnos quietos y ver cómo un país va
hacia el comunismo por la irresponsabilidad de su propia gente. Lo que está en
juego es demasiado importante como para dejárselo a los votantes chilenos para
que lo decidan ellos" fue la luz verde al golpe de Estado de Pinochet en
Chile en 1971. En 1971, había dejado que Pakistán llevara a cabo más de un
millón de asesinatos y de 200.000 violaciones en Bangladesh, que entonces era
parte de ese país, para poder seguir usando el canal de comunicación de
Islamabad como parte de su aproximación a China. Kissinger mintió al presidente
Gerald Ford para que Marruecos pudiera ocupar el Sáhara Occidental, abriendo
así un conflicto que sigue sin resolverse. Promovió la guerra civil de Angola,
que duró dos décadas y media, para contener la expansión del comunismo en ese
país. Autorizó el golpe de Estado militar de Argentina de 1976 y la posterior
represión, en la que desaparecieron entre 10.000 y 30.000 personas. Y, lo que
para muchos en Estados Unidos resulta más imperdonable: fue el gran apoyo del
presidente Richard Nixon para que éste lanzara una invasión por tierra
acompañada de la mayor campaña de bombardeo de la Historia sobre Camboya, en la
que murieron más de 100.000 personas, en gran parte civiles. Pero también ganó
el Premio Nobel de la Paz por sus negociaciones para la retirada estadounidense
de Vietnam. Kissinger, como todo ser humano, fue difícil de resumir en una
frase, como afirma el compañero Pablo Pardo.
GRANADA
Tiempo antes de que Henry Kissinger
llegara a Granada, lo había hecho el embajador estadounidense en Madrid, Terence
Todman, que era miembro de Alpha Phi Alpha, la primera fraternidad de letras
griegas establecida para afroamericanos. Se había graduado en la Universidad de
Siracusa y peleó en la Segunda Guerra Mundial. Cuando mi redactor jefe en
Patria, José Luís Kastiyo, me envió a cubrir su visita, yo, aprovechando
contactos de mi anterior profesión, me puse al habla con el agregado cultural
de la embajada en Madrid, que no era más que un distinguido miembro del FBI,
camuflado como tal, y me permitió entrevistar a Todman, en el salón del hotel
Alhambra Palace, junto al piano, en presencia de Gervasio Elorza. Aquella
visita del embajador, tenía mucho de allanamiento del camino, para la siguiente
de Kissinger que se fue retrasando en el tiempo, porque su agenda era de locos.
Los norteamericanos –ya se
sabe- están acostumbrados a ir en coche hasta el cuarto de baño, y más si son
políticos amenazados, pero lo cierto es que Henry se relajó en Granada, incluso
pudo andar no solo por sus monumentos, sino para ir a comer. Yo mismo formé parte
de los periodistas autorizados a pasear junto a él, eso sí, a una distancia
prudente y sin darle la lata. Horadamos las calles del centro granadino y, como
recordará mi entrañable amigo, Juan Luís Álvarez, Kissinger degustó el
famosísimo cordero a la pastoril en su Restaurante “Sevilla”, frente a la
Capilla Real, siendo Juan Ortiz Fernández, quién inmortaliza el momento en que
llega la comitiva a tan acreditado lugar. A la derecha va Henry, tras él, con
traje claro, Antonio Gallego Morell, el último de la fila es mi compañero, Juan
Enrique Gómez. Hoy que Kissinger lleva tres días muertos, he querido sacar del
álbum sepia nostálgico, esta foto que demuestra, no solo que los personajes más
importantes del mundo han estado aquí en Granada, sino que lo han hecho con la
naturalidad propia de personas humanas, que en los tiempos que corren, no es
cuestión baladí.
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